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viernes, 1 de junio de 2012

Solemnidad de Corpus Christi

Corpus Christi


Corpus Christi
Blessed Sacrament procession, First Annual Southeastern Eucharistic Congress, Charlotte, North Carolina - 20050924-01.jpg
Corpus Christi, Charlotte, Carolina del Norte.
Día de celebración 60 días después del Domingo de Resurrección
Lugar de celebración Día internacional
Procesión del Corpus Christi en Barcelona.
Alfombras florales en el día de Corpus Christi, Puenteareas.
Corpus Christi (en latín, "Cuerpo de Cristo") o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini ("Cuerpo del Señor"), es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía.
Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los católicos en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento. La celebración se lleva a cabo el jueves después de la solemnidad de la Santísima Trinidad, que a su vez tiene lugar el domingo después de Pentecostés (es decir, Corpus Christi se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección). Específicamente, Corpus Christi es el jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera del hemisferio norte; aunque en aquellos lugares en que no es festivo, se traslada al domingo siguiente.

Historia

Esta fiesta surgió en la Edad Media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al cuerpo y la sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así, se celebra por primera vez en 1246 en la diócesis de Lieja (Bélgica).
En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la hostia consagrada brotó sangre.1 Este hecho milagroso, muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus hoc mundo. A Santo Tomás de Aquino se le encarga difundirla con su obra Oficio y Misa del Corpus, además de componer himnos eucarísticos para la fiesta, como el Pange Lingua.
En el concilio de Vienne de 1311, Clemente V dará las normas para regular el cortejo procesional en el interior de los templos e incluso indicará el lugar que deberán ocupar las autoridades que quisieran añadirse al desfile.
En el año 1316, Juan XXII introduce la Octava con exposición del Santísimo Sacramento. Pero el gran espaldarazo vendrá dado por el papa Nicolás V, cuando en la festividad del Corpus Christi del año 1447, sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma.
En muchos lugares es una fiesta de especial relevancia. En España existe el dicho popular: Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión, lo que da idea del arraigo de esta fiesta.
Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que el mismo Cuerpo de Cristo se exhibe en una custodia.

Países en los que es día festivo

En varios países es un día festivo oficial, concretamente

En Europa

Fuera de Europa

Celebraciones en España

Ayerbe (2009)
Desde 1989, por acuerdo del Gobierno de España con la conferencia episcopal, la festividad del Corpus fue trasladada al domingo siguiente, pasando el jueves a ser día laborable. Aunque la solemnidad litúrgica sea en domingo, diversas localidades celebran la procesión en el jueves tradicional, que es declarado fiesta local por sus respectivos ayuntamientos[cita requerida].
Entre ellas podemos destacar: Archena (Murcia), Teruel, Atalaya del Cañavate en Cuenca, Béjar en Salamanca, Camuñas en Toledo, Castropol en Asturias, Daroca en Zaragoza, Madrid, Granada, Jamilena en Jaén, La Orotava en Tenerife, La Puebla del Río en Sevilla, Lagartera en Toledo, Valenzuela en Córdoba, Laguna de Negrillos en León, Ledesma en Salamanca, Nava de Arévalo (Ávila), Orihuela en Alicante, Peñalsordo (Badajoz), Ponteareas en Pontevedra, Sancti-Spíritus en Salamanca, San Fernando en Cádiz, Sevilla, Huesca, Sitges (Barcelona), Tamarite de Litera (Huesca), Tarragona, Utrera (Sevilla), Valencia, Villa de Mazo (La Palma), Villacarrillo en Jaén, Jerez de la Frontera en Cádiz, Villardompardo en Jaén, Vitigudino (Salamanca), Yepes en Toledo, Zahara de la Sierra en Cádiz y San Vicente de Alcántara (Badajoz).
En España, han obtenido la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional las fiestas del Corpus de Ponteareas (Pontevedra), La Puebla del Río (Sevilla), Villa de Mazo (La Palma), Sitges (Barcelona), las Octavas del Corpus de La Orotava (Tenerife), Peñalsordo (Badajoz), Béjar (Salamanca) y las danzas de la Octava del Corpus de Valverde de los Arroyos (Guadalajara); además de Toledo y Ponteareas (Pontevedra), dos festividades del Corpus Christi declaradas en Europa como de Interés Turístico Internacional.

Procesión del Corpus Christi en Madrid

La celebración tuvo mucha repercusión en la capital desde el siglo XIII, su procesión fue una de las más afamadas en la capital debido a su paso por la Puerta del Sol.4 Fue conocida por ser la única en la que participaban los propios reyes. Su recorrido a través de la Calle de Carretas era muy famosa. Las procesiones antiguamente se acompañaban de las procesiones de Minerva. Paulatinamente, la fiesta del Corpus fue perdiendo importancia con el transcurso de los siglos en Madrid, aunque aún se realiza la procesión con la custodia que recorre los puntos neurálgicos del casco histórico de la ciudad.

Procesión del Corpus Christi en Toledo

Las fiestas del Corpus Christi en Toledo son las más importantes de la ciudad, especialmente por la procesión en torno a la custodia de Enrique de Arfe, pieza única de orfebrería, que desfila el jueves de Corpus Christi, y la fiesta litúrgica del domingo siguiente. La procesión fue declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional en 1980.
La primera noticia que se tiene en Toledo de la festividad del Corpus Christi se remonta a 1342, cuando se habla de la cera que se repartió a los clérigos de la catedral para la fiesta del Señor, pero sin saber exactamente en qué consistió tal celebración. Habrá que esperar al año 1418 para conocer por primera vez la procesión eucarística por las calles toledanas.

Procesión del Corpus Christi en Valenzuela (Córdoba)

Las fiestas del Corpus Christi en Valenzuela son una gran fiesta debido a los bonitos bordados de los balcones y fachadas de las casas, la elaborada floristería en aceras y calzadas, la gran cantidad de altares esparcidos por las calles, y sobre todo las alfombras, con la peculiaridad de que son de serrín tintado. La fiesta se celebra el domingo siguiente al jueves del Corpus.

Procesión del Corpus Christi en San Vicente de Alcántara (Badajoz)

La festividad del Corpus Christi cobra en San Vicente de Alcántara una significación especial a comienzos de la década de los 80, cuando un grupo de vecinos de la calle Cervantes, popularmente conocida como "Calle Larga”, decide engalanar con motivos florales ese tramo del recorrido procesional que más tarde realizará bajo palio la custodia con el Cuerpo de Cristo. Posteriormente se unirán vecinos de otras calles por donde discurre también el recorrido procesional; quienes, sumándose a los diversos grupos que se van formando por zonas y otros muchos ciudadanos de distintas calles por donde no transita la procesión, contribuyen a que la celebración sea un referente ineludible en el calendario festivo de la localidad.
Con el paso de los años se van aglutinando nuevas ideas por parte de los ciudadanos sanvicenteños y los adornos florales en las calles que forman el recorrido de la procesión dan paso a la realización desde la tarde anterior a la celebración y a lo largo de toda la madrugada de dibujos de serrín de corcho y madera que anualmente donan los industriales locales de ambos sectores, teñido en los días previos a la celebración, hasta formar alfombrillas con motivos multicolores en la calzada por donde pasará la procesión.

Corpus Christi en Lagartera (Toledo)

Ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla-La Mancha en 2007, por la belleza de las telas labradas con sus ricos bordados artesanos, hechos a mano, colgados de las fachadas y adornando las puertas de las casas convertidas en altares, en las calles por donde pasa la procesión de la Eucaristía.

Corpus Christi en Laguna de Negrillos (León)

Se mezcla lo religioso y lo pagano. La celebración tiene su origen en los Autos Sacramentales. El Corpus Christi de esta localidad gira en torno a un eje principal: San Sebastián, capitán de bandidos que con indumentaria militar napoleónica desfila en cabeza, en una procesión con paso antirreligioso, retando a la Iglesia y dando la espalda al Santísimo Sacramento, hasta que finalmente, y después de un largo recorrido se arrepiente y huye corriendo. Esta procesión se celebra el domigo por la mañana sobre las 12h. La diferencia fundamental está en el carácter didáctico de explicación del misterio cristiano de la Eucaristía. En la procesión también desfilan los apóstoles excepto Judas Iscariote, mientras ocho danzantes vestidos de blanco y con faldas almidonadas emulan a los ángeles que bailan durante todo el recorrido al son del tambor y la dulzaina mientras los birrias abren paso. Esta fiesta está declarada de Interés Turístico Provincial y Regional.

Corpus Christi en La Orotava (Tenerife)

Considerado el más importante de Canarias y uno de los principales de España.5 Desde tempranas horas de la mañana las calles de la villa se empiezan a cubrir con tapices hechos con pétalos de flores que las mujeres del municipio han estado deshojando a lo largo de los tres días inmediatamente anteriores. Estos tapices deberán estar acabados para que por la tarde pase la procesión del Corpus Christi sobre ellos, la cual seguirá el camino marcado por los tapices hasta llegar a la plaza del ayuntamiento, donde se encuentra el mayor tapiz de tierra del mundo, un tapiz con motivos bíblicos que se ha comenzado a confeccionar un mes antes con arenas de colores naturales traídas de las laderas del Teide.
A lo largo del día miles de curiosos pasean por las decoradas calles de la Villa contemplando las alfombras florales antes de que la procesión las vaya deshaciendo a su paso.
Esta tradición data de 1847 y 1967, cuando doña Cristina del Castillo, casada con el duque Antonio Monteverde, decide hacer un tapiz de flores delante de su casa para festejar así el momento en que el Corpus pasaba por delante de su casa.

Corpus Christi y su Octava en Peñalsordo (Badajoz)

La fiesta de la Octava del Corpus se celebra el fin de semana siguiente al Corpus Christi. Esta festividad se inicia la noche del sábado, cuando el sargento de la Hermandad recorre el pueblo a caballo mientras se le unen los otros hermanos del Santísimo Sacramento portando teas o jopos encendidos. Después de este recorrido todos se dirigen a la plaza, donde después de dar varias vueltas a la fuente, suben al balcón del Ayuntamiento para dar las "mojiangas", poemas satíricos y jocosos donde se relatan los hechos más llamativos que han sucedido en el pueblo en ese año, en un tono gracioso.
Durante la jornada siguiente, día de la Octava, el domingo, se desarrollan nuevos actos que culminan con la conmemoración jocosa del asalto de los carneros al castillo. Los cofrades cabalgando sobre asnos, ataviados con atuendos de vistosos colores y cubierta la cabeza con una especie de mitra o tiara, se encaminan al Cacho Dehesa para celebrar Las Alcancías. donde sus ahorros aumentarán.
La fiesta concluye con una misa durante la cual los hermanos hacen sonar los cencerros que llevan en la cintura. Concluida la ceremonia religiosa, después de la procesión, los cofrades forman delante de la iglesia una torre humana, sobre la que el abanderado ondea la bandera como exaltación de la conquista del castillo a los moros y cristianos.
La fiesta, que constituye una de las más singulares de toda Extremadura, está declarada de Interés Turístico Regional y Nacional e Internacional.

Celebración del Corpus en Priego (Córdoba)

La celebración del Corpus debió iniciarse en Priego de Córdoba a mediados del siglo XVI y seguramente fue promovida por el llamado “Apóstol de Andalucía”, San Juan de Ávila, que había escrito un tratado titulado “Del Santísimo Sacramento” y que entre 1525 y 1569 desarrolló una intensa labor como predicador en Andalucía, especialmente en las provincias de Córdoba, Granada y Jaén. En Priego encontró el apoyo del Licenciado Marcos López, Vicario de las Iglesias de la localidad y fundador del Colegio de San Nicasio, que asumió la organización anual de la fiesta. La celebración debió adquirir en pocos años un auge extraordinario ya que a principios del siglo XVII se citaba a Priego como “señaladísimo lugar en esta gran devoción”. La fiesta formaba parte, junto a la de la Inmaculada y el Santo Entierro, de las que se financiaban a expensas del Ayuntamiento, que nombraba cada año a varios diputados para que la organizaran con la mayor pompa y esmero. Así, en 1820, el nuevo Ayuntamiento de signo liberal elabora un presupuesto en el que se destinan a la fiesta 4400 ducados, cantidad muy superior a las que se asignan a las demás fiestas de financiación pública. Desde hace siglos, Priego hace gala de su unión en el día del Corpus. El día que sienten como suyo los miembros de todas las cofradías. El día en que la villa medieval de Priego, como antes se decía del día del Corpus, reluce de belleza… más que el sol.

Corpus Christi en Puenteareas (Pontevedra)

La localidad de Puenteareas, celebra en el fin de semana siguiente al jueves de Corpus Christi sus fiestas más representativas. En la noche del sábado para el domingo, los vecinos de la localidad confeccionan alfombras florales con motivos religiosos relativos al día de Corpus Christi, adornados con motivos geométricos. La confección de dichas alfombras se realiza con distintos tipos de flores y materiales, preparados por los vecinos durante los días previos a la festividad.
Las alfombras permanecen intactas en su confección hasta la procesión del siguiente día, en la que se recorren todas las calles decoradas con este arte.
En 1968 es declarada Fiesta de Interés Turístico, en 1980 es declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, y en 2009 recibe el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Corpus Christi en Sevilla

Los primeros datos sobre la celebración del Corpus Christi en la ciudad de Sevilla se remontan a 1426, pero es a raíz del siglo XVI y de la Contrarreforma cuando va a alcanzar mayor esplendor hasta convertirse en la principal fiesta del calendario hispalense.
Trasladada la Solemnidad litúrgica al domingo infraoctava para todas las diócesis de España, la Catedral de Sevilla ha mantenido la procesión en el jueves tradicional, día que es declarado fiesta local por el Ayuntamiento.
Por un recorrido establecido desde el siglo XVI, adornado profusamente a instancias municipales y particulares, se desarrolla la procesión matinal en la que participan todas las cofradías, grupos piadosos y congregaciones religiosas de la ciudad, academias, colegios profesionales, cuerpo consular, representaciones militares, Universidad de Curas Párrocos, Tribunal Eclesiástico, Cabildo Catedralicio, arzobispo y las más altas instituciones civiles: Gobierno, Ayuntamiento y Diputación.
Como es tradición en España y América, anteceden al Santísimo Sacramento diversas efigies de santos relacionados con la ciudad, constituyendo un cortejo larguísimo de modo que el Ayuntamiento dispone sillas de alquiler para que los fieles puedan presenciarlo cómodamente.
La Eucaristía procesiona en un magnífico monumento de plata, la Custodia, obra de Juan de Arfe y Villafañe ejecutada entre 1580 y 1587 en estilo renacentista español.
Durante los días de la infraoctava, se celebran en la catedral funciones vespertinas en las que los Seises de Sevilla ejecutan sus danzas en la presencia del Santísimo Sacramento solemnemente expuesto. También es tradición la procesión del Corpus Chico, que se celebra el domingo infraoctava, Solemnidad del Corpus Christi, en la parroquia de Santa Ana del popular barrio de Triana.
Otras procesiones parroquiales se han añadido más recientemente en el mismo domingo del Corpus Christi o en fechas cercanas, aunque no todas con cadencia fija, como las de la Magdalena, San Isidoro, el Sagrario, la Milagrosa, San Vicente, San Julián, etc.

Corpus Christi en La Puebla del Río (Sevilla)

La localidad sevillana de La Puebla del Río cumplió en el año 2008 el 425 aniversario de la celebración del Corpus Christi. Hay que tener en cuenta la posibilidad de que su celebración sea anterior al año 1583 en el que aparece en un libro de cuentas el pago a unos clérigos que vinieron a la procesión. La celebración del Corpus es la fecha grande por excelencia de la localidad. Desde días antes las calles se engalanan para la ocasión. Altares y balcones dan la bienvenida a la comitiva procesional que aglutina a la representación de las diversas hermandades "cigarreras", San Sebastián (patrón de la localidad), Nuestra Señora de la Granada (patrona y alcaldesa perpetua) y el Santísimo Sacramento en la magnífica custodia del siglo XVIII, todo ello sobre una alfombra de romero traído expresamente de la marisma, que cubre todas las calles por las que discurre la procesión. El Corpus de La Puebla del Río goza de una Venia del siglo XVIII por la que puede procesionar por la tarde, antes de la caída de Sol y la llegada de la luna.

Corpus Christi en Tarragona

La festividad del Corpus en la ciudad de Tarragona se ha celebrado de manera ininterrumpida desde el siglo XIV, concretamente se tiene constancia desde el año 1357 a instancias del arzobispo Sanç López de Ayerbe. Contiene algunos de los elementos estructurales más representativos de la celebración en Cataluña, como l'ou com balla -el huevo danzante sobre el surtidor de la fuente del claustro de la Catedral-, los toques de campanas, el oficio religioso, la procesión encabezada por el Cortejo Popular propio de esta jornada y presidida por la custodia, y las tortas de cerezas. En la actualidad, el conjunto de los elementos patrimoniales del Corpus desfila en las Fiestas de Santa Tecla, los días 21, 22, 23 y 24 de septiembre. También se pueden contemplar de manera permanente en la Casa de la Fiesta de Tarragona, edifico que los alberga, conserva y expone.

Corpus Christi en Berga (Barcelona)

En este municipio de la provincia de Barcelona se celebra en Corpus Christi La Patum, dándose cita el imaginario típico de la región (gigantes, cabezudos, bèsties, diables y fuego) en una celebración multitudinaria y festiva.

Fiesta del Corpus Christi (Valencia)

La Moma y los momos en la procesión del convite.
La fiesta del Corpus Christi, ha sido y está considerada como la Festa Grossa ("Fiesta Grande") de la capital, desde el último tercio del siglo XIV hasta finales del siglo XIX. Actualmente es Bien de Interés Cultural Inmaterial.
Desde la institución de la fiesta, se celebraba una procesión, pero en un principio era de las llamadas claustrales, por celebrarse dentro de las Iglesias. El obispo de Valencia (1348 - 1356) Hugo de Fenollet, el 4 de junio de 1355 promueve, de acuerdo con el cabildo catedralicio, los jurados de la ciudad, el justicia y prohombres de Valencia, la creación de una procesión que recorriese las calles de la ciudad.
Al año siguiente, en 1356 ante el sitio de Valencia por Pedro I de Castilla, se suspendió la procesión (habiéndose celebrado sólo una) y se decidió que cada año se celebraría en una parroquia.
“general e solemnial processó sia feta, en la cual sien e vajen tots los clergues e religiosos e encara totes les gents de la dita ciutat” .
Las Rocas junto a la Catedral y la Basílica.
El pregón de esta primera procesión, donde se disponía tanto la procesión como su recorrido, con inicio en la Catedral, consta en el Manual del Consell, y fue dispuesto por los jurados el 8 de agosto de 1416. En el citado bando se pedía a los vecinos que adornasen sus casas, limpiaran las calles que se recorría y echaran hierbas aromáticas en homenaje al Santísimo.
En 1372, siendo obispo el Cardenal Jaime de Aragón, nieto de Jaime II de Aragón y primo hermano de Pedro IV "El Ceremonioso", resurge y a partir de ese momento la festividad va tomando auge y solemnidad, añadiéndose la música de la época, bailes o danzas de las cuales hoy algunas aún perduran, y la participación de los gremios con sus banderas y llevando una vela de ocho onzas cada persona de cada gremio.
Adquirieron en esa época fama y renombre tanto la fiesta del Corpus Christi, que se extendió rápidamente tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, como las Rocas (carros monumentales que desfilan en la procesión).
"Las Rocas", carros triunfales centenarios que desfilan en la procesión de Valencia.
La majestuosidad y esplendor de la procesión llevó a que importantes personajes históricos la presenciaran en algún momento de su vida o pidieran que se representara para algún acontecimiento importante: así Blanca de Aragón en 1401 hizo que se repitiera, Martín el Humano y la reina Juana de Sicilia la presenciaron; Fernando de Antequera hizo que se representara en su coronación como rey de Aragón en Zaragoza, en 1414, en 1415 es el Papa Luna quien asiste a la misma, en 1427 Alfonso el Magnánimo, en 1466 la presencia el rey Juan II de Aragón, los Reyes Católicos en 1481, en 1501 la Reina Juana de Nápoles, en 1528 el emperador Carlos V, en enero de 1585 por Felipe II, en 1612 por el Rey Felipe III con motivo de sus bodas reales, el Príncipe de Angulema en 1815, Fernando VII en 1827, la reina Isabel II con el futuro Alfonso XII en 1858, en 1888 la presenció Alfonso XIII y de nuevo finalmente en el año 1893 con motivo del primer Congreso Eucarístico Nacional.
Hasta 1506 se celebraba la procesión por la mañana pero, en ese año se acordó que se hiciese por la tarde. Posteriormente Carlos II, en 1677, intentó cambiarlo nuevamente pero el Consistorio protestó y ese mismo año volvió a instaurarse por las tardes.
La participación de los gremios en la procesión fue constante hasta 1835. Tras la desamortización de Mendizábal en 1836, la supresión de muchas comunidades religiosas que participaban inició el declive de la procesión; si bien el vacío dejado por gremios y órdenes religiosas, lo llenaron las instituciones de beneficencia y caridad como el Real Colegio de Huérfanos de San Vicente Ferrer, la Casa de la Beneficencia, el Asilo de San Juan Bautista, etc.
Con la proclamación de la II República, la fiesta se limitó al interior de las iglesias, haciéndose así desde 1931 hasta 1935. Tras la guerra civil, los ayuntamientos franquistas, hicieron caso omiso de esta tradición valenciana, recuperando solamente su parte religiosa y quedando representada por "les Banderoles", "els Gegants i els Nanos", "els Cirialots", "los Apóstoles", "los Evangelistas" y pocos personajes más.
Ya en la década de 1950 hasta 1960, un grupo de valencianos va recuperando personajes y se llega a la formación del Grupo de Mecha y a la continuación de la Asociación Amics del Corpus de la Ciudad de Valencia, retomando el esplendor inicial de la Procesión del Corpus.6
Desfilan en solemne procesión 300 personajes bíblicos, desde Noé -llamado por los valencianos "el 'agüelo Colomet'"- hasta la reina de Saba: los profetas, Josué, Jacob, las doce tribus de Israel, Moisés y Aarón con las tablas de la ley, el Arca de la Alianza, Sansón o los exploradores de la tierra prometida, el Ángel Custodio de la ciudad de Valencia, San Juan Bautista, los apóstoles, los cuatro evangelistas, las águilas de Patmos, Santa Margarida, Sant Jordi y 'els cirialots' (24 prohombres de la ciudad disfrazados con barba blanca), hasta llegar a su fin con la custodia.
la custodia, un pieza barroca de 4 metros de altura, 600 kilos de plata y cinco de oro, perlas y piedras preciosas, que está flanqueada por 'los mancebos', seis jóvenes ataviados con ropa de terciopelo y seda a la usanza del siglo XVI.7
El 'capellá' invitando a los ciudadanos en la cabalgata.

Cabalgata del convite

Durante la mañana del domingo se realiza una cabalgata previa, denominada Cabalgata del Convite, la comitiva va encabezada por la Real Señera Valenciana. Un figurante disfrazado de capellán, sobre un caballo, va durante todo el recorrido recitando el pregón e invitando, en valenciano, a todos los ciudadanos para que participen en los festejos de por la tarde.
Junto al capellán, se interpretan distintos cuadros bíblicos y danzas típicas valencianas como 'La moma y els momos',, poniendo fin a la cabalgata la denominada "degollá", que representa a los soldados de Herodes en su macabro encargo de asesinar a los Inocentes.8

Corpus Christi en Granada

En estas fechas, la ciudad se prepara para disfrutar y vivir sus Fiestas Mayores, aquellas que hace más de quinientos años se ordenaron por mandato real. Las Fiestas del Corpus forman parte de las más alegres tradiciones que conserva la ciudad y que en toda su historia han servido de paréntesis en la vida cotidiana de los granadinos, propiciando unas jornadas de sana convivencia y divertimento.
Granada vive intensamente la fiesta en estos días donde un completo abanico de acontecimientos culturales, entre los que destacan las Fiestas Taurinas, comparten el tiempo con las esmeradamente ornamentadas casetas y los trepidantes columpios del Ferial.
El ambiente de feria se puede disfrutar tanto de día como de noche en el recinto ferial. De día se ven pasear elegantes coches de caballos cargados de gente vestida con los trajes flamencos típicos. Durante la noche el ambiente flamenco no decae y eso se puede observar en cualquiera de las casetas y en sus adornos cuidados al más mínimo detalle.
En la Feria de Granada, a diferencia de otras, las casetas públicas se intercalan con las privadas de modo que el visitante pueda acceder libremente y conocer el ambiente que se vive en estas fechas y en esta fiesta.
Durante la semana que dura la feria hay que destacar 2 procesiones que se pasean por toda la ciudad:
  • Cada miércoles de feria, a media mañana La Tarasca, un maniquí que se supone viste la ropa que estará de moda en esa temporada, se pasea por toda la ciudad a lomos de un fiero dragón que parece quedar rendido a sus pies. Así el secreto mejor guardado, hasta su salida, es el traje que lucirá ese día La Tarasca. La Tarasca, se puede decir, que es el contrapunto pagano a la fiesta religiosa.
  • La Fiesta grande de Granada se organiza alrededor del jueves, día del Corpus Christi, día en el que toda la ciudad abarrota las calles para contemplar la procesión del mismo nombre.
El domingo de la semana siguiente a la festividad del Corpus se celebra una pequeña procesión en los alrededores de la Catedral, es la llamada Octava del Corpus.

Corpus Christi en Vitigudino (Salamanca)

En Vitigudino esta tradición centenaria es la fiesta por antonomasia de la localidad. Se realizan diversas celebraciones durante estos días, como las vísperas que se celebran el miércoles y el sábado. El jueves de Corpus se celebra la Eucaristía con la posterior procesión alrededor del pueblo al son de las campanas repicando, realizando paradas en los diversos altares adornados con flores y tomillo en los que se colocan los niños nacidos durante el año para ser bendecidos. El domingo de Corpus se vuelve a conmemorar la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, con misa y procesión alrededor de la iglesia parroquial.
Estos actos son presenciados por todos los miembros de la Cofradía del Santísimo y vecinos de la Villa, que entonan cánticos como el Pange lingua o Cantemos al amor de los amores, en unos días que conjugan los actos religiosos y lúdicos. Los actos lúdicos comienzan el miércoles de Corpus con el lanzamiento de cohetes y bombas, así como la capea nocturna. El jueves de Corpus ha pasado de ser un día exclusivamente dedicado a las celebraciones religiosas por la mañana, a convertirse en la tarde de las peñas, en la que todas ellas desfilan con distintos disfraces, carrozas y complementos, tras lo que se celebra un encierro a caballo. El viernes y el sábado por la mañana se celebra un encierro urbano por las calles del pueblo; por la tarde una capea en la plaza de toros y verbena en la Plaza de España por la noche. El domingo, una capea de madrugada (vaquilla del aguardiente) y un encierro urbano cierran el ciclo de festejos.

