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  FAMILIA E INFANCIA 
El P. Jenaro Sarnelli 
        nació en Nápoles el 12 de septiembre de 1702. 
        Era el cuarto de los ocho hijos (seis varones y 
        dos mujeres) que tuvo el matrimonio de don 
        Agustín Sarnelli (Barón de Ciorani, Salermo) y 
        doña Catalina Schioppa. Fue bautizado dos días 
        después en la parroquia de Sta. Ana de Palazzo 
        en Rosario di Palazzo  (Nápoles) y le fueron 
        impuestos los siguientes nombres: Gennaro María 
        Francesco Giusepe Rocco. 
Vivió la mayor parte 
        del tiempo en el feudo paterno. De esta época de 
        su vida sabemos muy poco. Algo nos dicen 
        afirmaciones sueltas de sus contemporáneos 
        referidas a Sarnelli, como, por ejemplo: «había 
        hecho estudios muy sólidos», «era 
        gran teólogo y gran legista: hombre versado en 
        todo tipo de literatura»,  «estudió 
        ciencias, oratoria, filosofía y dibujo  en el 
        colegio jesuita de San Francisco Javier, situado 
        enfrente mismo de su palacio familiar». 
         
          
        LOS PRIMEROS TANTEOS EN SUS ASPIRACIONES DE 
        HACERSE SACERDOTE  
        Primer intento: hacerse jesuita. Intentó 
        decididamente entrar en la Compañía de Jesús, 
        pero se lo impidió su padre por tener aún una 
        edad no adecuada para poner en práctica con la 
        debida estabilidad una resolución de tanta 
        importancia.  
          
        PROYECTOS DE SU PADRE 
        
        En esa época la opinión del padre influía mucho. 
        Por consejo y deseos de su padre estudia la 
        carrera de Leyes, en la que logra tener éxito. 
        Parece seguro que se doctoró en 1722, a la edad 
        de veinte años, ejerciendo como abogado cinco o 
        seis años.  
          
        SE INSCRIBE EN UNA CONGREGACIÓN DE CABALLEROS  
        Un primer momento en la búsqueda del camino y de 
        las aspiraciones religiosas fue la pertenencia y 
        los trabajos como miembro de una congregación 
        religiosa de seglares. Era ya para esta época 
        abogado y se inscribe en la Congregación dei 
        Cavalieri Togati e Dottori que tenían los
        Píos Operarios. 
        Por este tiempo asume el compromiso de visitar 
        el Hospital de los Incurables. 
        Posiblemente de aquí le viene el primer trato 
        que entabló con Alfonso María de Liguori y con 
        otros jóvenes sacerdotes, amigos del Santo.  
 
        EN EL COLEGIO DE LOS CHINOS 
        Desconocía Sarnelli lo que le podía ocurrir en 
        los momentos que dedicaba a visitar los enfermos 
        incurables. Jenaro Maria Sarnelli experimenta 
        que la llamada cada vez se le va haciendo más 
        clara a medida que se entrega a su tarea en el
        Colegio de los Chinos. 
        Alfonso Mª de Liguori hace lo mismo hasta el año 
        1732. En el Colegio de los Chinos 
        conviven los dos por algún tiempo. Les va a unir 
        para siempre una gran amistad. Pero Alfonso deja 
        el Colegio y se retira a Scala para fundar la 
        Congregación del Santísimo Redentor. Sarnelli 
        continúa algún tiempo más y allí su actividad se 
        diversifica entre los estudios, la dedicación a 
        la vida espiritual y la formación de los 
        alumnos. 
        Por diferencias de criterio con el fundador del
        Colegio de los Chinos, el Jesuita P. 
        Ripa, Sarnelli deja el mismo.  
          
        …Y SE VUELVE A SU CASA 
        Jenaro María Sarnelli ingresa en 1730  como 
        novicio en la Congregación de las Misiones 
        Apostólicas, de la que pasa a ser miembro 
        al terminar el año de noviciado. 
        El 8 de junio de 1732 es ordenado sacerdote. 
        Continúa trabajando como diácono, dedicándose 
        siempre a la catequesis de los niños. En la 
        parroquia de Santa Ana di Palazzo se le 
        presenta el problema de las prostitutas. Esto 
        fue lo que creó en Sarnelli su preocupación 
        pastoral, social y política.  
 
