miércoles, 22 de octubre de 2014

Cuando pronunciamos Su Nombre



El poder del Nombre
El poder del Nombre


«Y cada vez que dices Jesús o que invocas su Nombre, estás en el mismo seno de la Trinidad, aunque no sientas la dicha, debido a la anestesia que nuestros sentidos físicos han puesto sobre los espirituales.

 ¿Aunque recite a veces Su nombre sin atención?

‒ Sí, porque la eficacia y el poder del Nombre no dependen de las cualidades humanas.

‒ ¿Eso es lo que hace a esta ascética particularmente eficaz con aquello que se opone a la gracia?

‒ Considero que sí. Recuerda que el Nombre de Jesús era lo que permitía la expulsión de los demonios a los Apóstoles. E incluso a los que no lo eran, pero invocaban su Nombre.

‒ Hace poco he leído que el Nombre de Jesucristo ha sido la fuerza que ha permitido que el Evangelio se derrame por el mundo.

‒ Sí claro, porque evoca la Presencia. Sin importar el idioma en que se pronuncie, importa la Presencia que se invoca.

‒ ¿Es lo mismo decir Jesús que Jesucristo?

‒ No del todo. Es mejor a mi modo de ver decir Jesucristo. Que es como decir: Jesús, el Mesías elegido para salvarnos.

‒ Claro, es más completo.

‒ Exacto. Ahora…

Respira hondo y suave un momento.

Repite con calma unas pocas frases de la oración de Jesús.

Y continúa tu jornada envuelto en aquél Espíritu invisible que inunda todo de sentido…».


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