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lunes, 1 de julio de 2013

Antonio Rosmini Serbati, Beato


Filósofo y Teólogo, 1 de julioi
 
Antonio Rosmini Serbati, Beato
Antonio Rosmini Serbati, Beato
Antonio Rosmini (Rovereto 1797 – Stresa 1855) vivió en la primera mitad del siglo XIX, época de grandes transformaciones y movimiento, en el cual fué personalmente comprometido Rosmini.

A los 16 años descubre la vocación al sacerdocio, a la cual responde de inmediato, a pesar de la oposición inicial de la familia. Su deseo de consagrarse a Dios encierra también el de servir al prójimo con todos los medios a su disposición: cultura y bienes materiales.

Como estudiante de teología en la universidad de Padova era abierto a todas las disciplinas para comprender mejor la problemática del hombre. Invierte su energía de joven en grandes proyectos como por ejemplo la Enciclopedia cristiana, en contraposición a la francesa, y la Sociedad de los Amigos para la animación cristiana de la sociedad.

A pesar que estas iniciativas no tuvieron seguimiento, es en este periodo que descubre el principio esencial que guiará de ahora en adelante su conducta. Se ofrece como instrumento a la Providencia para cualquier bien que desee cumplir. Por lo demás Rosmini se sumerge en un compromiso de continua conversión, emprendiendo solo las iniciativas indicadas por la voluntad de Dios por medio de la petición del prójimo. Aqui germina ese servicio de caridad universal, que abraza todo el hombre y se expresa como caridad material, intelectual y espiritual.

Guíado por la Providencia, Rosmini realiza una actividad extraordinaria: Además de ser fundador y guía espiritual de dos institutos religiosos, mantiene relaciones de amistad con diferentes clases de personas, sostiene una comunicación espistolar que actualmente forman trece volumenes.

Trabaja en un nuevo sistema filosófico.
En 1848 trabaja como diplomático del gobierno del Piamonte ante la Santa Sede.

A pesar de su absoluta fidelidad al Papa Pío IX, al que siguió en su exilio en Gaeta (1848), las autoridades eclesiásticas, en 1849, pusieron en el «Índice» de los libros prohibidos dos de sus obras. Más tarde, fueron condenadas con el decreto doctrinal «Post Obitum» cuarenta proposiciones suyas, extraídas de obras sobre todo póstumas y de otras editadas en vida.

Es elegido como cardenal pero jamás llegó a concretarse este nombramiento. Esta prodijiosa actividad la realiza junto a un largo sufrimiento, vivido con fe heróica. Humillado y perseguido, mantiene intacto su amor a la Iglesia, recibiendo todo como medio necesario para el progreso del Reino de Dios.

Con el Concilio Vaticano II el pensamiento de Antonio Rosmini es redescubierto y estudiado.

Fue beatificado bajo el pontificado de Su Santidad Benedicto XVI el 18 de noviembre de 2007.
 
 
 
Pensamiento y obras del Sac. Antonio Rosmini S.
Nota sobre el valor de los Decretos doctrinales concernientes al pensamiento y las obras del Rvdo. Sac. Antonio Rosmini Serbati (1 de julio de 2001)
 
1. El Magisterio de la Iglesia, que tiene el deber de promover y custodiar la doctrina de la fe y preservarla de las recurrentes asechanzas procedentes de algunas corrientes de pensamiento y de determinadas praxis, en repetidas ocasiones se interesó durante el siglo XIX por los resultados del trabajo intelectual del sacerdote Antonio Rosmini Serbati (1797-1855), poniendo en el Índice dos de sus obras en 1849, absolviendo ("dimettendo") después del examen, con decreto doctrinal de la Sagrada Congregación del Índice, las opera omnia en 1854 y, sucesivamente, condenando en 1887 cuarenta proposiciones, tomadas principalmente de obras póstumas y de otras obras editadas en vida, con el decreto doctrinal, denominado Post obitum, de la Sagrada Congregación del Santo Oficio (Denz 3201-3241).

