viernes, 12 de octubre de 2012

Santa Narcisa de Jesús

Narcisa de Jesús Martillo Morán (1832-1869)
Narcisa de Jesús Martillo Morán nació en 1832, en la hacienda San José de Nobol, Daule, Ecuador. Los dominicos regentaban su parroquia desde hacía casi trescientos años. Fue hija de Pedro Martillo y Josefa Morán, campesinos propietarios, gente sencilla y profundamente creyente. Su padre, dotado de una inteligencia clara y espíritu de trabajo, reunió una apreciable fortuna. Era muy devoto de la futura Santa Mariana de Jesús y de San Jacinto de Polonia, que se venera con fervor en toda la provincia del Guayas. Los nueve hijos del matrimonio crecieron sanos y robustos, Narcisa ocupaba el sexto lugar. En 1838, cuando contaba 6 años, falleció su madre. Con la ayuda de una maestra particular y de su hermana mayor, se instruyó en las primeras letras. Aprendió a leer, escribir, cantar, tocar la guitarra, coser, arte que llegó a dominar con verdadera maestría, tejer, bordar, cocinar. Poseía grandes cualidades, con predisposición especial para la música. Con frecuencia su plegaria se hacía canción, y su cántico fue íntimo y piadoso, entregando el corazón a Quien bien lo merecía, como rezaba una composición que gustaba repetir cuando era jovencita.
Tuvo una clara percepción de su llamada a la santidad, especialmente a partir del sacramento de la Confirmación, que recibió a la edad de 7 años, el 16 de septiembre de 1839. Adquirió la costumbre de retirarse con frecuencia a un bosquecillo cercano a la casa, para entregarse libremente a la contemplación de las realidades divinas. El árbol de Guayabo junto al cual rezaba, es hoy el término de nutridas peregrinaciones. Convirtió en oratorio doméstico, un pequeño cuarto de su casa. Se propuso imitar a Santa Mariana de Jesús, identificándose con la vocación de víctima. Asumió un camino arduo de penitencia, para unirse más íntimamente a Cristo sufriente y ayudarle a la redención del mundo. Colaboraba en los trabajos domésticos y en los del campo. Era una joven reflexiva, amable, alegre, de carácter dulce y apacible, sumamente buena y obediente, caritativa, compasiva para con los pobres, extremadamente piadosa, amada por todo el vecindario. Joven muy hermosa, de ojos azules y cabello rubio, esbelta, fuerte y ágil. Se manifestó una excelente catequista. No podía menos de transmitir el fuego del amor divino a los suyos y a los niños del vecindario.
En enero de 1852 falleció su buen padre. Narcisa, que contaba 19 años de edad, pasó a Guayaquil, y se hospedó con una familia muy conocida que habitaba junto a la catedral. En esta ciudad permaneció hasta 1868, exceptuando unos meses que pasó en la ciudad de Cuenca. Mudó varias veces de morada para preservar su intimidad y dedicarse con mayor libertad a la oración y penitencia, viviendo del trabajo de costurera. Socorría a pobres y enfermos. Fue dócil a las directrices de sus directores espirituales, y compartió ideales, y a veces vivienda, con la Beata Mercedes de Jesús Molina.
Impulsada por un anhelo de mayor perfección y aconsejada por un religioso franciscano, se embarcó en junio de 1868 para Lima, Perú, y vivió como seglar interna en el convento dominicano del Patrocinio, fundado en 1688 en lugares donde solía apacentar su rebaño San Juan Macías. El Señor la favorecía con dones extraordinarios, y le mostraba cuán acepta le era su vida, también en medio de las pruebas del espíritu.
A finales de septiembre de 1869 se le declararon unas fiebres. Poco pudieron hacer los remedios médicos, pero continuó con su ritmo de vida normal, y así hasta finalizar la novena y celebrar con gran gozo, vestida de blanco, la Eucaristía en la solemnidad de la Inmaculada Concepción de María, 8 de diciembre de 1869, el mismo día en que el Beato Pío IX abría en Roma el Concilio Vaticano I. Al final de la jornada se despidió de las hermanas, porque iba a realizar un viaje muy largo. Lo tomaron a broma, pero al poco rato una de ellas, la encargada de bendecir las habitaciones, advirtió un resplandor y una fragancia especial en la suya. Acudió la comunidad y comprobaron que había muerto. Contaba 37 años de edad.
Se supo después que había hecho voto privado de virginidad perpetua, de pobreza, obediencia, clausura, eremitismo, ayuno a pan y agua, comunión diaria, confesión, mortificación y oración.
Todos estos votos los mantuvo fielmente. Vivía en continua unión con Jesucristo. Sus mortificaciones fueron muy severas. Llevaba constantemente en su cuerpo la crucifixión del Señor. Tenía una fe firme y una admirable esperanza. Los médicos se maravillaban de que hubiera podido vivir con tan poco alimento.
En su cadáver se advirtieron durante largo tiempo signos de flexibilidad y fragancia, y ante él se obraron múltiples gracias. Lima la aclamó como santa, y lo mismo hicieron las gentes de Guayaquil y Nobol. Las hermanas del Patrocino guardaron memoria de sus virtudes y custodiaron con suma veneración el sepulcro, hasta que su cuerpo, prácticamente incorrupto, se trasladó a Guayaquil en 1955.
El proceso diocesano de canonización fue entregado en la Congregación para las Causas de los Santos en 1964. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 25 de octubre de 1992. El 22 de agosto de 1998 dedicaron un santuario en su honor en Nobol, donde se venera en la actualidad el sepulcro, con su cuerpo incorrupto. La devoción a la «Niña Narcisa» denota la espontánea identificación del pueblo sencillo con esta mujer de la costa ecuatoriana. El ejemplo de su vida pura y piadosa, trabajadora y apostólica, transmite un mensaje muy actual.