Corpus Christi en Zahara de la Sierra (Cádiz)

Es la fiesta mayor por excelencia de Zahara de la Sierra, se viene celebrando cada año fiel a la tradición desde principios del siglo XV. Es la única en Andalucía que posee la distinción de Fiesta de Interés Turístico Nacional, que sólo la tienen en España Ponteareas (Pontevedra),Villa de Mazo (La Palma), Sitges (Barcelona), las Octavas del Corpus de La Orotava (Tenerife), Peñalsordo (Badajoz), y las danzas de la Octava del Corpus de Valverde de los Arroyos (Guadalajara), aparte de Toledo, única festividad del Corpus declarada en España como de Interés Turístico Internacional.
El Corpus de Zahara fue Declarado de Interés Turístico Nacional por Orden Ministerial el 24 de Abril de 1980. Asimismo, fue declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, por la Consejería de Turismo y Deporte mediante orden de 20 de Mayo de 1997 (BOJA núm. 64, de 5 de Junio de 1997). Cinco Siglos de Tradición (1.500-2.010). El Corpus Christi está unido a Zahara desde que fuera reconquistada definitivamente en el año 1.483 la Villa y Fortaleza, por Don Rodrigo Ponce de León.
Los preparativos de la fiesta comienzan varios días antes, con la corta de ramos, juncia y hierbas aromáticas por parte de los habitantes, que se desplazan a grandes distancias. El domingo a las siete de la mañana comienza el adorno de las calles cubriendo con eucaliptos, adelfas y flores las paredes de las casas y esparciendo en el suelo la juncia, creándose una tupida alfombra con un acre olor a río y transformándose en un vergel el recinto de la fiesta. Sobre los ramos caen colchas, encajes y mantones, que se conservan en las casas para semejantes ocasiones.
A las doce comienza la solemne misa concelebrada en el Templo Parroquial de Santa María de la Mesa ante el retablo que presiden los Santos Patronos San Simón, San Judas Tadeo y Santa María de la Mesa, seguidamente se inicia la procesión abriendo el cortejo un guion barroco de plata, le siguen los niños de primera comunión, el palio de color rojo y gualda cuyos seis varales lo portan varones cercanos a la institución eclesiástica, y la Custodia que data del siglo XV de 83 cm de altura portada por el párroco, ayudado por el sacristán y sacerdotes invitados; a continuación autoridades, fieles y la banda de música local. Durante el recorrido de la procesión sacramental se levantan pequeños altares, donde la custodia hace estación y los fieles le rezan y cantan embargados de emoción y acendrada espirituralidad.
Tras la procesión estalla el día de fiesta, que tiene lugar en la caseta municipal, la plaza y calle principal. La fiesta se prolonga hasta el lunes, actualmente instaurado como fiesta local; durante esta jornada festiva transcurre el concurso de cachiporras zahareñas que se fabrican con la juncia (especie de látigo u honda que al crujirlo hace un sonido característico). Posteriormente tiene lugar la procesión de la Virgen del Rosario, acto que se ha recuperado hace varios años, que hasta los años cincuenta procesionaba el día del Corpus.
Dada la importancia que siempre ha tenido la festividad de la Eucaristía en Zahara, documentalmente se tiene constancia de la existencia de una cofradía dedicada al Santísimo Sacramento en el año 1.666.

Corpus Christi en Latinoamérica

Ecuador: Cuenca

En Cuenca se celebra la fiesta durante una semana; se venden dulces en las plazas cercanas a la catedral, además de que existen fiestas en el parque central de la ciudad; se vive esta época con gran recogimiento en la ciudad celebrando misas en honor a Cristo donde participa toda la ciudad de Cuenca. Para los cuencanos esta fiesta tiene un significado muy especial que es un aumento de FE y también la conversión.

Venezuela: Yare - Estado Miranda

En Venezuela se celebra con un baile ritual conocido como los Diablos danzantes de Yare o Diablos de Yare, el cual sólo puede ser bailado por las personas que pagan una promesa de bailar dicha danza cada jueves de Corpus por el resto de la vida.
Además de los Diablos de Yare existen otros como los Diablos de Naiguatá y los Diablos de Chuao; su vestimenta se compone de colores muy alegres como el rojo, el negro o amarillo. También usan máscaras.

Colombia: Anolaima

En esta ciudad del Departamento de Cundinamarca, la fiesta del Corpus se celebra con gran solemnidad, durante tres días.

Colombia: Mogotes

En Este municipio del departamento de Santander, la fiesta del Corpus se celebra durante 3 días con celebraciones religiosas, cabalgatas y las famosas muestras de arcos.

México

San Cristóbal de Las Casas, Chiapas

Además de las celebraciones religiosas que se llevan a cabo en las distintas iglesias de la ciudad, el día de Corpus Christi en San Cristóbal de Las Casas se festeja regalando mulitas hechas de hojas de tamal cargadas de dulces regionales a los amigos y seres queridos.

Cortázar, Guanajuato

Durante los días que dura la fiesta de la Octava de Corpus, los diferentes gremios de trabajadores desfilan de manera organizada por las calles de la ciudad, por lo general en la noche, acompañados de bandas de viento, sonidos y las famosas "Ceras" o "Los Cirios Gigantes": imágenes religiosas, por lo general en forma de templos, cruces o vírgenes que constan de una estructura metálica, la cual tiene en su interior un cirio de tamaño considerable que a la vez es escamada con cera y cargada por 4 o 6 personas, dependiendo del tamaño y peso; dichas piezas de arte son donadas a la parroquia de San José para que su cera pueda ser aprovechada. El desfile atrae a muchos turistas y congrega a la comunidad cortazarense.

Panamá

El Corpus Christi en Panamá tiene una trascendencia de cultura y tradición orientada a la herencia dada por los españoles en el tiempo de la colonización. En Panamá son diferentes las regiones que celebran el Corpus Christi; sin embargo, los más resaltados son los distritos de Parita en la provincia de Herrera y La Villa en la provincia de Los Santos, gracias al apoyo incondicional del pueblo. En cada una de estas regiones se cuenta con grupos que forjan el rescate de las danzas que se presentan en el Corpus Christi.
Las celebraciones del Corpus Christi en La Villa de Los Santos, tiene vigencia desde los tempranos días de la colonia. Actualmente estas festividades mantienen sus características, tal y como han sido transmitidas a través de la tradición oral y gracias a la Asociación Rescate de Danzas “Miguel Leguízamo”, puesto que se ha investigado de manera científica bajo los preceptos de la folclorología. En Parita, se cuenta con la Fundación "Simón Mendieta" para ayudar, apoyar, divulgar y preservar las danzas.
Entre las danzas más reconocidas podemos mencionar "El Cumbembe", que está representado por un hombre con indumentaria de trabajo del típico campesino panameño; se dice que fue la primera danza que llegó a las tierras pariteñas. "La Montezuma Española", danza que representa a Hernán Cortés y al rey Moctezuma por medio de cánticos. Es muy importante señalar que tanto Parita y La Villa, tienen danzas en común, pero las diferencian los cantos y vestiduras. En Parita los "Diablicos Sucios" se visten con una camisa con la manga recogida y tintado todo con colores, dando una forma de "V" en toda la vestimenta.
También encontramos los "Diablicos Limpios" y "Las Mojigangas", quienes danzan por todas las calles principales del pueblo y entran a la iglesia.

Perú: Cajamarca

Es la más importante celebración religiosa. En Cajamarca y en el Cusco adquiere características peculiares muy especiales, cuyas actividades centrales se desarrollan, el día jueves, luego del domingo de la Santísima Trinidad, constituyendo una festividad regional, reconocida por ley como día feriado no laborable. La Preciosa, así se denomina a la custodia que alberga la Hostia Consagrada, es una hermosa escultura de oro y plata de aproximadamente un metro de altura, coronada con un sol radiante confeccionado a base de oro puro. En el viril que porta, se coloca la Hostia Consagrada, después de la Misa celebrada en la Catedral, con la presencia de Obispos y sacerdotes; para luego trasladarla en solemne procesión por el perímetro de la plaza de armas, en la que se han montado altares y confeccionado bellas alfombras decorativas de piso, de flores naturales y otros materiales, con vistosos y creativos motivos religiosos: Una auténtica y extraordinaria manifestación de fe religiosa del pueblo católico cajamarquino. En Cajamarca se celebra una misa solemne, luego se hace una procesión alrededor de la Plaza de Armas que culmina con el ingreso del Santísimo en la Catedral. También se confeccionan alfombras hechas de serrín, y hay una feria que por lo general dura 3 días, con corridas de toros, etc. En el mundo católico esta festividad rememora la institución de la Eucaristía el Jueves Santo, con la finalidad de reverenciar el cuerpo de Cristo, presente en la Eucaristía, a través de un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud. En la Iglesia Latina, el día jueves, después del domingo de la Santísima Trinidad, se conmemora esta genuina celebración religiosa, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII.

Perú: Cusco

La fiesta es una explosión barroca de sincretismo religioso entre la fe católica y la religiosidad andina de la época de los incas, que antiguamente realizaban procesiones de las momias de sus gobernantes ya fallecidos. Diez días antes de la festividad, la patrona del Cusco, la Virgen de Belén, sale junto a San José en procesión rumbo a la iglesia de Santa Clara, donde esperará el miércoles la llegada de otras imágenes de santos, que se reúnen a lo largo de la calle de Santa Clara: San Jerónimo (que llega desde su parroquia, distante a 8 kilómetros del centro de la ciudad, trayéndolo a pie), San Sebastián, Santa Ana, Santa Bárbara (traída de Poroy), Santiago (la leyenda cuenta que de "matamoros" se volvio en "mataindios", por una aparición que tuvo en una batalla de españoles contra indígenas), San Blas (con un curioso grupo escultórico de monaguillos pequeños alrededor), San Antonio Abad, San Cristóbal (cargado de una forma peculiar, los cargadores de las dos manijas derecha e izquierda luchan entre sí empujando el anda de un lado a otro), la Virgen de los Remedios (la imagen más pequeña de la festividad), San Pedro, la Virgen Purificada, la Virgen de la Natividad (imagen de madera hecha en una sola pieza). Todo el grupo de imágenes sacadas en procesión se dirige a la Catedral de Cusco.
El día central, se celebra la solemnidad del Cuerpo de Cristo, con una misa especial que es acompañada por las principales autoridades clericales y sociales de la ciudad. Luego se realiza la procesión de la Eucaristía alrededor de la plaza, finalmente, la Eucaristía bendecirá al pueblo para dar paso a la procesión central de los Santos, que seguirán este orden: San Antonio Abad, San Jerónimo, San Cristóbal, San Sebastián, Santa Bárbara, Santa Ana, Santiago, San Blas, San Pedro, San José, Virgen de los Remedios, Virgen de la Natividad, Virgen Purificada, Virgen de Belén.
Dan la vuelta a la plaza, se puede apreciar el consumo del chiriuchu(plato compuesto de distintos tipos de productos: cuy, charqui (carne seca), gallina, chorizo, queso, maíz, harina, etc). Los Santos descansarán en la catedral durante 8 días, donde, según la creencia popular, "debaten" sobre los destinos de la ciudad y de cómo se comportan los devotos a lo largo del año. Después de los ocho días, salen en una procesión de despedida, en el mismo orden y alrededor de la Plaza de Armas, para que luego algunos de los santos, tras despedirse entre sí con una reverencia, se retiren de la catedral hacia sus templos, quedando unos pocos que lo harán a lo largo de lo que resta de la semana.

Perú: Lima

En Lima se celebra, el domingo cercano, una misa solemne en la Catedral a cargo del Arzobispo de Lima y Primado del Perú, luego se hace una procesión alrededor de la Plaza de Armas, deteniéndose en tres estaciones con altares levantados por las 3 congregaciones más antiguas que llegaron al Perú: Franciscanos, Dominicos y Mercedarios. Culmina con el ingreso del Santísimo en la Catedral. También se confeccionan alfombras hechas de flores y serrín.

Véase también

Procesión del Corpus Christi en Atienza (España).

Referencias

Enlaces externos


 
 

Eucaristía
Solemnidad de Corpus Christi
Corpus Christi: "Cuerpo de Cristo", en latín. 
Ver también: la Eucaristía | Culto | Lecturas del día y comentarios ¡Oh banquete precioso y admirable! -Sto. Tomas de Aquino

Esta fiesta conmemora la institución de la Santa Eucaristía el Jueves Santo con el fin de tributarle a la Eucaristía un culto público y solemne de adoración, amor y gratitud. Por eso se celebraba en la Iglesia Latina el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.
La Solemnidad de Corpus Christi se remonta al siglo XIII. Dos eventos extraordinarios contribuyeron a la institución de la fiesta: Las visiones de Santa Juliana de Mont Cornillon y El milagro Eucarístico de Bolsena/Orvieto.
Urbano IV, amante de la Eucaristía, publicó la bula “Transiturus” el 8 de septiembre de 1264, en la cual, después de haber ensalzado el amor de nuestro Salvador expresado en la Santa Eucaristía, ordenó que se celebrara la solemnidad de “Corpus Christi” en el día jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la santa misa y al oficio. Este oficio, compuesto por el doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, por petición del Papa, es uno de los más hermosos en el breviario Romano y ha sido admirado aun por Protestantes.
La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. La fiesta fue aceptada en Cologne en 1306. El Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. Publicó un nuevo decreto incorporando el de Urbano IV. Juan XXII, sucesor de Clemente V, instó su observancia.
Procesiones. Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV y se hicieron bastante comunes en a partir del siglo XIV.
El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Juan Pablo II ha exhortado a que se renueve la costumbre de honrar a Jesús en este día llevándolo en solemnes procesiones.
En la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia.

Santa Juliana de Mont Cornillon y la fiesta de Corpus Christi.
La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Por diferentes intrigas tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.

Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad. Ella comunicó esta visión a Roberto de Thorete, el entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente al Papa Urbano IV.
El obispo Roberto se impresionó favorablemente y como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; también el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan debía escribir el oficio para esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas partes del oficio.
El obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez con los cánones de San Martín en Liège. Jacques Pantaleón llegó a ser Papa el 29 de agosto de 1261. La ermitaña Eva, con quien Juliana había pasado un tiempo y quien también era ferviente adoradora de la Santa Eucaristía, le insistió a Enrique de Guelders, obispo de Liège, que pidiera al Papa que extendiera la celebración al mundo entero.

Jueves de Corpus Christi
Fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. 23 de junio de 2011
 
Jueves de Corpus Christi
Jueves de Corpus Christi

Explicación de la fiesta

Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.

Este día recordamos la institución de la Eucaristía que se llevó a cabo el Jueves Santo durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre.

Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su querer quedarse con nosotros después de la Ascensión.

Origen de la fiesta:

Dios utilizó a santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta. La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Por diferentes intrigas tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.

Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.

Ella le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente al Papa Urbano IV. El obispo Roberto se impresionó favorablemente y como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; también el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan debía escribir el oficio para esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas partes del oficio.

El obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez por los cánones de San Martín en Liège. Jacques Pantaleón llegó a ser Papa el 29 de agosto de 1261. La ermitaña Eva, con quien Juliana había pasado un tiempo y quien también era ferviente adoradora de la Santa Eucaristía, le insistió a Enrique de Guelders, obispo de Liège, que pidiera al Papa que extendiera la celebración al mundo entero.

Urbano IV, siempre siendo admirador de esta fiesta, publicó la bula “Transiturus” el 8 de septiembre de 1264, en la cual, después de haber ensalzado el amor de nuestro Salvador expresado en la Santa Eucaristía, ordenó que se celebrara la solemnidad de “Corpus Christi” en el día jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la santa misa y al oficio. Este oficio, compuesto por el doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, por petición del Papa, es uno de los más hermosos en el breviario Romano y ha sido admirado aun por Protestantes.

La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. Publicó un nuevo decreto incorporando el de Urbano IV. Juan XXII, sucesor de Clemente V, instó su observancia.

Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV y se hicieron bastante comunes en a partir del siglo XIV.

La fiesta fue aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315; en Strasburg en 1316. En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre 1320 y 1325. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.

En la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia.

El Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurección de Nuestro Señor Jesucristo.

El milagro de Bolsena

En el siglo XIII, el sacerdote alemán, Pedro de Praga, se detuvo en la ciudad italiana de Bolsena, mientras realizaba una peregrinación a Roma. Era un sacerdote piadoso, pero dudaba en ese momento de la presencia real de Cristo en la Hostia consagrada. Cuando estaba celebrando la Misa junto a la tumba de Santa Cristina, al pronunciar las palabras de la Consagración, comenzó a salir sangre de la Hostia consagrada y salpicó sus manos, el altar y el corporal.

El sacerdote estaba confundido. Quiso esconder la sangre, pero no pudo. Interrumpió la Misa y fue a Orvieto, lugar donde residía el Papa Urbano IV.
El Papa escuchó al sacerdote y mandó a unos emisarios a hacer una investigación. Ante la certeza del acontecimiento, el Papa ordenó al obispo de la diócesis llevar a Orvieto la Hostia y el corporal con las gotas de sangre.

Se organizó una procesión con los arzobispos, cardenales y algunas autoridades de la Iglesia. A esta procesión, se unió el Papa y puso la Hostia en la Catedral. Actualmente, el corporal con las manchas de sangre se exhibe con reverencia en la Catedral de Orvieto.

A partir de entonces, miles de peregrinos y turistas visitan la Iglesia de Santa Cristina para conocer donde ocurrió el milagro.

En Agosto de 1964, setecientos años después de la institución de la fiesta de Corpus Christi, el Papa Paulo VI celebró Misa en el altar de la Catedral de Orvieto. Doce años después, el mismo Papa visitó Bolsena y habló en televisión para el Congreso Eucarístico Internacional. Dijo que la Eucaristía era “un maravilloso e inacabable misterio”.

Tradiciones mexicanas de Corpus Christi

Esta fiesta tradicional data del año 1526. Se acostumbra rendir culto al Santísimo Sacramento en la Catedral de México. El centro de la festividad era la celebración solemne de la Misa, seguida de una imponente procesión que partía del Zócalo, en la que la Sagrada Eucaristía, portada por el arzobispo bajo palio, era escoltada por autoridades virreinales, cabildo, cofradías, ejército, clero y pueblo. Había también representaciones teatrales alusivas, música y vendimia especial.

Los campesinos traían en sus mulas algunos frutos de sus cosechas para ofrecérselas a Dios como señal de agradecimiento. Esto dio origen a una gran feria que congregaba artesanos y comerciantes de distintos rumbos del país, que traían mercancías a lomo de mula (frutos de la temporada y artesanías que transportaban en guacales).

Cuentan que un hombre, llamado Ignacio, tenía dudas acerca de su vocación sacerdotal y un jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le enviara una señal. Al Pasar el Santísimo Sacramento frente a Ignacio en la procesión, Ignacio pensó: "Si ahí estuviera presente Dios, hasta las mulas se arrodillarían" y, en ese mismo instante, la mula del hombre se arrodilló. Ignacio interpretó esto como señal y entregó su vida a Dios en el sacerdocio y se dedicó para siempre a transmitir a los demás las riquezas de la Eucaristía.

Así fue como surgieron las mulitas elaboradas con hojas de plátano secas con pequeños guacales de dulces de coco o de frutas, de diversos tamaños.
Ponerse una mulita en la solapa o comprar una mulita para adornar la casa, significa que, al igual que la mula de Ignacio, nos arrodillamos ante la Eucaristía, reconociendo en ella la presencia de Dios.

Esta fiesta se celebra cada año el jueves después de la Santísima Trinidad. Se lleva a cabo en la Catedral y los niños se visten de inditos para agradecer la infinita ternura de Jesús. Se venden mulitas con gran colorido.

Si deseas compartir con nosotros alguna tradición de Corpus Christi de tu país escríbenos

Diversas maneras de celebrar esta fiesta

Participar en la procesión con el Santísimo

La procesión con el Santísimo consiste en hacer un homenaje agradecido, público y multitudinario de la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Se acostumbra sacar en procesión al Santísimo Sacramento por las calles y las plazas o dentro de la parroquia o Iglesia, para afirmar el misterio del Dios con nosotros en la Eucaristía.
Esta costumbre ayuda a que los valores fundamentales de la fe católica se acentúen con la presencia real y personal de Cristo en la Eucaristía.

La Hora Santa

Es una manera práctica y muy bella de adorar a Jesús Sacramentado. El Papa Juan Pablo II la celebra, al igual que la mayoría de las Parroquias de todo el mundo, los jueves al anochecer, para demostrar a Cristo Eucaristía amor y agradecimiento y reparar las actitudes de indiferencia y las faltas de respeto que recibe de uno mismo y de los demás hombres.

Consiste en realizar una pequeña reflexión evangélica, en presencia de Jesús Sacramentado y, al final, se rezan unas letanías especiales para demostrarle a Jesús nuestro amor.

Se puede celebrar de manera formal con el Santísimo Sacramento solemnemente expuesto en la custodia, con incienso y con cantos, o de manera informal con la Hostia dentro del Sagrario. Cualquiera de las dos maneras agrada a Jesús.
Se inicia con la exposición del Santísimo Sacramento o, en su defecto, con una oración inicial a Jesucristo estando todos arrodillados frente al Sagrario.

A continuación, se procede a la lectura de un pasaje del Evangelio y al comentario del mismo por parte de alguno de los participantes.
Luego, se reflexiona adorando a Jesús, Rey del Universo, en la Eucaristía.

Se termina con las invocaciones y las letanías correspondientes y, en el caso de que la Hora Eucarística se haya hecho delante del Santísimo solemnemente expuesto, el sacerdote da la bendición con el Santísimo; en caso contrario, se finaliza la Hora Santa con una plegaria conocida de agradecimiento.

Recordar en familia lo que es la Eucaristía

  1. ¿Qué es la Eucaristía?
    La Eucaristía es uno de los siete Sacramentos. Nos recuerda el momento en el que el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. Éste es el alimento del alma. Así como nuestro cuerpo necesita comer para vivir, nuestra alma necesita comulgar para estar sana. Cristo dijo: "El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día."
  2. ¿En qué nos ayuda la Eucaristía?

    Todos queremos ser buenos, ser santos y nos damos cuenta de que el camino de la santidad no es fácil, que no bastan nuestras fuerzas humanas para lograrlo. Necesitamos fuerza divina, de Jesús. Esto sólo será posible con la Eucaristía. Al comulgar, nos podemos sentir otros, ya que Cristo va a vivir en nosotros. Podremos decir, con San Pablo: "Vivo yo, pero ya no soy yo, sino Cristo quien vive en mí."
  3. ¿En qué parte de la Misa se realiza la Eucaristía?

    Después de rezar el Credo, se llevan a cabo: el ofertorio, la consagración y la comunión.
    Ofertorio: Es el momento en que el sacerdote ofrece a Dios el pan y el vino que serán convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Nosotros podemos ofrecer, con mucho amor, toda nuestra vida a Dios en esta parte de la Misa.
    Consagración: Es el momento de la Misa en que Dios, a través del sacerdote, convierte el pan y el vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo. En este momento nos arrodillamos como señal de amor y adoración a Jesús, Dios hecho hombre, que se hace presente en la Eucaristía.
    Comunión: Es recibir a Cristo Eucaristía en nuestra alma, lo que produce ciertos efectos en nosotros:

    1. nos une a Cristo y a su Iglesia,
    2. une a los cristianos entre sí,
    3. alimenta nuestra alma,
    4. aumenta en nosotros la vida de gracia y la amistad con Dios,
    5. perdona los pecados veniales,
    6. nos fortalece para resistir la tentación y no cometer pecado mortal.

  4. ¿Qué condiciones pone la Iglesia para poder comulgar?

    La Iglesia nos pide dos condiciones para recibir la comunión:

    1. Estar en gracia, con nuestra alma limpia todo pecado mortal.
    2. Cumplir el ayuno eucarístico: no comer nada una hora antes de comulgar.

  5. ¿Cada cuánto puedo recibir la Comunión Sacramental?

    La Iglesia recomienda recibir la Comunión siempre que vayamos a Misa. Es obligación recibir la Comunión, al menos, una vez al año en el tiempo de Pascua, que son los 50 días comprendidos entre el Domingo de Resurrección y el Domingo de Pentecostés.
  6. ¿Qué hacer después de comulgar?

    Se recomienda aprovechar la oportunidad para platicarle a Dios, nuestro Señor, todo lo que queramos: lo que nos alegra, lo que nos preocupa; darle gracias por todo lo bueno que nos ha dado; decirle lo mucho que lo amamos y que queremos cumplir con su voluntad; pedirle que nos ayude a nosotros y a todos los hombres; ofrecerle cada acto que hagamos en nuestra vida.
  7. ¿Qué hacer cuando no se puede ir a comulgar?

    Se puede llevar a cabo una comunión espiritual. Esto es recibir a Jesús en tu alma, rezando la siguiente oración:

    "Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar.
    Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma,
    pero no pudiendo hacerlo sacramentalmente,
    ven al menos espiritualmente a mi corazón.
    Quédate conmigo y no permitas que me separe de ti.
    Amén"
Corpus Christi
 
Solemnidad,
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
Jueves*, después de la Solemnidad Santísima Trinidad
*(Donde esta solemnidad no es precepto, se celebra
el domingo después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad)

«Mi carne es verdadera comida,
y mi Sangre verdadera bebida;
el que come mi Carne, y bebe mi Sangre,
en Mí mora, y Yo en él.»
 
(Jn 6, 56-57)
Esta fiesta se comenzó a celebrar en Lieja en 1246, siendo extendida a toda la Iglesia occidental por el Papa Urbano IV en 1264, teniendo como finalidad proclamar la fe en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Presencia permanente y substancial más allá de la celebración de la Misa y que es digna de ser adorada en la exposición solemne y en las procesiones con el Santísimo Sacramento que entonces comenzaron a celebrarse y que han llegado a ser verdaderos monumentos de la piedad católica. Ocurre, como en la solemnidad de la Trinidad, que lo que se celebra todos los días tiene una ocasión exclusiva para profundizar en lo que se hace con otros motivos. Este es el día de la eucaristía en sí misma, ocasión para creer y adorar, pero también para conocer mejor la riqueza de este misterio a partir de las oraciones y de los textos bíblicos asignados en los tres ciclos de las lecturas.
 El Espíritu Santo después del dogma de la Trinidad nos recuerda el de la Encarnación, haciéndonos festejar con la Iglesia al Sacramento por excelencia, que, sintetizando la vida toda del Salvador, tributa a Dios gloria infinita, y aplica a las almas, en todos los tiempos, los frutos  extraordinarios de la Redención.  Si Jesucristo en la cruz nos salvó, al instituir la Eucaristía la víspera de su muerte, quiso en ella dejarnos un vivo recuerdo de la Pasión. El altar viene siendo como la prolongación del Calvario, y la misa anuncia la muerte del Señor. Porque en efecto, allí está Jesús como una víctima, pues las palabras de la doble consagración nos dicen que primero se convierte el pan en Cuerpo de Cristo, y luego el vino en Su Sangre, de manera que, ofrece a su Padre, en unión con sus sacerdotes, la sangre vertida y el cuerpo clavado en la Cruz.
 La Hostia santa se convierte en «trigo que nutre nuestras almas». Como Cristo al ser hecho Hijo de recibió la vida eterna del Padre, los cristianos participan de Su eterna vida uniéndose a Jesús en el Sacramento, que es el símbolo más sublime, real y concreto de la unidad con la Víctima del Calvario.
 Esta posesión anticipada de la vida divina acá en la tierra por medio de la Eucaristía, es prenda y comienzo de aquella otra de que plenamente disfrutaremos en el Cielo, porque «el Pan mismo de los ángeles, que ahora comemos bajo los sagrados velos, lo conmemoraremos después en el Cielo ya sin velos» (Concilio de Trento).
 Veamos en la Santa Misa el centro de todo culto de la Iglesia a la Eucaristía, y en la Comunión el medio establecido por Jesús mismo, para que con mayor plenitud participemos de ese divino Sacrificio; y así, nuestra devoción al Cuerpo y Sangre del Salvador nos alcanzará los frutos perennes de su Redención.
Secuencia
Alaba, alma mía, a tu Salvador; alaba a tu guía y Pastor con himnos y cánticos.
Pregona su gloria cuanto puedas, porque Él está sobre toda alabanza, y jamás podrás alabarle lo bastante.
El tema especial de nuestros loores es hoy el Pan vivo y que da Vida.
El cual no dudamos fue dado en la mesa de la Sagrada Cena a los doce Apóstoles.
Sea, pues, llena, sea sonora, sea alegre, sea pura la alabanza de nuestra alma.
Porque celebramos solemnemente el día en que este divino Banquete fue instituído.
En esta mesa del nuevo Rey, la Pascua nueva de la Nueva Ley pone fin a la Pascua antigua.
Instruídos, con sus santos mandatos, consagramos el pan y el vino, que se convierten en Hostia de salvación.
Es dogma para los cristianos, que el pan se convierte en carne, y el vino en sangre.
Lo que no comprendes y no ves, una fe viva lo atestigua, fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas especies, que son accidente y no sustancia, están ocultos los dones más preciados.
Su Carne es alimento y Su Sangre bebida; mas todo entero está bajo cada especie.
Se recibe íntegro, sin que se le quebrante ni divida; recíbese todo entero.
Recíbelo uno, recíbenlo mil; y aquél le toma tanto como éstos, pues no se consume al ser tomado.
Recíbenlo los buenos y los malos; pero con desigual resultado, pues sirve a unos de vida y a otros de condenación y muerte.
Es muerte para los malos, y vida para los buenos;  mira cómo un mismo alimento produce efectos tan diversos.
Cuando se divide el Sacramento, no vaciles, sino recuerda que Jesucristo tan entero está en cada parte como antes en el todo.
Ninguna partición hay en la sustancia, tan sólo hay partición de los accidentes, sin que se disminuya ni el estado, ni la estatura del que está representado.
He aquí el Pan de los Ángeles, hecho alimento de viandantes; es verdaderamente el Pan de los hijos, que no debe ser echado a los perros.
 Estuvo ya representado por las figuras de la antigua Ley, en la inmolación de Isaac, en el sacrificio del Cordero Pascual, y en el Maná dado a nuestros padres.
Buen Pastor, Pan verdadero, ¡oh Jesús! apiádate de nosotros. Apaciéntanos y protégenos; haz que veamos los bienes en la tierra de los vivientes.
 Tú, que todo los sabes y puedes, que nos apacientas aquí cuando somos aún mortales, haznos allí tus comensales, coherederos y compañeros de los santos ciudadanos del Cielo. Amén. Aleluya.
Procesión del Corpus Christi
 Las procesiones son a modo de públicas manifestaciones de fe; y por eso la Iglesia las fomenta y favorece hasta con indulgencias.  Pero la más solemne de todas las procesiones es la de Corpus Christi. En ella se cantan himnos sagrados y eucarísticos de Santo Tomás de Aquino, el Doctor Angélico y de la Eucaristía.  Algunos de los himnos utilizados tradicionalmente son:
Pange lengua;  Sacris solemniis;  Verbum supérnum;  Te Deum, al terminar la procesión;  y, Tantum ergo, al volver de la procesión,  en torno del altar para finalizar.


