| Apóstoles, 28 de octubre. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
5. 2003
LECTURAS: EF 2, 19-22; SAL 18; LC 6, 12-19
Ef. 2, 19-22. Aquellos que, a causa de sus pecados, vivían lejos del Señor, han sido llamados a la reconciliación con Dios. El Señor nos llama a dejar nuestra antigua condición de maldad, y a darle nuestra respuesta al amor que nos ofrece. El nos llama para que volvamos a la casa paterna, pues para Él todos somos sus hijos. Y Él nos recibe como el Padre recibe al hijo que, arrepentido, retorna para incorporarse a la familia haciendo que aquel "no" de rebeldía quede atrás y se convierta en un "sí" lleno de amor a la voluntad divina. Dios nos ama siempre; démosle la mejor de nuestras respuestas permitiéndole al Señor desencadenarnos de todo lo que nos ata al pecado. Él no nos quiere lejos; nos quiere unidos a Él no como extraños, sino como conciudadanos de los santos y pertenecientes a la familia de Dios. Y esto no se realiza por medio de la circuncisión, sino por nuestra fe en Cristo, que ha unido en un sólo pueblo a judíos y no judíos. El Espíritu Santo habita en nosotros como en un templo. Que Él nos dé la firmeza necesaria para que edifiquemos el templo santo de Dios y no lo destruyamos a causa de una fe sin obras, o a causa de nuestras hipocresías en que, comportándonos como malvados, diésemos a Dios un culto vacío e inútil. Aprendamos a volver constantemente al Señor para que, llenos de su Espíritu, manifestemos con nuestras buenas obras que tenemos a Dios por Padre. Sal. 18. Dios, por medio de su Hijo Jesús, nos ha unido a Él para que proclamemos su nombre hasta los últimos rincones de la tierra. Ahí donde se encuentre un hombre de fe se ha de dar testimonio de Cristo y de su Evangelio. No podemos ser una luz encendida que se oculta cobardemente ante las amenazas, burlas, desprecios o persecuciones. Dios nos ha comunicado su Espíritu Santo para que colaboremos en la construcción de un mundo más justo y más fraterno; para que, renovados en Cristo, iniciemos ya desde este momento histórico, la presencia del Reino de Dios entre nosotros. Que cada uno de nosotros comunique el mensaje de salvación a otros más, para que todos podamos llegar a disfrutar de la Vida eterna que Dios nos ofrece. Lc. 6, 12-19. Jesucristo, porque era Hijo, aprendió sufriendo a obedecer. Su alimento fue hacer la voluntad de Aquel que lo envió. Su constante oración le llevó a descubrir esa voluntad para poder llegar a decir: Yo hago lo que le veo hacer a mi Padre. Antes de llamar a sus discípulos para elegir a doce de entre ellos y darles el nombre de apóstoles, se pasa la noche en oración con Dios. Cuando en la antigüedad Moisés bajó del monte con las tablas de la Ley, su rostro resplandecía de tal forma que los Israelitas tuvieron que tapárselo con un velo. En cambio, cuando Jesús baja del monte después de orar, la gente procuraba tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos. En Jesús se conjugan: oración, fidelidad amorosa a su Padre y entrega generosa en favor nuestro. Aprendamos de Él a no querer actuar al margen de una relación personal e íntima con nuestro Padre Dios. Si unimos a Él nuestra vida, si somos constantes en la oración, entonces Dios hará que, desde nosotros, su Evangelio siga teniendo la misma eficacia salvadora manifestada en Aquel que Él nos envió como Camino, Verdad y Vida, Cristo Jesús. En esta Eucaristía el Señor nos convoca como discípulos suyos para confiarnos la proclamación de su Evangelio en los diversos ambientes en que se desarrolle nuestra existencia. Él llama a quien quiere. Muchas veces, a través de los años que Él nos ha concedido de vida, nos ha convocado a la Celebración Eucarística. ¿Estaremos en un continuo camino de conversión? ¿Vivimos nuestra fe con el compromiso de quien no sólo busca su perfección personal, sino la salvación de todos? La Palabra de Dios, sembrada en nosotros, ha de producir fruto abundante de buenas obras. Por eso hemos de estar atentos a lo que el Señor dice a su Iglesia, de tal forma que en una contemplación amorosa del Señor, Él nos vaya transformando y haciendo que las tinieblas del pecado desaparezcan de nosotros para que pueda presentarnos ante el mundo como un signo claro de su Amor. Como María, aprendamos a decirle al Señor: Hágase en mí según tu Palabra, de tal forma que, con nuestra vida, seamos testigos fieles del Señor y apóstoles de su Evangelio. Si en lugar de sanar las heridas que el pecado ha dejado en muchos corazones las hacemos más profundas y dolorosas, a pesar de que seamos asiduos en la oración, si no lo somos también en el amor fraterno, no podemos llamarnos hijos de Dios, ni sentirnos enviados con la misma Misión salvadora del Hijo de Dios. El Señor nos pide detenernos ante nuestros hermanos heridos por el pecado, por la pobreza o por la enfermedad. No podemos sentirnos satisfechos ante el Señor porque acudimos amorosamente a la celebración de la Eucaristía. De aquel que ha entrado en una relación amorosa y personal con el Señor, se espera que dimane una fuerza poderosa capaz de sanar el pecado, capaz de colaborar para que el mundo sea más justo, más fraterno. Si, a pesar de haberle dado culto al Señor durante muchos años sólo nos sentimos satisfechos con nosotros mismos y continuamos pasando de largo ante el dolor y el pecado del mundo, tenemos que preguntarnos si en verdad somos sus apóstoles o si, a causa de nuestras cobardías, al final el Padre Dios no pueda decir de nosotros: Tú eres mi hijo amado en quien me complazco, puesto que has sido bueno y fiel, entra al gozo de tu Señor. Que Dios nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de colaborar en la construcción de la Morada de Dios entre los hombres, que es su Iglesia; y colaborar no sólo anunciando el Evangelio con los labios, sino dejando que el Espíritu Santo, habitando en nosotros, nos haga ser un Evangelio viviente para nuestros hermanos. Amén.
6.
SERVICIO BÍBLICO LATINOAMERICANO 2004
Efesios 2,19-22 Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles
Salmo responsorial: 18 A toda la tierra alcanza su pregón. Lucas 6,12-19 Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles Jesús aparece con frecuencia orando en el evangelio de Lucas. Y lo hace siempre en los momentos más importantes de su vida, relacionados con la muerte que ha de aceptar, como camino para dar vida.
