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martes, 4 de febrero de 2014

SANTA FAZ DE JESÚS

 
 
Jesucristo Nuestro Señor ha concedido gracias enormes a los devotos de Su Santa Faz. Enraizada en la vida de la Iglesia, ya místicas como Santa Gertrudis y Santa Mectildis conocieron y divulgaron tan piadosa vía de santificación. La Venerable Sor María de San Pedro obtuvo, por la fuerza de las visiones y revelaciones que el Redentor diera para ella, que S.S. Pío XII conmovido por la celestial merced, instaurara la fiesta universal de la Santa Faz el martes anterior al Miércoles de Cenizas.
La vía dorada para crecer rápidamente en el amor de Dios fue la devoción predilecta y la que con mayor caridad promoviera Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz. Para la Santa de Lisieux, las enormes gracias concedidas a través de esta devoción no son sino el cumplimiento de las promesas dadas por Nuestro Señor a Santa Gertrudis y a Santa Mectildis en el pasado.
"La saludable reparación a la Santa Faz es una obra divina, destinada a salvar a la sociedad moderna", afirmará posteriormente S.S. Pío IX a instancias de la venerable Sor María de San Pedro. O.C.D., carmelita como la Santa de las pequeñas almas.
Le dijo Nuestro Señor a esta religiosa: "Quien mira mi Rostro ya me está consolando"
Entre las promesas que fueron dadas por el Dulce Redentor a tan enormes santas y a la carmelita de Tours, figuran:
 
1. Les concederé una contrición tan perfecta que sus pecados se cambiarán a Mi vista en joyas de oro precioso. Según el cuidado que tengan de reparar mi Rostro desfigurado por los blasfemos, el mismo tendré Yo del suyo que ha sido desfigurado por el pecado, transformándole en tan hermoso como si acabase de salir de las aguas del Bautismo.
 
2. Ninguna de esas personas será jamás separada de Mí.
 
3. Ofreciendo Mi Rostro a Mi Padre, apaciguarán Su enojo y comprarán con moneda celestial el perdón para los pecadores. Por esta ofrenda, nada les será negado.
 
4. Abogaré ante Mi Padre para conceder todas las peticiones que me presenten. Por Mi santo Rostro harán prodigios.
 
5. Los iluminaré con Mi Luz. Los consumiré con Mi Amor y los haré fructíferos de buenas obras.
 
6. Ellos llorarán, como la piadosa Verónica, por Mi adorable Rostro ultrajado por el pecado, y yo imprimiré Mis divinas facciones en sus almas.
7. Por resemblanza de Mi Rostro, brillarán más que otros en la vida eterna y el brillo de Mi Rostro les llenará de alegría.
 
8. Todos los que defiendan esta causa de reparación, por palabras, por oraciones o por escrito, recibirán defensa también en sus causas delante de Dios Padre a la hora de la muerte. Yo enjugaré la faz de sus almas, limpiando las manchas del pecado y devolviéndoles su primitiva hermosura.

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