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viernes, 25 de enero de 2013

Arcángela Girlani, Beata

Virgen Carmelita, 25 de enero
 
Arcángela Girlani, Beata
Arcángela Girlani, Beata

Virgen Carmelita

Martirologio Romano: En Mantua, ciudad de la Lombardía, beata Arcángela (Leonor) Girlani, virgen de la Orden de las Carmelitas, priora del convento de Parma y fundadora del cenobio de Mantua (1495).

Fecha de beatificación: el 1 de octubre de 1864 por el Papa Pío IX.
Nació en Trino (Monteferrato-Italia) en la segunda mitad del siglo XV. Se llamó Leonor en el mundo. Sus padres se oponían a que abrazase la vida religiosa. La célebre Congregación Mantuana, que en inicios estaba en todo su esplendor, fundó un convento de monjas de clausura en Parma y en él, el año 1477, vistió el hábito Leonor, cambiando su nombre por el de Arcángela.

Por su virtud y sus dotes naturales, fue elegida priora por la misma comunidad, cargo que aceptó por cumplir la voluntad de Dios. Fue desde entonces el refrigerio y el consuelo de todas las monjas y entre ellas la más humilde y servicial. A las enfermas consolaba con cariño maternal y les hacía consideraciones oportunas, animándolas a sufrir con resignación.

Quince años llevaba residiendo en el convento de Parma, santificándose y santificando a sus religiosas con su buen ejemplo y la heroicidad de sus virtudes, cuando los superiores determinaron hacer una nueva fundación de monjas en Mantua y eligieron para piedra fundamental a la beata Arcángela.

Con gran sacrificio obedeció al punto y, avezada a los caminos del Señor, en Mantua inicia la misma vida que seguía en Parma, por lo que pronto los habitantes de Mantua se percataron del bien que Dios les había proporcionado con el convento de las carmelitas. Las matronas, a porfía, llevaban a sus hijas, con el fin de que la Beata Arcángela las instruyera en los caminos del Señor.

El efecto no se hizo esperar, pues siete de aquellas jóvenes tomaron el hábito y bajo su dirección, se santificaron en el claustro. Cuando después de penosa enfermedad se sintió morir, reunió a sus monjas para exhortarlas y darles a manera de testamento, sus últimos consejos. Expiró diciendo: “Jesús, amor mío, ten piedad de mí”.

Era el 25 de enero de 1495 y fue enterrada en el mismo convento de Mantua. Su cuerpo se venera en la iglesia del Hospital de San Lorenzo de Turín.
Beata Arcángela Girlani, virgen y fundadora
fecha: 25 de enero
fecha en el calendario anterior: 13 de febrero
n.: 1460 - †: 1495 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío IX 1 oct 1864
hagiografía: «Vidas de los santos», Alban Butler
En Mantua, ciudad de la Lombardía, beata Arcángela (Leonor) Girlani, virgen de la Orden del Carmen, priora del convento de Parma y fundadora del cenobio de Mantua.

Eleonor Girlani nació en Trino, en el norte de Italia, en el año 1460. Desde su más tierna infancia se mostró intensamente seria y devota. Se educó en el convento benedictino de Rocca delle Donne, que estaba cercano a su casa, pero pronto se dio cuenta de que su familia la iba a ver con demasiada frecuencia; y de que la disciplina que las monjas observaban no era suficientemente estricta para ella. Como estaba resuelta a consagrarse a Dios, y como su padre le negara el consentimiento, imploró la intervención de la marquesa de Monferrato. Al fin su padre accedió, pero sólo con la condición de que tomara el velo en la casa benedictina ya mencionada. Ya se habían hecho todos los preparativos para que su entrada en religión fuera con gran solemnidad. El marqués en persona estaba presente en traje de ceremonia. Salió la procesión, pero cuando el caballo que montaba Eleonor había andado un corto trecho, se paró en seco y por nada se pudo hacerlo avanzar más. Al fin la concurrencia se dispersó, y Eleonor, al volver a su casa poco después, se encontró con un fraile carmelita, quien le relató con mucho detalle la vida edificante que llevaban las monjas de su orden en Parma. La joven entró allí el día en que cumplió diecisiete años, tomó el nombre de Arcángela e hizo sus votos un año después, en 1478.

Es extraño leer que en poco tiempo fue elegida priora. No se nos dice cuánto tiempo después, pero parece que fue pronto, porque fue enviada, a petición de los Gonzaga, a fundar un nuevo convento carmelita en Mántua (donde después murió) y había elevado esta nueva comunidad a un estado de gran perfección, antes de que la llevaran a otro sitio. Probablemente debamos atribuir mucho de esta precipitación a su posición social. Como consta claramente por los archivos de las casas religiosas a principios de la edad media, cuando una princesa o gran dama tomaba el velo y daba pruebas de ser razonablemente observante y virtuosa, casi siempre era elegida abadesa tan pronto como había una vacante. Parece ser que esta práctica perduró a través de los siglos. En el caso de Arcángela, parece que estuvo acertada la distinción que se le hizo por su alcurnia. Era modelo de todas las virtudes religiosas: sumamente austera en la práctica de la penitencia, caritativa con todos y poseía un espíritu maravilloso de oración. Muchas veces fue hallada en su celda arrobada en éxtasis y elevada algunos metros del piso. En una ocasión, estuvo en éxtasis completamente insensible a impresiones externas por más de veinticuatro horas.

Cuando debido a unas inundaciones, el convento de Mántua estuvo amenazado por el hambre, Arcángela cayó de rodillas en oración y en seguida una persona desconocida trajo a la puerta suficiente provisión de alimentos. Se conservan relaciones de sucesos extraños que tuvieron lugar después de su muerte, acaecida el 25 de enero, de 1494, de los cuales tal vez el más interesante sea la historia del peral: poco después de su llegada a Mántua, la madre Arcángela plantó un peral en el jardín del convento. Pues bien, se creía que el árbol siempre daba tantas flores y después tantas peras, como hermanas había en la comunidad. Y aún más, si se caía una pera, era señal cierta que alguna de la comunidad moriría dentro del año. La priora, durante el tiempo que tuvo el cargo, cuando caía una pera, exhortaba a su comunidad a hacer una buena preparación a la muerte, en vista de que nadie sabía a quién iba dirigido el aviso. Se cuenta que esta misma maravilla continuó por mucho tiempo, aun años después de la muerte de Arcángela.

Su culto se confirmó en 1864. Es difícil formarse una idea clara del valor de las pruebas sobre las que se basan estos detalles y otros similares relacionados con la vida de la beata Arcángela. Pueden leerse en un folletito escrito por el Abad Alberei, sacado de unas notas proporcionadas por un dominico piamontés. Ostenta la divisa carmelita de la cruz y las estrellas, y se titula «Notice sur la vie de la bse. Archangela Girlani», editado en Poitiers en 1865.
fuente: «Vidas de los santos», Alban Butler

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