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domingo, 24 de febrero de 2013

El monje que quería ir a Tierra Santa








SE CUENTA EN LAS CRÓNICAS DE LOS JERÓNIMOS QUE UN  MONJE SINTIÓ EL AFÁN DE IR PEREGRINANDO A TIERRA SANTA Y FUE A SU SUPERIOR A PEDIR EL PERMISO.



DESPUÉS DE UNA AMISTOSA CONVERSACIÓN Y DE COMÚN ACUERDO, EL PADRE PRIOR LA ACONSEJÓ QUE HICIERA LA PEREGRINACIÓN EN ESPÍRITU, COSA MUCHO MÁS ACOMODADA A SU PROFESIÓN Y HASTA LE DIO LICENCIA PARA QUE DURANTE UN AÑO OBRARA COMO SI ESTUVIERA AUSENTE DEL MONASTERIO.



Y EN EFECTO AQUEL BUEN MONJE, QUE ERA, A NO DUDARLO, UN GRAN CONTEMPLATIVO, SE SUMERGIÓ EN LA ORACIÓN, SE DEJÓ LLEVAR POR EL ESPÍRITU DE DIOS QUE LE GUIABA Y SUS HERMANOS EN RELIGIÓN LE VIERON VIVIR DURANTE ESE AÑO COMO SI REALMENTE ESTUVIERA PEREGRINANDO EN TIERRA SANTA, RECORRIENDO LOS SANTOS LUGARES, LLORANDO SOBRE ELLOS, BESANDO LAS HUELLAS DE JESUCRISTO EN LA TIERRA, ENAJENADO DE CUANTO LE RODEABA.

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