jueves, 23 de octubre de 2014

SAN JUAN DE CAPISTRANO



SACERDOTE



Religioso predicador 


PALABRA DE DIOS DIARIA

Etimológicamente significa “Dios es misericordia”. Viene de la lengua hebrea.

Nació en Capistrano, diócesis de Sulmona, Italia, en 1385. 

Hijo de un caballero francés o alemán que murió cuando Juan era joven.

Estudió con esmero en la Universidad de Perugia (Cerca de Asís).
Fue abogado y juez. En 1412 fue nombrado gobernador de Perugia por Landislaus rey de Nápoles, quien tenía control de esa ciudad. Luchó contra la corrupción y el soborno.

Cuando estalló la guerra entre Perugia y Malatesta en 1416, Juan trató de conseguir la paz, pero en vez lo tomaron prisionero de guerra. En la cárcel decidió entregarse del todo a Dios. Tuvo un sueño en el que vió a San Francisco que le llamaba a entrar en la orden franciscana. Juan se había casado justo antes de caer preso, pero el matrimonio nunca se consumió y fue anulado.

Entró en la orden franciscana en Perugia el 4 Octubre de 1416. Tenía 30 años por lo que el maestro de novicios lo puso a prueba dándole los mas humildes oficios. 

Fue discípulo de san Bernardino de Siena quien le enseñó teología. Se distinguió como predicador aun siendo diácono. Ordenado a los 33 años. Por 40 años fue predicador itinerante por Italia y otros países. Una vez en Brescia (Italia) predicó a una multitud de 126,000 personas que habían venido de las provincias vecinas. Por su radical llamada a la conversión y su sencillez, la gente lo relacionaba con San Juan Bautista. Traían las cosas de superstición y ocultismo y las quemaban en hogueras públicas. Tenía gran fama por su don de curación y le traían a los enfermos para que les haga la señal de la cruz. Como San Bernardino, propagó la devoción al nombre de Jesús, por lo ambos, junto con otros franciscanos, fueron acusados de herejes. El defendió al grupo con éxito. 

Muchos jóvenes le seguían a la vida religiosa. Estableció comunidades franciscanas. Escribió extensivamente, sobre todo contra las herejías de su época. Muchos de sus sermones se conservan. 

Dormía y comía poco. Hacía mucha penitencia. 

Dos veces la comunidad franciscana lo eligió como vicario general. En visita en Francia conoció a Sta. Colette, reformadora de la orden de las clarisas, con la que simpatizaba.

Juan tenía gran don para la diplomacia. Era sabio y prudente, sabiendo medir sus palabras para que estas sirvan la voluntad de Dios. Cuatro Pontífices (Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III) lo emplearon como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas con muy buenos resultados. Tres veces le ofrecieron nombrarlo obispo de importantes ciudades pero prefirió seguir siendo un pobre predicador.

Fue nuncio apostólico en Austria donde predicó extensivamente y combatió la herejía de los husitas. También predicó con gran fruto en Polonia, invitado por Casimiro IV. 

Los cruzados defienden Europa

En 1451 el Sultan Mahoma II se lanzó una campaña con el fin de lograr la conquista de Europa. Conquistó a Constantinopla en 1453 y entonces se preparó para invadir a Hungría. En 1454 Servia cayó en sus manos. Las noticias procedentes Servia eran horribles: quienes se resistían a renunciar a Cristo eran torturados. Todo lo que fuese cristiano era destruido o confiscado. 

En 1454 Juan Capistrano participó en la dieta de Frankfort y se dispuso a preparar la defensa de Hungría. Fue a Hungría y predicó una cruzada en defensa de la cristiandad. A la edad de 70 años el Papa Calixto II lo comisionó para dirigirla. En Szeged unió el ejercito de campesinos que había reunido con el ejército de Hunyady y ambos se dirigieron a Belgrado. Se decía que los cuarteles parecían casas de religiosos mas que campamentos militares porque en ellos se rezaba y se predicaba la virtud. Se celebraba misa diaria. A Juan Capistrano le tenían un gran respeto. 

Batalla de Belgrado, 1456, salva a Europa de los musulmanes.

