Un dia cuando desperté no habia luz, todo estaba oscuro, las luces y las estrellas se encontraban lejos. me vi solo y un par de lágrimas me hicieron compañia.Caminé, caminé…mis rodillas y manos sangraban por las heridas, mis ojos no alcanzaban a ver nada, mi llanto era un diluvio de dolores, las cuales la luz no traspasaba. Lloré, lloré…caminé y caí una y otra vez; Caí y ya no pude levantarme más. El cansancio y la tristeza actuaron en mi. Y profundamente dormí…¡Levantate!Al instante desperté y un viento calido me acarició.¡Levantate! Yo ya caí por tí tres veces. Alcé la cara y busqué con desesperación. Fué inútil, mis ojos estaban cegados y nada distinguia. La voz se oyó con ternura, cargada de amor muy cerca de mí.
“Levántate, dame tu mano, tu no me has buscado con el corazón, no te asustes, yo soy el que ha velado tu sueño, el que ha secado tus lágrimas y tus heridas las he curado, ese corazón tan roto lo he pegado. Anda siéntate, acércate. ¡Te amo!
No se como, pero de pie me puse. Nada me dolia, ya no habia pesar en mi alma.
¡Mis ojos…mis ojos veian! Levanté la cara y ahí cerca de mí estaba El. Era un hombre de mirada mas dulce que la miel y la sonrisa mas dulce que he visto, me extendía los brazos…
-”Ya no nesecitas caer, ya no nesecitas llorar, si estas herido solo búscame, yo estoy cerca de ti siempre…”
Comprendí que nunca estuve solo, álguien me observaba, me cuidaba, ¡Estaba junto a mi!…
¡Levantate!, ¡Levantate!
Yo he dado la vida por tí, he vencido a la muerte, vamos, el camino lo he abierto, no temas, yo iré junto a ti, ¿sabes?…¡Te amo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario