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jueves, 29 de agosto de 2013

Abandonarse en manos de los hermanos siguiendo el ejemplo de Jesús, maestro y modelo único

El hermano Antoine de Chaterard nos presenta el itinerario de Carlos de Foucauld que le lleva desde el abandono en las manos de Dios al abandono en los hermanos. No era fácil para una mente de la época pero la Providencia le hizo descubrir, no de manera teórica, lo que supone la amistad y la fraternidad cuando enfermo necesitó de los más cercanos y éstos, sin importarle la cultura, ni la raza, ni el credo, se prestaron a ayudar. Hemos extractado el artículo publicado en la revista de la Comunitat de Jesús, Més a prop (n. 43 octubre 2010) confiando en la benevolencia de su autor.
De entrada no daré una definición de fraternidad ni de amistad. Son conceptos abstractos y solo la experiencia puede llenar de sentido estas palabras. En verdad Carlos de Foucauld utiliza poco estas definiciones. Habla con un lenguaje concreto refiriéndose a hermanos y amigos. Desde esta precisión inicial nos preguntamos: ¿Es posible ser hermano y amigo de todos? Intentaremos responder a esta pregunta contemplando algunos momentos de su vida. Su experiencia, en efecto, puede ayudarnos a vivir nuestra relación con los demás.
Notre Dame des Beiges, mayo 1901
El Hermano Carlos escribe en las constituciones de los Hermanos: "Que nadie ignore, aquí y allá, que ellos son los amigos universales, los hermanos universales". Eran conceptos que solo existían en su imaginación, "los pobres, los ricos, los pecadores, los infieles", eran a quienes se debía dar hospitalidad, sin dar mas a unos que a otros, sin hacer distinción de personas. Este es el significado que concede el Hermano Carlos a la palabra universal.
Seis meses mas tarde, en Beni-Abbès, se atreve a personalizar su ideal retomando estas mismas palabras que más tarde se harán celebres e identificaran su pensamiento hasta nuestros días: "[...] Yo quiero acostumbrar a todos los habitantes, cristianos, musulmanes y judíos o idolatras a verme como su hermano, el hermano universal [...]". Y hablando de su casa, que denomina "la fraternidad". añade: "Escogí este nombre, que indica que yo soy su hermano y el hermano de todos los humanos, sin excepción ni distinción". También escribe: "Debo ser el hermano universal, hermano tierno y dedicado a todos los seres humanos, siguiendo el ejemplo de Jesús, maestro y modelo amado".
Como entiende Carlos de Foucauld las expresiones "de todos, sin distinción y sin excepción". ¿Quiénes son todos estos humanos? Son todos los habitantes, personas de carne y hueso que llegan cada día a su puerta. La expresión "sin excepción. va adquiriendo cada día un rostro concreto y diferente, el rostro del otro, de aquel que es diferente por su raza, religión, o costumbres. Tiene trato con franceses, cristianos y no cristianos, todos militares: los oficiales que no necesariamente están de acuerdo entre ellos, los suboficiales, los simples soldados enviados a cumplir su tiempo de
servicio, y también los legionarios llegados de países muy distintos. También hay indígenas, negros y blancos, ricos y pobres, esclavos y amos, niños y ancianos, judíos y musulmanes. Al intentar ser todo para todos, Carlos se siente rápidamente abrumado. A principios del año 1902, obtuvo el permiso de las autoridades eclesiásticas para acoger hermanos y vivir segúè reglamento. Hace falta leer solo un pasaje de este reglamento para entender como evoluciona su pensamiento, o al menos, su practica desde el principio en Beni Abbès y mas tarde en El Hoggar.
En efecto, los ermitaños para intentar vivir la universalidad no se ocuparan de los asuntos del mundo: "es imposible la participación en los asuntos públicos e incluso hablar de ellos, sin ser partidario de los unos y adversario de los otros; es difícil pensar, sin sentir simpatía o afecto por estos y aversión o ira contra aquellos. Mantengámonos, pues en pensamientos, palabras y obras, extranjeros en los asuntos públicos para no tener aversión ni ira contra ningún ser vivo, ni mirarles como adversarios o enemigos sino que incluso odiando el mal seamos al mismo tiempo, amigos universales, hermanos universales, salvadores universales con Jesús [...] imitando tan perfectamente como sea posible, a nuestro Señor Jesús Salvador de todos los hombres.1
Ahora bien, aquel que no quiere inmiscuirse en los asuntos del mundo con la única pretensión de ser hermano de todos dedicara su tiempo a ocuparse de los asuntos públicos desde su estancia en Beni Abbès hasta Tamanrasset. Ocuparán toda su vida el problema de la esclavitud, las consecuencias de la mala administración colonial, el estudio de la lengua y las costumbres, la organización del territorio, la promoción de la agricultura y otras muchas cosas. Es otra manera de ser universal: estar plenamente ocupado y entregado a los demás.
