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jueves, 27 de octubre de 2011

Una Nueva Vida - San Basilio Magno



Nuestro Dios y Salvador realizó su plan de salvar al hombre levantándolo de su caída y haciendo que pasara del estado de alejamiento, en que había incurrido por su desobediencia, al estado de familiaridad con Dios. Este fue el motivo de la venida de Cristo en la carne, de su convivencia con los hombres, de sus sufrimientos, de su Cruz, de su sepultura y de su Resurrección: que el hombre, una vez salvado, recobrara, por la imitación de Cristo, su antigua condición de hijo adoptivo.

Y así, para llegar a una vida perfecta , es necesario imitar a Cristo, no sólo en los ejemplos que nos dio durante su vida, ejemplos de mansedumbre, humildad y de paciencia, sino también en su muerte, como dice Pablo, imitador de Cristo: “Muriendo su misma muerte, para alcanzar también la resurrección de entre los muertos”.

En primer lugar, es necesario cortar con la vida anterior. Y esto nadie puede conseguirlo sin aquel nuevo nacimiento del que nos habla el Señor, ya que la regeneración como su mismo nombre indica, es el comienzo de una vida nueva. Por esto, antes de comenzar esta vida nueva, es necesario poner fin a la anterior.

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