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sábado, 1 de noviembre de 2014

Aunque no seas un gran artista, deja huella en la historia


Aunque no seas un gran artista, deja huella en la historia: Depende de tu confianza en Dios y de tu empeño en ser digno instrumento en la manos del Gran Artesano. // Autor: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net

Todos los hombres tenemos algo de artistas; no seremos muy reconocidos, ni haremos grandes obras de arte, pero cada uno de los hombres tiene una encomienda especial del Gran Artista Dios. Él, en su sabiduría infinita, hace que nuestra propia existencia sea una obra maestra y depende de nosotros que se vaya realizando día a día. Por eso, toma atención, que aunque no lo creas, eres el único que puede ayudar a Dios a hacer de tu vida una obra de arte.

Aunque no escribas libros, eres el escritor de tu vida.

Aunque no seas Miguel Ángel, puedes hacer de tu vida una obra maestra.

Aunque no entiendas de cine, ni de cámaras, tu existencia puede transformarse en un film de suspenso y acción con Dios de productor.

Aunque cantes desafinado, tu existencia puede ser una sentida canción, que cualquier afamado compositor envidiaría.

Aunque no entiendas de música, tu vida puede ser una magnífica sinfonía que los clásicos respetarían.

Aunque no hayas estudiado en una escuela de comunicaciones, tu vida puede transformarse en un reportaje modelo.

Aunque no tengas gran cultura, puedes cultivar la sabiduría de un buen vivir.

Aunque tu trabajo sea humilde, puedes convertir tu día en oración llena de buenos frutos.


Aunque tengas cuarenta, cincuenta, sesenta o setenta años, puedes ser joven de espíritu.

Aunque las arrugas ya marquen tu rostro, vale más tu belleza interior.

Aunque tus pies sangren en los tropiezos y piedras del camino, tu rostro puede sonreír.

Aunque tus manos conserven las cicatrices de los problemas y de las incomprensiones, tus labios pueden agradecer.

Aunque las lágrimas amargas recorran tu rostro, tienes un corazón para amar.
Aunque no lo comprendas, en el cielo tienes reservado un lugar.

Todo, todo... depende de tu confianza en Dios y de tu empeño en SER digno instrumento en la manos de este Gran Artesano que solo busca lo mejor para nosotros. Pon tu vida, aspiraciones, anhelos en las manos de Dios, Él nunca te defraudará. 

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