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sábado, 14 de septiembre de 2013

NAZARET O LA SENCILLEZ DE VIDA

1. Hablar de Nazaret es hablar de sencillez, de la grandeza de lo pequeño, de lo pobre y de lo humilde. Pues ,para ser sencillo hay que tener alma de pobre como María: "Porque ha mirado la humillación de su esclava me llamarán bienaventurada". También Jesús llamó felices a los que tienen alma de pobre.
Según esto no es posible Nazaret, ni podemos hablar de la sencillez sin tener alma de pobre, ni decir que la pobreza del alma es 'consecuencia de la sencillez o raíz del abandono, pero si casi decir que la sencillez como la pobreza, es el primer fruto del abandono, actitud esencial en el camino de búsqueda de la voluntad de Dios.
Jesús en el Sermón del Monte, síntesis y programa de su Buena Noticia, encabeza sus palabras con un elogio de la sencillez, fruto de cuanto ha vivido y experimentado en su exilio silencioso de Nazaret. El llama "Dichosos, felices, bienaventurados... a los que . tienen alma de pobre, a los sencillos...". María tuvo alma de pobre esclava, el Señor miró su sencillez, su pequeñez y fue escogida para realizar en ella y por medio de ella cosas grandes. Hace falta mucha fe para creer y vivir esto. Por eso muchos creyentes desmienten con sus obras lo que pregonan sus labios. De aquí la necesidad urgente de volver a Nazaret para empapamos de su espíritu e impregnar a la Iglesia con el aire nuevo del Espíritu, precisamente ahora que tanto se habla de nueva evangelización y que muchos entienden por "hacer más cosas", olvidando que la sencillez, como la pobreza, no es cuestión de cosas, de tener más o menos, sino de actitudes interiores, consecuencia del abandono en las manos del Padre. "Y volvió con ellos a Nazaret, y siguió siendo obediente con ellos" . (Lc. 2,51). Esto es muy importante, porque puedo no tener nada y no ser pobre, ni sencillo, porque no acabo de aceptar la ausencia del tener, ni el riesgo que conlleva la fidelidad a lo pequeño, y en definitiva, no terminar de abandonarme en las manos del Padre.
Pero aún hemos de seguir profundizando en este misterio de Nazaret si queremos vivir el momento presente como un regalo de Dios, con confianza y con paz del alma, convencidos de que el futuro es cuestión de confianza, porque está en las manos de Dios. Esto fue lo que hizo exclamar a María: "Hágase en mi según tu Palabra".
 
2. Según esto, mirando a Jesús:
Nazaret es una vida normal de trabajo, encarnada, sencilla que significa aceptación de la realidad humana de su pueblo y su completa adaptación a la misma.
Es una vida con José y María: Vida familiar y comunitaria. Vida de amor compartida con ellos y con los demás. Comunidad de amor.
Vida de oración. como todos los habitantes de aquella pequeña aldea, y algo más, porque El es el Hijo de Dios, aunque sólo ellos lo saben. Allí vive Jesús "su vida escondida en Dios".
Una vida redentora. Cuando va a Jerusalén dice: "He venido a hacer la voluntad de mi Padre". Aquí se condensa lo que pudiéramos llamar el misterio de Nazaret, tan poco conocido.- .
Y es que después de dos mil años, todavía seguimos desconfiando y siguen pesando en nuestra conciencia las palabras del Evangelio: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?.
¡Qué miopía la nuestra y que dureza de cerviz para comprender que la persona sencilla es generosa al dar y al recibir! la paz de la pobreza de alma, la de un corazón simple y sencillo corno el de un niño... un corazón grande y generoso corno el de una madre... un corazón fuerte y bondadoso corno el de un padre que todo lo acoge y lo afronta con fortaleza.
 Todo esto fue intuido por Carlos de Foucauld en su estancia en Nazaret. Desde allí escribió a su prima María Bondy el 24 de Junio de 1896: "Tengo mucha sed de llevar por fin la vida que busco desde hace siete años, que he entrevisto adivinada, andando por las calles de Nazaret, que pisaron los pies de Nuestro Señor Pobre Artesano" .
René Voillaume dice: "Hay un camino de sucesivas profundizaciones del misterio de Nazaret, en su vida. Todo nace de la necesidad de imitar la vida de Cristo, que es conformidad y amor a Cristo, como se ama a un amigo querido".
La consecuencia espiritual para todo aquel que vive en búsqueda de Dios, es que poco a poco de más valor a las cosas pequeñas, a los pequeños gestos... a todo lo que en realidad constituye la trama oculta de la vida y que tiene sabor a Evangelio: una sonrisa, una mirada amable, una palabra sincera y oportuna... Esta sensibilidad nos lleva a descubrir y reconocer con gratitud todos los gestos de generosidad de Dios y de los hermanos. La persona sencilla no olvida fácilmente el bien que recibe. De aquí la búsqueda de abnegación en el seguimiento de Cristo. "El que quiera venir en pos de mis, que se niegue a sí mismo..." Es el camino de la humildad, de la sencillez, de la Cruz y de la fe en la Eucaristía para hacer el camino junto a Jesús.
Nazaret es un camino que se descubre bajando. "Bajó con ellos y vino a Nazaret".(Lc.2,51). Carlos de Foucauld escribía a propósito de esto en 1916: "Toda su vida fue sólo bajar. Bajar encarnándose, bajar haciéndose niñito, bajar haciéndose obediente, bajar haciéndose pobre, abandonado, desterrado, perseguido, ajusticiado, poniéndose siempre en el último lugar".
Nazaret es para Jesús el arraigamiento en una forma de vida, en una manera de pensar distinta de lo que se estilaba. (Mc.6,1 ss). Es conocido con sus antepasados, sus contactos hogareños. Está situado, con las riquezas de tal situación y sus limites. ¿Cómo puede ser otro? ¿Por qué diferenciarse de los demás? "Está loco" (Mc.3,21). ¿Por qué invocar otra familia? La suya la forman aquellos que hacen la voluntad de Dios. (Mc.3,31) y por eso la gente quiere matarlo (Lc.6,1l).
Nazaret es el Misterio de la Encarnación. Jesús se ha anonadado tornando la forma de siervo. Se humilló haciéndose obediente hasta la muerte (Filp.2,7-8). Encarnación en su pueblo, en una historia que los evangelios evocan en unas genealogías: Mt.l,1-17 y Lc.6,23-38. Encarnación en un pueblo.
Nazaret es la vida sencilla de cada día, el trabajo, las relaciones de la gente. Es compartir la vida, los gozos, las penas... y así ser evangelio. Buena Noticia vivida e irradiada. 'Esta sencillez de vida no sabe de perjuicio, ni de respetos humanos, porque enraizada en la pobreza no tiene nada que perder. Los que optan por esta vida sencilla no tienen más riqueza que Cristo, convencidos de que nadie podrá arrebatarles su amor. De aquí nace la necesidad ineludible de orar, de suplicar a Dios, porque en Él está toda la razón de su actuar, convencido de que la eficacia de todo lo que hace no viene de sus méritos sino de la bondad de Dios. .
