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sábado, 26 de enero de 2013

Alberico, Santo


Abad, 26 de enero
 
Alberico, Santo
Alberico, Santo

Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Cister, en Borgoña (hoy Francia), san Alberico, abad, que, siendo monje en Molesmes, fue uno de los primeros religiosos que fundaron el nuevo monasterio y, habiendo sido elegido abad, dirigió el cenobio sobresaliendo por su celo en procurar la formación de sus monjes, como verdadero amante de la Regla y de los hermanos (1109).
 
 
 
Santos Roberto, Alberico y Esteban, fundadores de Císter (1098)
Los esfuerzos de San Alberico por encontrar un instituto religioso que correspondiese a sus aspiraciones de gran perfección arrojan una luz que nos hace temblar, sobre el temperamento de acero de los monjes del siglo XII. No sabemos nada de la niñez de Alberico. Cuando oímos hablar de él por primera vez, formaba parte de un grupo de siete ermitaños que vivían en el bosque de Collan, no lejos de Chatillon-sur-Seine. Ahí habitaba cierto abad Roberto, hombre de buena familia y muy reputado por su virtud. A pesar de que había fracasado anteriormente en el gobierno de una comunidad de monjes revoltosos, los ermitaños lograron con cierta dificultad que Roberto aceptase ser su superior, y en 1075, emigraron a las cercanías de Molesmes, donde construyeron un monasterio. Roberto era el abad y Alberico el prior. Pronto empezaron a llover regalos al monasterio; la comunidad aumentó, pero el fervor decayó. Durante cierta época, un grupo de monjes se rebeló contra la disciplina religiosa. Roberto, desalentado, se retiró del monasterio. Alberico ocupó su lugar e intentó restablecer el orden; pero los monjes le golpearon y le encerraron finalmente. Alberico y un inglés llamado Esteban Harding, no pudiendo ya soportar tal estado de cosas, abandonaron también el monasterio. Probablemente cuando el pueblo se enteró de la rebelión, las limosnas empezaron a escasear y entonces los rebeldes prometieron enmienda. Roberto, Alberico y Esteban re tornaron al monasterio. Pero pronto reaparecieron los síntomas de la relajación, y Alberico parece haber lanzado la idea de partir con un grupo de los más fervorosos a fundar aparte una comunidad más observante.


Así se hizo y, en 1098, veintiún monjes se establecieron en Cister, un poco al sur de Dijón, a unos cien kilómetros de Molesmes. Tales fueron los principios de la gran Orden Cisterciense. Roberto, Alberico y Esteban fueron elegidos abad, prior, y subprior, respectivamente. Pero poco después, San Roberto retornó a la comunidad de Molesmes, y Alberico le sucedió en el cargo de abad, de manera que a él deben atribuirse con toda probabilidad, algunas de las principales características de la reforma cisterciense. Se trataba de una restauración de la primitiva observancia benedictina, pero con mucho más austeridad. Una de las manifestaciones externas del cambio fue la adopción del hábito blanco, con escapulario negro y capucha, para los monjes de coro. Según la leyenda, este cambio se debió a un deseo que comunicó la Santísima Virgen a San A1berico en una aparición. Una modificación más profunda fue la institución de una clase especial de "fratres conversi" o hermanos legos, a los que se confió el trabajo casero y, sobre todo, la explotación de las granjas distantes del convento. Sin embargo, todos los monjes estaban obligados en alguna forma al trabajo manual. El coro fue simplificado y abreviado; y se dejó más tiempo para la oración privada.

