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| Josemaría Escrivá de Balaguer, Santo |  
 
Fundador de la Prelatura "Opus Dei"  Junio 26 
Infancia y 
Juventud    Josemaría Escrivá de Balaguer nació en Barbastro (Huesca, 
España) el 9 de enero de 1902. Sus padres se 
llamaban José y Dolores. Tuvo cinco hermanos: Carmen (1899-1957), Santiago 
(1919-1994) y otras tres hermanas menores que él, que murieron 
cuando eran niñas. El matrimonio Escrivá dio a sus hijos 
una profunda educación cristiana. 
  En 1915 quebró el negocio del 
padre, que era un industrial de tejidos, y hubo de 
trasladarse a Logroño, donde encontró otro trabajo. En esa ciudad, 
Josemaría percibe por primera vez su vocación: después de ver 
unas huellas en la nieve de los pies descalzos de 
un religioso, intuye que Dios desea algo de él, aunque 
no sabe exactamente qué es. Piensa que podrá descubrirlo más 
fácilmente si se hace sacerdote, y comienza a prepararse primero 
en Logroño y más tarde en el seminario de Zaragoza. 
Siguiendo un consejo de su padre, en la Universidad de 
Zaragoza estudiará también la carrera civil de derecho como alumno 
libre. 
  La fundación del Opus Dei    D. José Escrivá 
muere en 1924, y Josemaría queda como cabeza de familia. 
Recibe la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925 
y comienza a ejercer el ministerio en una parroquia rural 
y luego en Zaragoza. 
  En 1927 se traslada a Madrid, 
con permiso de su obispo, para obtener el doctorado en 
Derecho. En Madrid, el 2 de octubre de 1928, Dios 
le hace ver la misión que desde años atrás le 
venía inspirando, y funda el Opus Dei. Desde ese día 
trabaja con todas sus fuerzas en el desarrollo de la 
fundación que Dios le pide, al tiempo que continúa con 
el ministerio pastoral que tiene encomendado en aquellos años, que 
le pone diariamente en contacto con la enfermedad y la 
pobreza en hospitales y barriadas populares de Madrid. 
  Al estallar 
la guerra civil, en 1936, Josemaría se encuentra en Madrid. 
La persecución religiosa le obliga a refugiarse en diferentes lugares. 
Ejerce su ministerio sacerdotal clandestinamente, hasta que logra salir de 
Madrid. Después de una travesía por los Pirineos hasta el 
sur de Francia, se traslada a Burgos. 
  Cuando acaba la 
guerra, en 1939, regresa a Madrid. En los años siguientes 
dirige numerosos ejercicios espirituales para laicos, para sacerdotes y para 
religiosos. En el mismo año 1939 termina sus estudios de 
doctorado en Derecho. 
  Guiando el crecimiento del Opus Dei
  En 1946 
fija su residencia en Roma. Obtiene el doctorado en Teología 
por la Universidad Lateranense. Es nombrado consultor de dos Congregaciones 
vaticanas, miembro honorario de la Pontificia Academia de Teología y 
prelado de honor de Su Santidad. Sigue con atención los 
preparativos y las sesiones del Concilio Vaticano II (1962-1965), y 
mantiene un trato intenso con muchos de los padres conciliares. 
Desde Roma viaja en numerosas ocasiones a distintos países de 
Europa, para impulsar el establecimiento y la consolidación del Opus 
Dei en esos lugares. Con el mismo objeto, entre 1970 
y 1975 hace largos viajes por México, la Península Ibérica, 
América del Sur y Guatemala, donde además tiene reuniones de 
catequesis con grupos numerosos de hombres y mujeres. 
  Fallece en 
Roma el 26 de junio de 1975. Varios miles de 
personas, entre ellas numerosos obispos de distintos países —en conjunto, 
un tercio del episcopado mundial—, solicitan a la Santa Sede 
la apertura de su causa de canonización. 
  Beatificación y Canonización 
  El 17 de mayo de 1992, Juan Pablo II beatifica 
a Josemaría Escrivá de Balaguer en la plaza de San 
Pedro, en Roma, ante 300.000 personas. «Con sobrenatural intuición», dijo 
el Papa en su homilía, «el beato Josemaría predicó incansablemente 
la llamada universal a la santidad y al apostolado». 
  Diez 
años más tarde, el 6 de octubre de 2002, Juan 
Pablo II canoniza al fundador del Opus Dei en la 
plaza de San Pedro ante una multitud de más de 
80 países. El Santo Padre, en su discurso a los 
participantes en la canonización, dijo que "san Josemaría fue elegido 
por el Señor para anunciar la llamada universal a la 
santidad y para indicar que la vida de todos los 
días, las actividades comunes, son camino de santificación. Se podría 
decir que fue el santo de lo ordinario". 
  
