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| Paulino de Nola, Santo |  
 
Obispo y Confesor
Nace: 353 en Burdeos, Francia.
  Su padre era gobernador 
de familia muy rica. Tuvo como maestros a los mas 
famosos literatos de su época. Llegó a ser un reconocido 
abogado con importantes cargos públicos en el Imperio Romano, por 
lo que viajó extensivamente. Todos le admiraban por su educación 
y su trato. En Milán se hizo amigo de San 
Ambrosio y San Agustín. Mantuvo correspondencia con San Jerónimo. Recibió 
el bautismo de su amigo San Delfín, obispo de Burdeos. 
 
  Se retiró a España donde se casó con Teresa. 
Tras la muerte de su único hijo cuando este tenía 
ocho días de nacido, el matrimonio decidió repartir sus riquezas 
entre los pobres y vivir como hermanos. 
  En la Navidad 
del 393, el pueblo pidió al Obispo de Barcelona que 
ordenase a Paulino sacerdote. 
  Paulino y Teresa se fueron a 
vivir a Nola, Italia. Allí junto a la tumba de 
San Félix construyeron su casa donde vivían austeramente en oración 
y se dedicaban a la ayuda de los pobres. 
  En 
el 409, al morir el obispo de Nola, el pueblo 
aclamó a Paulino como obispo. Fué un pastor ejemplar por 
21 años, hasta su muerte. 
  Sostuvo una extensa evangelización por 
correo.  De el se conservas 50 cartas. También escribía 
bellas poesías. Conocido también por su poder contra los demonios. 
  En el año 410 Nola fue invadida por los vándalos 
del rey Gensérico. Se llevaron muchos esclavos, entre ellos al 
hijo único de una pobre viuda. Paulino se ofreció de 
esclavo en lugar de aquel joven. Pero aquellos invasores tuvieron 
un cambio de corazón y devolvieron libres al obispo Paulino 
y a los demás prisioneros.  
  Murió San Paulino el 
22 de Junio de 431, a los 74 años de 
edad y fue sepultado en la iglesia de San Félix. Su 
cuerpo fue trasladado a Roma donde es venerado en la 
Iglesia de San Bartolomé, en la isla del Tiber, junto 
con el Apóstol. 
  Otros santos escribieron sobre sus virtudes de 
obispo modelo, entre ellos San Ambrosio, San Jerónimo, San Agustín 
y San Gregorio de Tours. 
  Según San Francisco de Sales, 
doctor de la amabilidad, San Paulino vivía un octavo sacramento 
que consistía en ser exquisitamente amable y bien educado con 
todos.  
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