sábado, 15 de diciembre de 2012

Después de la Transfiguración

Mateo 17, 10 -13. Adviento. Ha permitido que sus apóstoles más cercanos tengan una experiencia de "gloria". Algo que sólo podremos gozar en el cielo.
Después de la Transfiguración
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 10 - 13


En aquel tiempo los discípulos le preguntaron a Jésus: «¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?» El les respondió : «Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más yo les aseguro a ustedes que Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que padecer a manos de ellos». Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.

Oración introductoria

Señor, te pido que esta oración me prepare interiormente para tu venida la próxima Navidad. Concédeme dejar de lado todos los pendientes, las distracciones que me hacen sordo a tu voz. Abre mi corazón y dame un espíritu dócil y generoso para hacer vida el Evangelio de este día en mis pensamientos, palabras y acciones.

Petición

Padre bueno, dame la sabiduría para saber reconocerte en mis hermanos más necesitamos.

Meditación del Papa

El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, que en el siglo IX antes de Cristo defendió valerosamente contra la contaminación de los cultos idólatras la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. [...] María, fue la primera que creyó y experimentó, de modo insuperable, que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente su Palabra, "llegó felizmente al santo monte", y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo encomendar hoy a todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo y, de modo especial, a las de la Orden del Carmen, entre las cuales recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejos de aquí, que he visitado en estos días. Que María ayude a todos los cristianos a encontrar a Dios en el silencio de la oración. Benedicto XVI, 16 de julio de 2006.

Reflexión

Jesús se ha transfigurado. Ha permitido que sus apóstoles más cercanos tengan una experiencia de "gloria". Algo que sólo podremos gozar en el cielo. Animados por haber participado de esta extraordinaria visión, llenos de alegría y paz, se deciden y preguntan acerca del precursor del Mesías. La respuesta no deja lugar a dudas. El precursor ha venido, pero no le han hecho caso: "han hecho lo que han querido"... era la voz que clamaba, pero pocos la supieron escuchar.

A veces nuestra vida espiritual se reduce a lo que "yo" creo. Me rijo por el "yo necesito", "yo rezo", y convertimos la fe en un "producto" que yo me preparo a mi medida y gusto. Sin embargo, no podemos aplicar esta regla para descubrir las cosas de Dios.

S. Juan de la Cruz fue un fraile carmelita que supo escuchar a Dios, que supo encontrarle. Lo hizo sobre todo en los momentos de mayor prueba en su vida. Recluído nueve meses en una estrecha y oscura prisión, fue allí, entre sufrimientos y privaciones donde vieron la luz sus más profundos y bellos poemas espirituales. Porque Dios vive, actúa y está presente en los hombres y en todas las creaturas de la naturaleza. Todo esto es posible cuando el presupuesto de nuestra oración dejo de ser "yo", y se convierte en el "Tu". Cuando dejo de "oírme" y comienzo a escuchar. Porque orar es, sobre todo, escuchar a Dios. Se requiere silencio y apertura de corazón.

Presentarse uno mismo, como es, con sinceridad ante el espejo del alma. Hace falta la valentía de aceptarse, con todos nuestros límites y virtudes, pero además, hace falta meter a Dios en esa aceptación, en ese diálogo. Es necesario conectarse a Dios desde la sinceridad de uno mismo. Aquellos judíos no reconocieron a Juan, y no reconocerán a Jesucristo. Nosotros estamos en mejores condiciones. Las dificultades siempre las tendremos, pero podemos vencerlas si somos sinceros y si tenemos la firme convicción que nuestra "conexión" con Dios es la cosa más importante que tenemos y que nuestro "yo" está subordinado al Tú de Dios, que es AMOR.

Propósito

Rezar, preferentemente en familia, un rosario para encomendar a María a todas las comunidades de vida contemplativa.

Diálogo con Cristo

Como bautizado soy como un nuevo Elías o Juan el Bautista, un instrumento para preparar y abrir los corazones de los demás para la venida de su Hijo. María, en este sábado, dedicado a tu memoria, enséñame a reconocer a tu Hijo Jesucristo por medio de la oración. Intercede ante tu Hijo para que aumente mi fe y tenga la confianza que tú siempre tuviste y, sobre todo, la humildad que caracterizó tu vida, para cumplir así con todo lo que me pidas.

sábado 15 Diciembre 2012
Sábado de la segunda semana de Adviento

San Valeriano África



Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Damasceno : “Estará lleno de Espíritu Santo...e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías...” (Lc 1,17)

Lecturas

Eclesiástico 48,1-4.9-11.

Después surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha.
El atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto.
¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego.
De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob.
¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida!


Salmo 80(79),2-3.15-16.18-19.

Escucha, Pastor de Israel,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que tienes el trono sobre los querubines,
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés;
reafirma tu poder y ven a salvarnos.

Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que tú hiciste vigoroso.

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.



Mateo 17,10-13.

Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?".
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas;
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Juan Damasceno (c.675-749), monje, teólogo, doctor de la Iglesia
Discurso sobre el gran profeta Elías, el Tesbita

“Estará lleno de Espíritu Santo...e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías...”(Lc 1,17)

¿Quién recibió el poder de abrir y cerrar los cielos, de retener o
hacer caer la lluvia? ¿Quién puede hacer caer fuego sobre un sacrificio
inundado de agua o sobre dos tropas de soldados por sus malas acciones?
¿Quién aniquiló en un arrebato de furor a los profetas paganos a causa de
sus ídolos? ¿Quién ha visto a Dios en el susurro del aire suave?... Todos
estos hechos son atribuidos únicamente a Elías y al Espíritu que habita en
él.

Ahora bien, se puede hablar de hechos aun más prodigiosos... Elías no
ha padecido la muerte hasta el día de hoy, sino que fue arrebatado al
cielo. Algunos piensan que vive con los ángeles cuya incorruptibilidad
comparte en una vida inmaterial y pura... De hecho, Elías apareció en la
transfiguración del Hijo de Dios, viéndolo cara a cara con el rostro
descubierto. Al final de los tiempos, cuando se manifestará la salvación de
Dios, él mismo proclamará la venida de Dios antes que nadie y la mostrará a
todos, y, por muchos otros signos divinos, confirmará el día que hasta
ahora está escondido ante el mundo. En aquel día, también nosotros, si
estamos preparados, iremos por delante de este hombre admirable que nos
prepara el camino que lleva a aquel día. ¡Que nos introduzca en las moradas
del cielo, por Cristo Jesús a quien sea dada la gloria, el poder ahora y
por los siglos de los siglos!

(Referencias bíblicas: 1R 17,1; 2R 1,10; 1R 18,40; 19,12; 2R 2,1; Mt 17,3)






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¿Quieres conocer el origen de las tradiciones de Adviento? El Adviento, preparación para la Navidad


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