miércoles, 4 de diciembre de 2013

El suicidio en la adolescencia

 

                  
La muerte del egoísmo es la vida del suicida 
La horca, la pistola en la boca, las venas destrozadas, el mortal somnífero de las pastillas, entre otros métodos nefandos corren más de una vez por la mente adolescente, palabra que debería de ser sustituida por: fragua ya que libran batallas en las cuales se forjan como las buenas espadas, para combatir la lucha de la vida futura en la juventud y en la edad adulta,  cuando tengan a cargo suyo a muchos que pasen por las etapas que ellos ya habrán recorrido.
Las causas, así como las circunstancias del suicidio son diversas, a veces impredecibles, sigilosas, ladronas de la vida, es la asfixia de causas sociales, familiares, personales, económicas, etc. Lo que si es predecible es la compañía, el encuentro con el “otro”, con el cual, como dicen los personalistas: al relacionarte con un “tu”, el “tu” y el “yo” forman un “nosotros”. Este nosotros es una fortaleza infranqueable frente a las vulnerabilidades de la etapa de la fragua del carácter, es un fuerte imposible de penetrar por el enemigo de la tristeza y la soledad. Al contemplar la mirada del “otro” se contempla el misterio de la persona, frente a la cual nos admiramos, pues al abrirse en el dialogo descubrimos la incapacidad personal de comprender la grandeza de cada persona la cual tiene planes, deseos, esperanzas, contenidas todas en su entorno familiar, de amistades, escolar, laboral, religioso. Enseguida nuestra mirada se convierte empática y se sostiene una relación tan intima que nos lleva a contemplar la presencia de Dios en el “otro”, entonces la presencia de un “yo” que escucha y un “tu” escuchado se impregna de la cercanía de un “Él”, Dios, presente en la relación de amistad.
La amistad es un tesoro, pues... “un amigo fiel es poderoso protector, el que le encuentra halla un tesoro” (Eclo. 6, 14) y más cuando es de tres: “yo”, “tu”, “Él”,  pues la amistad en Dios no conoce horizontes. Frente al miedo a la vida, la incapacidad de vencer al gigante de los problemas; la amistad iluminada por Dios se convierte en luz en medio de toda oscuridad, ilumina la vida, mejor aún ilumina la muerte la cual de ser deseada  por un método suicida, viene a transformarse en una fuerza de servicio creciente y expansiva cada vez más, ya que el servicio a los demás es morir, pero morir al egoísmo para vivir en una entrega total.
Este argumento se ve iluminado por Dovstoiesky quien en los Hermanos Karamasov nos habla de tres hermanos: uno ateo, uno inculpado injustamente de haber matado a su propio padre y el más joven de todos aspirante al sacerdocio, que tras dejar el seminario comienza a ayudar en resolver los problemas personales de cada uno de sus hermanos. El final es monumental, el hermano menor, Aliosha, sustituye a su hermano mayor, en las mazmorras de la carece, la explicación de esta acción se encuentra en la alegría incomparable de dar la vida por los demás, a imitación de Jesucristo, pues no hay mayor amor que este: dar la vida por los amigos (Jn. 15, 13), ya que solo el encuentro del amor lleva en consecuencia al encuentro de la alegría (Cf. Jn 15, 9-11).
En el amor de un “yo” que sale al encuentro de un “tu”, para auxiliarlo, se presenta Dios Padre, con la fuerza de su Gracias en Jesucristo, iluminando por el Espíritu Santo y sosteniendo “la fragua del carácter” para que, la horca, la pistola en la boca, las venas destrozadas, el mortal somnífero de las pastillas, entre otros métodos nefandos se conviertan en instrumentos de trabajo por los demás (Cf. Is, 2, 4) realizando así el amor más grande y dando sentido a las dificultades, más aún dando sentido a la vida, en la cual todo concurre para bien de quienes aman a Dios (Rom. 8, 28).
Nota: Este artículo es una propuesta relacional para superar las dificultades de la vida y el pensamiento recurrente al suicidio de muchos, sin embargo, la psicología establece distinción en dos tipos de  depresión. Endógena y exógena: la endógena se refiere a las causas internas las cuales se deben encausar a un psiquiatra pues tendrán solución bajo medicamento. Las causas exógenas se refieren a las causas externas: del ambiente social, familiar, entre otros, a los cuales me refiero más en el artículo, estos problemas se ven solucionados bajo terapias psicológicas, estas ultimas pueden tener efectos endógenos si no se atienden a su debido tiempo y con delicadeza. 
Nunca se debe de recurrir únicamente a los métodos meramente espirituales y abandonar la ayuda de las ciencias humanas las cuales apoyadas por la espiritualidad tienen resultados más eficientes (Cf. Pérez, María del Carmen, Crédito de Psicopatología  Seminario de Chihuahua, curso  2009-2010).

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