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Aún estando en el abismo, podemos levantarnos |
Ciudad del Vaticano, 25 de julio 2013
A las 18.30, hora local,del miércoles, 24 de julio el Papa llegó al hospital Francisco de Assis de la Providencia. Se trata de un centro dedicado a la recuperación de jóvenes drogadictos y alcohólicos y a la asistencia médico-quirúrgica gratuita para los indigentes. El hospital, que cuenta con 500 plazas, está dirigido por la Asociación que lleva el mismo nombre, y fue fundado en 1985 por Fray Francisco. Nada más llegar, el Papa, que fue recibido por el director de la Asociación y por el secretario de Estado para la salud, se dirigió directamente a la capilla donde fue acogido con cantos, oraciones, saludos y los profundos testimonios de dos pacientes del hospital.
"Dios ha querido que, después del Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, mis pasos se encaminaran hacia un santuario particular del sufrimiento humano, como es el Hospital San Francisco de Asís -dijo el Papa mencionando la conversión del santo-... El joven Francisco abandona las riquezas y comodidades del mundo para hacerse pobre entre los pobres; se da cuenta de que la verdadera riqueza y lo que da la auténtica alegría no son las cosas, el tener, los ídolos del mundo, sino el seguir a Cristo y servir a los demás".
En su discurso, el Santo Padre recordó cómo todos tenemos que aprender a abrazar al necesitado como San Francisco. "Hay muchas situaciones en Brasil, en el mundo, que necesitan atención, cuidado, amor, como la lucha contra la dependencia química -dijo-. Sin embargo, lo que prevalece con frecuencia en nuestra sociedad es el egoísmo.
¡Cuántos "mercaderes de muerte" que siguen la lógica del poder y el dinero a toda costa! La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad. No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro. Todos tenemos necesidad de mirar al otro con los ojos de amor de Cristo, aprender a abrazar a aquellos que están en necesidad, para expresar cercanía, afecto, amor".
El Papa pidió tender la mano "a quien se encuentra en dificultad, al que ha caído en el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo, y decirle: "Puedes levantarte, puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres...Tú eres el protagonista de la subida, ésta es la condición indispensable. Encontrarás la mano tendida de quien te quiere ayudar, pero nadie puede subir por ti". Pero nunca están solos. La Iglesia y muchas personas están con ustedes. Miren con confianza hacia delante, su travesía es larga y fatigosa, pero miren adelante, hay "un futuro cierto, que se sitúa en una perspectiva diversa de las propuestas ilusorias de los ídolos del mundo, pero que da un impulso y una fuerza nueva para vivir cada día".
Francisco dijo a los presentes que "no se dejen robar la esperanza... no robemos la esperanza, más aún, hagámonos todos portadores de esperanza" y continuó "la gente pasa, mira y no se para, continúa indiferente el camino: no es asunto suyo... creo que aquí, en este hospital, se hace concreta la parábola del Buen Samaritano. Aquí no existe indiferencia, sino atención, no hay desinterés, sino amor".
Al final el Papa dio las gracias a todo el personal del servicio médico y auxiliar recordándoles que "su servicio es valioso, háganlo siempre con amor; es un servicio que se hace a Cristo, presente en el prójimo: "Cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" nos dice Jesús".
Asimismo dirigiéndose "a todos los que luchan contra la dependencia química y a los familiares que tienen un cometido no siempre fácil" dijo: "la Iglesia no es ajena a sus fatigas, sino que los acompaña con afecto. El Señor está cerca de ustedes y los toma de la mano. Vuelvan los ojos a él en los momentos más duros y les dará consuelo y esperanza. Y confíen también en el amor materno de María, su Madre...Donde hay una cruz que llevar, allí está siempre ella, nuestra Madre, a nuestro lado".
Al terminar la visita el Santo Padre dirigió unas palabras a los jóvenes italianos que desde Maracanazinho le siguieron en directo. El Papa les animó a fiarse de Cristo, escucharlo y seguir sus huellas. "Él no nos abandona nunca -dijo- ni siquiera en los momentos más oscuros de la vida. Él es nuestra esperanza. Mañana en Copacabana tendremos la oportunidad de profundizar en esta verdad, para hacer luminosa la vida. Hasta mañana".
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