Nazaret es un misterio de crecimiento. Crecer es aceptar cambiar, vivir rupturas. Nada es definitivo. V.g. Jesús en el templo, Lc.2,40-52. Crecer es aceptar morir a sí mismo, a su propia vida. Lanzarse hacia el porvenir. Siempre se renace del agua y del Espíritu. Crecer es también aceptar la reciprocidad: recibir y dar, aprender y enseñar, hablar y escuchar. Hacerse experto en humanidad al contacto con los otros. Es aprender la lenta germinación de las semillas, y de este modo, la paciencia de Dios. Aprender los gozos de la cosecha, aprender a empezar siempre de nuevo.
Nazaret es una presencia anónima, escondida. Una palabra silenciosa. La levadura en la masa, la sal de la tierra. Para Carlos de Foucauld es el tiempo de la oración y del silencio al igual que para su Bien Amado Jesús: oración en el trabajo de las manos, oración silenciosa en las largas noches del desierto... oración como aquella familia de Jesús cargada de secretos: secreto de Dios, secreto de María, secreto de José, secreto de Jesús, en donde cada uno respeta el secreto del otro. Y es que el pobre, como el sencillo, tiene una especial capacidad para la alabanza y la acción de gracias, porque no se tiene a sí mismo. Esto le lleva abandonarse en las manos de Dios, a entregar su propia voluntad y a vivir en disponibilidad de servicio, en una entrega generosa y desinteresada, sin cálculos egoístas, abierto con sencillez a la gratuidad, convencido de que nadie le debe nada, porque todo lo que tiene lo ha recibido. Así, su propia sencillez le lleva a ponerse en las manos de Dios. "Tú eres mi Señor, mi único bien... Ningún bien tengo sin Ti"... Sabe que sin Él es nada, se siente en absoluta dependencia de Aquel a quien ama... Esta sencillez del alma hace sentir la necesidad de ser de todos, de multiplicarse para agradar a todos, para llegar a todos... sin mirar lo que le queda para él. No se contenta con dar el pan... Si pudiera, él mismo se haría pan... sabe ser corazón cuando el otro necesita amor, sabe poner alegría donde hay tristeza, sabe escuchar, y también necesita hablar, comunicar, desahogar su corazón y ser escuchado, porque también se siente débil...y se olvida de su tiempo para darlo a los demás. Sabe ser abierto, busca y ama la sencillez, la simplicidad, la transparencia. No tiene dobles intenciones, no oculta nada y mira siempre a los ojos. En María de Nazaret tenemos el espejo de la sencillez. Oyente de la Palabra de Dios, abierta al Espíritu, consciente de su pequeñez, nos dejó el mejor elogio de la alabanza que su alma de pobre hizo al Señor: El Magníficat.
Nazaret es también descubrir la importancia de lo insignificante, de lo irrisorio. Serán siempre grupos pequeños, pequeñas cosas, lo que hagan de levadura y de sal.
Nazaret es descubrir que la vida cotidiana, la nuestra y la de los demás, nos es común. El Espíritu del Resucitado está aquí para dar valor de eternidad. Descubrir que la fidelidad a lo cotidiano es la fidelidad de Dios, que quiere que seamos antes de hacer cosas. Hemos de aprender a leer los signos del Reino en el mundo.
Nazaret es el tiempo de la paciencia. Saber que Dios trabaja siempre, es querer trabajar con Él, buscar lo que Dios quiere, hacer proyectos sin cesar, y sin cesar estar dispuestos a renunciar para entrar en otros proyectos, buscando el proyecto de Dios-
Nazaret es ir a los menos amados, hacia los más pequeños. Sin eso, ¿cómo podrían recibir la Buena Noticia?
Nazaret es también el tiempo de la soledad, el tiempo en el cual podemos descubrir que Dios nos quiere solitarios para ser solidarios. Carlos de Foucauld decía: "Con tal que mi vida sea lo que Dios quiere, lo demás no tiene importancia". Así Nazaret es central es esta decisión.

Nazaret es un camino nuevo en la Iglesia, en el que el testimonio de vida encarnada, tanto individual como colectiva, será lo que interrogará a los hombres.

En Carlos de Foucauld la vida y la espiritualidad están íntimamente unidas. Vive el misterio de Cristo acentuando el ser sobre el hacer. De aquí que el camino de Nazaret se presente como un camino de profundización en la vida cristiana.

Vida normal, sencilla, encarnada con los otros, trabajando en el mismo compromiso de los demás hombres.
Vida comunitaria, en comunidad con otros, ya sean consagrados o simples cristianos.
Vida que conoce la presencia redentora del Misterio: Presencia redentora del Señor viviendo aquí, de esta manera.
NAZARET ES UN FERMENTO QUE SIEMPRE ESTA CRECIENDO.




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