Después del bautismo, en el que se había comprometido a sumergirse en las aguas de la muerte, o lo que es igual, a dar la vida, mientras oraba, bajó sobre él el Espíritu Santo. Tras curar al leproso, “cuando se iba hablando de él cada vez más y grandes multitudes acudían a oírlo y a que los curara de sus enfermerdades”, dice el evangelista que solía retirarse a despoblado a orar, tal vez para no caer en la tentación de llegar a ser un mesías de triunfo y poder (5,15-16). Antes de llamar a sus discípulos, apunta Lucas que Jesús fue al monte a orar y se pasó la noche orando a Dios, quizás para pedirle acertar en la elección y que aquellos que él eligiese estuviesen dispuestos a seguir su camino de servicio hasta la muerte (6,12-17). Antes de anunciar su pasión y resurrección apunta de nuevo Lucas que estaba orando él solo (9,18). Ocho días más tarde, se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago y subió al monte a orar, monte en el que tiene lugar la transfiguración (Lc 9,28) y en el que se le ve entre Elías y Moisés, hablando de su éxodo o muerte.
Los discípulos, que sabían de la importancia que Jesús daba a la oración, un día, al terminar de orar Jesús, se le acercaron y le pidieron que los enseñase a orar (11,1). Jesús les enseñó entonces la oración del padrenuestro que termina diciendo: “y no nos dejes ceder a la tentación”, frase que remite a las tentaciones de Jesús en el desierto en las que Satanás le propone un mesianismo de gloria y poder a espaldas de Dios.
Para no ceder a esta tentación oraba Jesús y para ello es necesario que los cristianos oremos. En la oración sacaremos fuerzas de Dios para vencer esta tentación y aceptar, como Jesús, el camino del servicio hasta la muerte, si fuese necesario.
7. DOMINICOS 2004
Santos Simón y Judas, apóstoles
Cuando vemos en las iglesias una talla o pintura que representa a un personaje/santo con aureola de “apóstol”, y tiene en la mano una sierra, y su cuerpo parece como cortado por medio, nos encontramos en presencia artística y espiritual de San Simón. Y si a su lado o en otro retablo hay otro “apóstol”, con signos de martirio, y con un hacha en la mano o a los pies, estamos en presencia de San Judas. Estos dos apóstoles, según se deduce del capitulo 13 del Evangelio de Mateo (versículo 55) , fueron parientes de Jesús. Cuenta el evangelista que en cierta ocasión, Jesús, “viniendo a su patria —Nazaret- enseñaba en la sinagoga” y que lo hacía tan bien que todos se preguntaban: “¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?” Entre los apóstoles, parece que Simón y Judas tenían “mote” para distinguirlos de otros apóstoles del mismo nombre. Simón era “Celotes”, para distinguirlo de Simón Pedro. Judas era “Tadeo”, para distinguirlo de Judas Iscariote. Judas el bueno tenía, además, otro hermano en el grupo, que era Santiago el Menor (el obispo de Jerusalén). Simón no nos dejó ningún escrito, y Judas nos dejó una Carta, a la que aludiremos en la reflexión final. En cuanto a la predicación de ambos, parece que se desarrolló por Egipto, Asía, Persia; y que, como otros apóstoles, a causa de su predicación fueron apresados y martirizados, según se cree, en la forma que el arte ha inmortalizado. La luz de Dios y su mensaje en la Biblia Carta del apóstol San Pablo a los Efesios 2,1 9-22. Hermanos: Vosotros ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos del pueblo de Dios y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu” . Evangelio según San Lucas. 6, 12-16. Cierto día subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos, y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Zelotes; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor. Reflexión para este día Apóstoles de Cristo. En la carta de san Pablo se nos recuerda una gran verdad proclamada por Jesús: los apóstoles, discípulos, amigos, seguidores del Señor, ya no somos extranjeros y forasteros sino ciudadanos y miembros de la familia de los hijos de Dios. Ese honor lo atribuimos hoy especialmente a los apóstoles, piedras vivas en la construcción del edificio eclesial. Ellos, como nos lo recuerda la antífona de poscomunión, amaron y guardaron la palabra del Señor, y fueron amados del Padre, y sus almas fueron morada de Dios (Jn 14,23). Imaginándonos que tenemos ante nosotros la sierra y el hacha de los mártires Simón y Judas, escuchemos el mensaje apocalíptico de la Carta de san Judas (o atribuida a él): ‘En los últimos tiempos habrá hombres cínicos que seguirán sus pasiones impías. Esos son los que provocan discordias, hombres sensuales, sin espíritu. Vosotros, en cambio, queridos, edificad vuestra existencia sobre la santísima fe, orad movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, esperad de la misericordia del Señor nuestro, Jesucristo, la vida eterna.’
8. Fray Nelson 2004
Jueves 28 de Octubre de 2004
Temas de las lecturas: Están edificados sobre el cimiento de los apóstoles * Eligió a doce de ellos y los nombró apóstoles . Más información. 1. San Judas Tadeo 1.1 Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mateo 10,3, Marcos 3,18). No sabemos cuándo ni cómo entró a formar parte de los discípulos. Lucas le llama "Judas de Santiago" (Hechos 1,13). Juan aclara: "Judas, no el Iscariote" (Juan 14,22). Esta distinción es necesaria dado que Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús. 1.2 "Judas" es una palabra hebrea que significa "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir "valiente para proclamar su fe". 1.3 El Apóstol Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva: "¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero . . . el hermano de Santiago y de Judas?". 1.4 Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que El y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan 14, 22-23). No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo. 1.5 Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son . . . hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría". 1.6 San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir empleo o casa. San Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo. 2. ¿Por qué se celebran juntos Tadeo y Simón? 2.1 Según la tradición occidental, tal como aparece en la liturgia romana, se reunió en Mesopotamia con San Simón y que ambos predicaron varios años en Persia y ahí fueron martirizados. Existe un presunto relato del martirio de los dos Apóstoles; pero el texto latino no es ciertamente anterior a la segunda mitad del siglo VI. Dicho documento se ha atribuido a un tal Abdías, de quien se dice que fue discípulo de Simón y Judas y consagrado por ellos primer obispo de Babilonia. 2.2 Según dice la antigua tradición, a San Simón lo mataron aserrándolo por medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por eso lo pintan con una hacha en la mano. Por ello, la Iglesia de occidente los celebra juntos, en tanto que la Iglesia de oriente separa sus respectivas fiestas.
9.
Comentario: Rev. D. Albert Taulé i Viñas (Barcelona, España)
«Jesús se fue al monte a orar» Hoy contemplamos un día entero de la vida de Jesús. Una vida que tiene dos claras vertientes: la oración y la acción. Si la vida del cristiano ha de imitar la vida de Jesús, no podemos prescindir de ambas dimensiones. Todos los cristianos, incluso aquellos que se han consagrado a la vida contemplativa, hemos de dedicar unos momentos a la oración y otros a la acción, aunque varíe el tiempo que dediquemos a cada una. Hasta los monjes y las monjas de clausura dedican bastante tiempo de su jornada a un trabajo. Como contrapartida, los que somos más “seculares”, si deseamos imitar a Jesús, no deberíamos movernos en una acción desenfrenada sin ungirla con la oración. Nos enseña san Jerónimo: «Aunque el Apóstol nos mandó que oráramos siempre, (…) conviene que destinemos unas horas determinadas a este ejercicio». ¿Es que Jesús necesitaba de largos ratos de oración en solitario cuando todos dormían? Los teólogos estudian cuál era la psicología de Jesús hombre: hasta qué punto tenía acceso directo a la divinidad y hasta qué punto era «hombre semejante en todo a nosotros, menos en el pecado» (He 4,5). En la medida que lo consideremos más cercano, su “práctica” de oración será un ejemplo evidente para nosotros. Asegurada ya la oración, sólo nos queda imitarlo en la acción. En el fragmento de hoy, lo vemos “organizando la Iglesia”, es decir, escogiendo a los que serán los futuros evangelizadores, llamados a continuar su misión en el mundo. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13). Después lo encontramos curando toda clase de enfermedad. «Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6,19), nos dice el evangelista. Para que nuestra identificación con Él sea total, únicamente nos falta que también de nosotros salga una fuerza que sane a todos, lo cual sólo será posible si estamos injertados en Él, para que demos mucho fruto (cf. Jn 15,4).
10. Jueves, 28 de octubre del 2004
Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso 2, 19-22 Hermanos: Ustedes ya no son extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Ustedes están edificados sobre los apóstoles y los profetas, que son los cimientos, mientras que la piedra angular es el mismo Jesucristo. En Él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor. En Él, también ustedes son incorporados al edificio, para llegar a ser una morada de Dios en el Espíritu. Palabra de Dios. SALMO RESPONSORIAL 18, 2-5 R. Resuena su eco por toda la tierra. El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos; un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. R. Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R. EVANGELIO Eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 12-19 Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos. Palabra del Señor Reflexión: Ef. 2, 19-22. Todo tiene en Cristo su fin último. Por Él y para Él fueron hechas todas las cosas. La fe que tiene por cimiento a los apóstoles y profetas culmina en Cristo, piedra angular de todo el edificio. Y cada uno también ha de edificar su vida como morada de Dios. A eso tiende el anuncio del Evangelio y la acción pastoral de la Iglesia. Mientras busquemos otros fines no estaremos siendo leales a Cristo, ni trabajando por su Reino sino por nuestras imaginaciones, o por nuestros propios intereses. Dios nos quiere como Iglesia; no importa que antes hayamos sido extranjeros o advenedizos, pues ahora, por voluntad suya nos ha llamado a ser conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. ¿Podrá alguien manifestarnos un amor más grande? Construyamos nuestra vida en el cimiento de la fe en Cristo Jesús. Roguémosle a Él que nos ayude a mantenernos firmes en la fidelidad a su Palabra, y en el amor que hemos de hacer patente ante el mundo entero por medio de nuestras buenas obras para que, viéndolas los demás glorifiquen a nuestro Padre Dios, que está en los cielos. Entonces, como Iglesia, no sólo anunciaremos, sino que daremos testimonio con las obras, del Evangelio que se nos ha confiado para hacerlo llegar hasta el último rincón de la tierra. Sal. 19 (18). Todas las obras creadas nos hablan de Aquel que las creó; y sin que pronuncien una palabra, su mensaje llega a toda la tierra hasta el fin del mundo. La Iglesia ha sido creada por Dios para que, por su medio, llegue la salvación a todos los hombres, de todos los tiempos y lugares, hasta el fin del mundo. Ojalá y que los que creemos en Cristo Jesús no denigremos el Santo Nombre de Dios ante las naciones a causa de llevar una vida incongruente con el Mensaje de Salvación, que anunciamos con los labios. Que nuestra mejor forma de transmitir a los demás el Evangelio sea a través de nuestras obras y de nuestra vida misma. Entonces aquello que anunciamos no será ocasión de burla, sino de salvación para el mundo entero. Por eso roguémosle al Señor que nos conceda ser los primeros en vivir aquello que anunciaremos a los demás, de tal forma que no nos quedemos en simples predicadores, sino que seamos testigos de la Buena Noticia de salvación. Lc. 6, 12-19. Jesús ora intensa y largamente ante su Padre. Él tomará una decisión crucial: Fundar el Nuevo Pueblo de Dios con doce apóstoles o enviados, a los que primero instruirá, no sólo con sermones o pláticas, sino con la propia vida, que nos hace patente al Dios-con-nosotros, al Dios que se ha hecho para nosotros la cercanía de su misericordia. Entonces, una vez convertidos en testigos, y llenos del Espíritu Santo, podrán transmitirnos lo que sus ojos vieron, lo que sus oídos escucharon y lo que sus manos tocaron acerca del Hijo de Dios hecho hombre. Y Jesús, junto con sus apóstoles, baja del monte para encontrarse con la gente. Así el auténtico enviado de Cristo no puede quedarse lejos de su Pueblo; debe bajar y tocar, experimentar el dolor, las carencias y las injusticias que padecen las multitudes. Entonces podrá compadecerse de toda esa gente y podrá darlo todo, con tal de remediar esos males, pues para eso ha sido enviado. Por eso la Iglesia lo entrega todo a favor del Evangelio. Ojalá y sigamos las huellas de Cristo, cercano al hombre que sufre, y entregando nuestra vida para que todos recobren su dignidad humana y su dignidad de hijos de Dios. El Señor Jesús nos ha convocado en este momento de intimidad, de oración, de amor que llega hasta el extremo. Él nos convoca para que celebremos el Memorial de su Misterio Pascual: La Eucaristía que nos hace actual su muerte y su resurrección con todo su poder salvador. Y nosotros venimos a la escucha de su Palabra y a ser testigos del amor que nos tiene, entregando su vida para que nosotros tengamos vida. No podremos anunciar el Evangelio a los demás si antes no hemos vivido como discípulos fieles del Señor; y no sólo como discípulos que escuchan, sino que encarnan en sí mismos el Evangelio. Por eso la Eucaristía no une a Cristo y nos compromete a dar testimonio de lo que aquí hemos vivido. Y no podemos ser cobardes en el testimonio de fe que el mundo necesita desde la Iglesia para que desaparezcan los odios y divisiones, y se inicie la construcción de una vida familiar unida por el amor, por un sólo Señor, por un mismo Espíritu y por un sólo Dios y Padre. Qué bueno que hagamos grandes proyectos que nos lleven a un resultado final de mayor vivencia del Evangelio. Qué bueno que prevengamos recursos humanos y materiales para que todo resulte a la perfección. Pero recordemos que uno siembra o riega lo sembrado, pero que sólo de Dios depende que lo sembrado nazca y crezca hasta producir frutos abundantes. Por eso nuestra acción pastoral al servicio del Evangelio jamás podrá desligarse de la oración, vista no sólo como un momento de intimidad con Dios, sino como la aceptación del compromiso que nos haga trabajar constantemente y sin desfallecer para conducir a todos hacia Cristo. Aprendamos a respirar en la Iglesia con los dos pulmones: La unión con Dios y el Servicio al prójimo. Desligar a uno de los dos sería tanto como inutilizar la Misión que el Señor nos ha confiado. Pues además de la oración hemos de trabajar anunciando como testigos aquello que el Señor nos comunica en la oración. Y además de las múltiples tareas a favor del Evangelio, hemos de aprender a volver a la presencia del Señor para trabajar como siervos del Evangelio y no conforme a nuestras imaginaciones, ni conforme a las solas luces de las ciencias, que jamás podrán darnos la salvación, pues esta sólo procede de Dios. Roguémosle al Señor, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, que nos conceda la gracia de trabajar por hacer realidad entre nosotros el Reino de Dios, mediante la entrega que hagamos a los demás no sólo de Palabras basadas en el Evangelio, sino entregando a los demás a Cristo, Evangelio viviente del Padre, para que, viviendo en ellos, les haga participar de su dignidad de Hijo de Dios, y los haga coherederos de la herencia que le corresponde como a Hijo unigénito del Padre. Amén. Homiliacatolica
11. Salía de Él una fuerza que sanaba
Fuente: Catholic.net Autor: P. Clemente González Reflexión: La oración fue una compañera inseparable de Jesús. En todo el Evangelio le vemos orando, sobre todo en los momentos más decisivos de su vida: antes del Bautismo, al realizar varios milagros, en la Última Cena, en el Huerto de los Olivos, en la Cruz, etc. Aquí se nos narra la elección de los Doce apóstoles. Eran los hombres con los que iba a comenzar la Iglesia y debían ser aptos para llevarla a buen término con paso firme. Por tanto, era una decisión importante, que no podía hacerse con prisas y a la ligera. Necesitaba dedicar una noche entera para consultarla con su Padre. De la misma manera, todas nuestras grandes decisiones deberían surgir tras un encuentro con Dios en la oración. Por ejemplo, al elegir una carrera, al optar por la vida matrimonial o seguir una vocación religiosa, etc. También debemos rezar cuando llegan situaciones difíciles en el trabajo o en la familia, ya que Dios nos puede ayudar a encontrar la solución más adecuada. ¿Y cómo sabemos si la respuesta viene realmente de Dios? Cuando Dios “ilumina” un alma por la acción del Espíritu Santo le envía algunas señales, por ejemplo, una profunda paz interior, alegría, amor, etc. Es lo que llamamos “frutos del Espíritu”. Y por si hubiera dudas, nos damos cuenta de que esa solución está completamente de acuerdo con lo revelado en las Sagradas Escrituras. También es provechoso contar con la ayuda de un buen sacerdote que nos pueda orientar a encontrar la voluntad de Dios para nosotros, ya que ellos reciben unas gracias especiales para ejercer su ministerio.
12.
Reflexión
De entre los que seguían a Jesús, escogió doce para que de una manera más cercana pudieran ser testigos de sus palabras y sus acciones. El proyecto de Jesús no era una escuela por correspondencia, sino era un verdadero “laboratorio”. En esta experiencia se tenía que aprender no solo lo que significa “amar” sino que era necesario experimentar el amor, y este amor llevarlo hasta el extremo; no se podía solo aprender a dar una definición sobre el perdón sino que era necesario perdonar, y hacerlo de corazón. El modelo era Jesús, pero cada uno tenía que experimentarlo. Desde entonces los apóstoles y luego la Iglesia comprendió que la doctrina de Jesús o se hace vida o queda estéril sin dar fruto. Jesús se ha quedado entre nosotros para seguirnos instruyendo mediante la Sagrada Escritura y sigue buscando hombres y mujeres que quieran hacer de su vida un taller, un verdadero seminario de amor, pues a amar se aprende amando y a perdonar perdonando. Que pases un día lleno del amor de Dios. Como María, todo por Jesús y para Jesús Pbro. Ernesto María Caro
13. CLARETIANOS 2004
Queridos amigos, paz y bien. La liturgia nos trae hoy la memoria de los apóstoles Simón y Judas (ver sus vidas). En la lista de los apóstoles elegidos por Cristo, no había grandes teólogos, ni expertos en lenguas, ni sabios según el criterio humano. Era una lista de gente más bien limitada, que debe ir aprendiendo poco a poco lo que supone ser seguidor de Jesús de Nazaret. Y, sobre todo, es una lista orada, meditada en el silencio. Cada vez que Jesús debía tomar una decisión importante, se retiraba a orar.
Primera lección de hoy. ¿Qué peso tiene en nuestras decisiones –personales, familiares, comunitarias- la oración? ¿Le dejas a Él aconsejarte? ¿O nos fiamos más del horóscopo, de los programas de televisión, o de lo que hacen todos? Segunda lección de hoy. Sean muchos o pocos los que se salven –de Dios depende- tenemos todos la obligación de aportar nuestro grano de arena en la tarea de la evangelización. Desde nuestro lugar, de hijo, de padre, de esposo, de esposa, de empresario, de estudiante, de monja, de cura... Todos tenemos un entorno en el que nos movemos. Todos podemos ser evangelizadores. Es algo que recibimos con el Bautismo, la tarea de seguir propagando la fe. Jesús ya te ha elegido. Ha añadido tu nombre a esa lista de apóstoles. ¿Qué le vas a decir? Judas Tadeo
El nombre «Judas» es una palabra hebrea que significa alabanzas sean dadas a Dios. «Tadeo», término proveniente del idioma arameo, significa el valiente, hombre de pecho robusto. También se le llamó «Lebbeo», que significa hombre de corazón tierno. Junto con Simón el Cananeo, Judas Tadeo era uno de los apóstoles considerados como más judaizantes dentro del grupo de «los Doce». Según el evangelio de Juan, fue testigo privilegiado de la Última Cena, durante la cual tuvo una participación activa explícita. La tradición eclesiástica le atribuye la autoría de la epístola de Judas, punto también debatido por los biblistas. La escasez de datos sobre Judas Tadeo y algunas identificaciones equívocas de su persona se vieron reflejadas en la variedad iconográfica que lo caracteriza.[2] Se lo representó con una maza o un mazo, herramienta con la que -según la tradición católica- sufrió martirio (hasta el siglo XIV se lo personificó con frecuencia con alabarda o hacha, e incluso con espada).[2] La «regla doblada» con la que también suele representárselo es una estilización del sable shamsir de origen persa, arma con la que asimismo se atribuye su decapitación. A menudo sus representaciones portan una imagen de Jesús, a veces con forma de medallón, en el pecho, en recuerdo de la leyenda según la cual este apóstol habría llevado el mandylion a la corte del rey Abgar V de Edesa, para sanarle. (En realidad, quien portaba el mandylion era Tadeo de Edesa, uno de los setenta y dos discípulos mencionados en Lucas 10:1-24, pero para cuando fue descubierto el error, la iconografía del medallón en el pecho de Judas Tadeo ya se había popularizado.) También se lo representa con una llama de fuego sobre su cabeza, significando su presencia en Pentecostés, y un rollo en representación de la epístola de Judas, uno de los libros canónicos, que la tradición eclesiástica tendió a atribuirle. En el simbolismo medieval, se consideró la piedra preciosa «crisoprasa» como atributo del apóstol Judas Tadeo.[3] Hoy en día, la tradición católica lo venera como el santo de las causas difíciles y desesperadas. Su festividad se celebra en la liturgia católica el 28 de octubre, aunque popularmente suele ser recordado el día 28 de cada mes. Judas Tadeo, el «Trinomio»«Judas» es una palabra hebrea que significa «alabanzas sean dadas a Dios». El término poseía una significación positiva, que posteriormente tornaría en negativa debido a otro apóstol, Judas Iscariote, nombre proverbial en el habla popular y símbolo universal de traición y alevosía.[6] «Tadeo» puede significar «el valiente», «hombre de pecho robusto». El término proviene del idioma arameo, «taddà’», que quiere decir «pecho» y, por lo tanto, suele implicar «magnanimidad». De allí también la variante «Lebbeo»,[7] proveniente de una raíz hebrea que hace referencia al corazón, y que significaría «hombre de corazón tierno» o «niño del corazón».[5] [Nota 1] Aunque menos probable, también se ha atribuido el término «Tadeo» a una abreviación derivada del nombre griego «Teodoro» o «Teódoto».[8] Algunos escrituristas, sin embargo, sostuvieron que Judas de Santiago y Judas Tadeo no serían la misma persona.[9] Se han propuesto teorías alternativas para explicar la discrepancia entre los evangelios: el reemplazo no registrado de uno por el otro durante el ministerio de Jesús causado por apostasía o muerte;[9] la posibilidad de que el número de doce para los apóstoles fuera un número simbólico o una estimación;[10] o, simplemente, que los nombres no fueron registrados perfectamente por la Iglesia primitiva.[11] Con todo, estas líneas de interpretación son hasta ahora minoritarias. Algunos autores que sostienen la línea de pensamiento clásica indican que, dado que el nombre «Judas» resultó tan mancillado por Judas Iscariote, resulta natural que los evangelios de Marcos y Mateo se refieran a «Judas de Santiago» con el nombre alternativo: «Tadeo». Incluso en los Evangelios, los evangelistas se sentían avergonzados de mencionar el nombre de Judas. Su prejuicio es bastante evidente. En el pasaje en el que (el evangelio de) San Juan habla de Tadeo, pasó rápidamente sobre el nombre, y se apresuró a añadir: «Judas, no el Iscariote ...» Aún más sorprendente es el hecho de que ni Mateo ni Marcos mencionan nunca el nombre completo de este apóstol, Judas Tadeo, sino que simplemente lo llamaron «Tadeo». Uno puede asumir correctamente que los evangelistas querían restablecer el buen nombre de este apóstol entre sus compañeros y, sobre todo, entre la gente. Utilizando sólo su apellido, podrían eliminar cualquier estigma que su nombre podría haberle dado.[12] Judas Tadeo en las Sagradas EscriturasPor lo comentado anteriormente, Judas Tadeo es así llamado tradicionalmente por unir al menos dos nombres diversos: mientras los Evangelios de Mateo y de Marcos lo llaman simplemente «Tadeo» (o su variante, «Lebbeo») (Mateo 10, 3; Marcos 3, 18), Lucas en su Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles lo llama «Judas de Santiago» (Lucas 6, 16; Hechos 1, 13).
San Judas Tadeo, fragmento de un fresco realizado por Bicci di Lorenzo (1373–1452). Museo dell'Opera del Duomo (Florencia).
Judas Tadeo es uno de los apóstoles menos mencionado. En los Evangelios, además de la aparición de su nombre en la nómina de apóstoles, sólo es nombrado una vez, en el Evangelio de Juan, donde el evangelista menciona una petición de Judas Tadeo a Jesús durante la Última Cena: Le dice Judas –no el Iscariote–: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?» Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.»La pregunta define en parte la personalidad atribuida a Judas Tadeo:
Las viejas leyendas que narran el nacimiento divino de Perseo, de Anfión, de Eaco, de Minos, hoy ya nadie cree en ellas. Por lo menos dejan a salvo cierta verosimilitud, pues se atribuyen a esos personajes acciones verdaderamente grandes, admirables y útiles a los hombres. Pero tú ¿qué hiciste o dijiste hasta tal punto maravilloso? En el Templo la insistencia de los Judíos no pudo arrancarte una sola señal que pudiera manifestar que eras verdaderamente el Hijo de Dios.
Si quería realmente hacer ostentación de su poder, debería haberse aparecido a los que lo insultaron, al juez que lo condenó y a todo el mundo absolutamente.
También nosotros preguntamos al Señor: ¿por qué el Resucitado no se ha manifestado en toda su gloria a sus adversarios para mostrar que el vencedor es Dios? ¿Por qué sólo se manifestó a sus discípulos? La respuesta de Jesús es misteriosa y profunda(...): al Resucitado hay que verlo y percibirlo también con el corazón, de manera que Dios pueda poner su morada en nosotros. El Señor no se presenta como una cosa. Él quiere entrar en nuestra vida y por eso su manifestación implica y presupone un corazón abierto.[8]Si se identifica a Judas Tadeo con Judas de Santiago, también es mencionado en los Hechos de los Apóstoles, como uno de aquellos que, después de la resurrección y ascensión de Cristo, permanecieron orantes a la espera de la venida del Espíritu Santo: "Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron, subieron a la estancia superior, donde vivían. Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos." Judas Tadeo: hagiografía, tradiciones y leyendasSegún la tradición oriental, Judas Tadeo habría muerto en Beirut de Edessa (Líbano), mientras que para la tradición occidental —tal como aparece en el martirologio romano desde el siglo VIII— evangelizó la Mesopotamia para luego reunirse con Simón el Cananeo y predicar varios años en Persia (incluyendo la zona de la actual Armenia) para ser finalmente martirizados en Suamir (Persia), aproximadamente en el año 62 de nuestra era.[14]
San Judas Tadeo, portando sobre su pecho una imagen de Jesús con forma de medallón. (Santuario de Heisterbacherrott, en Renania del Norte.)
San Judas Tadeo, martirizado con maza y decapitado con shamsir. Hartmann Schedel, Crónicas de Núremberg.
Según el relato, después de predicar y obrar milagros, convirtieron al cristianismo al rey Acab de Babilonia. Luego, su tránsito por Persia habría sido más tortuoso y difícil. En su peregrinaje junto con Simón el Cananeo, recorrieron todo el territorio predicando, convirtiendo y bautizando a sus habitantes. Al entrar a la ciudad de Suamir, habrían sido sorprendidos por los sacerdotes paganos del lugar y, al negarse a adorar a sus dioses, sentenciados a muerte. Según la tradición católica, a Simón el Cananeo lo martirizaron aserrándolo por medio, y a Judas Tadeo le habrían aplastado la cabeza con una maza y se la habrían seccionado con un hacha o un shamsir. De allí que se lo represente con alguno de estos instrumentos de muerte en la mano. Hasta el siglo XIV se personificó también a Judas Tadeo con alabarda (ver imagen de San Judas Tadeo en la Basílica de San Juan de Letrán), o con espada.[2]
Estatuas en madera policromada que representan a seis apóstoles, ubicadas en la cripta de la Basílica de San Saturnino de Toulouse en Francia. La cuarta representa a Judas Tadeo con una maza en la mano derecha.[17] Esta basílica se atribuye la guarda de algunas reliquias del apóstol.
Por ello, la Iglesia de occidente celebra conjuntamente a Judas Tadeo y Simón el Cananeo, en tanto que la Iglesia de oriente desglosa las respectivas festividades. Según otra tradición, las reliquias habrían sido llevadas a un monasterio del rito armenio localizado en una de las islas del lago Issyk-Kul, en Kirguistán, donde habrían permanecido hasta mediados del siglo XV. Posteriormente, las reliquias habrían permanecido allí, o habrían sido trasladadas a un lugar aún más recóndito, en la Cordillera del Pamir (que abarca Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán y China).[18] Judas Tadeo: celebraciones litúrgicasLas celebraciones a Judas Tadeo el Apóstol se registraron en la liturgia de Occidente en general [Occidentales Liturgiae, por ejemplo, Calendarium anglicanum (550-650), Liturgia mozarábica (930)][19] y en diferentes calendarios y martirologios antiguos en particular,[20] entre ellos, el Kalendarium antiquissimum, Kalendarium floriacense, Kalendarium mantuanum, Kalendarium vallumbrosanum, Kalendarium verdinense, Kalendarium stabulense, Martyrologium Ecclesiae antissiodorensis, etc. En todos se celebraba el natalicio para la eternidad de los apóstoles Simón y Judas (Natale apostolorum Simonis et Judæ), el 28 de octubre (es decir, V Kalendas Novembris).[21] En el rito hispano-mozárabe revisado, los santos Simón y Judas, apóstoles, se celebran el 1 de julio.[22] En la liturgia ortodoxa se celebra el 19 de junio.La epístola de JudasEl autor de esta breve epístola se presenta como «Judas, siervo de Jesús, hermano de Santiago» (versículo 1). Puesto que este «Santiago» es probablemente el «hermano del Señor» (Gálatas 1,19), un importante dirigente de la primitiva Iglesia de Jerusalén (Hechos 12,17; Hechos 15, 13-21), es muy verosímil que también Judas sea uno de los «hermanos del Señor» (Marcos 6,3). Otros autores consideran que podría ser sólo hermanastro o primo de Santiago.[23]
Representación de Judas Tadeo con un rollo en la mano, en alusión a la epístola de Judas que la tradición eclesiástica tendió a atribuirle. Galería de la Iglesia católica de S. Walburga (Gelsdorf, Alemania).
Judas, que se llama «hermano de Santiago», v. 1, parece presentarse también como uno de los «hermanos del Señor». No hay nada que obligue a identificarle con el apóstol del mismo nombre. Por lo demás, él mismo parece distinguirse del grupo apostólico [al cual nombra en el versículo 17, aparentemente sin incluirse]. Pero tampoco hay razón que obligue a imaginarse una seudonimia que no estaría suficientemente justificada dada la poca importancia del personaje suplantado.[25]Uno de los argumentos más fuertes a favor de la hipótesis de la autoría de la epístola por parte de Judas Tadeo es la escasa probabilidad de que cualquier autor haya utilizado como seudónimo el nombre de «Judas». Por esa razón algunos estudiosos sostienen que el autor de la carta de Judas nos habría dejado su nombre real.[26] PopularidadHistoria en Europa y AméricaLos dominicos comenzaron a trabajar en la actual Armenia poco después de la aprobación de la Orden de predicadores en 1216. En aquel tiempo, había una devoción importante a Judas Tadeo en esa área, tanto por parte de cristianos católicos como de cristianos ortodoxos, la cual duró hasta que tuvieron lugar persecuciones y expulsiones sucesivas de las minorías cristianas en la región. La devoción a San Judas Tadeo comenzó de nuevo en el siglo XIX en Italia y España, extendiéndose por América del Sur y, finalmente, por los Estados Unidos, a partir de Chicago y de su zona de influencia, debido al trabajo de los claretianos y los dominicos en el década de 1920.PerúLas fechas de sus recorridos procesionales son el último domingo de octubre y el primer domingo de noviembre. Desde esa fecha se fundaron hermandades en varios distritos, como:
PanamáEn Panamá es uno de los santos de mayor devoción, aparte de San Juan Bosco y la Santísima Virgen María bajo la advocación de la virgen del Carmen. Una parroquia situada en el corregimiento de Juan Díaz lleva su nombre.MéxicoCiudad de MéxicoEn torno de san Judas Tadeo en la ciudad de México se ha desarrollado una muy importante devoción. Sea por enfermos incurables o por familiares de esos enfermos, el templo donde se le venera es ya insuficiente para los cientos y en ocasiones miles de solicitantes de salud. Pero lo curioso es que el templo no está bajo su advocación, pues el viejísimo edificio fue dedicado a san Hipólito, quien fuera el primer patrón de la ciudad de México [...] Hoy, fuera del relieve de la fachada donde se le representa, el templo no conserva una sola imagen suya, pues ha sido olvidado por la creciente devoción a san Judas Tadeo.[27]Muchas de las peregrinaciones que van a San Hipólito se dirigen el 28 de octubre hacia Puebla, a venerar las reliquias que se exhiben durante una semana en la Parroquia que tiene como patrón al Santo Apóstol. Zacatecas
Templo de San Judas Tadeo en Villanueva, Zacatecas, considerado entre los más importantes dedicados al santo en México.