Entre los tuareg, 1904
Dos años mas tarde, lo reencontramos en El Hoggar, durante su primer viaje con los tuareg entre los que espera poder establecerse. La palabra fraternidad, en el sentido abstracto, que encontramos en los escritos de Nazaret, vuelve de nuevo con frecuencia en sus cartas de 1904, mientras hace su primer viaje hacia al sur y tiene sus primeros contactos con los tuareg. Va en compañía de militares árabes y de algunos franceses, nunca esta solo. Ya no habla de su fraternidad-casa si no es para imaginar proyectos de instalación en distintos lugares. Sin embargo, todas sus cartas describen su vida y la de aquellos que le acompañan en términos de fraternidad. En este momento cabe preguntarnos: .que significado tiene esta expresión para los indígenas, para el mismo y para los colonizadores franceses?
Al principio del siglo XX, Francia, convencida de la superioridad de su civilización, continúa su expansión colonial. A Carlos, como a la mayoría, esta forma de proceder le parece normal viendo incluso en esta manera de proceder una oportunidad para la evangelización de los pueblos. Cuando constatamos que el destacamento esta compuesto por 75 meharistes (=camelleros) musulmanes, todos árabes chaamba, enemigos hereditarios de los tuareg y de 5 Franceses, entendemos que la primera urgencia era "establecer un clima de confianza". Los militares utilizan el termino francés: "aprivoiser". Carlos escribe a su obispo, para presentarle al joven teniente que manda el grupo del siguiente modo: "Os lo dije, el viaje actual es todo para aprivoiser (=crear confianza). El señor Roussel (que visteis en In Salah) se presenta con su destacamento en lugares donde sabe que hay muchos nómadas para establecer el campamento en medio de ellos; pasa allí algunos días, cuatro o cinco, ocho o diez, doce o quince, para conocerles, crear confianza, y amistad, dentro de lo posible. Yo le acompaño, viendo a los que el ve, hablándoles, dando medicamentos y pequeñas limosnas, tratando de hacer amigos y tratando de hacerles entender que yo soy un sirviente del buen Dios, y que les amo. El tiempo que no dedico a la oración, al prójimo, a caminar, al descanso, lo utilizo para estudiar el tamachec y a la traducción de los santos evangelios en esta lengua. El evangelio de san Lucas está ya casi acabado; a continuación, iniciaré la traducción de los otros.2 Acabara las traducciones de los cuatro Evangelios exactamente un mes después. La traducción para Carlos de Foucauld ciertamente es un método para aprender el idioma haciendo al mismo tiempo algo útil por los demás.