Alberico no gobernó durante mucho tiempo, y probablemente muchos de los rasgos característicos en la organización definitiva del Cister se deben a su sucesor, San Esteban. Fue él quien nos dejó la noticia más personal sobre San Alberico, en una exhortación que pronunció con motivo de la muerte de éste, ocurrida el 26 de enero de 1109: "A todos nos afecta igualmente esta gran pérdida -dijo-, y difícilmente podré consolaros yo, que necesito de consuelo tanto como vosotros. Vosotros habéis perdido a un padre y a un director de vuestras almas; yo no sólo he perdido a un padre y un guía, sino también a un amigo, a un compañero de armas, a un valiente soldado del Señor, a quien nuestro venerable padre Roberto había educado con ciencia y piedad admirables, desde los primeros días de nuestro instituto monástico... Ha quedado entre nosotros el cuerpo de nuestro amado padre como una forma de su presencia, y él nos ha llevado consigo al cielo en su corazón... El guerrero ha triunfado, el atleta ha recibido el premio merecido, el vencedor ha ganado su corona; dueño ya del triunfo, pide que también a nosotros no sea concedida la palma de los vencedores... No lloremos por el soldado que descansa ya; lloremos más bien por nosotros que seguimos en el frente de batalla, y transformemos en oraciones nuestras palabras de tristeza, rogando a nuestro padre triunfante que no permita que el león rugiente y el feroz enemigo nos derroten".

San Alberico, abad
fecha: 26 de enero
n.: c. 1050 - †: 1109 - país: Francia
otras formas del nombre: Aubry
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos», Alban Butler
En Citeaux, en Borgoña, en la actual Francia, san Alberico, abad, que, siendo monje en Molesmes, fue uno de los primeros religiosos que fundaron el nuevo cenobio. Ya abad del monasterio, sobresalió por su celo en procurar la formación de sus monjes, como verdadero amante de la Regla y de los hermanos.

Los esfuerzos de san Alberico por encontrar un instituto religioso que correspondiese a sus aspiraciones de gran perfección arrojan una luz que nos hace temblar, sobre el temperamento de acero de los monjes del siglo XII. No sabemos nada de la niñez de Alberico. Cuando oímos hablar de él por primera vez, formaba parte de un grupo de siete ermitaños que vivían en el bosque de Collan, no lejos de Chatillon-sur-Seine. Ahí habitaba cierto abad Roberto, hombre de buena familia y muy reputado por su virtud. A pesar de que había fracasado anteriormente en el gobierno de una comunidad de monjes revoltosos, los ermitaños lograron con cierta dificultad que Roberto aceptase ser su superior, y en 1075, emigraron a las cercanías de Molesmes, donde construyeron un monasterio. Roberto era el abad y Alberico el prior. Pronto empezaron a llover regalos al monasterio; la comunidad aumentó, pero el fervor decayó. Durante cierta época, un grupo de monjes se rebeló contra la disciplina religiosa. Roberto, desalentado, se retiró del monasterio. Alberico ocupó su lugar e intentó restablecer el orden; pero los monjes le golpearon y le encerraron finalmente. Alberico y un inglés llamado Esteban Harding, no pudiendo ya soportar tal estado de cosas, abandonaron también el monasterio. Probablemente cuando el pueblo se enteró de la rebelión, las limosnas empezaron a escasear y entonces los rebeldes prometieron enmienda. Roberto, Alberico y Esteban retornaron al monasterio. Pero pronto reaparecieron los síntomas de la relajación, y Alberico parece haber lanzado la idea de partir con un grupo de los más fervorosos a fundar aparte una comunidad más observante.

Así se hizo y, en 1098, veintiún monjes se establecieron en Cister, un poco al sur de Dijón, a unos cien kilómetros de Molesmes. Tales fueron los principios de la gran Orden Cisterciense. Roberto, Alberico y Esteban fueron elegidos abad, prior, y subprior, respectivamente. Pero poco después, san Roberto retornó a la comunidad de Molesmes, y Alberico le sucedió en el cargo de abad, de manera que a él deben atribuirse con toda probabilidad, algunas de las principales características de la reforma cisterciense. Se trataba de una restauración de la primitiva observancia benedictina, pero con mucha más austeridad. Una de las manifestaciones externas del cambio fue la adopción del hábito blanco, con escapulario negro y capucha, para los monjes de coro. Según la leyenda, este cambio se debió a un deseo que comunicó la Santisima Virgen a san Alberico en una aparición. Una modificación más profunda fue la institución de una clase especial de "fratres conversi" o hermanos legos, a los que se confió el trabajo casero y, sobre todo, la explotación de las granjas distantes del convento. Sin embargo, todos los monjes estaban obligados en alguna forma al trabajo manual. El coro fue simplificado y abreviado; y se dejó más tiempo para la oración privada.

Alberico no gobernó durante mucho tiempo, y probablemente muchos de los rasgos característicos en la organización definitiva del Cister se deben a su sucesor, san Esteban. Fue él quien nos dejó la noticia más personal sobre san Alberico, en una exhortación que pronunció con motivo de la muerte de éste, ocurrida el 26 de enero de 1109: «A todos nos afecta igualmente esta gran pérdida -dijo-, y difícilmente podré consolaros yo, que necesito de consuelo tanto como vosotros. Vosotros habéis perdido a un padre y a un director de vuestras almas; yo no sólo he perdido a un padre y un guía, sino también a un amigo, a un compañero de armas, a un valiente soldado del Señor, a quien nuestro venerable padre Roberto había educado con ciencia y piedad admirables, desde los primeros días de nuestro instituto monástico... Ha quedado entre nosotros el cuerpo de nuestro amado padre como una forma de su presencia, y él nos ha llevado consigo al cielo en su corazón... El guerrero ha triunfado, el atleta ha recibido el premio merecido, el vencedor ha ganado su corona; dueño ya del triunfo, pide que también a nosotros nos sea concedida la palma de los vencedores... No lloremos por el soldado que descansa ya; lloremos más bien por nosotros que seguimos en el frente de batalla, y transformemos en oraciones nuestras palabras de tristeza, rogando a nuestro padre triunfante que no permita que el león rugiente y el feroz enemigo nos derroten».

En la imagen: san Esteban (a la izquierda, tras san Roberto), de rodillas con el hábito de san Benito, san Roberto de Molesmes, y a la derecha, con el báculo abasial y la fundación en al mano, san Alberico, fundadores del Císter, veneran a la Virgen María (posiblemente representa la recepción del hábito cisterciense).
fuente: «Vidas de los santos», Alban Butler

Santoral Cisterciense

20090413021557-01.jpg Hoy presento el santoral propio de la Orden del Císter, nacida del tronco de la Orden Benedictina y que en San Benito halla su Padre y fundador. Esta orden, muy rica en personas, abadías y santidad, fue clave en la reforma de la Iglesia en pleno siglo XI. Fue fundada, a partir de la rama cluniacense, decaída en su fervor original; por los santos  Alberico de Citeaux (en la imagen), Roberto de Molesmes y Esteban Harding , pero el impulso y conformación se las dio San Bernardo de Claraval, eminente predicador, escritor y santo, amante de María. El calendario ha padecido añadidos, reformas, supresiones. Al ser una orden nacida de otra, pues mantienen fiestas comunes, así como con los Cistercienses de la Estrecha Observancia (Trapenses) nacida, a su vez, de una reforma de los Cistercienses. Así también tiene como fiestas propias, algunas que pertenecen a la Iglesia universal. En negrita resalto las celebradas actualmente por la Orden.Enero:
10: San Guillermo de Bourges, abad y obispo.
12: San Aelred de Rievaulx, abad.
15: Santos Mauro y Plácido, religiosos.
20: Beato Cipriano Iwene Tansi, monje.
26: Santos Alberico, Esteban Harding y Roberto, abades y fundadores de la Orden
.
27: San Timoteo y San Tito, obispos
(trasladada por la Orden a este día).
30: Conmemoración de los Superiores Difuntos.
Febrero:
1: San Raimundo de Fitero, abad y fundador de Calatrava.
2: La Presentación del Señor
.
3: Beato Helinando de Froidmont, monje.
9: San Conrado de Baviera, eremita.
10: Santa Escolástica, virgen.
11: San Benito de Aniano, abad
.
12: Santa Humbelina, religiosa, hermana de San Bernardo.

13: San Esteban de Muret, abad.
      San Adolfo de Osnabrück, obispo.     
16: San Pedro de Castelnau, monje mártir.     
19: San Bonifacio de Bruselas, obispo.

Marzo:
8: San Esteban de Obazina, abad.
21: Tránsito de San Benito.
22: San Juan de Valennce, obispo.
Abril:
1: Beato Hugo de Bonnevaux, abad.     
5: Santa Juliana de Mont Cornillon.
9: Beato Guillermo de Montpellier, monje.
13: Beata Ida de Lovaina, virgen.
18: Beato Idesbaldo de Dunes, abad.
22: Beata María Gabriela Sagheddu, virgen.
23: San Adalberto de Praga, obispo y mártir.
24: Santa Franca de Visalta, abadesa.
26: San Juan de Valencia, obispo.     
       Beato Rafael Arnáiz, monje trapense (canonización en octubre de 2009).
Mayo:
11: Santos Odón, Mayolo, Odilón, Hugo y Pedro El Venerable, abades cluniacenses.
15: San Pacomio, abad.

19: San Pedro Celestino, ermitaño y papa.
27: San Agustín de Canterbury, obispo.
31: La Visitación de Nuestra Señora.
Junio:
7: San Roberto de Newminster, abad.     
12: Santa Alicia de Schaerbeek, virgen reclusa.     
14: Beato Gerardo, religioso.
16: Santa Lutgarda de Aywières, virgen.    
17: Beatas Teresa, Sancha y Mafalda de Portugal, princesas y religiosas.      
20: Conmemoración de los Padres y Hermanos Difuntos.
Julio:
7: San Teobaldo de Váux-de-Cernay, abad.
8: Beato Eugenio III, papa.
9: Beato Alberto de Cestri, eremita.
10: Beato Bertrand de Grandselve, abad.  
11: San Benito, Abad, Padre y Fundador (de la Orden Benedictina).
12: San Juan Gualberto, abad.
16: Santas vírgenes y mártires de Orange
.
24: San Balduino de San Pastore, abad.
29: Santos Marta, María y Lázaro de Betania.
Agosto:
9: San Famiano de Galese, eremita. 
16: Santa Beatriz de Silva, virgen fundadora de las Concepcionistas (antes fue del Císter).
18: Beato Juan Bautista de Souzy, Gervasio Brunel, Pablo Charles, Elías Desgardin, y compañeros mártires.
19: Beato Guerrico de Igny, abad.
20: San Bernardo de Claraval, abad, Doctor de la Iglesia.    
22: Nuestra Señora, Santa María Reina.

25: Beato Pablo Juan Charles, abad y mártir.     
30: Santos Guarino de Sion y Amadeo de Lausana, obispos.
Septiembre:
2: San Bernardo de Alzira, monje y sus hermanas Gracia y María; mártires.
7: Beato Otón de Freising, obispo.
8: La Natividad de María.
10: Beato Ogler de Locedio, abad.     
12: San Pedro de Tarantasia, abad y obispo.
  
14: San Pedro de Bellevaux abad y obispo.     
 17: San Martín de Hinojosa, abad y obispo.     
        Santa Hildegarda, virgen.

18: Conmemoración de los familiares y bienhechores difuntos del año.
28: Beato Juan de Montmirail, caballero y monje.     
29: San Miguel Arcángel y todos los Santos Arcángeles.
Octubre:
3: San Aldagoto de Coira, obispo.
8: San Martín Cid, abad.   
9: Beato Vicente Kadlubek, obispo.
13: San Mauricio de Carnoët, abad.
14: Santa Eduviges de Silesia, duquesa, religiosa.
20: Beato Gilberto de Císter, abad.
25: San Bernardo Calbó, abad y obispo. 

Noviembre:

3: San Malaquias de Connor, obispo.
7: San Willibrordo de Utrech, obispo
11: San Martín de Tours, obispo.
12: San Teodoro Studita, abad.
13: Todos los Santos de la Orden.
14: Todos los Difuntos de la Orden.

15: San Leopoldo de Austria, rey.
17: San Edmundo de Canterbury, obispo.
16: Santa Gertrudis la Magna, religiosa.
19: Santa Matilde de Hackeborn, abadesa.   

20: San Hugo de Noaria, abad.     
Diciembre:
5: San Sabas, abad.
5: San Galgano de Siena eremita, (congregación Bernardina).
9: San Gerardo de Claraval, abad.
10: San Teobaldo de Marliaco, abad.
11: Beato David de Himmerod, monje.
17: San Juan de Sacramenia, ermitaño.

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