VATICANO, 13 Jun. 16 / 04:05 am (ACI).- El Papa Francisco pidió hoy desde la sede en Roma del Programa Mundial de Alimentos (PMA) acabar de manera definitiva con el hambre en el mundo y desnaturalizar la miseria.
El Pontífice visitó la asamblea plenaria de este organismo internacional con motivo de la sesión inaugural de 2016 y ofreció un discurso en el que habló del problema del hambre en el mundo y lo que conlleva.
Al comienzo, el Papa denunció que “la excesiva información con la que contamos va generando paulatinamente la ‘naturalización’ de la miseria”. Es decir, “poco a poco, nos volvemos inmunes a las tragedias ajenas y las evaluamos como algo ‘natural’”.
“Son tantas las imágenes que nos invaden que vemos el dolor, pero no lo tocamos; sentimos el llanto, pero no lo consolamos; vemos la sed pero no la saciamos. De esta manera, muchas vidas se vuelven parte de una noticia que en poco tiempo será cambiada por otra. Y mientras cambian las noticias, el dolor, el hambre y la sed no cambian, permanecen. Tal tendencia –o tentación– nos exige un paso más y, a su vez, revela el papel fundamental que Instituciones como la vuestra tiene para el escenario global. Hoy no podemos darnos por satisfechos con sólo conocer la situación de muchos hermanos nuestros”.
En su opinión, “es necesario ‘desnaturalizar’ la miseria y dejar de asumirla como un dato más de la realidad” porque “la miseria tiene rostro”. “Tiene rostro de niño, tiene rostro de familia, tiene rostro de jóvenes y ancianos. Tiene rostro en la falta de posibilidades y de trabajo de muchas personas, tiene rostro de migraciones forzadas, casas vacías o destruidas. No podemos ‘naturalizar’ el hambre de tantos; no nos está permitido decir que su situación es fruto de un destino ciego frente al que nada podemos hacer”.
Por otro lado, el Santo Padre manifestó que “las burocracias mueven expedientes; la compasión, en cambio, se juega por las personas”. Por eso, volvió a decir que “es necesario trabajar para ‘desnaturalizar’ y desburocratizar la miseria y el hambre de nuestros hermanos".
Desnaturalizar la miseria
“La falta de alimentos no es algo natural, no es un dato ni obvio, ni evidente. Que hoy en pleno siglo XXI muchas personas sufran este flagelo, se debe a una egoísta y mala distribución de recursos, a una ‘mercantilización’ de los alimentos”, dijo el Papa en este punto de su discurso.
Así pues, el alimento es “un don” que “hemos convertido en privilegio de unos pocos”. “Hemos hecho de los frutos de la tierra –don para la humanidad– commodities de algunos, generando, de esta manera, exclusión”, alertó.
Francisco aludió al consumismo como una de las causas que “nos ha inducido a acostumbrarnos a lo superfluo y al desperdicio cotidiano de alimento, al cual a veces ya no somos capaces de dar el justo valor, que va más allá de los meros parámetros económicos”. Por ello, recordó que “el alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre”.
Desburocratizar el hambre
El Santo Padre recordó que vivimos en un mundo inestable y en el que “últimamente las guerras y las amenazas de conflictos es lo que predomina en nuestros intereses y debates”.
Denunció que “las armas han alcanzado una preponderancia inusitada, de tal forma que han arrinconado totalmente otras maneras de solucionar las cuestiones en pugna” y habló de la paradoja de que “mientras las ayudas y los planes de desarrollo se ven obstaculizados por intrincadas e incomprensibles decisiones políticas, por sesgadas visiones ideológicas o por infranqueables barreras aduaneras, las armas no; no importa la proveniencia, circulan con una libertad jactanciosa y casi absoluta en tantas partes del mundo”. “Y de este modo, son las guerras las que se nutren y no las personas. En algunos casos la misma hambre se utiliza como arma de guerra”, agregó.
“Somos plenamente conscientes de ello, pero dejamos que nuestra conciencia se anestesie y así la volvemos insensible. De tal modo, la fuerza se convierte en nuestro único modo de actuar y el poder en el objetivo perentorio a alcanzar. Las poblaciones más débiles no sólo sufren los conflictos bélicos sino que, a su vez, ven frenados todo tipo de ayuda. Por esto urge desburocratizar todo aquello que impide que los planes de ayuda humanitaria cumplan sus objetivos”.
En opinión del Papa, parte de la solución pasa por “que los Estados miembros incrementen decisivamente su real voluntad de cooperar con estos fines” y por colaborar con el PMA.
“El PMA es un valioso ejemplo de cómo se puede trabajar en todo el mundo para erradicar el hambre a través de una mejor asignación de los recursos humanos y materiales, fortaleciendo la comunidad local. A este respecto, les animo a seguir adelante. No se dejen vencer por el cansancio, ni permitan que las dificultades los retraigan”, aseguró.
Sobre la misión concreta de la Iglesia al respecto, el Pontífice explicó que “quiere trabajar mancomunadamente con todas las iniciativas que luchen por salvaguardar la dignidad de las personas, especialmente de aquellas en las que están vulnerados sus derechos”. “Para hacer realidad esta urgente prioridad de ‘hambre cero’, les aseguro todo nuestro apoyo y respaldo a fin de favorecer todos los esfuerzos encaminados”.
“Un pueblo se juega su futuro en la capacidad que tenga para asumir el hambre y la sed de sus hermanos. En esta capacidad de socorrer al hambriento y al sediento podemos medir el pulso de nuestra humanidad”, concluyó entre aplausos el discurso.
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