CONTACTO CON LA CONGREGACIÓN MISIONERA DE SU AMIGO 
        ALFONSO 
        Otro gran momento en su incansable búsqueda 
        hacia el sacerdocio fue la colaboración 
        misionera que prestó a la nueva congregación 
        fundada por San Alfonso. 
        El 9 de noviembre 1732 había sido fundada en 
        Scala la Congregación del Santísimo Redentor. Su 
        incorporación al Instituto siguió los siguientes 
        pasos: comienza Jenaro María Sarnelli a 
        colaborar con los redentoristas en la misión y 
        entabla una relación personal muy especial con 
        la Comunidad redentorista de Scala. El 15 de 
        enero 1734 ingresó en el Instituto fundado por 
        su amigo Alfonso. Terminó agotado y muy mal de 
        salud.  
 Sobrevino 
        un gran terremoto que provocó el empeoramiento 
        de su salud, y Alfonso era del parecer de que se 
        volviera a Nápoles para seguir el tratamiento 
        médico. Se restablece su salud y de nuevo lo 
        vemos en Scala para seguir con su actividad 
        misionera.   
 
        DE NUEVO EN NÁPOLES 
        Después de la Pascua de 1736, Sarnelli decide 
        volver definitivamente a Nápoles y así se 
        convierte en el «Apóstol de Nápoles». 
        Publica la mayor parte de sus escritos, emprende 
        una gran campaña para la recuperación social de 
        las víctimas de la prostitución, lucha contra el 
        abuso de las blasfemias, divulga su tratado de 
        la oración mental entre los seglares, predica 
        misiones urbanas, colabora con los redentoristas 
        en las misiones populares... 
        Su celo lo entendía con un poco de ironía el 
        dominico Gregorio Rocco: «¡Oh, el 
        Padre Gennaro quiere hasta quitar el pecado del 
        mundo!». Desarrolla un gran apóstolado 
        urbano, sobre todo el alejamiento de las 
        prostitutas del centro de la ciudad de Nápoles. 
        Esta obra exigía su presencia continua. Y en 
        Nápoles finalmente va a terminar su vida
           
         
 
        ÚLTIMOS DÍAS Y MUERTE  
        La debilidad de Sarnelli iba en aumento día a 
        día. Como se iba empeorando su estado de salud, 
        fue trasladado a la casa de su hermano Domingo. 
        Desde mediados de junio tuvo que guardar cama. 
        Toda una noche oscura en su espíritu, pero tres 
        días antes de su muerte, respira paz y bonanza. 
        El redentorista enviado por Alfonso para 
        cuidarlo le oyó decir las siguientes palabras: «La 
        criatura vuelve ya al Creador, el hijo al Padre. 
        Si te place, deseo ir a verte cara a cara; pero 
        no quiero ni morir ni vivir, quiero sólo lo que 
        tú quieres. Tú sabes que cuanto he hecho, cuanto 
        he pensado, todo ha sido para tu gloria». 
        Él mismo dijo al redentorista que le acompañaba: «Hermano, 
        prepare los vestidos más viejos para 
        amortajarme, a fin de que no se pierdan los 
        mejores conmigo». 
        Su agonía fue tranquila y no duró más de media 
        hora. Con un crucifijo entre las manos expiró 
        plácidamente el 30 de junio de 1744 a los 
        cuarenta y dos años. 
        En la mañana siguiente fue llevado el cadáver a 
        la iglesia vecina de Ntra. Sra. del Auxilio. 
        Un gran gentío le acompañaba. «Ha muerto 
        el Santo». Todo el mundo se quería llevar 
        una reliquia. Luego fue enterrado al pie de las 
        gradas del altar de San Nicolás. Más 
        tarde fueron trasladados sus restos mortales a 
        la iglesia redentorista de San Antonio 
        en Nápoles, donde estuvieron hasta 1994 en que 
        quedaron depositados en la iglesia de los 
        Redentoristas en Ciorani con motivo del 250 
        aniversario de su muerte. 
        Su sepulcro fue cubierto con una losa de mármol 
        blanco. Y sobre la lápida se ve esculpida la 
        imagen del difunto en hábito sacerdotal con la 
        siguiente inscripción en latín: 
«Jenaro 
        María Sarnelli, 
        sacerdote napolitano y hombre apostólico. 
        Renunció a las riquezas y a los honores. 
        Se abrazó con la humildad de la Cruz. 
        Luchó contra la marginación de la mujer. 
        De palabra y por escrito 
        se consagró por entero a renovar la vida del 
        clero, 
        de los niños y de todas las clases de personas. 
        Agotado por estos trabajos, 
        murió el 30 de junio de 1744 
        a los 42 años de edad». 
 
        SARNELLI BEATO 
        Y como coronamiento de toda una vida corta, pero 
        muy llena de obras, podemos hablar en Sarnelli 
        de un final glorioso: el 12 de mayo de 1996 
        tiene lugar en Roma la beatificación del 
        Venerable Siervo de Dios. Desde esta fecha, 
        una figura más en el Iconostasio 
        Redentorista. Y van ocho...  
 
        APOSTOLADO DE SARNELLI  
        Jenaro Sarnelli fue conocido por sus 
        contemporáneos del siglo XVIII como el «Apóstol 
        de Nápoles». 
        Su dedicación fue plena a este quehacer 
        misionero. Y en esta tarea pastoral es donde 
        Jenaro María Sarnelli vive una realización plena 
        de su sacerdocio. Era una opción muy clara en su 
        vida. Aquí ha encontrado su campo de misión. 
        El apóstolado de Sarnelli encarna los mismos 
        ideales que guían también a Alfonso María de 
        Liguori, antes y después de haber fundado la 
        Congregación Redentorista. Su dedicación 
        apostólica la podíamos encerrar en estas cinco 
        áreas apostólicas: 
— 
        la formación del clero y las Academias 
        Sacerdotales. 
— 
        la formación de los seglares. 
—
        vida devota, con su itinerario de 
        oración mental, comunión, visitas al Santísimo. 
— 
        la educación de los niños. 
— 
        la lucha contra la blasfemia y contra la 
        explotación de la mujer. 
— 
        en toda esta dinámica de Sarnelli siempre hay la 
        misma inquietud como factor de esta vida 
        misionera: la presencia de los pobres y 
        marginados.  
 
        EL PADRE SARNELLI Y LOS POBRES 
        La inquietud misionera que movió la vida del 
        apóstol Pablo «Ay de mí si no 
        evangelizo...» ( 1Cor.9, 16) fue también 
        lo que dinamizó la vida apostólica de Sarnelli. 
        La misma finalidad que había tenido Alfonso 
        María de Liguori al fundar su Congregación 
        Misionera de los Redentoristas teniendo como 
        destinatarios a los más pobres y abandonados de 
        su tiempo. 
        Veía como una necesidad especial y prioritaria 
        el apóstolado con la infancia. Se entregó en 
        cuerpo y alma a los hijos de las familias más 
        necesitadas, a la mujer víctima de la 
        prostitución y al mundo de los enfermos. 
 
        EVANGELIZACIÓN MISIONERA Y FORMACIÓN DEL PUEBLO 
        La actividad misionera de los Redentoristas se 
        centró de una manera muy clara en las 
        Misiones Populares, de pueblo en pueblo y 
        de aldea en aldea, como apóstolado itinerante. 
        Pero también la casa redentorista se convirtió 
        en «misión perpetua y continua». 
        Pensando en los que vivían en los alrededores de 
        las casas Redentoristas fue una constante el 
        facilitar a todos la práctica de la vida 
        auténticamente cristiana. Se valían de los 
        mismos medios de perseverancia que se trataban 
        de introducir en las comunidades cristianas que 
        habían sido evangelizadas por los Redentoristas. 
        En concreto se trataba de dos medios: el 
        ejercicio de la «Vida Devota» y las 
        Asociaciones Religiosas para Seglares. 
        Normalmente, la «Vida Devota» 
        suponía una meditación diaria sobre temas 
        relacionados con los tiempos litúrgicos, las 
        verdades eternas, la Pasión de Jesucristo y los 
        Dolores de María. Se seguía un esquema que era 
        lo que mantenía el ritmo de la asamblea: 
        letanías a María Santísima, momento de 
        meditación, actos de la vida cristiana, 
        bendición con el Santísimo y cánticos piadosos. 
 