2. Una lectura aproximativa y superficial de estas diferentes intervenciones podría llevar a pensar en una contradicción intrínseca y objetiva por parte del Magisterio al interpretar los contenidos del pensamiento rosminiano y al valorarlos frente al pueblo de Dios. Sin embargo, una lectura atenta no sólo de los textos, sino también del contexto y de la situación en que fueron promulgados, ayuda a captar, aunque sea en su necesario desarrollo, una consideración al mismo tiempo vigilante y coherente, orientada siempre y de cualquier modo a la custodia de la fe católica, y decidida a no permitir sus interpretaciones equívocas o reductivas. En esa misma línea se sitúa esta Nota sobre el valor doctrinal de dichos decretos.

3. El decreto de 1854, con el que fueron absueltas ("dimesse") las obras de Rosmini, atestigua el reconocimiento de la ortodoxia de su pensamiento y de sus intenciones declaradas, cuando, respondiendo a la inclusión en el Índice de sus dos obras en 1849, escribió al beato Pío IX: "En todo quiero apoyarme en la autoridad de la Iglesia, y quiero que todo el mundo sepa que me adhiero a esta única autoridad" (1). Sin embargo, el decreto mismo no implicaba que el Magisterio adoptara el sistema de pensamiento rosminiano como instrumento filosófico-teológico de mediación de la doctrina cristiana y tampoco pretendía expresar ninguna opinión sobre el valor especulativo y teórico de las posiciones del autor.

4. Las vicisitudes sucesivas a la muerte de Rosmini exigieron un distanciamiento de su sistema de pensamiento y, particularmente, de algunas afirmaciones del mismo. Es necesario iluminar ante todo los principales factores de orden histórico-cultural que influyeron en ese distanciamiento, que culminó con la condena de las "cuarenta proposiciones" del decreto Post obitum, en 1887.
Un primer factor se refiere al proyecto de renovación de los estudios eclesiásticos promovido por la encíclica Aeterni Patris (1879) de León XIII, en la línea de la fidelidad al pensamiento de santo Tomás de Aquino. La necesidad que sintió el Magisterio pontificio de proporcionar un instrumento filosófico y teórico, localizado en el tomismo, capaz de garantizar la unidad de los estudios eclesiásticos, sobre todo en la formación de los sacerdotes en los seminarios y en las facultades teológicas, contra el peligro del eclecticismo filosófico, puso las premisas para un juicio negativo con respecto a una posición filosófica y especulativa, como la rosminiana, que por su lenguaje y por su aparato conceptual resultaba diversa de la elaboración filosófica y teológica de santo Tomás de Aquino.

Un segundo factor que conviene tener presente es que las proposiciones condenadas están tomadas en su mayor parte de obras póstumas del autor, cuya publicación carece de aparato crítico capaz de explicar el sentido preciso de las expresiones y de los conceptos utilizados en ellas. Eso favoreció una interpretación en sentido heterodoxo del pensamiento rosminiano, entre otras causas debido a la dificultad objetiva de interpretar sus categorías, sobre todo si se leían desde la perspectiva neotomista.

5. Además de estos factores determinados por la contingencia histórico-cultural y eclesial del tiempo, es preciso reconocer que en el sistema rosminiano se encuentran conceptos y expresiones a veces ambiguas y equívocas, que exigen una interpretación atenta y que sólo se pueden esclarecer a la luz del contexto más general de la obra del autor. La ambigüedad, la equivocidad y la difícil comprensión de algunas expresiones y categorías presentes en las proposiciones condenadas explican, entre otras, las interpretaciones en clave idealista, ontologista y subjetivista, que dieron pensadores no católicos, contra las cuales el decreto Post obitum pone objetivamente en guardia. El respeto a la verdad histórica exige, además, que se subraye y confirme el importante papel que desempeñó el decreto de condena de las "cuarenta proposiciones", por cuanto no sólo expresó las preocupaciones reales del Magisterio contra interpretaciones erróneas y equívocas del pensamiento rosminiano, en contraste con la fe católica, sino también previó lo que de hecho aconteció en la aceptación del rosminianismo en los sectores intelectuales de la cultura filosófica laicista, marcada tanto por el idealismo trascendental como por el idealismo lógico y ontológico.

La coherencia profunda del juicio del Magisterio en sus diversas interpretaciones en esta materia queda de manifiesto por el hecho de que el mismo decreto doctrinal Post obitum no se refiere al juicio sobre la negación formal de verdades de fe por parte del autor, sino más bien al hecho de que el sistema filosófico-teológico de Rosmini se consideraba insuficiente e inadecuado para custodiar y exponer algunas verdades de la doctrina católica, aun reconocidas y confesadas por el autor mismo.