Corpus Christi
La Ultima Cena
La Eucaristía es el Sacramento que contiene verdaderamente el Cuerpo y Sangre de Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad, toda la Persona de Cristo vivo y glorioso, bajo las apariencias de pan y vino.

El concilio de Trento define claramente esta verdad, fundamental para la vivencia y adoración de Cristo: " En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad. En realidad Cristo íntegramente."

Como católicos, creemos que Jesucristo está personalmente presente en el altar siempre que haya una hostia consagrada en el sagrario. Es el mismo Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, que andaba por los caminos de Galilea y Judea. Creemos que El viene ahora como nuestro huésped personal, cada vez que recibimos la Santa Comunión.

La Eucaristía es uno de los siete sacramentos instituidos por Cristo para que participemos de la vida de Dios. Es el mayor de todos los sacramentos, porque contiene a Cristo mismo, el Autor Divino de los Sacramentos.
Hay tres aspectos o momentos en la Eucaristía. 

El primero se dice real Presencia de Cristo en el altar, siempre que haya una hostia consagrada en el Sagrario. Segundo, la Eucaristía como sacrificio, que es la Misa. Y tercero, la Santa Comunión.

La palabra Eucaristía, derivada del griego, significa "Acción de gracias". Se aplica a este sacramento, porque nuestro Señor dio gracias a su Padre cuando la instituyó. Además, porque el Santo Sacrificio de la Misa es para nosotros el mejor medio de dar gracias a Dios por sus beneficios.

La Sagrada Eucaristía es el verdadero centro del culto católico, el corazón de la fe. Y porque creemos que el hijo de Dios está verdaderamente presente en el Sacramento del altar, construimos bellas iglesias, ricamente adornadas.
El Sacrificio de la Misa no se limita a ser mero ritual en recuerdo del sacrificio del Calvario. En él, mediante el ministerio sacerdotal, Cristo continua de forma incruente el Sacrificio de la Cruz hasta que se acabe el mundo.

La Eucaristía es también comida que nos recuerda la Ultima Cena; celebra nuestra fraternidad en Cristo y anticipa ya el banquete mesiánico del Reino de los Cielos.

Por la Eucaristía, se da Jesús mismo, Pan de Vida, en alimento a los cristianos para que sean un pueblo más grato a Dios, amándole más y al prójimo por Él.

Se reserva la Eucaristía en nuestras iglesias como ayuda poderosa para orar y servir a los demás. Reservar el Santísimo Sacramento significa que, al terminar la comunión, el Pan consagrado que sobra se coloca en el Sagrario y allí se guarda reverentemente. La Eucaristía en el Sagrario es un signo por el cual Nuestro Señor está constantemente presente en medio de su pueblo y es alimento espiritual para enfermos y moribundos.
Debemos agradecimiento, adoración y devoción a la real presencia de Cristo reservado en el Santísimo Sacramento.

Las tumbas de los mártires, las pinturas murales de las catacumbas y la costumbre de reservar el Santísimo Sacramento en las casas de los primeros cristianos durante las persecuciones, ponen de manifiesto la unidad de la fe en los primeros siglos del Cristianismo sobre la doctrina de la Eucaristía, en la cual Cristo realmente se contiene, se ofrece y se recibe. De la Eucaristía sacó fuerzas toda la Iglesia para luchar valerosamente y conseguir brillantes victorias. La Eucaristía es el centro de toda la vida sacramental, pues es de capital importancia para unir y robustecer la Iglesia.

La novena en honor del Sacramento de la Sagrada Eucaristía puede hacerse muchas veces durante el Año Litúrgico, para ahondar nuestra fe en este gran misterio de amor, centro de toda la vida sacramental de la Iglesia.


La Palabra de Dios
"Yo soy el pan de la vida.
Vuestros padres comieron el maná en el desierto
Y murieron; éste es el pan que baja del cielo,
para que quien lo coma no muera.
Yo soy el pan vivo, bajado del cielo.
Si uno come de este pan, vivirá para siempre;
y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por
la vida del mundo…."Si no coméis la carne
del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros.
"El que come mi carne y bebe mi sangre,
tiene vida eterna, y yo lo resucitaré el ultimo día.
Porque mi carne es verdadera comida
y mi sangre verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en Mí, Y yo en él".
"Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado
y yo vivo por el Padre, también el que me coma
vivirá por mí". Jn 6, 48-57
 "Mientras estaban comiendo, tomo Jesús pan
y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos dijo:
"Tomad, comed, éste es mi cuerpo."
Tomo luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo:
"bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza,
que es derramada por muchos para el perdón de los pecados".
Mt 26, 26-28
"Hagan esto en memoria mía".
Lc 22,19  

Oración propia de la Novena
Te doy gracias, Jesús, mi Dios y Redentor, por haber venido al mundo para salvarnos; por instituir el admirable Sacramento de la Eucaristía y quedarte con nosotros hasta el fin del mundo. Te doy gracias por haber ocultado bajo las especies eucarísticas tu infinita Majestad y Hermosura, cuya contemplación hace las delicias de los ángeles. Así me inspiras confianza para acercarme al trono de tu Misericordia.

Te doy gracias, Jesús mío, porque te me das a Ti mismo en el Santísimo Sacramento y tanto lo enriqueces con el tesoro de tu amor que no hay otro don mayor para mí. Te doy gracias por haberte hecho alimento para mí y ofrecerte constantemente en sacrificio a tu eterno Padre por mi salvación.

Te doy gracias a ti Dios y Sacerdote, por ofrecerte a ti mismo como sacrificio diariamente sobre nuestros altares en adoración y homenaje a la Santísima Trinidad, perfeccionando nuestra pobre y defectuosa adoración. Te doy gracias por actualizar aquí diariamente el sacrificio de la Cruz ofrecido en el Calvario, así satisfaces por nosotros, pobres pecadores, a la Divina Justicia.

Te doy gracias, Jesús amadísimo, por haberte hecho la Víctima inapreciable que merece plenitud de favores celestiales. Despierta en mi tal confianza que desciendan gracias cada vez más abundantes y fructuosas sobre mi alma. Te vivo agradecido por ofrecerte a ti mismo en acción de gracias a Dios por todos los beneficios espirituales y temporales que Él me ha otorgado.

En unión con tu propio ofrecimiento en el santo Sacrificio de la Misa te pido esta gracia particular (mencione el favor que desea)
Concédemelo, si es conforme a tu Santa Voluntad. Quiero también recibir de Ti la gracia de perseverar en tu amor y servicio fielmente, una santa muerte y la eternidad contigo en el Cielo. Amén. 


Señor, Jesucristo, nuestro magnifico y supremo Sacerdote. Por tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos. Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos. Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección por los sacramentos del Bautismo y Confirmación, para unirnos en el ofrecimiento del sacrificio de Ti mismo por la participación de tu Sacerdocio en la Eucaristía. Así pertenecemos a tu Reino en la tierra, haciendonos tu pueblo santo.

Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de Amor y Vida que nos una a ti, Sacerdote y Víctima, para que el plan de salvación para todos los pueblos se establezca dentro de nosotros.
Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de Sabiduría y unión, que a todos nos unifique en tu Cuerpo Místico, la Iglesia, para ser tus testigos en el mundo.
Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, tu cruz remedie nuestros males, tu Resurrección nos renueve, tu Espíritu Santo nos santifique, tu Realeza nos glorifique y nos redima tu Sacerdocio, para que podamos unirnos contigo como tu lo estas con el Padre en el Espíritu Santo.

Señor, Jesús, reúnenos a todos en tu Persona –Víctima, Sacerdote, Rey – por el banquete salvador de la Eucaristía que Tu y nosotros ofrecemos en el altar del Sacrificio, ahora y durante todos los días de nuestra peregrinación por este mundo. Cuando nos llames a tu Reino celestial, entonces podamos participar con todos los santos de tu gloria, amor y vida en unión con el Padre y el Espíritu Santo por toda la eternidad. Amén.

Oración
¡Oh Señor! Nos has regalado este sagrado Banquete en el cual recibimos a Cristo, se renueva la memoria de su Pasión, el alma se llena de gracia y nos es dada en prenda la gloria futura. Nos has dado pan del cielo que contiene en sí todo deleite.

Oremos: Oh Dios y Padre nuestro, has designado Supremo Sacerdote a Jesucristo, para tu gloria y nuestra salvación. Haz que el pueblo rescatado con su Sangre para Ti llegue a participar del poder de tu Cruz y Resurrección por la celebración de su Memorial en la Eucaristía, porque Él vive y reina contigo en el Espíritu Santo, Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Jesús Tu nos has dejado el recuerdo vivo de tu Pasión oculto bajo los velos de este Sacramento, concédenos te pedimos venerar de tal manera estos sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre, que podamos siempre gozar de los frutos de tu Redención. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


La Ultima Cena
Meditación:
El Sacrificio de la Misa no se limita a ser un mero ritual en recuerdo del Sacrificio del Calvario. En él, por ministerio sacerdotal, Cristo continua de manera incruenta el Sacrificio de la Cruz hasta el final del mundo. La Eucaristía es también comida, que nos recuerda la Ultima cena, celebra nuestra fraternidad en Cristo y anticipa ya el banquete mesiánico del Reino de los Cielos.

Jesús se hace El mismo alimento de nuestras almas, el Pan de Vida. Se ofrece a Sí mismo como Sacrificio en la Cruz. En la Sagrada Comunión participamos del Cuerpo que fue entregado a la muerte por nosotros, y de la Sangre que se derramó para nuestra salvación. Este sagrado banquete nos recuerda lo que sucedió en la Ultima Cena, cuando Jesús mandó a sus apóstoles a hacer lo mismo en memoria de Él.

Comulgar en la Misa es comer el Cuerpo del Señor que nos alimenta con la vida de Dios y nos une a Jesús y entre nosotros mismos. Atrayéndonos a la unión con Jesús, nuestro Padre celestial nos acerca más entre nosotros, porque participamos de la vida de Cirsto en cuanto Dios por medio de su gracia. La Sagrada Eucaristía es signo de unidad y amor que nos estrecha con Jesús y a unos con otros. Además nos da la gracia que necesitamos para que ese amor sea fuerte y sincero.

La Sagrada Comunión nos da ya una parte del banquete de Cristo en el Reino de los Cielos, porque es el mismo hijo de Dios hecho Hombre quien se unirá a nosotros en gozo para siempre en el Cielo. Jesús prometió que también nuestro cuerpo disfrutará algún día de su presencia. Él dijo: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitare el último día" (Jn 6, 54). La comida que Dios Padre nos ha preparado nos dispone a participar en aquella comunión espiritual con Jesús y su Padre.

En la Eucaristía, Jesús mismo, Pan de vida, se da como alimento a los cristianos para que sean pueblo más agradable al Padre, con mayor amor a Dios y al prójimo.

La Santa Comunión es Cristo mismo, bajo las especies de pan y vino, que se unen al cristiano para alimentar su alma. Dijo el Señor: "Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar es mi carne por la vida del mundo".(Jn 6,51)

La Santa Comunión nos ayuda a amar más a Dios por la gracia divina que aumenta en nuestras almas. La misma gracia nos ayuda a amar a los demás por amor de Dios. Jesús nos fortalece con la gracia actual y sacramental, para que superemos la tentación y no pequemos contra Dios ni contra el prójimo. Solo con la ayuda de su gracia podemos verdaderamente vivir vida de caridad y cumplir el mayor de sus mandamientos. Por eso, la Eucaristía es Sacramento de unidad, pues une a los fieles más con Dios y entre sí mismos. Comiendo el Cuerpo del Señor estamos aumentando nuestra unión con Dios y con los demás. Dice San Pablo: Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan" (1 Cor 10,17).

La Palabra de Dios
" Yo soy la vid;
Vosotros los sarmientos.
El que permanece en mi y yo en él,
Ese da mucho fruto;
Porque separados de mi no podéis hacer nada."
Jn 15,5
"En verdad, en verdad os digo:
si no coméis la carne del Hijo del hombre,
y no bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros."
Jn 5,53
"y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mi;
la vida que vivo al presente en la carne,
la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó
y se entrego a sí mismo por mí."
Gal 2,20
"Porque donde esté vuestro tesoro,
allí estará también vuestro corazón."
Lc 12,34 

Oración propia de la Novena
Jesús, mi amigo en la Eucaristía, acepta esta novena de la Santa Comunión que estoy haciendo para acercarme más a tu Sagrado Corazón con el amor más sincero. Si es así tu voluntad, concédeme la gracia particular por la que ahora estoy haciendo esta novena (Mencione el favor que desea).

Jesús, Tu has dicho: "Pedid y se os dará; buscad y hallareis; llamad se os abrirá". (Mt. 7,7). Por intercesión de tu Santísima Madre, yo pido, yo busco, yo llamo; por favor concede mi plegaria.
Jesús, tu has dicho: "lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre." (Jn.16,23).

Por intercesión de tu Santísima Madre, nuestra Señora del Santísimo Sacramento, pido al Padre en tu nombre que me conceda lo que deseo.

Jesús, Tu has dicho: " Si permaneceis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que querais y lo conseguireis. (Jn 15,7). Por intercesión de tu Santa Madre, nuestra Señora del Santísimo Sacramento, concedeme lo que te pido pues quiero vivir en Ti por la Comunión frecuente.

Señor yo creo que para conseguir lo que deseo no puedo hacer nada mejor que asistir a la Santa Misa y unirme a ti por la Santa Comunión, que eres tu, fuente de toda gracia.

Cuando estas real y verdaderamente presente en mi alma, como Dios y Hombre, tengo la mayor confianza, pues tu quieres ayudarme, porque eres la misma Bondad. Tu sabes como ayudarme, porque eres la misma sabiduría. Tu puedes ayudarme, porque eres todopoderoso. Sacratísimo Corazón de Jesús, yo creo en el amor que me tienes.

Jesús, como prueba de mi más sincera gratitud prometo recibirte en la Santa Comunión con la mayor frecuencia que pueda asistiendo a la Misa. Que yo te ame en la Sagrada Eucaristía como mi mayor tesoro en la tierra. Los efectos de la comunión frecuente me ayuden a servirte con mayor fidelidad para salvar mi alma y estar contigo eternamente en el cielo.

Amén.



Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vió Tomás pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. 
Amén.
Santo Tomas de Aquino

Santo Tomas de Aquino
Canta, oh lengua, del glorioso,
Cuerpo de Cristo el misterio,
Y de la Sangre preciosa
Que, en precio del mundo
Vertió el Rey de las naciones
Fruto del más noble seno.
Veneremos, pues postrados
Tan augusto sacramento;
Y el oscuro rito antiguo
Ceda a la luz de este nuevo;
Supliendo la fe sencilla
Al débil sentido nuestro.
Al Padre, al Hijo,
Salud, honor y poder,
Bendición y gozo eterno:
Y al que procede de ambos
Demos igual alabanza.
Amén.  

La Ultima CenaAmable Jesús mío, viniste al mundo para dar tu vida divina a todas las almas. Quisiste hacerte nuestro alimento diario para conservar y fortalecer esta vida sobrenatural, frente a las debilidades y faltas de cada día.

Te pedimos humildemente que derrames tu Espíritu Divino sobre nosotros por amor de tu Sagrado Corazón. Vuelvan a ti las almas que llevadas del pecado han perdido la vida de la gracia. Que acudan frecuentemente a tu sagrado Altar todos los que se hallan en gracia, para que, participando en tu Sagrado Banquete, reciban la fortaleza que les haga victoriosos en la batalla de cada día contra el pecado y así crezcan siempre ante tus ojos en pureza y santidad hasta alcanzar la vida eterna en tu compañía.  Amén.

Virgen María, Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, gloria del pueblo cristiano, gozo de la Iglesia universal, ruega por nosotros y concede a todos los fieles verdadera devoción a la Sagrada Eucaristía, siendo dignos de recibirla cada día.
Oración
Oh Sagrado Banquete, en el cual recibimos a Cristo, se renueva la Memoria de su Pasión, el alma se llena de gracia y nos es dada en prenda la vida futura!
V. Les has dado pan del cielo
R. Que contiene en sí todo deleite.
Oremos: Oh Dios, Tu nos has dejado el memorial vivo de tu Pasión bajo los velos de este sacramento. Concédenos, te suplicamos, venerar los sagrados misterios de tu Cuerpo y Sangre de manera que podamos siempre gozar de los frutos de tu Redención. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos.  Amén.


Historia de la Solemnidad del Corpus Christi.

 

189
A fines del siglo XIII surgió en Lieja, Bélgica, un Movimiento Eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón fundada en 1124 por el Obispo Albero de Lieja. Este movimiento dio origen a varias costumbres eucarísticas, como por ejemplo la Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la fiesta del Corpus Christi.
Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquellos años priora de la Abadía, fue la enviada de Dios para propiciar esta Fiesta. La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers.
Desde joven, Santa Juliana tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre anhelaba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haber intensificado por una visión que tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba la ausencia de esta solemnidad.
Juliana comunicó estas apariciones a Mons. Roberto de Thorete, el entonces obispo de Lieja, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos y a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Lieja, más tarde Papa Urbano IV.
El obispo Roberto se impresionó favorablemente y, como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; al mismo tiempo el Papa ordenó, que un monje de nombre Juan escribiera el oficio para esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V.I. 276), junto con algunas partes del oficio.
Mons. Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez al año siguiente el jueves posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad. Más tarde un obispo alemán conoció la costumbre y la extendió por toda la actual Alemania.
El Papa Urbano IV, por aquél entonces, tenía la corte en Orvieto, un poco al norte de Roma. Muy cerca de esta localidad se encuentra Bolsena, donde en 1263 o 1264 se produjo el Milagro de Bolsena: un sacerdote que celebraba la Santa Misa tuvo dudas de que la Consagración fuera algo real. Al momento de partir la Sagrada Forma, vio salir de ella sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal. La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 junio de 1264. Hoy se conservan los corporales -donde se apoya el cáliz y la patena durante la Misa- en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en Bolsena, manchada de sangre.
El Santo Padre movido por el prodigio, y a petición de varios obispos, hace que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la bula "Transiturus" del 8 septiembre del mismo año, fijándola para el jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.
Luego, según algunos biógrafos, el Papa Urbano IV encargó un oficio -la liturgia de las horas- a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino; cuando el Pontífice comenzó a leer en voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.
La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 se promulga una recopilación de leyes -por Juan XXII- y así se extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Ninguno de los decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV.
La fiesta fue aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315; en Strasburg en 1316. En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre 1320 y 1325. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.
En la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia.
Finalmente, el Concilio de Trento declara que muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad; y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Corpus Cristi ( El cuerpo y la sangre de Cristo )

La fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo se celebra el jueves siguiente a la fiesta de la Santísima Trinidad, dentro del tiempo ordinario. Surgió para afirmar la presencia real de Jesús en la Eucaristía en contra de graves errores de algunas personas, que negaban tal presencia y luego fue extendida a toda la Iglesia por el papa Urbano IV en 1264.
Al principio se llamaba Corpus Christi, más tarde se llamó también "fiesta de la Eucaristía". Aunque sea jueves, es un día de precepto, es decir, los católicos debemos de ir a Misa, para cumplir con el tercer mandamiento de la Ley de Dios.
Esta solemnidad no sólo nos invita a adorar la presencia sacramental de Jesús en el Sagrario, sino que nos lleva a reflexionar sobre el valor de la celebración eucarística o Misa, y a vivir de acuerdo con la doctrina de Cristo y su acción salvadora.

Historia de un milagro  
La Edad Media fue un período difícil y vergonzoso para nuestra Iglesia. El Señor permitió que sufriera corrupción y herejías. Las herejías eran expuestas por figuras fuertes dentro de la misma Iglesia, una de las más graves fue la duda que se sembró en cuanto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía, ocasionando grandes confusiones y problemas de fe para muchos.
Sin embargo, el Señor balanceó la oscuridad con la luz y el resplandor de grandes hombres, como, San Francisco de Asís, Santo Domingo, San Antonio de Padua, Santo Tomás de Aquino, gran defensor de la Eucaristía; el Papa Urbano IV, que instituyó la fiesta de Corpus Christi y… el Milagro Eucarístico de Bolsena, relacionado con un sacerdote llamado Pedro de Praga.
En 1263, Pedro de Praga apareció y no se sabe de donde y después de que ocurrió el milagro, desapareció y nunca más se supo de él. El Padre de Praga era un buen hombre, de grandes virtudes, pero a causa de las corrientes ideológicas que se desataron entonces, estaba teniendo grandes dudas sobre la presencia física de Jesús en la Eucaristía. Él viajaba en una Peregrinación hacia Roma, porque creía que orando en la tumba de San Pedro, el de la fe inquebrantable (Sn.Lc.22,32-); y en la tumba de uno de los grandes orígenes de fortaleza de nuestra Iglesia, San Pablo, estaría lleno de la fe que él necesitaba para permanecer en su ministerio.
En su camino hacia Roma, paró una noche en la pequeña ciudad de Bolsena, como a 70 millas al norte de Roma. Se quedó en la Iglesia de Santa Cristina, una santa heroína de los primeros tiempos de la Iglesia; milagroso altar de la santa. El Padre Pedro pidió celebrar Misa en ese altar, estaba buscando toda la ayuda que pudiera encontrar; solamente conocía una manera: pedir. Él tenía fe, pero no lo sabía. No pedía ayuda fuera de la Iglesia, no le pedía ayuda a los hombres. Él sabía que la única forma en que él podía recobrar su fe y hacerse santo era a través de Nuestro Señor Jesús, por lo tanto la siguiente mañana hizo la única cosa que sabía hacer. Fue al altar de Santa Cristina a celebrar la Santa Misa.
Como era su costumbre, oró antes de la Misa por la gracia que necesitaba: la Fe. Oró con mucho fervor a Dios. Su oración fue la misma: suplicaba por la fe para creer sin ninguna duda que el regalo que se nos había dado en la Última Cena, que se le había dado a él el día de su ordenación, era realmente el cuerpo de Cristo. Comenzó a celebrar la Misa como de costumbre y, en el momento de la Consagración, elevó la hostia muy alto sobre su cabeza, y dijo las palabras que mandó Jesús. Cuando pronunció: "ESTO ES MI CUERPO", el pan sin levadura se convirtió en carne, y empezó a sangrar profusamente, la sangre cayó sobre el Corporal. El sacerdote, asustado, y no sabiendo exactamente que hacer, envolvió la hostia en el Corporal, dobló el Corporal, y lo dejó en el altar. Cuando se iba, gotas de sangre cayeron en el piso de mármol enfrente del altar.
El Padre Pedro inmediatamente fue a decir lo que había sucedido al Papa Urbano IV, que en ese tiempo estaba en Orvieto, a poca distancia de Bolsena. El Papa mandó a un Obispo al lugar para que hablara con el sacerdote de la Iglesia y poder verificar lo que el Padre Pedro le había dicho y para traer a Orvieto la Hostia Sagrada y el Corporal. Cuando el Papa Urbano IV vio aquel milagro, llamado "El Milagro Eucarístico", se arrodilló al ver al Señor convertido ante él, en forma física, en el corporal sagrado.
Recibió el Corporal Milagroso del Obispo, fue al balcón del Palacio Papal, lo elevó reverentemente y se lo mostró a las personas de la ciudad; proclamando que el Señor realmente había visitado su pueblo, declaró que el Milagro Eucarístico de Bolsena realmente había disipado las herejías que habían estado extendiendo sin ton ni son por Europa.
Durante el año siguiente el Papa Urbano IV se ocupó casi exclusivamente en la labor de escribir la Bula Papal, Transiturus, la cual fue publicada el 11 de Agosto de 1264. Con esa Bula Papal instituyó la Fiesta de Corpus Christi en honor del Santísimo Sacramento, la Eucaristía. .

 

 

¿eucaristía o misa?  
La palabra "Eucaristía" es de origen griego "Eukharistia", significa "acción de gracias". Recuerda las bendiciones que proclaman las obras de Dios: la creación, la liberación, la redención y la santificación.
(cf. Lc 22,19; 1Co 11,24; Mt 26,26; Mc 14,22).

"Eucaristía" o "Celebración Eucarística" es el nombre exacto de lo que llamamos "Misa", lo más importante de esta celebración, es que se vuelve a realizar cada vez el milagro de Cristo: el Espíritu Santo convierte el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre. Además, en cada Misa, se actualiza el sacrificio de Jesús y se repite el milagro del Cuerpo y la Sangre de Cristo, aunque una vez al año celebremos de manera más solemne este gran misterio.

 

Presencia real de Cristo
"Cuando Jesús instituyó la Eucaristía, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a los discípulos diciendo: "Tomen, coman; esto es mi cuerpo" (Mt 26,26 y similares). "Esto (el pan) es mi cuerpo" (la persona de Jesús). Lo mismo hizo con el vino, afirmando "Esta es mi Sangre". Sus palabras no dejan lugar a dudas. No es una comparación: "es como mi cuerpo o, como si fuera mi sangre" Es una afirmación real: "esto es mi Cuerpo y esta es mi Sangre."

La Iglesia, desde sus inicios, ha afirmado siempre esta presencia singular de Jesús, y la ha definido como misterio de fe. La presencia real de Jesucristo en la Eucaristía no es objeto de estudio científico, ya que no puede ser percibida por los sentidos. El pan y el vino pierden en la Eucaristía su sentido natural como alimento corporal y reciben un nuevo ser y un nuevo sentido. Son signos reales de la presencia real y de la entrega personal de Jesucristo. En los signos sensibles de pan y de vino, se hace presente realmente Jesucristo, que se entrega por nosotros.

 

 

 

Valor de la eucaristía
"En cada Misa, se actualiza el Sacrificio de Cristo, con el que Dios sella la Nueva Alianza con la humanidad entera. Sabemos que la Eucaristía es un sacrificio por las palabras de Jesús: "Esta es mi sangre, la sangre de la alianza que se derrama por todos para el perdón de los pecados" (Mt 26,28).
Se recuerda con esta frase lo que relata el Éxodo, cuando Moisés rocía sangre del sacrificio del Sinaí sobre el pueblo, diciendo: "esta es la sangre de la Alianza que el Señor hace con vosotros" (Ex 24,8).

Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, -por encargo de Jesús "hagan esto en memoria mía" (Lc 22,19)- actualiza el sacrificio único de Jesucristo. Por la palabra y los signos eucarísticos, se hace presente el sacrificio de la cruz, y además, toda la obra salvadora de Jesucristo.

La Eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana. Los demás sacramentos y todos los ministerios de la Iglesia y obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. En la Eucaristía está todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo.

 Comunidad cristiana = comunidad eucarística  
Desde sus inicios la comunidad cristiana acostumbra reunirse para "partir el pan", es decir para participar de la Celebración Eucarística.

"Eran constantes en escuchar las enseñanzas de los apóstoles y en la comunidad de vida, en el partir el pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y señales que los apóstoles realizaban. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común: vendían posesiones y bienes y repartían entre todos según la necesidad de cada uno. A diario frecuentaban el templo en grupo; partían el pan en las casas y comían juntos alabando a Dios con alegría y de todo corazón, siendo bien vistos por todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando al grupo a los que se iban salvando"
(Hch 2,42-47)

Este texto nos muestra cómo la celebración eucarística se había integrado en la vida de la comunidad, estableciendo con ella una estrecha relación. La celebración lleva a la vida y la vida, en la que todo se comparte, se celebra y cobra sentido en el gesto de "partir el pan".
La comunidad cristiana es eucarística porque comparte un mismo pan y porque comparte sentimientos y bienes entre los hermanos. A esto se siente conducida por el hecho de comer de un mismo pan: Cristo, asimilado, unifica a todos los miembros hasta el punto de que "todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie consideraba suyo nada de lo que tenía" (Hch 4,32).
Para los cristianos, compartir el pan es participar y estar en el cuerpo de Cristo (Cf. 1Co 10,16-17).
La Eucaristía habla del hecho y la experiencia de lo que es "el cuerpo de Cristo", la puesta en práctica del amor mutuo expresado en el servicio y en la disponibilidad hacia los demás.
Es por eso que San Pablo, en varias ocasiones, recrimina a la comunidad por sus divisiones y diferencias que invalidan la Cena del Señor (Cf. 1Co 11,17-34). Con su advertencia les viene a decir que no basta con hacer el rito de partir el pan, sino que es preciso vivir en la unidad y solidaridad que el gesto eucarístico significa.

  ¿Para qué voy a Misa?
Participar en la Eucaristía, no es como ir a ver un espectáculo, sino unirse al culto más grande que el hombre pueda realizar, porque no es el ofrecimiento de oraciones u obras buenas lo que se hace, sino el mismo ofrecimiento de Cristo, al cual el hombre se une mediante la aceptación de la Palabra de Dios, el ofrecimiento de sí mismo, y la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor.

No es suficiente con estar en Misa físicamente, es necesario participar activamente en ella, desde el inicio, hasta el final; interesarse por las lecturas y compartir las oraciones y los cantos, todo esto nos dispone a lo más importante: la comunión. Para "unirse en común" con Cristo y los cristianos, sólo así se forma lo que llamamos una "comunidad".

La comunidad cristiana es, desde sus inicios, una comunidad eucarística, su vida y crecimiento depende de la participación en este sacramento. No se puede ser cristiano - católico, sin asistir a Misa y frecuentar el sacramento de la Eucaristía, al menos una vez por semana (cada domingo); privarse de este vital alimento es para el espíritu, como dejar de comer para el cuerpo.

 

HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI
Basílica de San Juan de Letrán
Jueves 23 de junio de 2011

Queridos hermanos y hermanas:
La fiesta del Corpus Christi es inseparable del Jueves Santo, de la misa in Caena Domini, en la que se celebra solemnemente la institución de la Eucaristía. Mientras que en la noche del Jueves Santo se revive el misterio de Cristo que se entrega a nosotros en el pan partido y en el vino derramado, hoy, en la celebración del Corpus Christi, este mismo misterio se presenta para la adoración y la meditación del pueblo de Dios, y el Santísimo Sacramento se lleva en procesión por las calles de la ciudad y de los pueblos, para manifestar que Cristo resucitado camina en medio de nosotros y nos guía hacia el reino de los cielos. Lo que Jesús nos dio en la intimidad del Cenáculo, hoy lo manifestamos abiertamente, porque el amor de Cristo no es sólo para algunos, sino que está destinado a todos. En la misa in Caena Domini del pasado Jueves Santo puse de relieve que en la Eucaristía tiene lugar la conversión de los dones de esta tierra —el pan y el vino—, con el fin de transformar nuestra vida e inaugurar de esta forma la transformación del mundo. Esta tarde quiero retomar esta consideración.
Todo parte, se podría decir, del corazón de Cristo, que en la Última Cena, en la víspera de su pasión, dio gracias y alabó a Dios y, obrando así, con el poder de su amor, transformó el sentido de la muerte hacia la cual se dirigía. El hecho de que el Sacramento del altar haya asumido el nombre de «Eucaristía» —«acción de gracias»— expresa precisamente esto: que la conversión de la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo es fruto de la entrega que Cristo hizo de sí mismo, donación de un Amor más fuerte que la muerte, Amor divino que lo hizo resucitar de entre los muertos. Esta es la razón por la que la Eucaristía es alimento de vida eterna, Pan de vida. Del corazón de Cristo, de su «oración eucarística» en la víspera de la pasión, brota el dinamismo que transforma la realidad en sus dimensiones cósmica, humana e histórica. Todo viene de Dios, de la omnipotencia de su Amor uno y trino, encarnada en Jesús. En este Amor está inmerso el corazón de Cristo; por esta razón él sabe dar gracias y alabar a Dios incluso ante la traición y la violencia, y de esta forma cambia las cosas, las personas y el mundo.
Esta transformación es posible gracias a una comunión más fuerte que la división: la comunión de Dios mismo. La palabra «comunión», que usamos también para designar la Eucaristía, resume en sí misma la dimensión vertical y la dimensión horizontal del don de Cristo. Es bella y muy elocuente la expresión «recibir la comunión» referida al acto de comer el Pan eucarístico. Cuando realizamos este acto, entramos en comunión con la vida misma de Jesús, en el dinamismo de esta vida que se dona a nosotros y por nosotros. Desde Dios, a través de Jesús, hasta nosotros: se transmite una única comunión en la santa Eucaristía. Lo escuchamos hace un momento, en la segunda lectura, de las palabras del apóstol san Pablo dirigidas a los cristianos de Corinto: «El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan» (1 Co 10, 16-17).
San Agustín nos ayuda a comprender la dinámica de la comunión eucarística cuando hace referencia a una especie de visión que tuvo, en la cual Jesús le dijo: «Manjar soy de grandes: crece y me comerás. Ni tú me mudarás en ti como al manjar de tu carne, sino tú te mudarás en mí» (Confesiones VII, 10, 18). Por eso, mientras que el alimento corporal es asimilado por nuestro organismo y contribuye a su sustento, en el caso de la Eucaristía se trata de un Pan diferente: no somos nosotros quienes lo asimilamos, sino él nos asimila a sí, para llegar de este modo a ser como Jesucristo, miembros de su cuerpo, una cosa sola con él. Esta transformación es decisiva. Precisamente porque es Cristo quien, en la comunión eucarística, nos transforma en él; nuestra individualidad, en este encuentro, se abre, se libera de su egocentrismo y se inserta en la Persona de Jesús, que a su vez está inmersa en la comunión trinitaria. De este modo, la Eucaristía, mientras nos une a Cristo, nos abre también a los demás, nos hace miembros los unos de los otros: ya no estamos divididos, sino que somos uno en él. La comunión eucarística me une a la persona que tengo a mi lado, y con la cual tal vez ni siquiera tengo una buena relación, y también a los hermanos lejanos, en todas las partes del mundo. De aquí, de la Eucaristía, deriva, por tanto, el sentido profundo de la presencia social de la Iglesia, come lo testimonian los grandes santos sociales, que han sido siempre grandes almas eucarísticas. Quien reconoce a Jesús en la Hostia santa, lo reconoce en el hermano que sufre, que tiene hambre y sed, que es extranjero, que está desnudo, enfermo o en la cárcel; y está atento a cada persona, se compromete, de forma concreta, en favor de todos aquellos que padecen necesidad. Del don de amor de Cristo proviene, por tanto, nuestra responsabilidad especial de cristianos en la construcción de una sociedad solidaria, justa y fraterna. Especialmente en nuestro tiempo, en el que la globalización nos hace cada vez más dependientes unos de otros, el cristianismo puede y debe hacer que esta unidad no se construya sin Dios, es decir, sin el amor verdadero, ya que se dejaría espacio a la confusión, al individualismo, a los atropellos de todos contra todos. El Evangelio desde siempre mira a la unidad de la familia humana, una unidad que no se impone desde fuera, ni por intereses ideológicos o económicos, sino a partir del sentido de responsabilidad de los unos hacia los otros, porque nos reconocemos miembros de un mismo cuerpo, del cuerpo de Cristo, porque hemos aprendido y aprendemos constantemente del Sacramento del altar que el gesto de compartir, el amor, es el camino de la verdadera justicia.
Volvamos ahora al gesto de Jesús en la Última Cena. ¿Qué sucedió en ese momento? Cuando él dijo: Este es mi cuerpo entregado por vosotros; esta es mi sangre derramada por vosotros y por muchos, ¿qué fue lo que sucedió? Con ese gesto, Jesús anticipa el acontecimiento del Calvario. Él acepta toda la Pasión por amor, con su sufrimiento y su violencia, hasta la muerte en cruz. Aceptando la muerte de esta forma la transforma en un acto de donación. Esta es la transformación que necesita el mundo, porque lo redime desde dentro, lo abre a las dimensiones del reino de los cielos. Pero Dios quiere realizar esta renovación del mundo a través del mismo camino que siguió Cristo, más aún, el camino que es él mismo. No hay nada de mágico en el cristianismo. No hay atajos, sino que todo pasa a través de la lógica humilde y paciente del grano de trigo que muere para dar vida, la lógica de la fe que mueve montañas con la fuerza apacible de Dios. Por esto Dios quiere seguir renovando a la humanidad, la historia y el cosmos a través de esta cadena de transformaciones, de la cual la Eucaristía es el sacramento. Mediante el pan y el vino consagrados, en los que está realmente presente su Cuerpo y su Sangre, Cristo nos transforma, asimilándonos a él: nos implica en su obra de redención, haciéndonos capaces, por la gracia del Espíritu Santo, de vivir según su misma lógica de entrega, como granos de trigo unidos a él y en él. Así se siembran y van madurando en los surcos de la historia la unidad y la paz, que son el fin al que tendemos, según el designio de Dios.
Caminamos por los senderos del mundo sin espejismos, sin utopías ideológicas, llevando dentro de nosotros el Cuerpo del Señor, como la Virgen María en el misterio de la Visitación. Con la humildad de sabernos simples granos de trigo, tenemos la firma certeza de que el amor de Dios, encarnado en Cristo, es más fuerte que el mal, que la violencia y que la muerte. Sabemos que Dios prepara para todos los hombres cielos nuevos y una tierra nueva, donde reinan la paz y la justicia; y en la fe entrevemos el mundo nuevo, que es nuestra patria verdadera. También esta tarde, mientras se pone el sol sobre nuestra querida ciudad de Roma, nosotros nos ponemos en camino: con nosotros está Jesús Eucaristía, el Resucitado, que dijo: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos» (Mt 28, 21). ¡Gracias, Señor Jesús! Gracias por tu fidelidad, que sostiene nuestra esperanza. Quédate con nosotros, porque ya es de noche. «Buen pastor, pan verdadero, oh Jesús, piedad de nosotros: aliméntanos, defiéndenos, llévanos a los bienes eternos en la tierra de los vivos». Amén.

