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Ester, Santa |
Reina de Persia
Etimológicamente significa “estrella”. Viene de la lengua
persa.
El libro de Ester contiene una de las más emocionantes
escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes)
repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a
ser su esposa y reina de Persia. Ella, confiada en
Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo
cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar
a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de
Ester. En un banquete, Ester descubrió al rey su nacionalidad
hebrea y pidió protección para sí y para los suyos
contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán
fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para
Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de
sus enemigos el mismo día en que según el edicto
de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los
persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron
la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).
El texto masorético
que hoy tenemos en la Biblia hebrea, sólo contiene 10
capítulos, y es más corto que el originario, debido a
que la Sinagoga omitió ciertos pasajes religiosos, cuando la fiesta
de Purim, en que se leía este libro al pueblo,
tomó carácter mundano. San Jerónimo añadió los últimos capítulos (10,
4-16, 24), que contienen los trozos que se encuentran en
la versión griega de Teodoción, pero faltan en la forma
actual del texto hebreo.
El carácter histórico del libro siempre ha
sido reconocido, tanto por la tradición judaica, como por la
cristiana. Un hecho manifiesto nos muestra la historicidad del libro,
y es la existencia de la mencionada fiesta de Purim,
que los judíos celebran aún en nuestros días. Sin embargo,
han surgido no pocos exégetas, sobre todo acatólicos, que relegan
el libro de Ester a la categoría de los libros
didácticos o le atribuyen solamente un carácter histórico en sentido
lato. Es éste un punto que debe estudiarse a la
luz de las normas trazadas en la Encíclica "Divino Afflante
Spiritu". Hasta aclararse la cuestión damos preferencia a la opinión
tradicional.
En cuanto al tiempo de la composición se deciden algunos
por la época de Jerjes I (485-465 a. C.), otros
por el tiempo de los Macabeos.
La canonicidad del libro de
Ester está bien asegurada. El Concilio de Trento ha definido
también la canonicidad de la segunda parte del libro de
Ester (cap. 10, vers. 4 al cap. 16, vers. 24),
mientras los judíos y protestantes conservan solamente la primera parte
en su canon de libros sagrados.
Los santos Padres ven en
Ester, que intercedió por su pueblo, una figura de la
Santísima Virgen María, auxilium christianorum. Lo que Ester fue para
su pueblo por disposición de Dios, lo es María para
el pueblo cristiano.
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