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domingo, 27 de enero de 2013

San Juan María «Muzeo», mártir

 
fecha: 27 de enero
n.: c. 1851/6 - †: 1887 - país: Uganda
canonización: B: Benedicto XV 6 jun 1920 - C: Pablo VI 8 oct 1964
hagiografía: Abel Della Costa
Cerca de Mengo, en Uganda, pasión de san Juan María, llamado «Muzeo» o «Anciano» por razón de su madurez espiritual. Era servidor del rey y, convertido al cristianismo, en tiempo de persecución no quiso huir, sino que confesó espontáneamente su fe en Cristo ante el primer ministro del rey Mwenga, por lo cual murió decapitado. Fue la última víctima de aquella persecución.

San Juan María había nacido entre 1852 y 1857, y desarrolló a lo largod e su corta vida una gran inquietud espiritual, que lo llevó primero a unirse al Islam, y luego, cuando le fue proclamado el Evangelio, a la fe cristiana. A pesar de que a su muerte tenía poco más de 30 años, era buscado por sus compañeros por su don de consejo, que le mostraba como una persona más madura que su edad cronológica; esto y una lesión en un ojo que le quitaba la gracia de un rostro juvenil, hicieron que entre sus amigos se lo conociera con el apodo de «Muzei», es decir, el anciano.
Cuando comenzó al persecusión, Muzei -junto con otros- pasó a la clandestinidad, por consejo de los misioneros. Vagaban de un lugar a otro a través de bosques, pantanos, selva, etc. Sufriedo del sol, el frío, lluvias, hambre, sed, fatiga, fiebre constante y otras enfermedades; sin medicación adecuada y sobre todo, siempre preocupados de que lo peor estaba por llegar. En esas condiciones, Muzei se dedicaba a rescatar con el pago de un precio a esclavos de los árabes y jefes musulmanes, a estos jóvenes los liberaba y les ofrecía instrucción cristiana. Ocasionalmente él con sus compañeros conseguían colarse en la misión católica, y esos días se celebraba para ellos la misa a medianoche.
El rey Mwanga, con el fin de hacer salir a los jóvenes cristianos que se movían en la clandestinidad, publicó un edicto en el que ofrecía perdón y, en el futuro, convivencia con los cristianos. Las intenciones eran falsas, como se demostró en seguida, y el propio Muzei no creyó el edicto, pero se presentó ante el rey para defender la causa cristiana y para que, si lo mataban, los otros cristianos quedaran sobre aviso de las verdaderas intenciones del rey. Efectivamente, en cuanto se presentó al primer ministro, éste lo mandó matar. Unos dicen que pereció ahogado en un estanque, otros que decapitado y su cuerpo arrojado al estanque. Fue el último de los mártires de esta persecusión.
Resumido a partir del largo e interesante artículo (en inglés) sobre el santo en la página del santuario de Uganda,  donde cita, a su vez, fuentes. Puede verse que la versión de la muerte difiere mucho de la presentada sobre el mismo personaje en la hagiografía de grupo.

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