Su proceder suscita inevitablemente otra nueva pregunta, ¿como ser a la vez el hermano de los colonizadores y los colonizados? Más en concreto, ¿cómo ser al mismo tiempo hermano de los militares franceses y de los nativos, hermano de los árabes y de los tuareg? ¿Cómo ser hermano cuando uno tiene el control de la situación y esta del lado del poder? Esta es la situación insoslayable que hay que tener en cuenta en los primeros contactos y reuniones iniciales. Todos tienen miedo de los otros y reina la desconfianza reciproca. El hermano Carlos intenta responder a este difícil reto desde el primer momento. La cuestión planteada no es de fácil resolución en cuanto que nos obliga a preguntarnos si el hermano Carlos fue colaborador del colonialismo o testigo de la fraternidad universal en la época de la colonización. La pregunta continua planteada. El texto de su carta nos muestra su realismo ante la situación: "Los nativos nos reciben bien pero esto no es sincero: ceden a la necesidad [...] ¿Cuánto tiempo se necesitara para que tengan los sentimientos que ahora simulan? Quizás no los lleguen a tener nunca. ¿Sabrán algún día distinguir entre los soldados y los sacerdotes, ver en nosotros a los sirvientes de Dios, ministros de paz y caridad, hermanos universales? No lo se [...] Si yo cumplo mi deber, Jesús derramara gracias abundantes y ellos comprenderan.3 Mientras así piensa, los responsables tuareg le negaran tres veces la instalación en un pueblo4. Para que ellos comprendan sus intenciones hará falta que el mismo se haga "pequeño y cercano" al tiempo que guarda distancias con los soldados. La enfermedad de principios de 1908 le obliga a entregarse totalmente a la hospitalidad de los que finalmente le trataran como un hermano y a reformular su sentido de la fraternidad. Desde ese momento se interesa por los encuentros personales. El 7 de junio, escribió: "Como hemos dicho  hace mucho tiempo, no pasamos ni un solo dia durante nuestro viaje, sin encontrarnos con los tuareg, ya estén aislados o en tiendas de campana o con rebaños, sean muchos o pocos. Hoy, hemos encontrado numerosos nómadas y dormimos a un par de pasos de la tienda de Tarichat oult Ibdakan (mujer Taitok) la mujer de la cual ya hablé en este diario el 21 junio 1903, ya que actuó tan bien y ha sido tan buena para nuestros heridos durante la masacre de Flatters. Es una mujer de 45-50 años, distinguida, poco habladora, sencilla y modesta en su actitud, de muy buenos modales, que habla árabe bastante bien.5
Carlos de Foucauld la volverá a ver de nuevo dos veces mas. El 30 de junio anota: "Durmiendo en el torrente Amra [...] Estamos aquí entre muchos campamentos de tuareg. Tarichat está aquí; Serir ag Bedda, el señor de una gran parte de Issakkamaren, y uno de los mas distinguidos entre los tuareg (amigo de Mousa y de alguna manera su Khalifa para la parte este del Hoggar, que ha venido con el a In Salah), Hadj Rotman ag Hadj Rabda, (rico targui de los Issakkamaren). Al fin y al cabo al menos 40 tiendas de campana; Srir nos recibió muy bien, con una demostración festiva organizando una cabalgata, unos 30 meharistes, nos comunica que vendrá cada día a vernos y nos visitara todo el tiempo que estemos en el Hoggar para honrarnos y asegurar que seamos bien recibidos en todas partes [...] Muchos tuareg vienen al campamento para recibir tratamiento de sus enfermedades o para vender cosas".6
El diario de Roussel permite confirmar y completar estos datos con muchos detalles. El diario de Carlos de Foucauld se limita a enumerar los lugares de residencia y viajes, describiendo con más detalle algunos lugares, tomando nota de la historia de los pueblos abandonados, haciendo planes a corto o largo plazo para si y los Padres Blancos. Leyendo los diarios se comprende la alabanza del marabú (=religioso) cuando habla del oficial que se pone en contacto con todo el mundo que conoce o invita al campamento, hablando, curando, comerciando, anotando los nombres de cada uno, sin dejar de ser cauteloso porque siente que la gente tiene miedo, sobre todo el temor de que el ejercito permanezca en el pais. Ellos tambien deben actuar con cautela y vigilantes. En un clima de desconfianza y de miedo reciproco, el peligro no es imaginario. "El miedo es mal consejero". Es necesaria confianza.
Para entender el comportamiento discreto de Carlos de Foucauld hace falta leer lo que escribió en aquel momento en las notas exhaustivas (25 paginas) escritas en su diario el 8 junio bajo el epígrafe: "Observaciones sobre los viajes de los misioneros al Sahara".
I. Cristianos [...] Ser amigo de todos, buenos y malos, ser el hermano universal, tanto como sea posible, no recibir nada de nadie, [c] no preguntar, no aceptar ninguna cosa, excepto cuando es indispensable. [...]
II. Soldados nativos. [...] Ser muy bueno con todos y hacer todos los servicios posibles, como medicamentos, [...] Tener una acogida sencilla, muy amable, sin ser excesivamente familiar, sin alargar inútilmente la conversación, no aceptar nunca regalos, [...] darles asesoramiento de acuerdo a la perfección en materia de familia, si lo piden; nunca dar consejos con respecto a los asuntos temporales.
III. Los otros nativos. [...] Tratar de desarrollar confianza y amistad [...] obtener su amistad por la bondad, paciencia, los servicios realizados (servicios pequeños de toda clase que se pueden hacer a todos tales como pequeñas limosnas, medicamentos, hospitalidad). No aceptar nada a menos que sea necesario, y siempre cosas de poco valor. Intentar tener el máximo de relaciones, tantas como sea posible, para establecer relaciones de confianza y amistad; pero en estas relaciones, ser discreto, reservado, sin curiosidad, sin precipitación, para atraerlos hacia nosotros y no ir a su casa ; no molestarlos, dar el primer paso hacia ellos, pero sin ser indiscreto, no entrar sin necesidad ni en sus pueblos ni en sus tiendas o casas, a menos de ser llamado, invitado de todo corazón; aprovechar toda ocasion para profundizar con todos la amistad, aumentar la confianza en todos [...] Probar ser amigo de todos, ricos y pobres, pero ir sobre todo y en primer lugar a los pobres, de acuerdo con la tradición evangélica.7
Carlos de Foucauld tendrá que aceptar la valiosa experiencia de la reciprocidad, cuando la solidaridad ya no dependa únicamente de el, no solo dar a los otros sino también recibir, compartiendo lo que los otros tienen. Todavía tiene grandes dificultades para aceptar este tipo de relación fraterna, que según el, le privaría de su independencia, como si el otro quisiera comprarle al ofrecerle algo. Su comportamiento durante esta gira es mas paternal que fraternal.
A final del año, en un retiro en Ghardaia, revisara su practica sobre el amor fraterno. Su confesión nos lo hace mas próximo, y aun a sabiendas de que muchas veces exagera en este tipo de examen de conciencia, podemos ver que no le es fácil la práctica de la igualdad y la fraternidad con todos y es admirable ver como lo reconoce "no fui fraternal con el prójimo (en pensamientos, palabras, acciones).
- No fui dulce (pensamiento, palabra)
- No fui lo suficiente bueno con los enfermos.
- No tuve una familiaridad lo suficiente fraterna con los indígenas.
- No he tratado a los nativos como mis iguales, sino como mis inferiores.
- No he atraído a los nativos con una familiaridad afectuosa ni dedicado todo mi tiempo; los he mantenido a distancia con la altura de un superior, dedicando el menor tiempo posible (a menudo)8 [...]
Finalmente, en las resoluciones, se pregunta, "¿Cómo practicar la igualdad y la fraternidad con los nativos? [...] Vivir con los nativos, con la familiaridad de Jesús con sus apóstoles [...] Por encima de todo siempre ver a Jesús en ellos, y por lo tanto tratarlos no solo con igualdad y fraternidad, sino también con humildad, respeto, amor, con la devoción que manda esta fe"9.
El 21 de septiembre le escribe a su cunado: "El destacamento de 80 hombres, estaba al mando de un teniente de caballería, M. Roussel, perfecto y muy adecuado para esta misión de paz y amor, misión de fraternidad, la misión del misionero. Roussel ha hecho su trabajo a la perfección y ha establecido una buena y cordial relación con los tuareg, tan feroces y tan desafiantes. Ha sido mi amigo incomparable".
Vemos que ha conocido a mucha gente, pero solo uno se convirtió en amigo. Esta particularidad nos acerca a otra etapa de su vida.
Tamanrasset, 1 diciembre 1913
Acompanamos a Carlos de Foucauld diez años mas tarde para ver como vive en la práctica la fraternidad. Le acompañamos ahora en su quehacer diario de los últimos años de su vida, cuando volvió de su tercer viaje a Francia, tan solo tres años antes de su muerte y 3 meses antes del anuncio de la guerra mundial.
Son las 9 de la mañana. En la casa alargada que se asemeja a una fragata, (12m x 1,75m) el marabú se sienta en la caja que le sirve de silla. Se pone las gafas y empieza a trabajar extendiendo sus papeles sobre la mesa y la cama. Esta empeñado en copiar pulcramente el léxico abreviado tuareg-francés después de una larga pausa en su tarea a causa de su largo viaje a Francia (abril-noviembre)
Debía comenzar su trabajo a las 7 pero ayer por la noche llego un sargento llamado Brand, desde el Air (Níger). Es un viejo conocido. El marabú se siente contento de haber compartido con el la noche anterior. Debía marchar esta mañana a las 8.
En este momento son muchos los amigos de Carlos de Foucauld. Hablaremos de aquellos que alrededor del 1 de diciembre de 1913 nos permiten ver como estaba vinculado a otras personas y como ha mantenido vínculos con personas de todos los orígenes y todos los círculos, tanto en su poblado de Tamanrasset como con los amigos de Francia.