        EL APOSTOLADO SOCIAL DE SARNELLI 
        De los rasgos más llamativos en la vida y en la 
        actividad del P. Sarnelli destaca el apóstolado 
        social. Llegó a este apóstolado tan singular por 
        varias razones. De manera esquemática podemos 
        concretar cuáles fueron sus motivaciones: 
— 
        El fenómeno de la prostitución tan acentuado, 
        las consecuencias que esto supone y las 
        consecuencias que se siguen. Y no en menor grado 
        la actitud que toman ante este fenómeno la 
        sociedad, los poderes públicos y la misma 
        Iglesia. 
— 
        Como dato personal, la experiencia negativa que 
        había vivido en este mundo de la prostitución en 
        la ciudad de Nápoles y, muy particularmente, en 
        los barrios de la parroquia a la que había 
        quedado asignado como catequista cuando ya era 
        diácono. Una experiencia que se marca 
        fuertemente en cualquiera que haya pasado algún 
        tiempo en casas, pensiones o pisos del casco 
        viejo y pobre de una gran ciudad. En uno de 
        estos barrios le tocó trabajar al P. Sarnelli. 
        Se mueve en medio de la promiscuidad más 
        inhumana de esos barrios pobres, sucios y 
        superpoblados. En su pluma aflora la descripción 
        de estos ambientes en los que se ha movido en 
        los comienzos de su vida pastoral. 
— 
        Sarnelli expone en sus «obras morales» 
        las causas que han llevado a esta situación. 
        Algunas de las muchas que propone Sarnelli: la 
        promiscuidad en que se vive en estos barrios, la 
        permisividad social y política, la pobreza, la 
        falta de instituciones y de medios para hacer 
        frente a los problemas, los malos ejemplos por 
        la presencia descarada de las prostitutas en 
        toda la ciudad, la provocación que esto supone, 
        la explotación del fenómeno, la corrupción 
        social y el no observar las leyes establecidas. 
— 
        Nos recuerda la dimensión pastoral y los 
        remedios que habría que poner para superar 
        positivamente este problema, sobre todo en el 
        mundo de la infancia, de la juventud, de la 
        mujer, de la familia y del orden social y 
        religioso-cristiano. 
 
