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sábado, 1 de noviembre de 2014

Aposento de Adoración V. Lámparas del Amor Divino


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Jesús:

Esta es mi morada celestial en la tierra.Aquí hijo mío, veréis que la misericordia de mi Corazón es mayor de lo que puede ser la miseria humana.


Aquí todo lo transformo: cambio lo pesado en liviano, lo insípido lo torno sabroso, convierto la amargura en dulcedumbre y el llanto en alegría del corazón.


Aquí transformo este valle de lágrimas en paraíso, esta tierra en cielo anticipado, por aquí encontraréis la abundancia de los bienes celestiales, la fuente de la paz y del gozo. Aquí, los Ángeles; aquí, Yo mismo, la Misericordia infinita.


Estos son los prodigios de amor que mi Corazón realiza para que no os desmayéis ante los problemas de la vida, sino que atraído por la bondad de mi Corazón, acudáis a este manantial de todo consuelo.


Cuando derraméis vuestro corazón ante mi santo Tabernáculo y cuando en la Sagrada Comunión hable vuestro corazón con el Mío y os donéis por completo, comprenderéis: que el consuelo remplaza a la aflicción, la alegría al temor, y la fortaleza del alma a la tibieza. Pero si abandonándome acudiereis a otro lugar, en busca de quien alivie vuestro abatimiento, podréis decir por experiencia propia: “Busque quien me consolase y no lo hallé”. Más, a mi Corazón Eucarístico nunca llegaréis en vano, de aquí jamás saldréis sin consolación.


Venid siempre a este Tabernáculo para que encontréis remedios a vuestras tribulaciones, respuestas a vuestras dudas, quietud a vuestras turbaciones, esperanzas a vuestras congojas, oasis a vuestros desiertos.


Entended hijo mío, que ante tanto amor sólo recibo desprecios e ingratitudes, porque llamo a las almas y no escuchan mi voz. Decidí quedarme en mi invención de amor y muy pocas almas vienen a visitarme. Soy el Dios Emmanuel en la Sagrada Hostia y son pocos lo que me adoran y me reconocen como a su Señor.


Hijo mío, ya que habéis escuchado el barullo de mi voz, adoradme y consoladme con vuestra oración; oración que es incienso que sube a la presencia de mi Padre.


Oración que os hace lámparas del Amor Divino, para que con el fuego de vuestro corazón abraséis mi Sagrado Cuerpo, porque padezco frío y soledad en los Tabernáculos de mi amor.


Tabernáculos en los que resido para amaros y haceros más llevadero vuestro peregrinaje en la tierra.


Alma reparadora del silencio:

Gracias, adorable Jesús mío, por saetar mi corazón y atraedme a vuestra morada celestial; morada en la que naufrago de amor, porque vuestro Corazón Eucarístico es un océano que me purifica y me lava de todo pecado.


Aquí en vuestra morada de amor; encuentro todo lo que mi corazón necesita para ser feliz. Mi cruz es alivianada, mi amargura dulcificada, mi tristeza es cambiada en alegría, porque sois; el Santo Dios, el Santo Fuerte y el Santo Inmortal que me provee con la abundancia de vuestros dones celestiales.


Aquí en vuestra morada de amor: estoy en el cielo, cielo anticipado, porque sois la fuente de la paz y del gozo eterno.


Aquí en vuestra morada de amor:encuentro consuelo porque mis problemas son solucionados, mi aflicción es menguada por vuestra ternura infinita, ternura que hace que suspire por vuestro gran amor.


Aquí en vuestra morada de amor: hacéis prodigios en mi corazón; corazón que es transformado en copón purísimo para contener e él vuestras Sagradas Especies, maná de Ángeles que me une a vuestra Divinidad y me adentra en el espesor de vuestro Reino.


Adorable Jesús mío: sé que ante tanto amor, recibís desprecios; desprecios que os causan gran dolor, porque muchas almas pasan indiferentes frente a vuestro Tabernáculo, os ignoran y ahogan vuestra voz con el ruido exterior que las ensordece.


Sois el Dios Emmanuel que os habéis quedado con nosotros hasta el fin de los tiempos. Por eso deseo amaros con locura, adoraros con ardor y alabaros sin cesar, porque sois la brújula que me enruta hacia vuestra morada; morada que es un anticipo de cielo, morada con habitaciones equipadas para el día en que cierre mis ojos al mundo y los abra en la eternidad.


Oración
Os adoro, os alabo y os amo con todas las almas que, en esta hora, os están amando en la tierra y en el cielo.
Amén.


Sea siempre bendito y alabado el Santísimo y Divinísimo Sacramento.

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