Los musulmanes atacaban a Belgrado Contaban con 200 cañones, 50,000 de caballería y una gran flota que penetró por el río Danubio. Ante la superioridad de las fuerzas enemigas, los cristianos pensaban retirarse. Pero intervino Juan de Capistrano convenciendo a Hunyady a que atacara la flota turca a pesar de ser mucho más numerosa. En el momento en que los defensores de la ciudad se iban a retirar dándose por vencidos, Juan los animó llevando en sus manos una bandera con la cruz y gritando sin cesar: "Jesús, Jesús, Jesús". Recorrió todos los batallones gritando entusiasmado: "Creyentes valientes, todos a defender nuestra santa religión". Juan nunca utilizó las armas de este mundo sino la oración, la penitencia y la predicación.

Mientras se luchaba en Belgrado, el Papa pidió rezar el Angelus por la victoria. Los musulmanes fueron vencidos y tuvieron que retirarse de la región. Así se ganó la batalla de Belgrado el 21-22 de julio de 1456.

San Juan de Capistrano había ofrecido a Dios su vida por salvar la cristiandad. Dios le aceptó su oferta y pronto murió junto con Hunyady víctimas del tifo. Los cadáveres de los muertos en batalla causaron una epidemia de tifo que también contagió al santo que ya estaba débil y anciano. Murió en Villach, Hungría, unos meses mas tarde, el 23 de octubre. 

En Estados Unidos su nombre es famoso por la misión franciscana en California que lleva su nombre. 

Beatificado: 19 Diciembre 1650 por Inocente X 


Canonizado: 16 Octubre 1690 por Alejandro VIII




23 de octubre, día de San Juan de Capistrano


Hoy, 23 de octubre, conmemoramos a San JUAN de CAPISTRANO, Predicador.

SAN JUAN de CAPISTRANO (1386-1456) nació en Capistrano, en Abrucio, Italia, hijo de un barón alemán y de una mujer de la región.

El padre de San Juan Capistrano había llegado al reino de Nápoles con la corte de Luis I Anjou de Hungría y Polonia, y murió cuando su hijo era aún pequeño.

Juan se destacó por su facilidad para los estudios y por su inteligencia, y esto lo demostró al graduarse de jurisprudencia por la Universidad de Perugia y convertirse en juez de esa ciudad a los 26 años.

Con el futuro por delante, llegó a estar comprometido con la bella hija de un conde. En 1415, sin embargo, debido a los desmanes de las guerras civiles en las ciudades italianas, San Juan de Capistrano fue arrojado a un calabozo.

Durante el tiempo que pasó prisionero, San Juan experimentó una profunda conversión. Al ser liberado finalmente, deshizo su compromiso matrimonial, y fue su deseo volverse franciscano.

San Juan de Capistrano ingresó al monasterio de Monteripido, donde fue discípulo y amigo de San Bernardino de Siena, quien con el tiempo le hizo advertir sus talentos como predicador.

Luego de ser ordenado sacerdote hacia 1420, y de una breve estancia en la corte del papa Martín V en Mantua, San Juan Capistrano comenzó con gran éxito su labor de predicador popular e inquisidor itinerante.

Su principal interés, junto con el de su cofrade, era el fortalecimiento del papado, que se había visto debilitado por cismas en esos tiempos. A ello dedicó gran parte de sus viajes misioneros. San Juan de Capistrano participó también en la reforma de la Orden Franciscana de 1446.

Más adelante, el papa Nicolás V le encomendó proseguir su labor de predicador por una zona de Europa que había quedado dañada espiritualmente; en concreto: Alemania, Austria, Bohemia, Polonia y los Países Bajos.

San Juan de Capistrano predicó durante 40 años todos los días, dejando a sus escuchas encantados con sus palabras. Fundó hospitales, organizó trabajos sociales, y a la vez fue consejero espiritual de diversos gobernantes y poderosos.

De él se conservan copias de muchas de sus prédicas, así como una cuantiosa correspondencia y escritos sobre teología moral.

Parte de su vida abogó por que se emprendiera una cruzada religiosa contra los turcos; con sus sermones para alentar a los combatientes contribuyó en parte a la victoria de la cristiandad en la batalla de Belgrado, en 1456, por lo que se le consideró “Salvador de Europa”.

Al encontrarse en Ilok, Hungría, actualmente Croacia, falleció San Juan Capistrano de tifo, y fue enterrado en la iglesia franciscana de ahí. Su tumba fue saqueda en 1526 a causa de las guerras de la Reforma, y sus reliquias se perdieron.

En 1690, San Juan de Capistrano fue canonizado por el papa Alejandro VIII. Es el santo patrono de los juristas y abogados. Se le representa iconográficamente con una bandera de Cruzado.

SAN JUAN CAPISTRANO nos enseña el valor de iluminar con la palabra.

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