Desde su regreso de Francia, el 22 de noviembre, no veia a otro francés que no fuera al sargento que hemos mencionado y a dos militares árabes del Adrar (Mali) ya que el nuevo comandante del Grupo Hoggar, el teniente La Roche, todavía no le conoce puesto que llego durante su ausencia. Este ultimo, paseando por la ermita desocupada, no le atrajo el lugar: "!Que ideas las de venir a retirarse
en este país. Que triste!". anoto en su diario. Se puede prever que la relación de los dos hombres no sera tan fraterna ni tan amical como la que unió el marabú a los funcionarios de la administración local anterior. ¡Un buen ejemplo de una relación difícil y polémica que mejorara el ultimo año!
En Fort Motylinski, a unos cincuenta kilómetros de distancia, se encuentra la sede del gobierno, con un suboficial, Constant, que pasará por Tamanraset un par de horas al día siguiente. El marabú pasara cerca de cincuenta días sin ver a ningún otro francés. La primera visita será el segundo sucesor del comandante Laperrine, el comandante Meynier, con su cortejo, el 20 de enero de 1914. Estas visitas forman parte de su vida, pero no puede dejar de pensar que son horas de trabajo perdidas.
Hace falta recordar primero que estas relaciones son naturales y en general fáciles aunque a veces tengan sus dificultades. Sobresalen en el diario del uno de diciembre de 1913 sus relaciones con los que denomina indígenas en su interés por hacerse hermano.
"Ahora ya están llamando a la puerta". Reconoce la llamada del pequeño Moussa, el hijo más pequeño de su amigo Abahag. Todos los días, desde el viaje de vuelta, esta "pequeña plaga. intenta
probar suerte con la esperanza de conseguir un regalo. El marabú no responde y el nino se marcha con las manos vacías.
Las mujeres tambien se acercan a su casa. Viene a visitarle la famosa Dassin, no famosa como poetisa como se ha inventado más tarde, sino famosa por su belleza, inteligencia y autoridad. Va acompañada por su sobrina (la hija de la hermana de su marido) del mismo nombre, pero a quien llaman Zaouggine, un nombre que a menudo se encuentra en la lista de visitantes, sobre todo en el último mes de vida del marabú. Todavía no habían venido a darle la bienvenida desde su regreso, tal como ha hecho Aflane, el marido de Dassin, y tambien Ibrahim, el padre de Zaouggine asi como la mayoría de los hombres y las mujeres del pueblo, de todas las categorías sociales.
La visita es breve: "Si yo quisiera, la conversación se alargaría desde la mañana hasta la noche: me cuesta limitarlas para poder completar el trabajo". Dassin se va de casa con un par de tijeras que el marabú le ha traído de Francia. Estos hombres y mujeres son de la alta sociedad. El marabú considera a Dassin como la verdadera autoridad en ausencia del amenokal de Agra, Mousa ag Amastane. Es importante señalar aquí la especial relación que le une a este hombre, desde su primer encuentro en junio de 1905. Sabemos que este es para el marabú un líder respetado y muy inteligente, a quien reconoce como un verdadero musulmán, quizás el único, y como líder de la preocupación por el bien general. A el le debe haberse podido instalar en Tamanraset. Moussa es el único que ha expresado sus sentimientos sobre su amigo marabú en diferentes cartas, una a la Sra. de Blic, tras la muerte de su hermano: "Desde que me entere de la muerte de nuestro amigo Carlos, mi hermano, mis ojos están cerrados, todo es oscuro para mi y he llorado. He derramado muchas lagrimas, y estoy de luto riguroso. Su muerte me ha apenado mucho [...] Carlos, el marabú, no ha muerto por vosotros solamente, ha muerto también por todos nosotros. !Que Dios le conceda la misericordia y que nos podamos reunir con el en el paraíso!"10. Moussa había escrito en una ocasión al marabú: "Te echo en falta, mi tiempo sera duro hasta que no te vea, ruega por mi".
