Aunque nuestra boca estuviera
Llena de canto
Como el mar,
Y nuestra lengua de júbilo
Como el bramido de sus olas;
Y nuestros labios, de alabanza
Como la amplitud del firmamento;
Y nuestros ojos resplandeciesen
Como el sol y la luna;
Y nuestros brazos se extendiesen
Como las águilas en los espacios;
Y nuestros pies fuesen ligeros
Como los de los ciervos…
No alcanzaríamos a agradecerte, Adonai,
Dios nuestro y Dios de nuestros padres,
Ni siquiera bendeciría tu Nombre ni en una infinitésima parte,
Por todos los beneficios que recibieron nuestros padres y nosotros
Eternas son tus bondades
Para con todos,
Por eso mis labios no cesan de bendecir
Tu Nombre que es santo.
Amén.
En el servicio
Oh, Cristo,
Para poder servirte mejor
Dame un noble corazón.
Un corazón fuerte
Para aspirar por los altos ideales
Y no por opciones mediocres.
Un corazón generoso en el trabajo,
Viendo en él no una imposición
Sino una misión que me confías.
Un corazón grande en el sufrimiento,
Siendo valiente soldado ante mi propia cruz,
Y sensible cireneo para la cruz de los demás.
Un corazón grande para el mundo,
Siendo comprensivo con sus fragilidades
Pero inmune a sus máximas y seducciones.
Un corazón grande con los hombres,
Leal y atento para con todos
Pero especialmente servicial y delicado
A los pequeños y humildes.
Un corazón
Nunca centrado sobre mí,
Siempre apoyado en Ti,
Feliz de servirte
Y servir a mis hermanos,
¡Oh, mi Señor!
Todos los días de mi vida.
Amén.
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