- ¡Pobre de mí! -exclamó-, un total de más de treinta millones de segundos para hacer un año-.
Aquello le parecía una montaña demasiado elevada para escalarla.
Pero entonces escuchó la voz del péndulo que le dijo con acento firme y decidido:
- Tic, tac, tic, tac. Tú estás muy equivocado. Jamás llegaremos a ninguna parte, a menos que demos un paso ahora y otro después-
El reloj recapacitó y continuó, despreocupado, marcando segundos, minutos y horas y así acumulando días, semanas, meses y, al fin, el año.
Al terminar, en el silencio de la noche volvió a escuchar la voz del péndulo que le dijo:
- Paso a paso, con paciencia y perseverancia se puede ascender la más elevada montaña.
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