Hoy, 4 de diciembre, conmemoramos a Santa BÁRBARA, Mártir.
SANTA BÁRBARA (¿273?-¿306?) nació de acuerdo con la tradición en Nicomedia, la actual Ízmit, en Turquía.
Santa Bárbara era hija de un sátrapa, o sea un gobernador provincial, llamado Dióscoro, quien era colaborador del emperador romano Maximiano Hercúleo.
Cuando llegó a la juventud, Santa Bárbara empezó a destacar por su excepcional belleza. Celoso y queriendo evitar que fuera pretendida, Dióscoro la encerró entonces en una torre.
Encontrándose cautiva, Santa Bárbara recibió y aceptó la fe cristiana, y mandó construir tres ventanas en su torre para simbolizar a la Santísima Trinidad.
Al enterarse Dióscoro de que su hija Bárbara era cristiana, la ira lo cegó y fue a buscarla con intenciones de matarla.
Ella pudo escapar, refugiándose en un bosque, donde una peña se abrió milagrosamente para que pudiera esconderse; sin embargo la encontraron después de unos días y la condujeron ante el prefecto Marciano.
Durante el juicio que se le entabló, en lugar de retractarse Santa Bárbara exhortó a Marciano, a Dióscoro y a todos los presentes a que repudiaran la religión pagana y abrazaran la fe de Jesús.
Esto le costó a Santa Bárbara sufrir tormentos terribles, cuya variedad cambia según las distintas versiones de la tradición: potro de tormentos, flagelación, desgarre de la piel con punzones de hierro, quemada con metal candente, recostada en un lecho de trozos cortantes de vidrio, etcétera.
La condena final para Santa Bárbara fue la pena capital, y el propio Dióscoro, su padre, se ofreció para decapitarla él mismo. Así lo hizo en la cima de una montaña, pero a continuación fue alcanzado por un rayo, y murió también instantáneamente.
Santa Bárbara es la santa patrona de los mineros y de los oficios en donde intervienen explosivos. Se le invoca asimismo contra los rayos y contra la muerte súbita, como la sufrida por su padre.
A Santa Bárbara se le representa iconográficamente con una espada, símbolo de fe inquebrantable, una hostia y un cáliz, que significan su conversión, una corona indicando su estirpe, y una torre con tres ventanas, signo de su devoción por la Trinidad.
SANTA BÁRBARA nos enseña el valor de una fe incapaz de quebrarse.
SANTA BÁRBARA (¿273?-¿306?) nació de acuerdo con la tradición en Nicomedia, la actual Ízmit, en Turquía.
Santa Bárbara era hija de un sátrapa, o sea un gobernador provincial, llamado Dióscoro, quien era colaborador del emperador romano Maximiano Hercúleo.
Cuando llegó a la juventud, Santa Bárbara empezó a destacar por su excepcional belleza. Celoso y queriendo evitar que fuera pretendida, Dióscoro la encerró entonces en una torre.
Encontrándose cautiva, Santa Bárbara recibió y aceptó la fe cristiana, y mandó construir tres ventanas en su torre para simbolizar a la Santísima Trinidad.
Al enterarse Dióscoro de que su hija Bárbara era cristiana, la ira lo cegó y fue a buscarla con intenciones de matarla.
Ella pudo escapar, refugiándose en un bosque, donde una peña se abrió milagrosamente para que pudiera esconderse; sin embargo la encontraron después de unos días y la condujeron ante el prefecto Marciano.
Durante el juicio que se le entabló, en lugar de retractarse Santa Bárbara exhortó a Marciano, a Dióscoro y a todos los presentes a que repudiaran la religión pagana y abrazaran la fe de Jesús.
Esto le costó a Santa Bárbara sufrir tormentos terribles, cuya variedad cambia según las distintas versiones de la tradición: potro de tormentos, flagelación, desgarre de la piel con punzones de hierro, quemada con metal candente, recostada en un lecho de trozos cortantes de vidrio, etcétera.
La condena final para Santa Bárbara fue la pena capital, y el propio Dióscoro, su padre, se ofreció para decapitarla él mismo. Así lo hizo en la cima de una montaña, pero a continuación fue alcanzado por un rayo, y murió también instantáneamente.
Santa Bárbara es la santa patrona de los mineros y de los oficios en donde intervienen explosivos. Se le invoca asimismo contra los rayos y contra la muerte súbita, como la sufrida por su padre.
A Santa Bárbara se le representa iconográficamente con una espada, símbolo de fe inquebrantable, una hostia y un cáliz, que significan su conversión, una corona indicando su estirpe, y una torre con tres ventanas, signo de su devoción por la Trinidad.
SANTA BÁRBARA nos enseña el valor de una fe incapaz de quebrarse.
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