6. Por otra parte, se debe reconocer que una difundida literatura científica, seria y rigurosa, sobre el pensamiento de Antonio Rosmini, expresada en el campo católico por teólogos y filósofos pertenecientes a varias escuelas de pensamiento, ha demostrado que esas interpretaciones contrarias a la fe y a la doctrina católica no corresponden en realidad a la auténtica posición de Rosmini.

7. La Congregación para la doctrina de la fe, después de un profundo examen de los dos decretos doctrinales promulgados en el siglo XIX y teniendo en cuenta los resultados obtenidos por la historiografía y la investigación científica y teórica de los últimos decenios, ha llegado a la siguiente conclusión:

Actualmente se pueden considerar ya superados los motivos de preocupación y de dificultades doctrinales y prudenciales, que llevaron a la promulgación del decreto Post obitum de condena de las "cuarenta proposiciones" tomadas de las obras de Antonio Rosmini. Y eso se debe a que el sentido de las proposiciones, como las entendió y condenó el mismo decreto, no corresponde en realidad a la auténtica posición de Rosmini, sino a posibles conclusiones de la lectura de sus obras. Con todo, queda abierta al debate teórico la cuestión del valor mayor o menor del sistema rosminiano mismo, de su consistencia especulativa y de las teorías o hipótesis filosóficas y teológicas expresadas en él.

Al mismo tiempo, el decreto Post obitum conserva su validez objetiva en relación con el dictado de las proposiciones condenadas, para quien las lee, fuera del contexto del pensamiento rosminiano, desde una perspectiva idealista, ontologista y con un significado contrario a la fe y a la doctrina católica.

8. Por lo demás, la misma carta encíclica Fides et ratio de Juan Pablo II, a la vez que incluye a Rosmini entre los pensadores más recientes en los que se lleva a cabo un fecundo encuentro entre saber filosófico y palabra de Dios, añade que con esta indicación no se quiere "avalar ningún aspecto de su pensamiento, sino sólo proponer ejemplos significativos de un camino de búsqueda filosófica que ha obtenido considerables beneficios de la confrontación con los datos de la fe" (2).

9. Es preciso afirmar, asimismo, que la empresa especulativa e intelectual de Antonio Rosmini, caracterizada por una gran audacia y valentía, aunque en cierto modo pudiera considerarse una peligrosa osadía, especialmente en algunas formulaciones, con el propósito de ofrecer nuevas oportunidades a la doctrina católica en relación con los desafíos del pensamiento moderno, se desarrolló en un horizonte ascético y espiritual, reconocido incluso por sus más encarnizados adversarios, y encontró expresión en las obras que acompañaron la fundación del Instituto de la Caridad y la de las Hermanas de la Divina Providencia.



El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la audiencia del 8 de junio de 2001, concedida al infrascrito cardenal prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe, aprobó esta Nota sobre el valor de los decretos doctrinales con respecto al pensamiento y a las obras del sacerdote Antonio Rosmini Serbati, decidida en la sesión ordinaria, y ha ordenado su publicación.

Roma, en la sede de la Congregación para la doctrina de la fe, 1 de julio de 2001.


+ Cardenal Joseph Ratzinger
Prefecto

+ Tarcisio Bertone, s.d.b.
Arzobispo emérito de Vercelli
Secretario



Notas


(1)Antonio Rosmini, Carta al Papa Pío IX, en: Epistolario completo, Casale Monferrato, tip. Pane 1892, vol. X, 541 (carta 6341).

(2) Carta encíclica de Juan Pablo II Fides et ratio, 74: AAS 91 (1999) 62.

Beato Antonio Rosmini, presbítero
fecha: 1 de julio
n.: 1797 - †: 1855 - país: Italia
canonización: B: Benedicto XVI 18 nov 2007
hagiografía: Vaticano
En Stresa, Italia, beato Antonio Rosmini, presbítero.
refieren a este santo: Santa Magdalena de Canossa

Antonio Rosmini nació en Rovereto, en el imperio austro-húngaro, el 24 de marzo de 1797. Recibió el bautismo al día siguiente, solemnidad de la Anunciación del Señor. Asistió a la escuela pública de Rovereto. En agosto de 1816 presentó los exámenes finales en la escuela imperial, obteniendo el calificativo de «eminencia» en todas las materias y un juicio en el que se hablaba de él como «dotado de agudísimo ingenio». En el otoño de 1816 comenzó a asistir a los cursos de teología en la universidad de Padua. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de abril de 1821.

