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jueves, 12 de febrero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 12 DE FEBRERO DEL 2015



La mujer cananea
Milagros de Jesús

Marcos 7, 24-30. Tiempo Ordinario. Tu fe puede hacer que Cristo te cure de cualquier enfermedad, del alma y del cuerpo. 






Del santo Evangelio según san Marcos 7, 24-30
Y partiendo de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido, sino que, en seguida, habiendo oído hablar de él una mujer, cuya hija estaba poseída de un espíritu inmundo, vino y se postró a sus pies. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. El le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos». Pero ella le respondió: «Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas de los niños». El, entonces, le dijo: «Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu hija». Volvió a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el demonio se había ido.

Oración introductoria 
¡Qué ejemplo de fe tan grande me da esta madre del Evangelio! Espíritu Santo, ilumina este momento de oración para que aprenda a vivir con esa confianza, a orar con esa seguridad y abandono.

Petición
Señor, ¡enséñame a orar con fe y esperanza… y por amor!

Meditación del Papa Francisco
Es una madre desesperada, y una madre que frente a la salud de su hijo, hace de todo. Jesús le explica que ha venido primero para las ovejas de la casa de Israel, pero se lo explica con un lenguaje duro: 'Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perros'. Esta mujer, que ciertamente no había ido a la universidad, sabía cómo responder.
Esta mujer no tuvo vergüenza y por su fe, Jesús, le hizo el milagro. Ella se había expuesto al riesgo de hacer el ridículo, pero ha insistido, y del paganismo y de la idolatría ha encontrado la salud para su hija y para ella ha encontrado al Dios viviente. Este es el camino de una persona de buena voluntad, que busca a Dios y lo encuentra. El Señor la bendice. ¡Cuánta gente hace este camino y el Señor la espera! Pero es el mismo Espíritu Santo que le lleva adelante para hacer este camino. Cada día en la Iglesia del Señor hay personas que hacen este camino, silenciosamente, para encontrar al Señor, porque se dejan llevar adelante por el Espíritu Santo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de febrero de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
Un día, una familia oyó hablar de un médico muy bueno, que curaba todo tipo de males. A ellos se les abrieron los ojos y desearon que su hija fuese curada por ese hombre. Pero no podían llegar hasta él porque estaba en el país vecino.

Sucedió que vino para descansar y al enterarse se llenaron de alegría. Fue a buscarlo la señora, para suplicarle que atendiera a su hija, porque sabía que él la podía curar, y así dejarían de sufrir. Pero el le respondió que sólo venía a descansar y que si quería que la curase hiciese una cita llamando a su consultorio y dejase el mensaje a su secretaria. La señora se entristeció muchísimo y esto bastó para conmover al doctor.

En los hombres los sentimientos mueven mucho, porque estamos hechos de alma y cuerpo. A Dios lo que más fuerte le puede mover el corazón es la fe, condición necesaria de todo cristiano que pide a Dios su felicidad.

Propósito
Ni desistir ni desanimarme cuando parezca que Dios no escucha mi oración.

Diálogo con Cristo 
Gracias, Señor, porque en esta meditación puedo ver las características de la verdadera oración: fe, humildad, perseverancia y confianza. Me confirmas que la oración sincera es infaliblemente efectiva, porque Tú siempre me escuchas.

jueves 12 Febrero 2015

Jueves de la quinta semana del tiempo ordinario

Santa Eulalia de Barcelona, San Saturnino de Abitinia

Leer el comentario del Evangelio por
Isaac de Stella : «Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón»

Génesis 2,18-25.
Después dijo el Señor Dios: "No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada".
Entonces el Señor Dios modeló con arcilla del suelo a todos los animales del campo y a todos los pájaros del cielo, y los presentó al hombre para ver qué nombre les pondría. Porque cada ser viviente debía tener el nombre que le pusiera el hombre.
El hombre puso un nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo; pero entre ellos no encontró la ayuda adecuada.
Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este se durmió, tomó una de sus costillas y cerró con carne el lugar vacío.
Luego, con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
El hombre exclamó: "¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre".
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y los dos llegan a ser una sola carne.
Los dos, el hombre y la mujer, estaban desnudos, pero no sentían vergüenza.

Salmo 128(127),1-2.3.4-5.
¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:

que contemples la paz de Jerusalén.




Marcos 7,24-30.
Después Jesús partió de allí y fue a la región de Tiro. Entró en una casa y no quiso que nadie lo supiera, pero no pudo permanecer oculto.
En seguida una mujer cuya hija estaba poseída por un espíritu impuro, oyó hablar de él y fue a postrarse a sus pies.
Esta mujer, que era pagana y de origen sirofenicio, le pidió que expulsara de su hija al demonio.
El le respondió: "Deja que antes se sacien los hijos; no está bien tomar el pan de los hijos para tirárselo a los cachorros".
Pero ella le respondió: "Es verdad, Señor, pero los cachorros, debajo de la mesa, comen las migajas que dejan caer los hijos".
Entonces él le dijo: "A causa de lo que has dicho, puedes irte: el demonio ha salido de tu hija".
Ella regresó a su casa y encontró a la niña acostada en la cama y liberada del demonio.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Isaac de Stella (¿-c.1171), monje cisterciense
Sermón 33, 1º para el segundo domingo de Cuaresma

«Jesús salió y se retiró al país de Tiro y Sidón»

Cuando «el Verbo, la Palabra de Dios, se hizo carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14), salió del Padre para venir al mundo (Jn 16,28). Él «que siendo de condición divina» salió de su patria, «se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo» (Flp 2, 6-7), «nuestra condición humana de pecadores» (Rm 8,3), a fin de ser encontrado por aquellos que salen de su propio territorio para encontrarle en la región de Tiro y Sidón... Qué suerte la de esta mujer cananea, venida del interior de su territorio (Mt 15,22), y qué encuentro en la frontera de su país con el médico que, salido de su territorio, llega totalmente a gusto, por misericordia. Lleno de bondad va a territorio extranjero, hacia el enfermo que no hubiera podido llegarse a él si se hubiera quedado en su propio país. Porque en tanto que Dios bendito, justo y fuerte, que estaba en lo alto, al hombre miserable le estaba prohibido llegarse a él... lleno de compasión, pudo realizar lo que era conforme a su piedad; vino hasta el pecador...

Salgamos pues, hermanos, salgamos, cada uno por su cuenta, del lugar de nuestra propia injusticia... Odia el pecado, y te encontrarás que has salido del pecado. Odia el pecado, y encuentras a Cristo allí donde está... Sé que me dirás que eso mismo es demasiado para ti y que, sin la gracia de Dios, le es imposible al hombre odiar el pecado, desear la justicia, no querer pecar y querer arrepentirse. «¡Den gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres!» (Sl 106,8). En efecto, si es por su sola gracia que se retiró visiblemente al país de Tiro y Sidón adonde la mujer podía encontrarle, es también por gracia que, secretamente, sacó a esta mujer de su morada más interior...

Esta mujer es símbolo de la Iglesia, predestinada eternamente, llamada y justificada en el tiempo, destinada a la gloria al final de los tiempos (Rm 8,30): constantemente ora por su hija, es decir, por cada uno de los elegidos. 

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