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Marcelo de París, Santo |
Se cuenta que San Marcelo nació en París.
Sus padres no
se distinguían por su alto nivel social, pero la santidad
de Marcelo fue su mejor linaje.
El joven se entregó enteramente
a la práctica de la virtud y a la oración,
de suerte que, según su biógrafo (Venanzio Fortunato), parecía completamente
desprendido del mundo y aun del cuerpo.
Prudencio, el arzobispo de
París, viendo el carácter serio de Marcelo y los rápidos
progresos que había hecho en las ciencias sagradas, le ordenó
de lector y más tarde le hizo archidiácono suyo.
A partir
de entonces, el santo realizó, según se dice, muchos milagros.
Cuando murió Prudencio, Marcelo fue elegido unánimemente para sucederle.
Se dice
que, con su autoridad y sus oraciones, defendió a su
grey contra las invasiones de los bárbaros. Su biógrafo refiere
milagros extravagantes, entre otros, una señalada victoria sobre un dragón.
Pero, como comenta Alban Butler,"la veracidad de estos hechos depende
de la del autor, quien escribió cien años después y,
siendo extranjero, debió fiarse de hablillas y leyendas populares".
San Marcelo
murió a principios del siglo V. Su cuerpo fue sepultado
en la catacumba de su nombre en la ribera izquierda
del Sena; actualmente ese distrito es un suburbio de París
y se llama Saint-Marceau
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