SANTA NARCISA DE JESÚS MARTILLO Y MORÁN



(1832 †1869)
Fiesta: 8 de Diciembre
La Violeta de Nobol

En Octubre 29, 1832. Nació en Nobol, Ecuador.
se desempeñaban como campesinos y murieron cuando Narcisa era muy joven. La beata ecuatoriana, se trasladó a Guayaquil donde vivió por más de 15 años dedicada a la oración, al trabajo manual y a la caridad apostólica. A principios de 1868 viajo a Lima y allí continuó su vida virtuosa como seglar, alojada en la Casa de las Hermanas de la Orden Laical de Santo Domingo, hasta su muerte el 8 de diciembre de 1869. Su cuerpo fue trasladado a Guayaquil en 1955 y ahora permanece en su pueblo natal.
En 1955 su cuerpo incorrupto es trasladado desde Perú a Guayaquil, y en 1972 regresa a Nobol, lugar donde había nacido.

Fue beatificada el 25 de octubre de 1992 junto a los mártires de Barbastro por Juan Pablo II.
Canonización 12 de Octubre, 2008, por Benedicto XVI

Santa Narcisa de Jesús Martillo Morán  
 





Narcisa de Jesús Martillo Morán no dejó nada escrito. Siempre quiso permanecer oculta ante los ojos del mundo. Dedicaba ocho horas diarias a la oración. La acompañaban el silencio, la soledad, el trabajo y el sacrificio.
El próximo 12 de octubre será canonizada esta laica consagrada ecuatoriana.   "No obstante la pobreza de las informaciones que todo biógrafo lamenta, la riqueza espiritual (...) es tan grande que resplandece a través de lo poco que sabemos de ella", asegura Pagoli G Papasgoli, en el libro "Riscatto di un popolo" (Rescate de un pueblo).
Como laica hizo sus votos de virginidad perpetua, pobreza y obediencia a la Iglesia. Se sentía llamada a permanecer en el mundo para ser fermento de bien. Dedicaba ocho horas diarias a la oración. También practicaba actos de penitencia para unirse más a la cruz del Señor.  
Nació en un pueblo llamado Nobol de la diócesis de Guayaquil, Ecuador. Sus padres eran agricultores y fue la sexta de nueve hijos. Su madre murió cuando era pequeña. Era de carácter dulce. Aficionada a la costura, al servicio doméstico, también al canto y la guitarra.   La búsqueda de una dirección espiritual la llevó a trasladarse a Guayaquil cuando tenía unos 20 años donde llevaba una vida pobre y se alojaba en lugares sencillos.  Quiso seguir el ejemplo de la vida de la santa también ecuatoriana Marianita de Jesús (1618 - 1645).
Sus biógrafos las consideran como almas gemelas.   "El punto de unión es la entrega total que ellas hacen a Cristo y al prójimo. Narcisa igualmente sigue el estado de vida laical como Mariana, además sigue la espiritualidad de oblación y sacrificio tomando por modelo a Mariana en reparación por los pecados de los compatriotas" Carlos Vinicio Urdiales, sacerdote ecuatoriano, estudioso de la vida de la santa.    En Guayaquil conoció al sacerdote franciscano Fray Pedro Gual que residía en Lima.
Narcisa se encontraba sin director y él comenzó a ayudarle espiritual y materialmente y por ello le pidió que se trasladara a Lima donde se estableció en el Beaterio del Patrocinio.   Por haberse santificado tanto en el campo como en la ciudad, y en su patria como fuera de ella, muchos emigrantes le tienen especial devoción.  Practicaba la caridad especialmente con los pobres y enfermos a quienes les preparaba infusiones de yerbas con las que mejoraban.
Anheló siempre reproducir la pasión de Cristo y realizaba sacrificios con azotes y coronas de espinas: "Estaba firmemente persuadida de que el camino de la santidad pasa por la humillación y la abnegación, es decir, por el sentirse crucificada con Cristo", dice el documento de la Congregación para la Causa de los Santos.    El Concilio Vaticano I se inauguró el 8 de diciembre de 1869.
Ese día murió Narcisita. El milagro atribuido a su intercesión necesario para su canonización fue experimentado por Edelmira Arellano, una niña de siete años que había nacido sin órgano genital.    Su madre fue al santuario a pedir por la salud de su pequeña. Ese mismo día el médico aseguró que su condición física era normal. La conclusión de quienes estudiaron el caso fue la restitución del defecto anatómico, congénito de manera imprevista, completa y duradera, científicamente inexplicable.
Hoy, en Nobol muchas personas se dedican a las labores del campo o a pequeños negocios como venta de comidas o acogida de miles de peregrinos que llegan de todos lados la hacienda San José donde vivió y el santuario donde reposan sus restos.
"En Narcisita brillan la humildad y la caridad, practicados en grado heroico así como la penitencia adecuada a la época, la expiación de los pecados de su pueblo, especialmente de los sacerdotes y el irradiar a Cristo en medio del pueblo", Monseñor Roberto Pazmiño, vicepostulador para la causa de su canonización.


  
Himno

Dichosa tú, que,

entre todas,fuiste

por Dios sorprendida

con tu lámpara encendida

para el banquete de bodas.



Con el abrazo inocente

de un hondo pacto amoroso,

vienes a unirte al Esposo

por virgen y prudente.



Enséñanos a vivir,

ayúdenos tu oración,

danos en la tentación la gracia de resistir.


Honor a la Trinidad


por esta limpia victoria,

y gloria por esta gloria

que alegra a la humanidad. Amén



Tú, Señor, que te complaces en habitar en los limpios y sinceros de corazón, por intercesión de Santa Narcisa, virgen, concédenos vivir de tal manera que merezcamos tenerte siempre entre nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa
Virgen Laica Ecuatoriana
 
Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa
Narcisa de Jesús Martillo Morán, Santa

"La Violeta de Nobol"

Martirologio Romano: En Lima, ciudad de Perú, beata Narcisa de Jesús Martillo Morán, virgen nacida en Ecuador, que, privada de padres y desprovista de sustento, después de muchos trabajos fue recibida en la hospedería de un cenobio, donde se dio a la oración continua y a la áspera penitencia.

Etimología: Narcisa = aquella que produce sopor, en referencia a la flor del mismo nombre; es de origen griego

Nació el 29 de Octubre 1832, en Nobol, arquidiócesis de Guayaquil (Ecuador) el día de San Narciso.

Sus padres eran agricultores y buenos cristianos. La fecha de su bautismo es desconocida.

Contaba con 7 años cuando recibió el sacramneto de la Confirmación de manos de Mons. Francisco Javier de Garaicoa, primer Obispo de Guayaquil, el 16 de Septiembre de 1839, dentro de las fiestas patronales del Señor de los Milagros de Daule.

A los 15 años aprendió el oficio de costurera que ejerció a domicilio y en las familias vecinas. Desde muy joven recibió como don del Espíritu Santo, un gran amor a la Oración: dejaba a menudo los juegos y los amigos para retirarse a su habitación o junto a un árbol de guayabo en la hacienda familiar, para orar.

Pasó su vida en familia, dedicada a las tareas domésticas y a la costura, creando una admósfera de caridad, alegría y paz entre sus cuatro hermanos y sus cuatro hermanas.

Siendo niña perdió a su madre. Así, ella tuvo que encargarse de la crianza y educación de sus hermanos menores. En esos años conoció la vida de
Santa Marianita de Jesús, quien apenas había sido beatificada poco tiempo antes, y a quien imitará con su vida, hasta tal punto que uno de sus directores espirituales escribió “basta leer la vida de Santa Marianita para conocer las virtudes de Narcisa”.

De esa época de su vida se recuerda su caridad, su alegría, su gran amor por la oración y la gran importancia que le daba a la dirección espiritual.

Cuando tenía 18 años muere su padre, y ella emigra a Guayaquil. Allí trabaja como costurera y comienza a dirigirse con Luis Tola, quien después será obispo de Portoviejo.

En la catedral de Guayaquil, y antes en la parroquia de Daule, dedicó mucho tiempo al apostolado, especialmente a los niños, a quienes les enseñaba catecismo. También trabajó con jóvenes abandonadas y refugiadas en la “Casa de las Recogidas” y visitaba a los enfermos y moribundos. Después se trasladó algún tiempo a Cuenca para atender a Monseñor Amadeo Millán, quien era su director espiritual, y que había contraído tuberculosis.

En 1867, cuando fallece monseñor Millán, regresa a Guayaquil, a la “Casa de las Recogidas”, donde, junto con la Beata Mercedes de Jesús Molina, enseña costura a las niñas huérfanas.

Algunos de sus directores han destacado el amor que ella tenía a Jesús en la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Cuando vivía en Guayaquil perteneció a la Asociación Piadosa de Hijas de María, cuyo programa consistía en la práctica de las virtudes cristianas a imitación de María y en las obras de apostolado y de caridad.

En 1868 se trasladó a Lima (Perú) para continuar la dirección espiritual con el sacerdote franciscano Pedro Gual, quien poco después partió para Roma. Por esto tuvo que comenzar a dirigirse con el p. Manuel Medina, de quienes son la mayoría de los escritos que nos han llegado sobre ella. Este sacerdote, previendo un posible proceso de beatificación, los hizo corroborar con la firma de un Notario Público.

En Lima vivió en el Convento del Patrocinio como huésped o como pensionista, nunca como religiosa, ganándose el sustento con las labores de su propia mano.

En Septiembre de 1869 se inicia su última enfermedad. En los últimos momentos de su vida los dolores de su enfermedad se hicieron muy intensos, pero ellas los soportó heroicamente, abandonándose a la voluntad de Dios, y ofreciéndose como víctima por la conversión de los pecadores. Falleció el 8 de Diciembre después de haber comulgado.

Fue beatificada por Juan Pablo II el 25 de Octubre de 1992, y en la actualidad el Ecuador está de fiesta por que el Vaticano ya a anunciado su próxima canonización.

Su canonización se realizó el 12 de octubre de 2008 por S.S. Benedicto XVI.

Sus milagrosas intercesiones

Para su beatificación

Juan Pesántez Peñaranda es un hombre solitario. Nunca se casó y tampoco conoce sus orígenes familiares porque a los nueve meses fue regalado a una pareja en Gualaceo, la que a los 10 años abandonó para ir a trabajar en las bananeras de Pasaje, en El Oro.

Allá fue donde se golpeó la frente con un tallo de plátano, lo que le originó varios tumores, que luego se comprobaron eran cancerosos. Pero en 1967, tras repetidas intervenciones quirúrgicas que no le ayudaron a superar el mal que padecía, recibió “la sanación de Narcisita”, dice, mientras limpia los pasillos del colegio La Inmaculada, de Guayaquil, donde trabaja por más de tres décadas.

Tenía algo más de 20 años y muchos le decían que pida un milagro.

Pero él no creía. “Solo tenía fe en un Dios lejano”, dice, y cuenta que un día, mientras estaba en el hospital Luis Vernaza, se le acercó un policía quien le sugirió que le escriba a “Narcisita, que era milagrosa, pero le dije que no creía en eso y me quedé dormido”.

Sin embargo, mientras descansaba tuvo un sueño. Ahí habló con ella y le dijo: ‘Narcisita, si es de curarme, ¡cúrame!, sino ¡llévame!’. “Y me respondió ‘te vas a curar. Anda ponle una velita a la Virgen’. Cuando me desperté conté a todos que me iba a sanar, pero la mayoría pensaban que la enfermedad me había vuelto loco”

Para sorpresa de todos, la curación fue real, una comisión médica del Vaticano revisó el caso de Pesántez y en 1991 lo calificó como “un milagro de curación de Narcisa de Jesús”.

Cuenta que tras la sanación, su fe en Dios creció. Llegó a ser de la corriente carismática, actualmente no participa ya de ese grupo pero su fe no a claudicado, va regularmente a misa y visita con frecuencia la iglesia San José, en Guayaquil, donde estaban los restos de Narcisa cuando él superó el cáncer.

Para su canonización

Edermina Victoria Arellano Plúas, que para el 2008 tenía 20 años, y estaba por terminar sus estudios de colegio, Luego desea trabajar como secretaria.

Ella vive en Nobol, donde aprendió el oficio de corte y confección, pero no se imagina vivir dedicada a la costura como lo hiciera Santa Narcisa de Jesús Martillo, a quien, dice, debe la vida.