El lingüista ha reemprendido su labor de copista. Diez horas y cuarenta y cinco minutos programadas cada día. "Hay al menos tres años de trabajo". le escribe a su primo el día 18, pidiendo a Dios que "me permita acabar esta tarea de forma rápida ya que me impide ver a la gente como querría, sin embargo debo acabarlo para mi sucesor y para mi"11. ¿Hay conflicto entre su deseo de regresar hacia el norte del país, al final de este trabajo lingüístico, y su deseo de profundizar sus relaciones con todos? Seguramente. Y al hacer este trabajo, Carlos profundiza en el conocimiento interior del pueblo tuareg y muestra a su nación y al mundo, la lengua, la historia, las costumbres y sus tradiciones.
La gente le molestará muchas veces por la mañana. Visitantes imghad que son de otra clase social como la de la primera mujer, pero todos de la tribu de Dag-Ghali, una tribu que el siente muy cercana. Un joven llamado Dangouchi, le dice que su padre, el jefe de la tribu, llegara por la tarde de El Adrar12. Oukseim ha regresado de su viaje a Francia con el marabú y se llama como el líder de la tribu que lo crió y que se ha convertido en su suegro desde su matrimonio, celebrado justo antes del viaje, en abril de este año.
El sol se ha puesto cuando el marabú va a un campamento, una docena de tiendas, no muy lejos de su casa hacia el sur. Esta allí la tienda de Ouksem. Akourebbi es un hombre de la tribu, que acaba de llegar al lugar. Pero su campamento esta en las montanas. Carlos conoce a este joven y es feliz al ver a Ouksem pues el marabú es para este hombre de 37 años como un padre. Entre ellos hay verdadera amistad y mucha confianza. A comienzos de este año, en una carta a un suboficial, le presenta estos hombres: "He aquí como mínimo cuatro amigos en los que puedo confiar totalmente. ¿Cómo nos hemos hecho amigos? Del mismo modo que nos hacemos amigos entre nosotros. No les he hecho ningún regalo pero han comprendido que tenían en mi a un amigo fiel. Los que trato aquí como amigos buenos y verdaderos son: Ureg ag Uksem, jefe de los Dag Ghali, su hermano Abahag, Chikat ag Mohamed, un hombre de 66 años que se deja ver mucho, y el hijo de este ultimo, Uksem ag Chikat (que yo llamo mi hijo). Hay otros que me agradan, pero con estos, creo que puedo contar para un montón de cosas. A estos cuatro les puedo pedir cualquier asesoramiento, información o servicio y estoy seguro que harán todo lo posible por complacerme"13.
En este momento ya no habla mas de hermanos, sino de amigos. La enfermedad, a principios de 1908, lo ha hecho incapaz de hacer algo por los otros y le ha obligado a recibir de los demás. No sabe bien como crear vínculos con estos hombres. Todavía no es consciente del gran cambio que se ha obrado en el en este momento, y quizás en otros momentos de su "conversión. en la propia manera de ser y de relacionarse con los otros. Algunos de aquellos a los que trata con asiduidad se han convertido en amigos. Solo hace falta releer la conocida cita de sus escritos para constatarlo. Escribió en 1910: "Tengo algunas amistades sinceras entre las capas mas variadas de esta población, algunos me tienen realmente mucha confianza, y con muchos otros tengo, no relaciones intimas, pero si bien amistosas. Esto es significativo, dada la inmensa distancia en que esta nación esta de nosotros"14.
El hermano Carlos deseaba ser el hermano de todos. Intentaba que lo vieran como hermano de todos pero no podía decir que era el amigo de todos: "Pase todo el año 1912 en este poblado de Tamanrasset. Los tuaregs son para mi una compañía muy consoladora, no puedo dejar de decir la gran bondad que me demuestran y como he encontrado también en ellos personas rectas. Uno o dos de ellos son amigos de verdad, una cosa tan extraña y preciosa en todas partes"15. Y el 18 de diciembre escribirá: "Mis vecinos tuareg siguen siendo muy buenos conmigo y por parte de los familiares de Uksem, me muestran un afecto y una confianza muy grande"16. La amistad exige reciprocidad y tiene grados. Los vínculos fuertes se producen entre el y quienes lo acogieron. Al Padre Voillard, convertido en su director espiritual, escribió el 12 de julio de 1912: "La confianza con que los tuaregs del poblado me rodean es cada vez mayor. Las amistades se vuelven mas intimas, y
las nuevas amistades que se forman, también lo son. Intento prestar el maximo servicio,.."17.
