martes, 3 de diciembre de 2013

Gregori III Papa, Santo


Papa, 10 Diciembre
 
Gregori III, Santo
Gregori III, Santo

XC Papa

Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, san Gregorio III, papa, que procuró la predicación del Evangelio a los germanos y, en contra de los iconoclastas de la Urbe, adornó las iglesias con sagradas imágenes. ( 741)
El Papa Gregorio III fue hijo de un siriano llamado Juan. No se conoce la fecha de su nacimiento. Su reputación por el aprendizaje y sus virtudes, fueron tan grandes que los romanos lo eligieron como papa por aclamación, cuando él acompañaba el funeral de su predecesor, el 11 de febrero de 731.

Él no fue consagrado más que un mes después de su elección. Se presume que la espera de la confirmación de la elección fue por las consideraciones en Ravenna. En materia de iconoclasmos, él siguió la política de su predecesor. Envió delegados y legados en relación con la persecusión del emperador León III, desarrolló dos sínodos en Roma (731) en los cuales se condenaron las herejías. Como forma de protestar contra el emperador, hizo que se dieran honores especiales a las imágenes y reliquias en particular a las de San Pedro. Existen fragmentos de inscripciones de estos tiempos, que dan cuenta de estas condiciones en la Basílica del Vaticano, algo que él construyó y frente a las cuales se oraban y recitaban oficios especiales.

La respuesta de León ante los argumentos y apologías de las adoraciones que se llevaban a cabo en oriente y occidente, fue tomar los patrimonios papales en Calabria y Sicilia, o donde quiera que se tuviera poder en Italia. Esas posesiones fueron trasferidas al patriarca de Constantinopla, una jurisdicción ecleciástica que eran tenidas, ambas, por el papa con anterioridad. En ello tuvo un papel importante la Prefectura de Illyricum. Gregorio III confirmó la decisión de sus predecesores con los respectivos derechos de los Patriarcas de Aquilea y Grado, y envio el “pallium” a Antonio de Grado.

Con otorgar también derechos a Egbert de York, estaba siguiendo los acuerdos de San Gregorio I, quien había dejado claro que York tenía los derechos metropolitanos en el norte de Inglaterra, y que Canterbury los tenía en el sur. Tanto Tatwine y Nothelm de Canterbury recibieron el “pallium” en sucesión de Gregorio III (731 y 736).

A su requerimiento, Gregorio III extendió el mismo apoyo y ayuda a San Bonifacio, lo que le había sido dado también por Gregorio II. “Refuerzo que excedió por la ayuda del afecto de la Sede Apostólica”, con ello el santo continuó con alegría, su glorioso trabajo por la conversión de Alemania. Cerca del 737, Bonifacio vino a Roma por tercera ocasión para una recuento de su actividad, y para disfrutar de una conversación “que compartía vida” con el Papa. A petición de Gregorio, el monje y gran viajero, San Willibald, fue a asistir a su primo Bonifacio en sus tareas.

El final del período pontificial de Gregorio estuvo cargado de problemas por acción de los lombardos. Dándose cuenta de la ambición que tenía Liutprand, Gregorio completó la restauración de las murallas de Roma, lo que había sido iniciado por sus predecesores. También trajo de retorno Gallese, algo importante en la vía, de Transmundo, Duque de Spoleto. Esto permitió tener abiertas las comunicaciones entre Roma y Ravenna.

En el 739, Liutprand estuvo de nuevo en armas. Sus tropas avanzaron abrumadoramente, y él mismo marchó hacia el sur subyugando a los Duques de Spoleto y Bevento, así como al Ducado de Roma. Transamund huyó a Roma y Gregorio imploró ayuda al gran jefe francés, Charles Martel. Después de un tiempo aparecieron embajadores del Vice-Rey (subreguladores) de Frank, en Roma (739).

El hecho de que llegaran, en medio del calor del verano, trajo un paz momentánea. Pero al año siguiente. Liutprand tomó nuevamente el campo. Esta vez los romanos dejaron sus murallas y ayudaron a Transmundo a recobrar Spoleto. Cuando, no obstante, se había recuperado su ducado, él no pudo cumplir con el requerimiento de Gregorio en tanto recobrar para el papa “las cuatroa ciudades del ducado de Roma que se habían perdido”.

Fue en medio de todas estas guerras y rumores de guerra, que murió Gregorio. Fue sepultado en el oratorio de Nuestra Señora, el cual había construido para él en San Pedro. Murió en 741.



