Marcos 6, 1-6. Tiempo Ordinario. Cristo quiere ayudarte pero no lo dejas. Confía en El. | |
Salió Jesús de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando. Oración introductoria Señor, permite, por tu gracia, que pueda reconocerte en esta meditación. Confío en Ti, en tu Palabra que me ha revelado que, a pesar de mis debilidades, puedo acercarme a Ti para ser curado y redimido por tu amor. Petición Jesús, ayúdame a conocerte más, para poder amarte más. Meditación del Papa Es propio del misterio de Dios actuar de modo oculto. Sólo poco a poco Él construye en la gran historia de la humanidad su historia. Se hace hombre pero de manera que pueda ser ignorado por sus contemporáneos, por las fuerzas que cuentan en la historia. Sufre y muere y, como Resucitado, quiere llegar a la humanidad sólo a través de la fe de los suyos a los que se manifiesta. Continuamente Él llama sumisamente a las puertas de nuestros corazones y, si le abrimos, lentamente nos hace capaces de -ver- San Agustín afirma que "era necesario que Jesús dijese: "Yo soy el camino, la verdad y la vida", porque una vez conocido el camino faltaba por conocer la meta", y la meta es el Padre. Para los cristianos, para cada uno de nosotros, por tanto, el Camino al Padre es dejarse guiar por Jesús, por su palabra de Verdad, y acoger el don de su Vida. (Benedicto XVI, 22 de mayo de 2011). Reflexión Hemos visto que sin la fe un cristiano es como un cuerpo sin su columna vertebral. Nadie puede caminar si no tiene su columna, sino que parecerá como un montón de huesos cubiertos con carne, que no pueden sostenerse a sí mismos. Lo mismo pasa con la fe. Ella es la columna vertebral de nuestra alma. Jesús se ha maravillado con sus compatriotas a causa de su falta de fe. Ayer alababa la fe del centurión y de la hemorroísa. ¿Por qué en su propia casa no puede obrar el bien? Muchas veces somos nosotros los que no le dejamos hacer el bien en nuestras almas, el templo de Dios en nuestras vidas, porque se lo impedimos a causa de nuestra obsesión por las cosas del mundo. Por eso tenemos que actuar más como lo han hecho los mismos apóstoles, que aceptaron con fe lo que Dios les pedía, sin pedir señales o milagros para quedar convencidos de que efectivamente Dios los llamaba a seguirlo. La fe no se alcanza en los libros o en el estudio, sino sólo en la oración, porque es un don de Dios y para obtenerlo hay que pedirlo con insistencia. Propósito Reconocer y honrar diariamente a Jesús, que se me manifiesta continuamente en la oración. Antes de tomar una decisión importante me preguntaré cuál es el ejemplo que Jesucristo me da en el Evangelio para tratar de imitarlo. Diálogo con Cristo Señor Jesús, ¿qué importancia le doy a tu Palabra? ¿Es ella la brújula en mi toma de decisiones? ¿Es mi fortaleza cuando aparecen las contrariedades? Ayúdame a buscarte en la lectura atenta y fervorosa de la Sagrada Escritura, libro vivo donde puedo aprender a conocerte, amarte y seguirte. |
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
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