El comandante Meynier pasa por Tamanrasset a principios del año 1914 y puede observar la buena relación de Carlos de Foucauld con los tuareg: "En este periodo, el Padre de Foucauld está unido en amistad real con dos o tres familias tuareg, cosa conocida por todos los funcionarios del Sahara central. Sus relaciones con ellos eran como las que hubiera podido tener con cualquier familia distinguida de sus amigos de Francia". De hecho la lectura atenta de su cuaderno de notas nos muestra esta relación familiar con los tuareg.
Ahora bien, todos estos hombres y mujeres, son musulmanes, como los de Beni Abbès, y su amistad obliga a Carlos a preguntarse sobre la salvación de aquellos que no comparten su fe. Como Moussa podrá pensar que se reunirán un dia porque Jesús dio su vida por la salvación de todos. Lo comentara con frecuencia a los que cuestionan la necesaria conversión de los otros para ser salvados. Se hace idéntico planteamiento respecto a los ateos o agnósticos, por otra parte, algunos amigos entrañables como Gabriel Tourdes y Henry Laperrine. También hay judíos y protestantes entre sus amigos a los que visito en Francia durante el verano con el joven Uksem, al que llama su hijo. Este viaje ciertamente aumento la confianza de los tuareg, haciendo que la relación entre sus amigos de aquí y de allá formaran parte de la misma relación de hospitalidad y de amor fraterno. Todos estos hombres y mujeres, muchos amigos de juventud, amigos del Sahara, los tuareg o franceses, musulmanes o cristianos, creyentes o no, todos los que contaba entre sus amigos, ejercieron sobre el una influencia que dio forma a la evolución de su pensamiento y a su comportamiento humano así como también a su fe y sus practicas religiosas. Gracias a ellos, y de manera casi imperceptible, se fue humanizando y convirtiendo. ¡Apreciable reciprocidad para el que inicialmente solo pensaba en dar y en convertir a los demás!
El hermano Carlos entrego al cartero un paquete de treinta cartas escritas en cuatro días, del 25 al 29 de noviembre. Esta correspondencia es otra dimensión de la amistad que revela su circulo de amistades tremendamente plural. La cantidad de cartas se debe a la época del año. Llegaran a principios de enero y le transmitirán los saludos de año nuevo a los destinatarios. Una docena de estas cartas van destinadas a su familia. El resto se divide entre sacerdotes, religiosos y otros, e incluyen militares conocidos en el Sahara y que ahora están viviendo en otra parte del mundo.
Queda por estudiar en detalle su correspondencia con estos amigos para comprender mejor por que y como era su vida de unión con Dios. Hoy en día, se considera la vida de Carlos como una llamada y un estimulante para los hombres y mujeres que por todo el mundo trabajamos para entender, comprender y respetar a los hombres y mujeres de culturas y religiones diferentes, a los que son diferentes a nosotros, para intentar conocerlos, amarlos y vivir con ellos, en el respeto a la diferencia. El hermano Carlos, yendo hacia los tuareg, en principio, no había pensado nunca ser uno de ellos. Su única ambición era amar a los otros como el mismo amor de Jesús. Sin lugar a duda podemos decir que los hombres y mujeres con los que trato le han ayudado a descubrir otras dimensiones del amor a través de gestos, miradas, presencias, criticas o incluso bromas. Escribirá: "La risa crea confianza, su ausencia crea la pelea". La risa le obligaba a ensenar su boca desdentada con toda espontaneidad18.
Por tanto, el empeño por vivir la comunión con los otros no es fácil para Carlos de Foucauld, pero tiene el merito de no ceder ni al desaliento ni a la tristeza. Lo mas difícil siempre es aceptar al otro en su diferencia. En nuestra época de globalización en que nos encontramos enfrentados cotidianamente a esta diferencia de lenguas y de culturas la experiencia del hermano Carlos es una gran ayuda para comprender la situación y fuente de esperanza en las relaciones mutuas. Nuestra tendencia natural es buscar el entendimiento y la comunión con aquellos que se nos asemejan, con aquellos que nos sentimos cercanos. La experiencia de Carlos de Foucauld nos muestra que nosotros tenemos la capacidad de vivir esta comunión, incluso con aquellos que no tienen ni la misma lengua que nosotros, ni nuestras ideas, ni nuestra manera de vivir, ni nuestra fe, e incluso con aquellos que nos son hostiles. "Amad a vuestros enemigos".