Estado de HidalgoTambién es venerado en la comunidad de Buenavista, municipio de Alfajayucan, en el estado de Hidalgo, en donde actualmente se está construyendo una capilla en su honor.En Pachuca se encuentra un Santuario en la Colonia Carboneras, muy visitado en especial el 28 de cada mes. En la colonia El Palmar se ubica una parroquia a la que los feligreses acuden para pedir a San Judas Tadeo que les ayude en sus causas difíciles. Estado de PueblaEn el estado de Puebla es venerado principalmente en los municipios de Huixcolotla y Tecamachalco. Hasta ahí caminan peregrinos de varias partes de los estados de Chiapas, Veracruz y Tabasco. Llegan a una casa de reunión en el centro de la ciudad y en otras partes en donde se expone la imagen y se le cantan Las mañanitas. Participan danzantes del estado de Chiapas que bailan enfrente de la imagen de San Judas Tadeo, se hace oración durante unas horas y luego se parte en peregrinación hacia una capilla que se encuentra en el municipio de Huixcolotla. Esta peregrinación se realiza desde hace más de tres décadas y participan alrededor de 5000 peregrinos de los estados antes mencionados.En la parroquia de San Judas Tadeo (ubicada en la Prolongación de 16 de septiembre 13121, Puebla), cada 28 de octubre asisten alrededor de 20000 fieles a venerar las reliquias del santo que se exponen en dicha parroquia.[cita requerida] Estado de ChihuahuaEn el estado fronterizo la devoción a San Judas esta presente en las diversas iglesias y altares a lo largo del territorio. Por todas las carreteras y caminos se encuentran capillas y oratorios dedicados a San Judas. Juárez donde diariamente asisten sus devotos y mensualmente, los días 28, se realizan actos de culto en su honor. A las afueras de Chihuahua, capital del estado, se cuenta con un lugar de peregrinación en la población de Tomás García[28] a donde los fieles acuden a pagar ´mandas´ (promesas en honor del apóstol). Actualmente la capilla esta deteriorada y los espacios ocupados por ambulantes del lugar lo que ha creado un conflicto por parte de los peregrinos y la iglesia hacia los ejidatarios. La Arquidiócesis planea construir cerca de esta Iglesia una nueva a fin de evitar los conflictos entre la población[29] . Otro centro de devoción es Cd. Meoqui donde actualmente se esta ampliando la Iglesia de San Judas[30] para dar cabida a los fieles cada vez más numerosos que visitan el lugar. Se planea venerar allí algunas reliquias del apóstol traídas de Roma. En la población de Maravillas también se encuentra una Iglesia.GuatemalaEn la Iglesia de la Merced de la Nueva Guatemala, 11 Avenida y 5ta. Calle Zona 1, se venera una imagen del santo en un cuadro que lo representa como un hombre joven, cuadro usualmente llevado en procesión en la festividad del santo. el día 28 de octubre.[31] La fiesta patronal es celebrada de manera relevante en la ciudad Capital.Judas Tadeo es considerado el patrono de los negocios y de los trabajos; las personas suelen llevarle veladoras y rosas rojas. Existe gran cantidad de placas conmemorativas que se encuentran colocadas en el interior de la iglesia, en agradecimiento a los favores concedidos. CubaEn toda la isla continental de Cuba existe una muy extendida devoción al santo, al que se invoca por su particular patrocinio ante los «casos imposibles, difíciles y desesperados». Su imagen más conocida está ubicada en la parroquia de San Judas y San Nicolás en la ciudad de La Habana, cuya fiesta cada 28 de octubre congrega a fieles que se aglomeran no solo en el templo, sino que abarrotan todas sus inmediaciones en un constante peregrinar.[32]Sus estampas son frecuentes entre los cubanos católicos como expresión de la piedad popular. En muchas parroquias del país donde no existen imágenes representativas del apóstol, se ofrece la celebración eucarística al conmemorarse su festividad, y se efectúan rogativas con la simple presencia de alguna estampa colocada sobre el altar o en alguna pequeña capilla improvisada al efecto. Devoción popularJudas Tadeo es considerado uno de los santos más invocados popularmente. En el catolicismo, es el patrono de las causas difíciles o desesperantes. Existen diferentes plegarias de petición a Cristo por intercesión de Judas Tadeo.[33] A modo de ejemplo:
Notas
Referencias
Enlaces externos
Santos Simón y Judas, apóstoles
fecha: 28 de octubre
canonización: bíblico hagiografía: Abel Della Costa
Fiesta de san Simón y san Judas, apóstoles, el primero llamado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Santiago, llamado también Tadeo, el cual, en la última Cena preguntó al Señor acerca de su manifestación, recibiendo esta respuesta: «El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío le amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él».
patronazgo: Simón es patrono de los madereros, los trabajadores forestales, albañiles, curtidores, talabarteros, tejedores y tintoreros; y Judas protector en graves dificultades y preocupaciones, en situaciones desesperadas y «causas perdidas».
refieren a este santo: San Gregorio el Iluminador
oración:
Señor Dios nuestro, que nos llevaste al conocimiento de tu nombre por la predicación de los Apóstoles, te rogamos que, por intercesión de San Simón y San Judas, tu Iglesia siga siempre creciendo con la conversión incesante de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
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Los Doce
Al igual que nos pasa con los demás Apóstoles, no tenemos sobre Simón y Judas Tadeo más que noticias imprecisas. Es natural: la Iglesia de los primeros años aguardaba la llegada del Reino con tanta inminencia, que no se ocupó de guardar memoria de los más cotidiano e insignificante -el día a día- de quienes la hacían; así que, paradójicamente, conservó con extremada fidelidad doctrina, espiritualidad, predicación, fe, todo lo más difícil de conservar... porque todo ello debía perdurar hasta el Reino; pero esos detalles mínimos que nos hacen «palpable» a cualquier personaje, no se conservaron: ¿tenían esposa? ¿hijos? ¿cuántos? ¿dónde nacieron? ¿dónde y cómo vivían? ¿dónde predicaron? ¿cómo murieron?
Pasadas una o dos generaciones la Iglesia tuvo que comprender que la promesa de Jesús de una vuelta inmediata no se medía en la escala del tiempo humano, y naturalmente se volvió más cuidadosa al detalle de la memoria cotidiana; pero los datos concretos de los principales «héroes humanos» de su propia historia, los Apóstoles y la Virgen, se habían perdido ya. Sin embargo la memoria popular no soporta vacíos: la memoria cotidiana de esos primeros años se comenzó a rellenar con datos recopilados aquí y allá. Muchos de esos datos seguramente se basan en un boca a boca cierto, sin embargo todos tienen algo en común: no pueden ser verificados ni falsificados, porque carecemos de fuentes externas para contrastarlos. No son pues -según el criterio que aplicamos a todo lo demás, y corresponde también aplicar al conocimiento histórico de la Iglesia- datos «históricos». Algunos autores tienen por costumbre confundir al pueblo cristiano enseñándole que todos esos datos son «tradición» de la Iglesia, y que por ello deben ser aceptados. No es verdad: la Tradición que debe ser admitida como revelación es la Tradición de la fe, es decir «aquello que los apóstoles creyeron y nos transmitieron en la vida de la Iglesia como parte del depósito de la fe, aunque no esté escrito en la Biblia». Es Tradición de la fe la Inmaculada Concepción, la Asunción de la Virgen, el culto de los santos, la economía sacramental de la salvación... es Tradición de la fe todo aquello que, siendo esencial a la identidad de la fe católica, no está