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martes, 21 de agosto de 2012

Los Sacramentos


Los siete sacramentosSacramento es un signo sensible, instituído por Jesucristo, para darnos la gracia. La gracia es un don sobrenatural que Dios nos concede para alcanzar la vida eterna.

El primero, Bautismo.
El segundo, Confirmación.
El tercero, Penitencia.
El cuarto, Eucaristía.
El quinto, Unción de los enfermos.
El sexto, Orden sacerdotal.
El séptimo, Matrimonio.
El Bautismo nos hace cristianos, hijos de Dios y miembros de la Iglesia.
La Confirmación nos llena del Espíritu Santo con sus dones, y nos hace perfectos cristianos y apóstoles de Cristo.
La Penitencia o Confesión nos perdona los pecados cometidos después del Bautismo.
La Eucaristía o Comunión es el sacramento del cuerpo y sangre de Jesucristo bajo las especies de pan y vino.
  La Unción de los enfermos alivia el alma y el cuerpo del cristiano gravemente enfermo.
El orden Sacerdotal es el sacramento por el cual algunos cristianos son elevados a la dignidad de ministros de Dios (sacerdotes).
El Matrimonio cristiano santifica la unión de un solo hombre con una sola mujer para siempre y les da gracia para cumplir fielmente los deberes de esposos y padres.

LOS SACRAMENTOS DE INICIACIÓN CRISTIANA

EL BAUTISMO

¿Qué es el Bautismo? El Bautismo es el sacramento por el que renacemos a la vida divina, mediante la ablución con agua y la invocación expresa de la Trinidad.
¿Qué efectos produce el bautismo?
Los efectos que produce el bautismo son estos: perdona el pecado original y cualquier otro pecado con las penas debidas por ellos e imprime en el alma el carácter sacramental que nos hace cristianos y miembros de la Iglesia y nos da la gracia santificante que nos hace hijos de Dios.
¿Es el bautismo el primero y el más necesario de los sacramentos?
El Bautismo es el primero de los sacramentos porque antes de estar bautizado no se puede recibir ningún otro sacramento, y es el más necesario porque todos debemos renacer por el bautismo para salvarnos.
¿Cuándo se debe administrar el bautismo a los niños?
Se debe administrar el bautismo a los niños dentro de las primeras semanas siguientes al nacimiento del niño. No obstante, el ordinario del lugar o la Conferencia regional puede, por razones serias de orden pastoral, establecer un intervalo de tiempo más largo.

LA CONFIRMACIÓN

¿Qué es la Confirmación? La Confirmación es elSacramento que nos llena del Espíritu Santo mediante  dones y nos hace perfectos cristianos, apóstoles de Jesucristo.
¿Cómo se debe recibir la Confirmación? La Confirmaciónse se debe recibir en estado de gracia y conociendo las principales verdades cristianas.
¿Cómo se confiere el sacramento de la Confirmación? El sacramento de la Confirmación, se confiere por la unción del crisma en la frente, que se hace con la imposición de la mano, y por las palabras: "N.. recibe por esta señal el Don del Espíritu Santo".


LA EUCARISTÍA

1.- ¿Cuántas cosas hay que considerar en la Eucaristía? En la Eucaristía hay que considerar tres cosas:
La primera, que en la Eucaristía está real y verdaderamente presente Jesucristo.
La segunda, que en la Eucaristía, Jesucristo se ofrece por nosotros.
La tercera, que en la Eucaristía recibimos a Jesucristo cuando tomamos la sagrada Comunión.
2.- ¿Cuándo instituyó Jesucristo la Eucaristía? Jesucristo instituyó la Eucaristía el día de Jueves Santo, en la última Cena.
3.- ¿Cuándo empieza Jesucristo a estar en la Eucaristía? Jesucristo empieza a estar en la Eucaristia en el momento de la consagración.
4.- ¿Qué es la Hostia antes de la consagración? La Hostia antes de la consagración es pan de trigo.
5.- ¿Qué es la Hostia después de la consagración? La Hostia después de la consagración es el Cuerpo de Jesucristo.
6.- ¿Qué hay en el cáliz antes de la consagración? En el cáliz antes de la consagración hay vino con unas gotas de agua.
7.- ¿Qué hay en el cáliz después de la consagracióh? En el cáliz después de la consagración está la Sangre de Jesucristo.
8.- ¿Qué queda del pan y del vino después de la consagración? Después de la Consagración no queda pan y vino, sino sólo las especies o accidentes del pan y del vino, o sea, lo que perciben los sentidos, como la figura, el color, el sabor, etc.
9.- ¿Cómo está Jesucristo en la Eucaristía? Jesucristo está en la Eucaristía todo entero en todas y cada una de las partes de las sagradas especies.
10.- ¿Cuáles son nuestros deberes para con Jesús Sacramentado? Nuestros deberes para con Jesús Sacramentado son: Visitarle con frecuencia cuando está oculto en el Sagrario o expuesto en la Custodia, asistir a la Santa Misa y recibirle en la Comunión.
11.- ¿Para qué recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión? Recibimos a Jesucristo en la Sagrada Comunión para que sea alimento de nuestras almas, nos aumente la gracia y nos dé la vida eterna.
2.- ¿Cuántas cosas son necesarias para recibir la Sagrada Comunión? Para recibir bien la Sagrada Comunión son necesarias tres cosas: estar en gracia de Dios, guardar el ayuno eucarístico y saber a quien recibimos.
13.- ¿Quién está en gracia de Dios? Está en gracia de Dios el que está limpio de pecado mortal.
14.- ¿Qué debe hacer para comulgar bien el que está en pecado mortal? El que cometió pecado mortal debe confesarse antes de comulgar, y por mandato de la Iglesia no basta hacer el acto de contrición, a no ser en caso de necesidad urgente si no tiene confesor.
15.- ¿Cuáles son los frutos de la Sagrada Comunión? Los frutos de la Sagrada Comunión son: aumenta la gracia santificante y las virtudes; nos une más a Jesucristo, es vínculo de caridad entre los cristianos, nos da fuerza para vencerlas pasiones y es prenda de la gloria eterna.

LA PENITENCIA

El sacramento de la Penitencia o Confesión es uno de los mayores regalos que la misericordia de Cristo nos ha dejado para que vivamos Vida sobrenatural.

Para confesarse bien se necesita:
1 Examen de conciencia.
2 Dolerse de los pecados cometidos.
3 Propósito de enmendarse de ellos.
4 Confesar al sacerdote todos los pecados mortales.
5 Cumplir la penitencia que nos fuere impuesta.

EXAMEN SOBRE LOS MANDAMIENTOS

1.- ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica?
2.- ¿He comulgado alguna vez sin las debidas disposiciones?
3.- ¿He faltado a Misa los domingos o días festivos por culpa mía?
4.- ¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?
5.- ¿He callado en la confesión algún pecado mortal?
6.- ¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?
7.- ¿Atiendo bien mi hogar y me preocupo de mi esposa y de mis hijos?
8.- ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean?
9.- ¿Corrijo con cólera o injustamente a mis hijos o a otras personas?
10.- ¿Riño frecuentemente con las personas de mi familia?
11.- ¿Procuro ayudar a las personas de mi familia, amigos y compañeros? ¿Soy alegre con ellos?
12.- ¿He hecho daño a otros de palabra o de obra?
13.- ¿Tengo odio o rencor a alguien?
14 - ¿Me he embriagado alguna vez?
15.- ¿He aceptado pensamientos o miradas impuras?
16.- ¿He realizado actos impuros? ¿Solo, o con otra persona?
17.- ¿Me he puesto voluntariamente en peligro de pecar, por ejemplo, con fotografías, películas o novelas inmorales?
18.- ¿He cooperado al mal ajeno?
19.- ¿He tomado dinero o cosas que no son mías?
20.- ¿He devuelto las cosas prestadas?
21.- ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido?
22.- ¿Doy limosna según mis posibilidades?
23.- ¿He malgastado el dinero?
24.- ¿He dicho mentiras que perjudicaron a otros?
25.- ¿He hablado mal de otros? ¿He pensado mal de otros?
26.- ¿He tenido envidia?
27.- ¿He sido orgulloso?
28.- ¿Realizo bien y puntualmente mis trabajos? ¿Los ofrezco a Dios cada día?
29.- ¿He dejado de dar la ayuda conveniente a la Iglesia?
30.- ¿Me acuerdo de Dios por la mañana y por la noche?


MODO DE CONFESARTE

1. Ave María Purísima. El sacerdote te responderá, Sin pecado.....
2. Hace (una semana, mes, días, etc.) que no me he confesado.
3. Los pecados que tengo son estos:....
4. Antes de que el sacerdote termine la absolución, haz algún acto de contricción (ej: Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, que soy pecador).
5.Al final de la absolución se responde me confieso de todos mis pecados ignorados, mal confesados y olvidados: Amén



UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
"Con la sagrada unción de los enfermos y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo; y contribuir, así, al bien del Pueblo de Dios" (Concilio Vaticano II).