La diferencia es ya difícil de vivir con nuestros semejantes, en el seno de la familia entre padres e hijos, entre hermanos y hermanas, en la pareja, en nuestras comunidades. El problema es siempre aceptar realmente la diferencia del otro, con sus debilidades y limites. Carlos de Foucauld nos empuja en este camino mas difícil todavía que consiste en realizar la comunión con aquellos que están lejos de nosotros en múltiples esferas de nuestras vidas y culturas.
Para vivir esto no es necesario ir tan lejos como el. Aquellos a los que Carlos consideraba los mas alejados, están ahora aquí, en nuestra puerta, muy cerca.
Reconocemos finalmente aquello que Carlos mismo no ha podido nunca expresar claramente. Cada gesto, cada momento de simple comunión natural que vivimos con los otros, se inscribe en la eternidad de Dios. "Lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo". Estamos llamados, nosotros también, a lograr nuestra propia plenitud de humanidad en esta comunión con los otros, con aquellos
que nos parecen los mas alejados y que tienen que convertirse en nuestro prójimo. Su vida enseña a aquellos que han conocido fracasos dolorosos en la pareja, en la familia, en la amistad, en las relaciones de trabajo o en la vida religiosa, que nada esta perdido.
Pese a las apariencias de fracaso, la vida de Carlos de Foucauld ha dado fruto, un fruto que perdura. Los lazos que se han establecido entre el y tantas personas, siguen.
San Francisco de Sales así lo afirma: "Las amistades que han sido buenas en esta vida, continuaran eternamente en la otra."
 
[…] ¿Qué significado tiene la palabra «abandono», la palabra «confianza», la palabra «Padre», cuando nada se ve, cuando todo se tambalea y hasta lo más querido te es arrebatado? […] comprendí que la oración del abandono no la había escrito el hermano Carlos así como así, como nosotros la decíamos separada de su contexto. Está sacada de una meditación sobre la crucifixión y él la pone en labios de Jesús en trance de agonía y de muerte. Está muy cerca del «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mc 15, 34), que Jesús pronuncia antes de entregar su vida con total confianza y plena libertad: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu»(Lc 23, 46).

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1. CHARLES DE FOUCAULD, Réglements et Directoire, Montrouge, Nouvelle Cite, 1995, 233-234.
2. CHARLES DE FOUCAULD, Correspondances Sahariennes, Paris, Cerf, 1998, 272-273
3. Ibid.
4. Ibid. 740 "Lo han pedido, para mi, a tres de ellos en tres ocasiones diferentes: todos han dudado primero, después rehusado, dando como pretexto que tenían miedo que me hiciesen daño, por crear problemas a ellos mismos: en realidad, estaban asustados y desconfiaban. Desconfiaban, no comprendían. ¿Qué iba a hacer yo? No lo comprendían y en consecuencia desconfiaban".
5. Ibid. 114
6. Ibid. 142
7. CHARLES DE FOUCAULD, Carnet de Beni Abbes, Paris, Nouvelle Cite, 1993, pp.114 a 117
8. CHARLES DE FOUCAULD, Seul avec Dieu, Paris, Nouvelle Cite, 2004 , 217
9. Ibid". 225
10. RENE BAZIN, Charles de Foucauld Explorateur du Maroc, Ermite au Sahara, Paris, Plon, 1921, 466
11. CHARLES DE FOUCAULD, Lettres a Mme de Bondy, DdB, Paris, 1966, 225.
12. Región situada a 600 km al Suroeste.
13. CHARLES DE FOUCAULD, Carta a Garnier del 23/02/1913, Archivos de la Postulación.
14. CHARLES DE FOUCAULD, Carta al padre Laurain, 27.11.1910
15. CHARLES DE FOUCAULD, Lettres a Henri de Castries, Grasset, Paris, 1938; 08.01.1913, 196
16. CHARLES DE FOUCAULD, Lettres a Mme de Bondy, *DdB, Paris, 1966, 225
17. CHARLES DE FOUCAULD, Correspondances sahariennes, Paris, Cerf, 1998, 863
18. "Estar siempre contento, reir siempre, incluso para decir las cosas más sencillas. Yo mismo, tal y como veis, enseño mis dientes tan feos. Esta risa pone de buen humor y acerca a la gente, permitiendo comprenderse mejor. Esta risa alegra un carácter serio, es una caridad".

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