        SARNELLI ESCRITOR Y MAESTRO DE ESPÍRITU 
        Las obras escritas son para Sarnelli una forma 
        de predicación constante. El mismo lo vive y nos 
        lo ha dejado bien escrito y de una manera 
        concreta: «Quiero seguir predicando hasta 
        el día del juicio». 
        Este mismo celo por la salvación de las almas lo 
        indujo a imponerse a las inmensas fatigas que 
        tuvo que sufrir en la publicación de sus libros, 
        en los cuales, al ver el espíritu con que los 
        escribió y más concretamente las materias que 
        decidió tratar, se puede ver el gran deseo que 
        tenía de santificar el mundo entero si le 
        hubiera sido posible. 
        Este testimonio es el que nos da la pauta para 
        entender el espíritu y la tarea que se proponía 
        con cada una de sus obras escritas. Todos los 
        libros que escribió tenían una intención muy 
        clara: el deseo de ayudar a las almas, aún 
        después de su muerte. El apostolado de la pluma 
        entre los Redentoristas comenzó con Sarnelli, 
        recibió con Alfonso Mª de Liguori la impronta de «una 
        actividad propia» relacionada con la 
        misión eclesial del Instituto y ha sido 
        continuado por todos los redentoristas que se 
        han sentido movidos a seguir escribiendo, 
        viéndolo como su actividad pastoral al servicio 
        del grupo y de los destinatarios. 
        Escribe libros relacionados con la meditación en 
        común, con la vida devota, con la formación 
        cristiana y con las misiones en los caseríos. 
        Pero no podemos olvidar varias obras dedicadas a 
        la educación infantil y de la juventud, a la 
        formación del clero y a los problemas morales y 
        religiosos. Este estilo de escribir y estas 
        obras San Alfonso las vió siempre como «algo 
        propio de la Congregación». La actividad 
        literaria del P. Sarnelli comprende veintidós 
        obras y un volumen de correspondencia. 
        La obra literaria de Sarnelli, teniendo en 
        cuenta los contenidos y los núcleos de interés, 
        la podemos unificar en varios epígrafes que 
        exponemos muy brevemente a continuación: 
— «para 
        la santificación del mundo», donde trata 
        de la meditación y de la oración, obra 
        instructiva e iluminativa. Con ella trata de 
        facilitar la vida devota, útil a seglares, 
        religiosos y eclesiásticos. 
— «para 
        la renovación y perfeccionamiento de la vida 
        cristiana». Tiene una intencionalidad 
        formativa sobre las principales y más 
        importantes obligaciones de todo cristiano para 
        vivir según las normas de su propia profesión y 
        para tener la estima y veneración de los Santos 
        Misterios de la Religión. 
— «para 
        los pastores de almas». Una obra sobre 
        todo dirigida al clero de la archidiócesis de 
        Nápoles y para la instrucción y santificación de 
        estos pueblos, pero no excluye el que pueda ser 
        recibida y puesta en práctica por todos los 
        pastores de almas. 
— «para 
        la orientación y el acompañamiento en el camino 
        de la vida espiritual». Es un núcleo 
        formado por una serie de obras de Teología y 
        práctica espiritual. Podemos encontrar en estas 
        obras métodos y propuestas concretas sobre la 
        vida devota. 
— «para 
        la acción pastoral y sociopolítica contra la 
        inmoralidad pública». Este núcleo está 
        formado por las obras morales de 
        Sarnelli con dos temas de fondo: razones 
        católicas y políticas en defensa de las ciudades 
        llevadas a la ruina por la insolencia de la 
        prostitución y contra el vicio de la blasfemia, 
        razones para erradicar este vicio, formas 
        eficaces para eliminarlo, reflexiones contra el 
        vicio de la blasfemia... 
— «para 
        la práctica de la piedad cristiana». Este 
        núcleo queda reducido a tres grandes temas: 
        piedad Trinitaria (devociones para honrar a 
        la Santísima Trindad y a María);  
        piedad cristológica (consideraciones sobre 
        la Encarnación del Verbo Divino como preparación 
        para la Navidad); piedad mariana (obra 
        utilísima para suscitar en el corazón de los 
        fieles la verdadera devoción a María Santísima y 
        para prepararse a las Novenas de sus fiestas y 
        solemnidades). 
 
   CONCLUSIÓN 
        Al terminar estas notas con las que podemos 
        formar un pequeño perfil de Sarnelli, podemos 
        también sintetizar brevemente lo que Sarnelli 
        representa en la Iglesia y nos ha dejado como 
        legado a los Redentoristas de hoy: 
— 
        el Evangelio tiene que ser predicado de nuevo 
        (San Clemente, seguidor del P. Sarnelli) 
— 
        como Sarnelli, formamos parte de un grupo 
        apostólico que se siente llamado a evangelizar a 
        los más abandonados (de la Súplica de Alfonso al 
        Papa Benedicto XIV en 1748). 
— 
        como él,  también hoy estamos llamados a 
        evangelizar a los más pobres (Lc.4, 18). Pero, 
        para eso, tenemos que experimentar personal y 
        comunitariamente, el apremio apostólico de San 
        Pablo: «Ay de mí si no predicara el 
        Evangelio». (1Cor.9, 16). 
— 
        Sarnelli se incorpora al grupo de Alfonso con 
        todos los valores de su personalidad, formación, 
        iniciativas pastorales y creatividad, pero 
        también con sus limitaciones, principalmente su 
        salud maltrecha. Y aún en medio de estas 
        limitaciones, Sarnelli es considerado como 
        una de las piedras angulares del naciente 
        Instituto. 
        - A partir del 12 de mayo de 1966 su voz ha 
        comenzado a resonar de una manera nueva en la 
        Iglesia de Dios. Después de haber descubierto su 
        figura, lo podemos contemplar como misionero 
        apostólico, amigo de Alfonso de Liguori y  
        maestro del espíritu.  
 
 
 
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