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jueves, 16 de agosto de 2012

El Señor oira mi ruego


El Señor ha oído mi ruego; ha recibido mi oración. Salmos 6, 9.


SALMO 6
El Señor ha escuchado mis lamentos
6:1 Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.
En octava. Salmo de David.
6:2 Señor, no me reprendas por tu enojo
ni me castigues por tu indignación. Salmo 38, 1
6:3 Ten piedad de mí, porque me faltan las fuerzas;
sáname, porque mis huesos se estremecen.
6:4 Mi alma está atormentada,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo...?
6:5 Vuélvete, Señor, rescata mi vida,
sálvame por tu misericordia,
6:6 porque en la Muerte nadie se acuerda de ti,
¿y quién podrá alabarte en el Abismo?
6:7 Estoy agotado de tanto gemir:
cada noche empapo mi lecho con llanto,
inundo de lágrimas mi cama.
6:8 Mis ojos están extenuados por el pesar
y envejecidos a causa de la opresión.
6:9 Apártense de mí todos los malvados, Mateo 7, 23 Lucas 13, 27
porque el Señor ha oído mis sollozos.
6:10 El Señor ha escuchado mi súplica,
el Señor ha aceptado mi plegaria.
6:11 ¡Que caiga sobre mis enemigos
la confusión y el terror,
y en un instante retrocedan avergonzados!






Esta experiencia es mía. Por ella puedo reconocer que Dios es verdadero. Por medios maravillosos ha contestado muchas veces las oraciones de su siervo. Él oye hoy mi petición y no apartará sus oídos de mis súplicas. ¡Bendito sea su santo nombre!
¿Qué más? Ciertamente la oculta promesa en la confianza del Salmista también es mía. Quiero apropiármela por medio de la fe. «Ha recibido el Señor mi oración». La aceptará y escuchará de la manera y en el tiempo en que mejor convenga a su sabiduría misericordiosa. Llevo conmigo mi pobre oración y el gran Rey me dará audiencia y la despachará favorablemente.
Mis enemigos no me escucharán, pero sí mi Señor. Ellos se burlan de mis lágrimas, pero no Él, sino que inclina sus oídos y su corazón a mis peticiones. ¡Qué recepción para un pobre pecador! Nosotros recibimos al Señor, y Dios nos recibe a nosotros con nuestras súplicas por amor a su Hijo.
Bendito sea su santo nombre que abre paso a nuestras oraciones para que libremente entren más allá de las puertas de oro.
Hoy no tengo dudas de que el Señor inclinará su oído a mi clamor y oración.
Señor, enséñame a orar, ya que Tú escuchas mis oraciones. Gracias por oírme y responder a mi clamor con tu misericordia. Amén.

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