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Pornografía on line, una amenaza para el matrimonio |
Los efectos de la pornografía online en el matrimonio son
devastadores. En un 56 % de los matrimonios que acaban
en divorcios, uno de los cónyuges era adicto a la
pornografía online, en un 68 % uno de ellos había
encontrado amante por Internet y en un 33 por ciento,
alguno de los dos pasaba demasiado tiempo en chats de
contenido sexual. Estos son los datos que revelaba ya en
2002, un estudio basado en los informes sobre divorcios de
la Academia Americana de Abogados Matrimoniales de EE UU.
Pero las
consecuencias de la pornografía online van más lejos. En la
edición de junio de 2012 de la revista de suscripción
gratuita Misión, que llega a más de 130.000 familias en
España, se analiza esta situación en profundidad. Los expertos hablan
de que el 40 % de los adictos al sexo
es abandonado por su cónyuge, y la mayoría de los
adictos dicen amar menos a sus parejas y pierden el
interés por las relaciones sexuales. Patrick F. Fagan, director de
Marriage and Religion Research Institute, apunta además que la pornografía
socava las relaciones matrimoniales y provoca sentimientos de gran angustia,
traición y desconfianza en las esposas de los adictos. La
huella psicológica puede llegar a ser tan profunda, que algunas
caen en depresión severa y requieren tratamiento clínico.
Ramón Lucas, especializado
en ética sexual, explica a Misión que la maldad de
la pornografía no radica en mostrar un desnudo o un
acto sexual, sino en presentar como “verdad” algo que en
realidad es “falso y mentira”. Esas imágenes se van guardando
en el cerebro como “basura mental reminiscente” y se convierten
en recuerdos que tienden a ser imitados. Por eso, cuando
la persona se enfrenta a la relación sexual, ya no
le encuentra sentido pues ha perdido “la espontaneidad, la capacidad
de sensibilizarse, de emocionarse, de amar”, advierte.
Ron Kaufmann, un estadounidense
que padeció esta adicción, revela a Misión que cuando consumía
pornografía pensaba: “Mientras ame a mi esposa y mientras tengamos
una buena relación, ¿a quién le importan mis demás placeres?
¿Qué problema hay en que yo intime con alguien que
está del otro lado de la pantalla?”. Sin embargo, tras
siete años de matrimonio en los que no logró dejar
de consumir pornografía, finalmente tuvo que marcharse de su hogar.
Su esposa había encontrado muchas veces sus imágenes pornográficas en
el ordenador; él había prometido dejar el vicio, pero no
pudo hacerlo, y la situación se volvió insostenible. Afortunadamente, hoy
Kaufmann está recuperado, logró salvar su matrimonio y se dedica
a asesorar a hombres con este problema en el Heart
Counseling Center de Colorado Springs, EE UU.
En algunos casos, para
evitar la brecha emocional que provoca el consumo solitario de
pornografía, algunos intentan que sus esposas se aficionen con ellos.
Así les ocurrió a Tom y a Susan, un matrimonio
al que Kaufmann asesoró. “Cuando ella comenzó a quejarse de
la adicción de su esposo, él le dijo que la
amaba, pero que el sexo entre ellos ya no le
entusiasmaba. Pensaron que si veían las imágenes juntos, sería maravilloso
para los dos. Lo intentaron durante dos años, hasta que
ella perdió el interés: se sentía temerosa de que sus
hijos descubrieran la adicción de su padre… Dejó de confiar
en él como esposo y como padre”.
La revista Misión advierte
de los efectos nocivos del uso de la pornografía en
el lecho conyugal. Kaufmann asegura que “no es posible compartir
el vínculo que tenemos con nuestro cónyuge, con una imagen-objeto
que está en nuestra cabeza, pues, poco a poco, el
matrimonio pierde su intimidad”. Por eso, Ramón Lucas asegura que
la pornografía nunca puede utilizarse como excusa para solucionar un
problema sexual entre los cónyuges, pues cuando un matrimonio “necesita”
pornografía para realizar el acto conyugal, algo no funciona en
su relación: “Consumir pornografía no conduce a una mejor relación,
sino todo lo contrario. Si tratamos de imitar una falsedad,
nunca llegaremos a mantener una verdadera relación amorosa conyugal… En
una relación íntima, lo importante no es la técnica, sino
el amor”. Y sentencia: “¡Para tener relaciones sexuales no se
necesita ‘saber’, se necesita amar! Los hombres que miden cada
movimiento y evalúan todas las reacciones de su compañera son
los peores amantes”.
Misión da las claves para prevenir la pornografía
online
Misión propone, de la mano de Christian Meert, presidente del
curso online de preparación al matrimonio Agapè (www.catholicmarriageprep.com), las claves
para evitar que esta adicción se cuele en los hogares
españoles. No solo se debe evitar la pornografía, sino que
hay que asegurarse de que estas imágenes no entren en
casa:
• La oración de los cónyuges, la mejor arma. Dedicar
atención diaria a Cristo, los dos juntos, como se hace
con los buenos amigos.
• Crear espacios de comunicación para comentar
lo más íntimo. Hablar de los problemas y las tentaciones
de cada uno, en una atmósfera de confianza, libre del
sarcasmo y crítica.
• Utilizar los métodos naturales. La continencia durante
los periodos fértiles puede hacer que afloren cuestiones que están
ocultas y ayudar al autodominio.
• Controlar el uso de Internet.
Introducir filtros y situar los ordenadores en lugares de paso,
nunca en los dormitorios. De igual manera, conviene evitar que
entren en casa todo tipo de revistas y películas con
contenido erótico.
• Hacer ejercicio con frecuencia. El deporte ayuda a
descargar tensiones.
• Mantenerse en contacto durante los viajes de trabajo.
Si uno de los dos cónyuges tiene que viajar, conviene
que este llame al otro todos los días. Además, se
debe tratar de evitar quedarse solo en el hotel durante
periodos prolongados, se debe buscar áreas públicas para trabajar y
aprovechar bien el tiempo.
• Buscar ayuda. Si uno de los
cónyuges es adicto y no lo reconoce, el otro debe
buscar la ayuda.
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