  
 
| Ser instrumento de Dios | 
   
 
    | Secreto de la santidad de Escrivá | 
   
 
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| Ser instrumento de Dios |  
 
 Joseph Ratzinger, 15.III.02 El secreto de la santidad de Josemaría 
Escrivá de Balaguer, según Joseph Ratzinger, está en su convicción 
de que no era más que un instrumento de Dios.
  El 
prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe 
presentó en la tarde de este jueves, en Roma, el 
libro en italiano «Opus Dei - El mensaje, las obras, 
las personas» (Opus Dei - il messaggio, le opere, le 
persone, San Paolo, 2002) de Giuseppe Romano.
  Según Ratzinger, el beato 
Escrivá «tenía la intención de fundar algo, pero siempre era 
consciente de que no era obra suya, de que no 
había inventado nada, simplemente el Señor Dios se sirvió de 
él. No era por tanto su obra, sino "Opus Dei". 
Él era sólo instrumento para que pudiera obrar Dios».
  El cardenal 
alemán, que pronto cumplirá los 75 años, confesó que al 
leer el nuevo libro le impresionó la interpretación del nombre 
Opus Dei: «Una interpretación biográfica que permite comprender la fisonomía 
espiritual del beato Josemaría».
  «Me vino a la mente -siguió confesando 
Ratzinger- la misma palabra del Señor en la que dice 
"mi Padre actúa siempre". Lo dijo en una discusión con 
ciertos especialistas de la religión que no querían reconocer que 
Dios podría actuar en sábado».
  «Un debate presente todavía entre los 
cristianos de nuestro tiempo -añadió-, según el cual, tras la 
creación, Dios se retiró. Según este modelo de pensamiento, Dios 
ya no podría entrar en el tejido de nuestra vida 
cotidiana».
  Y sin embargo, reconoció el purpurado, «aquí tenemos la respuesta: 
el hombre que se abre a la presencia de Dios 
se da cuenta de que Dios actúa siempre. Es más, 
tenemos que dejarle entrar, dejarle actuar, así nacen las cosas 
que renuevan a la humanidad».
  «Desde este punto de vista se 
entiende lo que quiere decir santidad y vocación común a 
la santidad -dijo el cardenal-. Virtud heroica quiere decir que 
en la vida del hombre se revela la presencia de 
Dios, es decir, se revela el hecho de que el 
hombre por sí solo no puede hacer nada».
  «La santidad es 
ese contacto con Dios, hacerse amigo de Dios, para dejarlo 
actuar, el único que puede hacer realmente bueno al mundo 
y llenarlo de luz», afirmó.
  Esta constatación, concluyó Ratzinger, lleva al 
cristiano a no tener miedo, «pues quien está en las 
manos de Dios cae siempre en sus brazo y de 
este modo nace la valentía para responder al mundo de 
hoy».
  El encuentro concluyó con una intervención del autor, Giuseppe Romano, 
sobre el argumento, recordando que cuando alguien elogiaba en vida 
a Escrivá, éste respondía comparándose a un sobre de cartas.
  En 
este sobre se puede ver el remitente, Dios, y el 
destinatario, los hombres. El mensaje del Opus Dei puede entenderse 
desde la perspectiva del sobre: «Cada uno de nosotros lleva 
algo dentro de sí y en el fondo no ha 
sido él quien ha escrito la dirección, ni quien ha 
pegado el sello, ni quien ha enviado la carta».
  «La carta 
ha llegado a su destino, y la canonización del primer 
sobre podrá alentar a los demás, usuarios normales, a convertirse 
también en sobres santos», concluyó Romano. 
 
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