La joven que, según la Iglesia, recibió un milagro de la sierva, tras la reconstrucción de sus genitales externos, se considera una devota de la Beata, aunque no intenta seguir sus pasos.

Edermina se imagina en una oficina contestando llamadas y manejando el computador, y no descarta casarse y tener hijos.


Santa Narcisa de Jesús
Narcisa.jpg
Nombre Narcisa de Jesús Martillo y Morán
Nacimiento 29 de octubre de 1832
Bandera de Ecuador Nobol, Guayas, Ecuador
Fallecimiento 8 de diciembre de 1869
Bandera del Perú Lima, Perú
Venerado en Iglesia Católica Romana
Beatificación 25 de octubre de 1992 por Juan Pablo II
Canonización 12 de octubre del 2008 por Benedicto XVI
Festividad 30 de agosto
Narcisa de Jesús Martillo y Morán (Nobol, Guayas, 29 de octubre de 1832 - Lima, 8 de diciembre de 1869) fue una joven laica ecuatoriana, beatificada por Juan Pablo II el 25 de octubre de 1992, propuesta como modelo de laica y catequista. Benedicto XVI la canonizó el 12 de octubre de 2008.

Biografía

Sus padres eran agricultores. La fecha de su bautismo es desconocida, aunque se supone que fue en la festividad de San Narciso. A los 7 años recibió el sacramento de la Confirmación de Francisco Javier de Garaicoa, primer obispo de Guayaquil. Narcisa era muy joven cuando su madre murió, por lo que ella se encargó de cuidar de sus hermanos menores. Desde los 15 años fue costurera. En está época comenzó a leer sobre la vida de Mariana de Jesús, lo cual la marcó, adoptando la espiritualidad de esta santa quiteña.
A los 18 años murió su padre y ella emigró a Guayaquil. Allí alternó los oficios domésticos con la oración y la penitencia, teniendo a Amadeo Millán como director espiritual.
En la catedral de Guayaquil dedicó mucho tiempo al apostolado, especialmente con niños, a quienes enseñaba el catecismo. Trabajar con jóvenes abandonadas y refugiadas en la Casa de las Recogidas, utilizando el canto y la enseñanza del catecismo como medio de formación pedagógica. Mientras vivió en Guayaquil perteneció a la Asociación Piadosa de Hijas de María, cuyo programa consistía en la práctica de las virtudes cristianas y en las obras de apostolado y caridad.
En 1868, Pedro Gual, uno de sus directores, le invitó a Lima para continuar con su formación. Allí vivió en el Convento del Patrocinio (Casa de las Hermanas de la Orden Laical de Santo Domingo) como laica, participando en las diferentes actividades al igual que las religiosas.
En septiembre de 1869 se descubrió su enfermedad, que le provocó la muerte el 8 de diciembre de 1869.
Su cuerpo, que presenta una urna de cristal fue trasladado a Guayaquil en 1955 y ahora permanece en Nobol (Ecuador), su pueblo natal.

Beatificación

El cuerpo de la Santa venerado por los fieles.
Narcisa fue beatificada el 25 de octubre de 1992 por el Papa Juan Pablo II, en el Vaticano. Para esto, se le atribuyó el milagro de curación de cáncer de Juan Bautista Pesantes Peñaranda, en 1967.
En dicha ceremonia, Juan Pablo II señaló:
Narcisa de Jesús Martillo Morán es presentada hoy por la Iglesia como un modelo de virtud, especialmente para tantas mujeres de América Latina que, como ella, tienen que emigrar del campo a la ciudad en busca de trabajo y sustento.

Canonización

La actual cabeza de la Iglesia Católica, el Papa Benedicto XVI, la canonizó el domingo 12 de octubre de 2008 en el Vaticano. Narcisa de Jesús es el cuarto santo latinoamericano que proclama el Pontífice.

El milagro

El milagro ocurrido a la niña Edelmira Arellano es el que permitió la canonización de la Santa. Edelmira fue una niña de siete años que había nacido sin órgano genital.
El año 1992, la madre de Edelmira acudió al santuario de Narcisa de Jesús y pidió por la salud de su hija. Ese mismo día, en la cita que tenía la niña con el médico, se constató que su condición física era normal.
El Arzobispo de Guayaquil de aquel entonces ordenó la investigación del caso. Se procedió entonces a la consulta a testigos y médicos. Toda la documentación de dicho proceso fue enviada al Vaticano.
Los médicos a cargo del estudio del caso, concluyeron que Edelmira recibió en 1992:
La restitución completa del defecto anatómico, congénito, de manera imprevista, completa y duradera, científicamente inexplicable.

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