El cardenal Ladislao Pyrcher, patriarca de Venecia, lo llevó consigo a Roma. Aquí, introducido por el abad Mauro Cappellari, futuro papa Gregorio XVI, se reunió dos veces con el Sumo Pontífice Pío VIII, que dio este consejo al sacerdote-filósofo: «Debe dedicarse a escribir libros, sin ocuparse de los asuntos de la vida activa; usted maneja demasiado bien la lógica y nosotros tenemos necesidad de escritores que sepan hacerse temer».

De hecho, escribió numerosas e importantes obras, tanto de espiritualidad como de filosofía: en 1830 publicó las «Máximas de perfección cristiana» y su primera gran obra filosófica: «Nuevo ensayo sobre el origen de las ideas». En poco más de diez días, del 18 al 30 de noviembre de 1832, escribió «Las cinco llagas de la santa Iglesia», obra en la que denunciaba los peligros que amenazan la unidad y la libertad de la Iglesia e indicaba sus remedios (fue publicado en 1846). En 1839 publicó la «Filosofía de la política» y el «Tratado de la conciencia moral», en el que argumenta que la inteligencia está iluminada por la luz del ser, que es la luz de la verdad, por lo que hay en el hombre algo de «divino». Sus tesis fueron duramente atacadas por algunos jesuitas.

En 1828, en el santuario del Monte Calvario, en Domodossola (Italia), Antonio Rosmini fundó el Instituto de la Caridad, con el fin de promover la formación humana, cristiana y religiosa de quienes compartieran su espíritu, adaptándose a las circunstancias históricas, civiles y culturales de su tiempo; el instituto fue aprobado por el Papa Gregorio XVI el 20 de septiembre de 1839. También fundó, en 1832, el instituto de las Hermanas de la Providencia, con las mismas finalidades que el instituto masculino.

En 1848, por encargo del rey de Piamonte Carlo Alberto de Savoia, Rosmini regresó a Roma en misión diplomática, con el objetivo de inducir al Papa Pío IX a presidir una confederación de Estados italianos. Pero cuando el Gobierno piamontés pretendió que el Papa también entrara en guerra contra Austria, Rosmini renunció a su misión diplomática. Pío IX le ordenó quedarse en Roma. Se hablaba de él como próximo cardenal secretario de Estado y, después de la fundación de la República romana, como primer ministro. Pero él rechazó presidir un gobierno revolucionario que privaba al Papa de la libertad. El 24 de noviembre de 1848, Pío IX huyó a Gaeta. Rosmini lo siguió. Pero pronto cayó en desgracia, por estar en desacuerdo con la línea política del cardenal Giacomo Antonelli, que quería que ejércitos extranjeros apoyaran al Papa. En 1849 se despidió de Pío IX.

Durante su viaje de regreso al norte de Italia, en Stresa, le llegó la noticia de que sus obras «Las cinco llagas de la santa Iglesia» y «La constitución civil según la justicia social» habían sido puestas en el Índice de los libros prohibidos. Atacado por algunos jesuitas, pero confortado por las visitas de sus amigos, entre los cuales estaba el escritor Alessandro Manzoni, Rosmini trascurrió sus últimos años en Stresa, dirigiendo las dos congregaciones fundadas por él y escribiendo su obra «Teosofía».

Procesado por el Vaticano en 1854, fue absuelto. Murió en Stresa el 1 de julio de 1855, a los 58 años de edad. En 1887 fueron condenadas por la Iglesia 40 proposiciones tomadas de sus obras, pero esa condena fue revocada en el año 2001. Fue beatificado el 18 de noviembre de 2007.

Las proposiciones condenadas en su obra se encuentran en Denzinger 1891ss; la condena no fue propiamente revocada, como afirma este texto, sino reinterpretada, en decreto del 1 de julio del 2001, según se reseña en el decreto de beatificación (AAS 98 -2006-, pág 856ss, la cuestión de la condena está tratada en p. 861), allí mismo se encuentra, en latín, una extensa biografía.

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