Porque yo soy tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. Exodo20.5
Éxodo 20 nos habla sobre los diez mandamientos de la ley de Dios, y ahí en el versículo cinco, encontramos uno de los atributos más hermosos de Dios, “celoso”, cuando vemos esta palabra, pensamos en inseguridad, desconfianza, pero si la vemos en el sentido puro de su significado, entendemos que esta es una virtud, y no un mal en el corazón…a Elías lo consumían los celos por el Señor y sus cosas santas. (1ª.Reyes19.10). Los hombres santos de Dios tienen celo de amor, de pasión, celo santo y puro por el amor al dador de la vida, y a su preciosa palabra.
Dios quiere ser el todo de todo, el centro del universo de nuestra existencia, y cuando eso acontece, el hará misericordia a millares de nuestras generaciones, a los que le aman y guardan sus mandamientos. v.6
Cuando le amamos a El sobre todas las cosas del mundo, es tan sencillo poder amar y perdonar a todo aquel que esta alrededor de nuestra vida. Solo entonces podremos amar con el verdadero amor, el amor que viene de la misma presencia de nuestro Señor Jesucristo, quien nos dio el ejemplo de amor y obediencia a su Dios y Señor.
Si algún celo debe de haber en nuestro ser, es por nuestro Dios y su Palabra.
Querido amigo, querida amiga, como siempre dos opciones, pretendiendo vivir para Dios con un corazón lleno de amantes, o cuidando pasionalmente ese lugar solo para El. Tú decides.
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