San Gregorio III, papa
fecha: 10 de diciembre
†: 741 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Roma, en la basílica de San Pedro, san Gregorio III, papa, que procuró la predicación del Evangelio a los germanos y, en contra de los iconoclastas de la Urbe, adornó las iglesias con sagradas imágenes.

Entre los miembros del clero que asistieron a los funerales del papa san Gregorio II, el año 731, se contaba un sacerdote sirio. Era éste tan conocido por su santidad, saber y capacidad administrativa, que el pueblo, al verle en la procesión, le eligió espontáneamente papa por aclamación. El nuevo Pontífice tomó el nombre de Gregorio III. De la administración de su predecesor heredó el problema de las relaciones con el emperador León III el Isáurico, quien había emprendido una campaña contra la veneración de las sagradas imágenes. Uno de los primeros actos de Gregorio III fue escribir una carta de protesta. Pero el sacerdote Jorge, a quien encargó de llevarla, se dejó vencer por el miedo y regresó a Roma sin cumplir el encargo. El papa se indignó tanto, que lo amenazó con degradarle. Jorge partió nuevamente; pero en Sicilia fue sorprendido por los oficiales imperiales quienes le desterraron. Entonces Gregorio III reunió un sínodo en Roma. Los obispos, el bajo clero y los laicos, aprobaron el decreto de excomunión contra todos los que condenasen las sagradas imágenes o las destruyesen. León el Isáurico empleó para vengarse el mismo método de algunos de sus predecesores, es decir que envió una flota a Roma para conducir al papa a Constantinopla. Sin embargo, una tempestad destruyó los navíos y el emperador tuvo que contentarse con imponer su dominio sobre los Estados Pontificios de Sicilia y Calabria y reconocer la jurisdicción del patriarca de Constantinopla sobre todo el oriente de la Iliria.

A esta triste iniciación del pontificado de Gregorio III sucedió un período de paz, durante el cual, el papa reconstruyó y decoró cierto número de iglesias y mandó erigir una columnata ante la «confesión de San Pedro»; en cada columna había una imagen del Señor o de algún santo, y ante ella brillaba una lámpara, como una muda protesta contra la herejía iconoclasta. El Pontífice envió el palio a san Bonifacio, que estaba en Alemania. Cuando el santo misionero inglés hizo su tercera visita a Roma, el año 738, Gregorio escribió a los «antiguos sajones» una carta compuesta a base de citas de la Biblia, que tal vez no decían gran cosa a los destinatarios, pues eran paganos. San Gregorio envió al monje inglés san Wilibaldo a ayudar a san Bonifacio.

Hacia el fin de la vida de san Gregorio, los lombardos amenazaron nuevamente Roma. El papa pidió ayuda a Carlos Martel y a los francos, no al emperador de Oriente. Pero pasó bastante tiempo antes de que Carlos Martel se decidiese e intervenir. Gregorio escribió también a los obispos de Toscana, para exhortarlos a hacer todo lo posible por recobrar las ciudades que habían caído en manos de los lombardos; si no lo hacían, «yo mismo, aunque estoy enfermo, emprenderé el viaje para ir a libraros de la responsabilidad de no ser fieles a vuestro deber». El 22 de octubre de 741 murió Carlos Martel. Unas cuantas semanas más tarde, el 10 de diciembre, le siguió san Gregorio III. El Liber Pontificalis afirma que fue «un hombre profundamente humilde y verdaderamente sabio. Conocía muy bien la Sagrada Escritura y su sentido, y sabía de memoria los salmos. Fue un predicador elegante, que tuvo mucho éxito. Dominaba el griego y el latín, y defendió con constancia la fe católica. Amó la pobreza y a los pobres, protegió a las viudas y a los huérfanos y fue amigo de los monjes y de las religiosas.»

No existe ninguna biografía primitiva de san Gregorio III. El artículo del Liber Pontificalis ofrece pocos datos. Lo que sabemos sobre el santo procede de las crónicas y de lo que queda de su correspondencia. Véase a Mann en «History of the Popes», vol. 1, pte. 2, pp. 204-224; y Hartmann, Geschichte Italiens im Mittelalter, vol. II, pte. 2, pp. 169 ss. En Español, H. Jedin, Historia de la Iglesia, Herder, tomo III, pág 55ss. (habla del pontificado de Gregorio III en todo el contexto de cambio en la Iglesia de Occidente). puede verse también el breve capítulo sobre san Gregorio III en «Los Papas, de San Pedro a Juan Pablo II», de Jean Mathieu-Rosay, Rialp, Madrid, 1990, pp 134-135.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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