El demonio nos tienta sutilmente pretendiendo hacernos creer que haremos el bien.
Después de Su bautismo. Jesús “… fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, siendo tentado por el diablo…” (Lucas 4:1-2). Allí se produjo un gran combate donde fue probado en su vocación.
Las tres tentaciones en el desierto fueron un intento por seducir la lealtad de Jesús a Dios y rendirla a satanás.
El padre Fortea hace cuestión sobre el orden de las tentaciones. ¿Qué significa el orden que siguen las tres tentaciones de Jesús en el desierto? ¿Hay algún significado en este orden?
El lector que lea con atención este corto artículo, y lo relea, podrá comprender muchas cosas que le suceden en la vida y estar prevenido.
¿HAY ALGUNA LÓGICA EN LAS TENTACIONES DEL DIABLO A JESÚS?
En los evangelios sinópticos vemos cómo el diablo tentó a Jesús en el desierto inmediatamente antes del comienzo de su ministerio público (ver Mt 4, 1-11; Mc 1, 9-15; Lc 4, 1-13). Estas tentaciones fueron las de pan, poder y reconocimiento del mundo.
¿Por qué el diablo tentaría a Jesús para adorarle cuando él ni siquiera consiguió que rompiera su ayuno? Al final, ¿por qué tentó a Jesús con saltar del pináculo del Templo? Si Jesús ya había rechazado la gloria de todo el mundo, ¿por qué la última tentación del diablo fue aparentemente tan insignificante?
A primera vista, parece lógico que las tentaciones del diablo de Jesús hubieran comenzado con el mayor de los pecados, y de no lograr esto, el diablo se habría trasladado a los pecados menores.
Así que primero tienta a Jesús con la idolatría y sigue con algo que no es ni siquiera un pecado venial, como romper un ayuno voluntario.
La primera impresión es que la sucesión de las tentaciones del diablo no sigue un orden lógico. Pero en realidad, la sucesión de ataques del diablo sigue una lógica más sutil.
De ello sigue el orden de las tentaciones que el alma sufre cuando decide seguir adelante con una vida espiritual. Es por eso que hay un profundo simbolismo en estas tres tentaciones.
EL SIMBOLISMO DEL ORDEN DE LAS TENTACIONES
El diablo tienta a Jesús en primer lugar con las cosas de la carne, simbolizado por el pan.
Esta tentación simboliza lo que el asceta llama a la “noche de los sentidos.” Si el alma se resiste a este tipo de tentación (es decir, a todos los apetitos de la carne), no hay ninguna razón para que el diablo tentador continúe de esta manera porque el alma se ha fortalecido en contra de ello.
Después de haber pasado a través de la noche de los sentidos, el diablo tienta a continuación con el mundo. El alma siente la belleza y atractivos del mundo que le faltan. Este es un símbolo de la “noche del espíritu”.
Aquí, el alma es tentada por el mundo en el que vive, pero ya no disfruta.
Si esta tentación es resistida, permanece aún un peligro definitivo: el orgullo. Este es el orgullo de los dones que uno ha recibido de Dios.
SON FASES QUE ATRAVESAMOS EN NUESTRA VIDA ESPIRITUAL
Estas tres tentaciones simbolizan las fases de tentaciones que atravesamos en la vida espiritual. Debemos añadir que, concretamente, las que el diablo utiliza con Jesús fueron especialmente sutiles:
–Primero, el diablo tentó a Jesús, no con el pecado, sino con la imperfección. Le pidió que deje de hacer un bien, es decir, su ayuno, y convertir las piedras en pan.
–Segundo, Él fue tentado con el bien espiritual del mundo. Es como si el diablo estuviera diciendo:
“Hace un signo de reconocimiento hacia mí, se orgulloso como yo soy, y, como recompensa, voy a ponerme a tu lado. Lo único que pido es que me reconozcas, y te ayudaré en tu trabajo de salvar almas. ¿No eres humilde? ¿No eres capaz de bajar un poco más por el bien eterno de las almas? ”
Esta segunda tentación está llena de tremendo significado espiritual. A Jesús no se le pidió que deje de ser Dios; a Él sólo se le pidió que se humillase un poco más. ¿No podría el Justo, que había hecho tantos sacrificios por las almas, hacer uno más? Es la tentación de hacer un poco de mal a fin de lograr un gran bien.
–La Última tentación es la del orgullo, de ser reconocido públicamente. Es prescindir del hecho de que es Dios, en Su tiempo, quien exalta a Sus siervos.
Aquí, el diablo estaba diciendo:
“A pesar de que Dios decide el tiempo y el momento, ¿por qué no llevar este momento adelante ahora? ¿Por qué te mantienes en la oscuridad cuando tanto bien puedes hacer al salir a la luz de una manera gloriosa y espectacular?”.
Podemos ver que esta tercera tentación es la más compleja y sutil de todas.
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