UNA PENITENCIA CURIOSA
San Felipe Neri era un santo con gran sentido común. Trataba a sus penitentes de una manera muy práctica.
Una señora tenía la costumbre de confesarse con él muy habitualmente y casi siempre tenía el mismo pecado del que arrepentirse: el de calumniar a sus vecinos. Por ello, San Felipe, le dijo:
– <>.
La señora pensó que ésta era una penitencia rara, pero deseando recibir la absolución, hizo conforme se le había indicado y por fin regresó donde san Felipe.
– <>. Y le mostró la gallina desplumada.
– <>.
– <<¡Pero eso es imposible! – lloró la señora –, ¡esas plumas deben de estar ahora por toda la ciudad por el efecto del viento!>>.
– <>.
Los falsos rumores que decimos de los demás, las mentiras que esparcimos, no sabemos dónde van a parar, ni qué mal pueden hacer. Cuesta mucho después querer arreglar lo que hemos estropeado. Es imposible rectificar lo que hemos dicho. Y hablar mal de los otros es una de las cosas que más daño pueden hacer en tu ambiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario