Mártir en China, 28 (29) de febrero | |||
San Augusto Chapdelaine, presbítero y mártir
fecha: 28 de febrero
n.: 1814 - †: 1856 - país: China canonización: B: León XIII 27 may 1900 - C: Juan Pablo II 1 oct 2000 hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
(en años bisiestos pasa al día 29) En la ciudad de Xilinxian, en la provincia china de Guangxi, san Augusto Chapdelaine, presbítero de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París y mártir, que, detenido por los soldados junto con muchos neófitos de esta región a los que había convertido, recibió trescientos azotes, fue encerrado en una reducida jaula y finalmente decapitado.
refieren a este santo: Santos Agata Lin Zhao, Jerónimo Lu Tingmei y Lorenzo Wang Bing, Santos Agustín Zhao Rong, Pedro Sans i Jordá, obispo y compañeros, Santa Inés Cao Kuiying, San Lorenzo Bai Xiaoman
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Mártires de la evangelización de China (ss XVII - XX) San Augusto Chapdelaine nació en 1814, cerca de Coutances (Francia). Sus padres, que tuvieron nueve hijos, trabajaban en familia una pequeña granja de su propiedad. Augusto se distinguió, desde joven, por su piedad y generosidad. En las labores del campo trabajaba por cuatro («il faisait de la bésogne pour quatre»). La muerte arrebató a dos de sus hermanos. Esto restó brazos en el trabajo y al fin, la familia se vio obligada a parcelar la propiedad. Así pudo Augusto satisfacer su deseo de abrazar el sacerdocio. En 1844, fue nombrado párroco y su celo obró maravillas entre sus feligreses. En 1851 sintió el llamado a las misiones extranjeras y, tras un corto período de preparación en la casa de las Misiones Extranjeras de París, partió rumbo a China. Después de mil peligrosas aventuras, llegó al sitio al que sus superiores le habían enviado. En diciembre de 1854, fue denunciado al mandarín de la región por el celoso pariente de un convertido. Fue arrestado y pasó en la prisión algunos días de ansiedad, pero el mandarín se mostró bondadoso y no le hizo daño alguno. El P. Chapdelaine volvió con mayor ímpetu al trabajo apostólico y logró muchas conversiones, a pesar de su imperfecto conocimiento de la lengua. Pero algún tiempo después, un nuevo mandarín sustituyó al primero. El P. Chapdelaine fue denunciado por segunda vez y hecho prisionero, con algunos de sus cristianos. Sus valientes respuestas provocaron la cólera de los jueces, quienes le condenaron a ser apaleado. El mártir quedó medio sordo a resultas del castigo, pero no dejó escapar ni una queja ni una protesta y, uno o dos días después se restableció milagrosamente. Creyendo el mandarín que su curación se debía a la magia, mandó que bañaran al santo con la sangre de un perro para anular el conjuro. La segunda vez que el P. Chapdelaine compareció ante los jueces, fue condenado a recibir trescientos golpes en el rostro con una especie de pesada suela de cuero; en el suplicio perdió varios dientes y sufrió la fractura de la mandíbula. Al fin, los jueces le dieron a entender que le dejarían libre por 1.000 taels, o aun por 300, pero los cristianos no pudieron reunir esa suma. Así pues, los jueces le condenaron a morir lentamente en una jaula. Los verdugos decapitaron al mártir después de la muerte, y se cuenta que de su cuello brotaron tres chorros de sangre, cosa que convenció a todos los presentes de que algo extraordinario había en él. Fue canonizado el año 2000. Cf. los estudios de A. Launay sobre las misiones de China, como por ejemplo, Les 52 sérviteurs de Dieu, vol. II, pp. 287-304, y Salle des martyrs du Séminaire des Missions. Fragmento extractado del artículo dedicado a los mártires de la China, en Butler-Guinea, México, 1964, vol I, pág 365. Los años no bisiestos se celebra su memoria el 28 de febrero.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
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