explícito en la Biblia pero podemos saber, por testimonios indirectos, que formaba parte de las creencias de la generación apostólica. No es Tradición de la fe un montón de detalles simpáticos, anecdóticos y cotidianos sobre la primera Iglesia, que carecen de relevancia para la fe y cuya fuente histórica nos es desconocida. Dicho esto, y aunque sea una auténtica lástima no poder cubrir la curiosidad mínima de cualquier persona, lo que sabemos con certeza sobre los Doce en conjunto no llega a ocupar lo mínimo que sabemos sobre uno sólo de los cristianos de la siguiente generación. Simón el «zelote»De lo poco que conocemos de los apóstoles, casi nada más que su nombre es lo que sabemos de Simón, llamado por Mateo y Marcos «el cananeo», mientras que por Lucas/Hechos, «el zelote». Puede ser que con ese apodo se refiera a los «zelotes» (que podría traducirse como «llenos de celo»), un grupo radical dentro de los tantos que conformaban el polifacético judaísmo de la época; estos zelotes se oponían a la dominación romana, y al sincretismo cultural que ello traía aparejado. Se comprende que Jesús -que hablaba de una inminente instauración del Reino de Dios- atrajera la atención de estas corrientes. Aunque algunos autores afirman que los zelotes, como grupo de resistencia, nacieron algunas décadas después, así que este adjetivo indicaría más bien el hecho de que era un celoso cumplidor de la Ley, que más que un problema con la dominación romana, lo tenía con los judíos de mentalidad más relajada. No parece claro qué podía atraer de Jesús, que comía con publicanos y pecadores, a alguien que mereciera el apodo de «legalista celoso»; sin embargo, el mismo Jesús que comía con publicanos y pecadores dijo que no caería ni una «iod» de la Ley. Sin duda que Jesús se supo atraer a todas las sensibilidades, a un recaudador de impuestos como Leví y a un celoso cumplidor como Simón, y a cada uno le enseñó, y le exigió -y le exige- renunciar a sus criterios exclusivistas para abrazar los criterios de inclusividad del Reino. El apelativo «cananeo» podría corresponder al gentilicio de «nacido en Caná» (aldea que conocemos por las bodas narradas por Juan), sin embargo podría ser también -y en general la crítica actual toma este partido- la forma aramea original (qan'ana) del nombre «zelote», que es griego y que, por tanto, no es la forma original del apelativo. Por lo demás a Simón a no se le atribuye ninguna anécdota dentro de los evangelios; es uno de los Doce, y sólo lo podemos imaginar actuando como coro, ya que cuanto se habla de Simón en el NT se refiere a Simón Pedro. No sabemos, por tanto, tampoco cómo continuó el curso de su vida ni cómo murió, más allá de la suposición general de que los Doce sufrieron la misma suerte martirial que el Maestro. A partir de esta falta de datos, la imaginación ha hecho el resto, y lo ha hecho así: -Puesto que se dice de él que es «de Santiago», algunos lo identifican como «hermano de Santiago» y no -como es más natural- como «hijo de [algún] Santiago», por lo tanto deducen que tiene que ser el Simón que es pariente de Jesús, según Mt 13,55 (y paralelos). Como al Santiago pariente del Señor la tradición posterior lo ha identificado (también sin demasiada base) con uno de los Santiago Apóstol (el llamado menor), entonces Simón resultaría ser, según cuenta Hegésipo en el siglo II, el sucesor de Santiago el Menor como obispo de Jerusalén, hasta el 107, cuando sufrió el martirio en Pella. -También se lo ha identificado con Natanael de Caná y ¡con el maestresala de las Bodas de Caná!, apoyadas estas identificaciones en la solidísima base del supuesto gentilicio «cananeo». -en Armenia se lo identifica como apóstol de los armenios, y habría sufrido allí el martirio. -San Fortunato de Poitiers transmite que evangelizó Persia con Judas Tadeo, y sufrió allí el martirio y fue enterrado, aunque otras tradiciones sitúan la tumba en el Cáucaso... Los atributos del apóstol en la iconografía son variables: hasta el siglo XIII, pero retomado en el XVI, suele estar representado con un rollo o libro, sin símbolos de martirio, mientras que en los siglos intermedios a los mencionados aparece con distintos atributos martiriales, acorde con las mil leyendas sobre su muerte (serrado en dos, decapitado, etc). Judas TadeoEn cuanto a Judas Tadeo, poco más de lo mismo: le cupo la escasa suerte de llamarse con un nombre precioso en la tradición bíblica («el judío», que es lo que significa Judas), pero lamentablemente infamante para los cristianos, por el otro Judas, el traidor; con una mano en el corazón, por mucha devoción que se le tenga a Judas Tadeo, ¿quién le pondría a su hijo de nombre Judas? Tadeo (Thaddaios) es un apelativo, cuyo significado quedó incierto para nosotros; algunos lo hacen significar «de pecho amplio», es decir, «magnánimo». A este Judas se le atribuye una única intervención individual en el Evangelio, en Juan 14,22: «Le dice Judas -no el Iscariote-: 'Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?'» Lo que mereció de Jesús esa hermosa respuesta: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.» A Judas Tadeo se le atribuye una epístola muy breve -apenas 25 versículos- del NT, la llamada, precisamente, Epístola de San Judas, última del grupo de las siete «católicas» (es decir, sin destinatario conocido, y por tanto universales). La epístola depende estrechamente del libro apócrifo de Henoc, y a su vez es citada casi literalmente por 2Pedro 2; es sin duda una epístola-puente en un problema que acució a la primera iglesia: ¿por qué Jesús, que dijo que volvía enseguida, se retrasa? El hecho de que subyaga precisamente esta pregunta, junto a otros datos de crítica interna del texto hacen casi seguro afirmar hoy que la epístola es escasísimamente probable que provenga de mano directa de uno de los apóstoles. Las tradiciones posteriores hacen de Tadeo el evangelizador de Mesopotamia o de Libia, y sufrido el martirio, su cuerpo estaría, junto con Simón Zelote, en Persia, según la tradición ya mencionada de Fortunato de Poitiers. En la iconografía tradicional se lo representa con una alabarda o lanza, dato que proviene de algunas leyendas sobre su martirio. Debe señalarse que no todos los autores están de acuerdo con que Judas «no el Iscariote» y Judas «Tadeo» sean la misma persona, en cuyo caso lo poco que afirmábamos antes, se reduce a mucho menos. Es el patrono de las «causas perdidas», dentro de las cuales se encuentran los intentos por conocerlo históricamente un poco mejor... Para los datos críticos sobre las listas neotestamentarias de los Apóstoles, así como la epigrafía de la Carta de Judas puede verse cualquier introducción actual al NT; por ejemplo, en Comentario Bíblico «San Jerónimo», tomo V, nº 78, Aspectos del pensamiento neotestamentario, hay un interesante capítulo dedicado a Los Doce, que puede servir como punto de partida; allí mismo, en el Tomo IV, está el comentario a la Carta de Judas. En el libro de Meier «Un judío marginal», en el tomo III, capítulo 27, se encontrará una muy sólida aproximación estrictamente histórica a los Doce, aunque conviene leer previamente los capítulos metodológicos introductorios, que están en el volumen I. Los datos «tradicionales» sobre los apóstoles pueden leerse en buena síntesis en Santi e Beati (en italiano), que consagra un artículo para cada uno de los dos apóstoles, además de la noticia de conjunto. Los cuadros que ilustran a uno y otro son -como es fácil deducir- del Greco, de su serie de Apóstoles de 1610/14. ¡Felicidades a quienes lleven este nombre! | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
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