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viernes, 29 de abril de 2016

El Santo Evangelio del día viernes 29 Abril 2016


Amense los unos a los otros
Juan 15, 12-17. Pascua. Como les sucedió a los Apóstoles, el encuentro personal con Cristo, que nos llama amigos, es el inicio de una aventura extraordinaria.

Del santo Evangelio según san Juan 15, 12-17
Este es el mandamiento mío: que se amen los unos a los otros como yo los he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. No les llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes les he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre se los he dado a conocer. No me han elegido ustedes a mí, sino que yo los he elegido a ustedes, y los he destinado para que vayan y den fruto, y que su fruto permanezca; de modo que todo lo que pidan al Padre en mi nombre se lo conceda. Lo que les mando es que se amen los unos a los otros.

Oración introductoria
Jesús, me acerco a ti en este día porque quiero poner en práctica tu mandamiento del amor. Señor, ayúdame a amar a todos mis hermanos, como Tú me lo has mandado. Te ofrezco esta meditación para que todos podamos vivir este mandamiento y dejar a un lado el odio, el rencor y la división. Dios mío, enséñame a amar a las personas hasta dar mi vida por ellas siguiendo tu ejemplo.

Petición
Señor, que experimente más profundamente el amor que me tienes, para que pueda amar mejor a mis hermanos.

Meditación del Papa Francisco
En el Cenáculo, Jesús resucitado, enviado por el Padre, comunicó su mismo Espíritu a los Apóstoles y con su fuerza los envió a renovar la faz de la tierra. Salir, marchar, no quiere decir olvidar. La Iglesia en salida guarda la memoria de lo que sucedió aquí; el Espíritu Paráclito le recuerda cada palabra, cada gesto, y le revela su sentido.
El Cenáculo nos recuerda el servicio, el lavatorio de los pies, que Jesús realizó, como ejemplo para sus discípulos. Lavarse los pies los unos a los otros significa acogerse, aceptarse, amarse, servirse mutuamente. Quiere decir servir al pobre, al enfermo, al excluido, a aquel que me resulta antipático, al que me molesta.
El Cenáculo nos recuerda, con la Eucaristía, el sacrificio. En cada celebración eucarística, Jesús se ofrece por nosotros al Padre, para que también nosotros podamos unirnos a Él, ofreciendo a Dios nuestra vida, nuestro trabajo, nuestras alegrías y nuestras penas…, ofrecer todo en sacrificio espiritual.
Y el Cenáculo nos recuerda también la amistad. "Ya no les llamo siervos –dijo Jesús a los Doce–… a ustedes les llamo amigos”. El Señor nos hace sus amigos, nos confía la voluntad del Padre y se nos da Él mismo. Ésta es la experiencia más hermosa del cristiano, y especialmente del sacerdote: hacerse amigo del Señor Jesús, y descubrir en su corazón que Él es su amigo.» (Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2014).
Estas palabras, pronunciadas durante la Última Cena, resumen todo el mensaje de Jesús; es más, resumen todo lo que Él ha hecho: Jesús dio la vida por sus amigos. Amigos que no le habían entendido, que en el momento crucial le abandonaron, traicionaron y renegaron. Esto nos dice que Él nos ama, a pesar de no merecer su amor. Así nos ama Jesús.
De esta manera, Jesús nos muestra el camino para seguirle, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que siempre es algo abstracto o ajeno a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo porque Él fue el primero en realizarlo, le dio carne, y así la ley del amor se escribe una vez y para siempre en el corazón del hombre. (Homilía de S.S. Francisco, 10 de mayo de 2015).
Reflexión 
La vida diaria nos ofrece múltiples oportunidades para practicar el mandamiento del amor con nuestros hermanos. La esencia del cristianismo no consiste en el cumplimiento riguroso de unos mandamientos, sino que es el encuentro con una persona que se llama Jesucristo. La elección que Cristo nos ha hecho para ser sus amigos nos debe llevar a corresponder a este amor de predilección, con el amor a Él y a todas las personas. Vivamos cada día con mayor intensidad el mandamiento del amor, para que resplandezca en nosotros el amor que Cristo ha tenido primero con nosotros.

Propósito
Hacer un acto de caridad cristiana con un hermano necesitado.

