CENIZA ES disfrutar siendo hombres y mujeres sin deseo alguno de ser como dioses
CENIZA ES mirar hacia atrás y, con humildad, reconocer que no todo en nuestra existencia son aciertos
CENIZA ES convertirnos con la fuerza del evangelio y no dejarnos llevar por el relativismo de la palabrería
del mundo
CENIZA ES intentar cortar con situaciones de frialdad divinas y humanas. Respecto a Dios (a veces lo hemos
desterrado a los sótanos de nuestra existencia) y respecto a las personas (somos calculadores y
excesivamente egoístas)
CENIZA ES silenciar los ruidos de una sociedad consumista para escuchar los ecos de la presencia de un
Señor que, con su cruz, habla sin demasiadas palabras.
CENIZA ES un camino hacia la Pascua. No nos quedamos bajo el peso de la cruz sino que, con ella,
queremos ser alzados con el triunfo que nos trae la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
CENIZA ES dar el espacio que merece a nuestra fe. Una fe intimista y cerrada entre muros no es profética.
Cristo se lleva su cruz pero es bueno que, los que nos rodean, nos vean empujarla y apostar fuerte por ella.
CENIZA ES apretarnos un poco el cinturón de la fe. La comodidad, el todo vale, la pereza, los interrogantes
por sistema, la timidez apostólica o la falta de ilusión no ayudan en nada a nuestras convicciones cristianas.
CENIZA ES sentirnos llamados a formar parte, una y otra vez, del Pueblo de Dios. Marchamos hacia
adelante soñando y luchando por esa Ciudad Eterna. “EL Señor no ha venido a darnos clases de cortesía,
sino a salvarnos” (Papa Francisco)
CENIZA ES mucho más que rito y polvo. Es un antes y un después. Puede ser una línea de salida para
intentar no sólo cumplir con preceptos sino en avanzar en el conocimiento e identificación total con el
Señor
CENIZA ES cerrar los ojos de nuestro rostro y abrir los del alma
CENIZA ES purificar y consolidar el camino de nuestra fe con la ayuda de la eucaristía, la caridad y la
reflexión de la Palabra del Señor
CENIZA ES apartarnos de todo aquello que nos tienta a ser mediocres, estériles y débiles en el seguimiento
a Jesús
CENIZA ES dejar que, las brasas de la fe, quemen todo aquello que nos distancia del Evangelio para hacer
más fecunda nuestra vida
CENIZA ES escucha y contemplación, es silencio y es oración, es salir al encuentro del otro y de uno mismo.
CENIZA ES ser conscientes de que somos limitados. De que, sólo Dios, es Dios y que somos débil masa
llamados a ser edificio espiritual en medio del desnortado mundo
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