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EL PAN COTIDIANO Y EL PAN EUCARÍSTICO
Él tiene que ir donde vamos, tiene que vivir donde vivimos. El mundo y la vida cotidiana tienen que ser su templo. Corpus Christi nos indica lo que significa comulgar: tomarlo, recibirlo con todo nuestro ser. No se puede comer simplemente el Cuerpo del Señor, como se come un trozo de pan. Sólo se lo puede recibir, en tanto le abrimos a él toda nuestra vida, en tanto el corazón se abre para él.
UNA REFLEXIÓN PARA LA SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI
Por Card. Joseph Ratzinger*

¿Por qué hay realmente tanta hambre en el mundo? ¿Por qué hay niños que tienen que morir de hambre, mientras que otros se ahogan en el exceso de abundancia? ¿Por qué siempre el pobre Lázaro, olvidado, tiene que esperar ansiosamente para recoger las migajas del libertino rico, sin poder atravesar el umbral? Ciertamente no por el hecho de que la tierra no pueda producir pan para todos. En los países de Occidente se calculan cuotas para la destrucción de los frutos de la tierra, para sostener los precios, mientras que en otros lugares muchas personas mueren de hambre. La razón humana siempre es más creativa para descubrir medios de destrucción que para encontrar nuevos caminos para la vida; es más creativa para hacer presente en todos los rincones apartados del mundo y en forma cada vez más variada las armas de destrucción, que para ofrecer pan en esos lugares. ¿Por qué todo esto? Porque nuestras almas están subalimentadas, porque nuestro corazón está enceguecido y endurecido: el corazón no indica el camino al entendimiento. El mundo está en desorden, porque nuestro corazón está desordenado, porque le falta el amor que podría mostrar el camino hacia la justicia.
Si reflexionamos sobre todo esto, entonces entendemos las palabras de la lectura del día de hoy, palabras que el Señor opuso a Satanás, cuando éste le exigía que transformase las piedras en pan: «no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4). Para que haya pan para todos, primero tiene que ser alimentado el corazón del hombre. Para que haya justicia entre los hombres, la justicia tiene que crecer en los corazones, pero ella no crece sin Dios y sin el alimento fundamental de su Palabra. Esta Palabra se ha hecho carne, se ha hecho hombre, para que podamos recibirla, para que nos pueda servir de alimento. Por eso el hombre tiene que hacerse pequeño, para que pueda llegar a Dios. Dios mismo se ha hecho pequeño, para que él pueda ser nuestro alimento y para que podamos recibir amor de su amor y el mundo se convierta en su Reino.
En este contexto se celebra la fiesta de Corpus Christi. Por las calles de nuestras ciudades y pueblos llevamos al Señor, al Señor hecho carne, al Señor convertido en pan. Lo llevamos en la vida cotidiana de nuestra vida. Estas calles tienen que ser su camino, ya que él no tiene que vivir encerrado en los sagrarios junto a nosotros, sino en medio de nosotros, en nuestra vida diaria. Él tiene que ir donde vamos, tiene que vivir donde vivimos. El mundo y la vida cotidiana tienen que ser su templo. Corpus Christi nos indica lo que significa comulgar: tomarlo, recibirlo con todo nuestro ser. No se puede comer simplemente el Cuerpo del Señor, como se come un trozo de pan. Sólo se lo puede recibir, en tanto le abrimos a él toda nuestra vida, en tanto el corazón se abre para él. «Mira que estoy a la puerta llamando», dice el Señor en el Apocalipsis. «Si uno me oye y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos» (Ap 3,20). Corpus Christi quiere hacer audible esta llamada del Señor también para nuestra sordera. Mediante la procesión golpea sonoramente en nuestra vida cotidiana y ruega: ¡Ábreme, déjame entrar! ¡Comienza a vivir por mí! Esto no acontece en un momento, rápidamente, durante la Misa para luego desaparecer. Este es un proceso que traspasa toda época y todos los lugares. Ábreme -dice el Señor- así como yo me he abierto para ti. Abre el mundo para mí, para que yo pueda entrar, para que yo pueda hacer radiante tu razón oculta, para que pueda superar la dureza de tu corazón. Ábreme, así como he dejado abrirse mi corazón para ti. Déjame entrar. Él lo dice a cada uno de nosotros, y lo dice a toda nuestra comunidad: déjame entrar en tu vida, en tu mundo. Vive por mí, para que ella se haga realmente viviente -pero vivir significa siempre entregarse una y otra vez-.
En consecuencia, Corpus Christi es una llamada del Señor a nosotros, pero también un grito de nosotros hacia él. Toda la festividad es una gran oración: date a nosotros, danos tu pan verdadero. Corpus Christinos ayuda también a entender mejor la oración del Señor, es decir, el Padre Nuestro como la oración de todas las oraciones. La cuarta petición, la petición del pan, es como la articulación entre las tres peticiones orientadas al Reino de Dios y las tres últimas, que se aplican a nuestras necesidades.
Esa cuarta petición une ambos grupos de peticiones. ¿Qué es lo que pedimos en ella? Ciertamente, el pan para hoy. Es la petición de los discípulos, quienes no viven de cálculos y capitales, sino de los bienes cotidianos del Señor y que por eso tienen que vivir intercambiando con él, contemplándolo y confiando permanentemente en él. Es la petición de los hombres que no acumulan grandes posesiones y que no pretenden darse seguridad a sí mismos, de los hombres que se satisfacen con lo necesario, para poder dedicar tiempo a lo verdaderamente importante. Es la oración de los sencillos, de los humildes, la oración de aquéllos que aman y viven la pobreza en el Espíritu Santo.
Pero la petición va todavía hacia algo más profundo, puesto que la palabra que traducimos por «cotidiano» no nos es conocida en griego: epiousios. Es una palabra del Padre Nuestro, y significa muy aparentemente al menos también (aunque los eruditos pueden discutir también sobre su sentido): danos el pan de mañana, justamente el pan del mundo venidero. Estrictamente hablando, es solamente la Eucaristía la respuesta a aquello que significa esta misteriosa palabra epiousios: el pan del mundo venidero, pan que ya nos es dado hoy, para que ya hoy el mundo venidero comience entre nosotros. Así, gracias a esta petición, la oración que pide que el Reino de Dios venga a nosotros, tanto en la tierra como en el cielo, adquiere un sentido concreto y práctico, porque mediante la Eucaristía el cielo viene a la tierra, el mañana de Dios viene hoy e introduce el mundo de mañana en el mundo de hoy. Pero también las peticiones en torno a la redención de todos los males, de nuestras culpas y del peso de la tentación están resumidas prácticamente allí: danos este pan, para que mi corazón esté despierto para resistir al mal, para que pueda distinguir entre el bien y el mal, para que aprenda a perdonar, para que se mantenga fuerte en la tentación. Sólo si el mundo venidero se hace presente hoy, sólo si el mundo comienza ya hoy a hacerse divino es que se hace verdaderamente humano. Con la petición del pan vamos al encuentro del mañana de Dios, vamos al encuentro de la transformación del mundo. Con la Eucaristía vamos al encuentro del mañana de Dios, para que su Reino comience ya hoy entre nosotros. Y no olvidemos por último que todas las peticiones del Padre Nuestro se expresan con el pronombre «nosotros», porque nadie puede decirle a Dios «mi Padre», excepto Jesús. Todos nosotros solamente podemos decir «Padre Nuestro», por eso tenemos que rogar siempre con los demás y para los demás, desprendernos de nosotros, abrirnos, y sólo en tal apertura rezamos correctamente. Todo esto está expresado en el estar en camino con el Señor, lo que en cierta manera es el signo particular del día de Corpus Christi.
Cuando el Señor concluyó su discurso eucarístico en la sinagoga de Cafamaum, muchos discípulos se alejaron de él, porque todo lo que había dicho allí era muy duro, muy enigmático para ellos. Ellos querían simplemente una solución política, todo lo otro no era lo suficientemente práctico para ellos. ¿No es así también hoy? ¿Cuántos se han alejado en el curso de los últimos cien años, porque Jesús no era lo suficientemente práctico para ellos? Ya vimos lo que ellos han llevado a cabo posteriormente. Si el Señor hoy nos pregunta aquí quién quiere también alejarse de él, en este día de Corpus Christi queremos responder junto a Simón Pedro y con todo el corazón: «Señor, ¿a quién vamos a ir? En tus palabras hay vida eterna, y nosotros ya creemos y sabemos que tú eres el Consagrado por Dios» (Jn 6,67 y ss.). Amén.





Solemnidad
del
Corpus Christi
 
 DOMINGO CIMO PRIMERO - CICLO B
 
Contemplamos el tercer misterio luminoso del Rosario, la institución de la Eucaristía, con la mirada y los sentimientos de la Virgen María. Con Ella, damos gracias a Dios Padre que nos da a su Hijo como alimento por obra del Espíritu Santo.

PRIMERA LECTURA. Libro del Éxodo 24, 3-8.

 La alianza del Antiguo Testamento..
3 Moisés fue a comunicar al pueblo todas las palabras y prescripciones del Señor, y el pueblo respondió a una sola voz: «Estamos decididos a poner en práctica todas las palabras que ha dicho el Señor».
4 Moisés consignó por escrito las palabras del Señor, y a la mañana siguiente, bien temprano, levantó un altar al pie de la montaña y erigió doce piedras en representación a las doce tribus de Israel.
5 Después designó a un grupo de jóvenes israelitas, y ellos ofrecieron holocaustos e inmolaron terneros al Señor, en sacrificio de comunión.
6 Moisés tomó la mitad de la sangre, la puso en unos recipientes, y derramó la otra mitad sobre el altar.
7 Luego tomó el documento de la alianza y lo leyó delante del pueblo, el cual exclamó: «Estamos resueltos a poner en práctica y a obedecer todo lo que el Señor ha dicho».
8 Entonces Moisés tomó la sangre y roció con ella al pueblo, diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que ahora el Señor hace con ustedes, según lo establecido en estas cláusulas».



La Eucaristía contiene la alianza definitiva de Dios con su pueblo en la Sangre del Señor. Esta alianza, prefigurada en el Antiguo Testamento, es proclamada en la lectura del Libro del Éxodo.
Moisés bajó del Monte y contó a su pueblo todo lo que había dicho el Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una: haremos todo lo que dice el Señor. El pueblo fue rociado con la sangre de los animales ofrecidos en sacrificio como señal de la alianza del Señor con su pueblo sobre los mandatos.
 
La alianza del Nuevo Testamento.
La Alianza del Nuevo Testamento es la sangre del Señor derramada sobre el Calvario. Nosotros somos bañados en la sangre del Cordero Inmaculado que es Cristo realmente presente en la Eucaristía. Presentemos ante el altar nuestro compromiso de fidelidad a los mandatos del Señor: seamos cumplidores de sus preceptos.
 
Invocación mariana.
María: Tú eres Madre de la Nueva Alianza porque eres la Madre del Cordero que derrama su sangre en el Calvario. Por eso, eres, también, Madre de la fidelidad a los preceptos del Señor.
Enséñanos a dejarnos empapar del cuerpo y de la sangre de Cristo y ser fieles a todo lo que el Señor espera de nosotros.
 

 
SEGUNDA LECTURA. Hebreos 9, 11-13.
Cristo es el Sumo Sacerdote.


11 Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. El, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua –no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado–
12 entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna.
13 Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa,


Cristo ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes definitivos: su templo es más grande y más perfecto; no hecho por manos de hombre, es decir, de este mundo creado.
Cristo es el Sumo Sacerdote porque es la única Víctima y el único Mediador que ofrece su propia Sangre y nos alcanza la liberación eterna. Por eso, es mediador de una alianza nueva y en El, recibimos la promesa de la herencia eterna.
 
Cristo nos ofrece el Banquete eucarístico.
Nos dice el Siervo de Dios Juan Pablo II: Venimos aquí todos, para renovar la memoria del Sacramento, por medio del cual Jesús ha dado a la humanidad su Cuerpo y su Sangre como comida y bebida... Esta Sangre es la sangre de su Cuerpo. Y el Cuerpo es el templo de su Sangre.
Se cumple la palabra de Jesús: Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él.
 
La Eucaristía, alimento del camino.
La Eucaristía es el alimento del camino. Somos peregrinos. Necesitamos comer y beber la comida y la bebida de la salvación para no desfallecer, para alcanzar la meta de la salvación.
Se comprende que la Eucaristía Sacrificio y Banquete sea el centro y la vida de la Iglesia peregrina. Por eso, sentimos necesidad de participar, incluso a diario, en el banquete eucarístico.
 
La Eucaristía, Tabernáculo.
Aquí, se guarda, además, el Tabernáculo. Contiene la prolongación de le presencia real del Cuerpo y de la Sangre de Cristo para poderlo administrar a los fieles enfermos. También somos invitados a venir ante el Sagrario –o la Custodia, como signo más fuerte de la Presencia real- para adorar en clima de oración íntima al Señor.
 

 
Invocación mariana.
María: Tú eres mujer eucarística porque eres tabernáculo viviente y testigo excepcional de la oblación de Cristo en la Cruz. Enséñanos a vivir centrados en la Eucaristía Sacrificio, Comunión y Tabernáculo.
TERCERA LECTURA. San Marcos 14, 12-16.
Institución de la Eucaristía.


12 El primer día de la fiesta de los panes Acimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?».
13 El envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: «Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo,
14 y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: «¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?».
15 El les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario».
16 Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua.




N. S. Jesucristo mandó a los discípulos que encontraran un lugar adecuado: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos? Esa habitación, el lugar de la última Cena, se llama Cenáculo (Juan Pablo II).
Hoy recordamos las palabras del Señor: Esto es mi Cuerpo... Esta es mi sangre... Lo hacemos para dar gracias solemnemente y proclamar públicamente nuestra fe en el Sacramento del Sacrificio, del Banquete y del Tabernáculo.
 
Renovación del Sacrificio del Calvario.
Aquí se renueva incruentamente el mismo Sacrificio del Calvario. Lo realiza Cristo, Sumo, Eterno y único Sacerdote principal. La víctima es, también, Cristo porque sólo Él puede ofrecer una reparación infinita al Padre.

La procesión del Corpus.
Nuestra fe en la Eucaristía va a ser proclamada públicamente por las calles en la tradicional procesión del Corpus. Vamos a dar testimonio de la Presencia real de Cristo bajo las especies sacramentales; de su Cuerpo entregado y de su Sangre derramada por nosotros; de la continuidad de su presencia en el Tabernáculo... vamos a proclamar que somos peregrinos en medio de un mundo hambriento de Cristo y que en la Eucaristía encontramos el alimento que necesitamos... vamos a proclamar nuestra acción de gracias por el don de la Eucaristía.
 
Invocación mariana.
María: Tú eres nuestra Madre que nos acompaña y nos enseña cómo recorrer el itinerario de nuestra fe con sabor de Magnificat.
María invadida por el Misterio del Verbo de Dios hecho hombre por obra del Espíritu Santo entonó un cántico de acción de gracias. Nosotros, con la Virgen María, invadidos por la grandeza del Misterio eucarístico, cantamos las grandezas del Señor porque hace maravillas con nosotros.

     

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