|
Agustín Thevarparampil "Kunjachan", Beato |
Agustín Thevarparampil fue un sacerdote humilde, que se entregó en
favor de sus hermanos dalit marginados de la sociedad. Ejerció
su ministerio en la parroquia durante 47 años. Aunque su
verdadero nombre era Agustín, todos lo conocían como "Kunjachan" ("el
padrecito"), porque era bajo de estatura.
Nació el 1 de abril
de 1891 en Ramapuram, en la familia Thevarparampil. Era el
menor de cinco hijos. Terminada la primaria, completó su formación
sacerdotal en el seminario de Changacherry y en el de
Puthenpally. El 17 de diciembre de 1921 recibió la ordenación
sacerdotal de manos del obispo Mar Thomas Kurianacherry.
Desempeñó su
ministerio un año como vicario parroquial en Ramapuram y luego,
tres años, en Kadanad. Seguidamente, a causa de sus problemas
de salud, volvió a su parroquia para recuperarse. Durante ese
tiempo descubrió por casualidad un nuevo campo de actividad:
en el retiro anual, realizado en la parroquia de Ramapuram,
los predicadores reunieron cerca de cuarenta dalit -desheredados- en la
iglesia y les predicaron las verdades de la fe. Al
recibir esa enseñanza religiosa, se mostraron dispuestos a recibir el
bautismo. "Kunjachan" decidió dedicarse al servicio de esas personas. Esa
decisión lo convirtió en guía y liberador de miles de
pobres de esa aldea.
Prosiguió su apostolado en favor de
los dalit hasta su muerte. Como dijo san Arnold Jansen,
fundador de la Sociedad del Verbo Divino, el acto primero
y principal de amor al prójimo consiste en comunicarle la
buena nueva de Jesucristo. "Kunjachan" se realizó en plenitud sirviendo
con paciencia y compasión a los demás, especialmente a los
marginados, viendo en ellos a Cristo.
Durante casi cuarenta años
se dedicó al progreso de sus hermanos dalit. En ese
tiempo las condiciones sociales de los dalit eran dramáticas, pues
se les consideraba "intocables" y se les discriminaba por su
casta y el color de su piel. Todos eran analfabetos.
En consecuencia, eran supersticiosos y la sociedad los obligaba a
realizar trabajos manuales propios de esclavos. Todos estos factores hacían
muy difícil el ministerio de "Kunjachan".
No tenía un talento
o capacidad excepcional. Era un sencillo párroco. No recibió ninguna
honorificencia ni ningún reconocimiento por su incansable servicio orientado
a la emancipación de los pobres. Su programa
diario preveía visitas a los dalit en su domicilio y
en sus lugares de trabajo. Su único ayudante era un
catequista. Sin embargo, logró acercar a Dios a muchas personas.
No sólo tuvo que afrontar la oposición y duras críticas
de los miembros de castas superiores, sino también de los
cristianos tradicionales. Estos obstáculos no frenaron su celo misionero.
Acercó a la Iglesia a más de cinco mil personas.
Creó un vínculo muy firme con todos aquellos a quienes
ayudaba. Los llamaba "hijos míos" y ellos lo llamaban "nuestro
sacerdote". Los conocía a todos y los llamaba por su
nombre, desde los niños hasta los ancianos...
No sólo se
esforzaba por la elevación espiritual de los dalit, sino también
por su emancipación social, cultural, intelectual y artística. Resistió a
la oposición con calma y mansedumbre. No se desalentó cuando
el gobierno negó privilegios a los dalit convertidos al cristianismo.
La gracia constante de Dios le daba fuerza y valentía.
La fuente de su fuerza era la oración ante el
santísimo Sacramento. También fue devoto de la santísima Virgen María.
Obedecía a su párroco y a su obispo con gran
humildad.
Murió el 16 de octubre de 1973. Beatificado el
30 de abril de 2006
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario