|
Magdalena Panattieri, Beata |
Virgen
Martirologio Romano: En la localidad de Trino, en el Monferrato,
beata Magdalena Panatieri, virgen, hermana de Penitencia de Santo Domingo
(1503).
Muchos autores consideran el hábito de los
hijos de Santo Domingo símbolo por excelencia de la caridad
y entrega al servicio del prójimo. Esa idea estuvo muy
generalizada en una época, y numerosas personas tomaban el hábito
de la tercera orden de Santo Domingo y vivían en
sus casas el espíritu de caridad característico del fundador.
Santa Catalina de Siena es un ejemplo clásico; la
Beata Magdalena Panattieri constituye otro. Magdalena nació y vivió toda
su vida en el pueblecito de Trino-Vercellese del marquesado de
Monte Ferrato, entre el Piamonte y la Lombardía. Antes de
cumplir los veinte años, Magdalena hizo voto de castidad perpetua
e ingresó como terciaria de Santo Domingo, en una cofradía
de jóvenes que se consagraban a las obras de piedad
y beneficencia. La vida de la Beata Magdalena no tiene
nada de pintoresco. Cosa extraña: Magdalena no parece haber sido
víctima de ninguna persecución y pronto llegó a ser un
personaje de importancia en su pueblo. La caridad con que
se consagraba al cuidado de los niños pobres, en cuyo
favor realizó varios milagros, le facilitaba la tarea de convertir
a los pecadores. Por estos últimos oraba y se imponía
continuamente nuevas penitencias; pero no vacilaba en reprenderlos severamente, sobre
todo a los usureros. La beata tenía gran facilidad de
palabra y empezó a dar una serie de conferencias a
las mujeres y a los niños en un salón llamado
"la capilla del marqués", contiguo a la iglesia de los
dominicos; pronto empezaron a acudir, a las conferencias también los
hombres y aun los sacerdotes y religiosos, y el superior
de los dominicos solía enviar a los novicios a escuchar
las fervorosas exhortaciones de Magdalena.
Gracias a
los esfuerzos de la beata, los dominicos empezaron, a practicar
más estrictamente la observancia. El año de 1490, el Beato
Sebastián Maggi fue de Milán a Vercellese para ratificar ese
movimiento de reforma. Por entonces, los dominicos estaban envueltos en
un pleito con uno de los miembros del consejo de
Milán. El consejero abusó tanto de su poder, que fue
excomulgado por Roma. En la terrible confusión que produjo esa
sentencia, un joven abofeteó públicamente a Magdalena, la cual le
presentó la otra mejilla, cosa que no hizo sino enfurecer
más al agresor. Los habitantes de Vercellese vieron una especie
de señal del cielo en el hecho de que el
violento joven, que se llamaba Bartolomé Perduto, murió trágicamente un año
más tarde, y el consejero de Milán falleció también a
consecuencia de una terrible enfermedad. La beata lloró esas muertes
sinceramente. Según parece, Magdalena profeetizó las calamidades e invasiones que
iban a abatirse sobre el norte de Italia en el
siglo XVI. Los habitantes de Vercellese, que inexplicablemente no sufrieron
daño alguno, atribuyeron a la intercesión de la beata ese
favor. Sin embargo, en 1639, la población fue cañoneada por
los españoles y los napolitanos, y las reliquias de Magdalena
fueron destruidas.
Cuando Magdalena comprendió que se aproximaba
el momento de su muerte, mandó llamar a todas las
terciarias, a las que se unieron muchas otras personas, y
les prometió orar por ellas en el cielo, diciendo: "No
podría ser feliz en el cielo, si vosotras no estuviérais
ahí." La beata entregó apaciblemente el alma a Dios, en
tanto que los presentes entonaban el salmo 30. Los habitantes
de Trino-Vercellese veneraban a Magdalena como santa desde antes de
su muerte, ocurrida el 13 de octubre de 1503. El
Papa León XII confirmó el culto de la beata.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario