“Cuando era muchachito, me intrigaba la expresión: Esto es un círculo vicioso. Descubrí muchos casos donde se cumplía. Sólo años más tarde, supe que también existe un círculo virtuoso, cuando escuché esta narración:
El dueño de una empresa le gritó al administrador, porque estaba enojado en ese momento. El administrador llegó a su casa y le gritó a su esposa, acusándola de gastar demasiado, al verla con un vestido nuevo. La esposa le gritó a la empleada, porque rompió un plato. La empleada le dio un puntapié al perro, porque la hizo tropezar. El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque obstaculizaba su salida por la puerta. Esta señora fue al hospital a vacunarse contra la rabia, y le gritó al joven médico, porque le dolió cuando le aplicó la vacuna. El joven médico llegó a su casa y le gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado. La madre le acarició los cabellos, diciéndole:
-Hijo querido, mañana te haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y necesitas una buena noche de sueño. En ese momento, se interrumpió el círculo del odio.
La otra parte de la historia la escribí yo. Ese médico llegó a la mañana siguiente al hospital y, al encontrarse con un médico mayor y agobiado por la guardia nocturna, le apoyó la mano sobre el hombro. Ahí comenzó un círculo de benevolencia. No hay acción pequeña. Toda acción acarrea innumerables consecuencias. Ahora elijamos qué queremos”.
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