Diálogo con Cristo
Jesús, inflama mi corazón con tu divino amor para que, lleno con el fuego de tu caridad, pueda amar mejor a mis hermanos. Sé que Tú puedes aumentar mi caridad para que me pueda configurar cada vez más a ti. "Ámense los unos a los otros", ese es tu mandamiento. Ayúdame a vivirlo frente a mis hermanos, para que pueda poner mi granito de arena en la construcción de la civilización del amor.


La caridad es el océano donde nacen y a donde van a parar todas las restantes virtudes. (Lacordaire)



Viernes de la quinta semana de Pascua

Santa Catalina de Siena

Leer el comentario del Evangelio por
Doroteo de Gaza : Amar a Dios y al prójimo

Hechos 15,22-31.

En aquellos días, los Apóstoles, los presbíteros y la Iglesia entera, decidieron elegir a algunos de ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres eminentes entre los hermanos,
y les encomendaron llevar la siguiente carta: "Los Apóstoles y los presbíteros saludamos fraternalmente a los hermanos de origen pagano, que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia.
Habiéndonos enterado de que algunos de los nuestros, sin mandato de nuestra parte, han sembrado entre ustedes la inquietud y provocado el desconcierto,
hemos decidido de común acuerdo elegir a unos delegados y enviárselos junto con nuestros queridos Bernabé y Pablo,
los cuales han consagrado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Por eso les enviamos a Judas y a Silas, quienes les transmitirán de viva voz este mismo mensaje.
El Espíritu Santo, y nosotros mismos, hemos decidido no imponerles ninguna carga más que las indispensables, a saber:
que se abstengan de la carne inmolada a los ídolos, de la sangre, de la carne de animales muertos sin desangrar y de las uniones ilegales. Harán bien en cumplir todo esto. Adiós".
Los delegados, después de ser despedidos, descendieron a Antioquía donde convocaron a la asamblea y le entregaron la carta.
Esta fue leída y todos se alegraron por el aliento que les daba.

Salmo 57(56),8-9.10-12.

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar al son de instrumentos:
¡despierta, alma mía!
¡Despierten, arpa y cítara,
para que yo despierte a la aurora!

Te alabaré en medio de los pueblos, Señor,
te cantaré entre las naciones,
porque tu misericordia se eleva hasta el cielo
y tu fidelidad hasta las nubes.
¡Levántate, Dios, por encima del cielo,
y que tu gloria cubra toda la tierra!




Juan 15,12-17.

Jesús dijo a sus discípulos:
«Este es mi mandamiento: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
No hay amor más grande que dar la vida por los amigos.
Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre.
No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así todo lo que pidan al Padre en mi Nombre, él se lo concederá.
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros.»


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Doroteo de Gaza (c. 500 -?), monje en Palestina
Instrucciones, VI, 76-78

Amar a Dios y al prójimo


Cuanto más se está unido al prójimo, más unido se está a Dios. Para que comprendáis el sentido de esta frase os voy a poner una imagen sacada de los Padres: Suponed un círculo trazado sobre la tierra, es decir, una línea redonda dibujada con un compás, y un centro. Precisamente se llama centro el punto más interior del círculo. Poned atención con vuestro espíritu a lo que os voy a decir. Imaginaos que el círculo es el mundo, el centro Dios, y los radios los diferentes caminos o maneras de vivir que tienen los hombres. Cuando los santos, deseando acercarse a Dios, caminan hacia el centro del círculo, tanto cuanto más penetran en el interior, se acercan los unos a los otros y al mismo tiempo de Dios. Cuanto más se acercan a Dios, tanto más se acercan los unos de los otros; y cuanto más se acercan los unos de los otros, más se acercan a Dios.

Y ya comprendéis que igual ocurre en sentido inverso: cuanto más uno se aleja de Dios para retirarse hacia lo exterior, es evidente que cuando uno se aleja de Dios, más se aleja de los demás, y cuanto más uno se aleja de los demás, más se aleja también de Dios.

Así es la naturaleza de la caridad. En la medida en que estamos en lo exterior y que no amamos a Dios, en esa misma medida nos alejamos cada uno del prójimo. Pero si amamos a Dios, tanto nos acercamos a Dios a través de la caridad para con él, tanto estamos en comunión de caridad con el prójimo; y tanto estamos unidos al prójimo cuanto lo estamos de Dios.

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