La enfermedad en la vida humana

La enfermedad y el sufrimiento se han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana. En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte.

La enfermedad puede conducir a la angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es. Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a Él.


Un sacramento de los enfermos

La Iglesia cree y confiesa que, entre los siete sacramentos, existe un sacramento especialmente destinado a reconfortar a los atribulados por la enfermedad: la Unción de los enfermos:

¿Quién debe recibir este sacramento?

La Unción de los enfermos no es un sacramento sólo para aquellos que están a punto de morir. Por eso, se considera tiempo oportuno para recibirlo cuando el fiel empieza a estar en peligro de muerte, por enfermedad o vejez, antes de una operación importante, personas de edad avanzada cuyas fuerzas se debilitando.


La gracia especial del sacramento de la Unción de los enfermos tiene como efectos:

— la unión del enfermo a la Pasión de Cristo, para su bien y el de toda la Iglesia;
— el consuelo, la paz y el ánimo para soportar cristianamente los sufrimientos de la enfermedad o de la vejez;
— el perdón de los pecados si el enfermo no ha podido obtenerlo por el sacramento de la penitencia;
— el restablecimiento de la salud corporal, si conviene a la salud espiritual;
— la preparación para el paso a la vida eterna.


El rito consiste en la unción en la frente y las manos del enfermo, unción acompañada de la oración litúrgica del sacerdote celebrante que pide la gracia especial de este sacramento.

Este sacramento se puede recibir varias veces durante toda la vida. Antes del Concilio Vaticano II, a este sacramento se le llamaba "Extrema Unción".

El Padre Jorge Loring nos cuenta las siguientres anécdotas sobre la unción de los enfermos:
"Cuando uno está en peligro de muerte, hay que avisar al sacerdote para que le dé los auxilios espirituales propios de estos momentos, es decir, para que le confiese, le dé el Santo Viático y la Unción de los Enfermos . No se debe esperar a que el enfermo esté demasiado grave con peligro de que, cuando llegue el sacerdote, ya no tenga lucidez y calma para hacer una buena confesión. Nadie se muere por llamar a tiempo al sacerdote. En cambio, son muchos los que mueren en pecado por haber llamado al sacerdote demasiado tarde.
Cargan con enorme responsabilidad los que, viendo a sus parientes, amigos, vecinos, etc., en peligro de muerte, no avisan a tiempo al sacerdote para que les asista.
Puede ser que muchos se condenen por un amor mal entendido de sus familiares. Temen que el enfermo se asuste al recibir los auxilios espirituales, y no temen que se presente ante el juicio de Dios con el alma en pecado. Como si en el incendio de una casa no se quiere avisar a los vecinos que están durmiendo por temor de asustarles. ¡Vaya una caridad tan rara!

Además, en caso de que el enfermo se asuste, este susto será pasajero, y una larga experiencia enseña que los enfermos cuando se confiesan y comulgan se quedan muy tranquilos. ¡Es natural! Un católico en peligro de muerte, siempre se alegra de recibir los auxilios de un sacerdote.

Algunas personas comprometen a su familia para que les avisen con tiempo cuando llegue el momento de recibir los Últimos Sacramentos. En cambio, ¡qué tremendo remordimiento deben tener los que se sientan culpables de haber dejado morir a un enfermo sin los auxilios espirituales! Por el contrario, ¡qué consuelo tan grande deben sentir aquellos a quienes se deba que el enfermo hiciera una buena confesión antes de morir! Y, ¡qué   agradecimiento tan grande les guardará ese alma por toda la eternidad!
Pero el que se haya condenado porque las personas que le rodeaban no quisieron llamar a tiempo al sacerdote, ¿qué sentimiento guardará para con ellos?

Recuerdo una vez que fui a visitar a un enfermo que yo sabía que estaba grave. En cuanto me quedé a solas con él me dijo:
- «¡Qué alegría he sentido, Padre, al verle entrar por esa puerta! Estaba deseando llamarle, pero no me atrevía para no asustar a la familia».
Al salir me dice la familia:
- «¡Cómo le agradecemos, Padre, que haya Vd. venido. Lo estábamos deseando, pero no nos atrevíamos a decírselo al enfermo, para que no se asustara!»
¿Qué te parece? Unos y otros deseando llamar al sacerdote; y, por un miedo absurdo de ambas partes, un enfermo iba a morir sin confesión. ¡Qué barbaridad! En cambio, después de la confesión, ¡qué tranquilidad para todos!"

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