La Orden de los Ermitaños de San Francisco (Mínimos) fue fundada por San Francisco de Paula (en la imagen, el que se venera en el asilo de su nombre en la Habana) en Italia en el siglo XV. Los llamó así porque quería que fueran aún más humildes y pobres que los “menores” de San Francisco de Asís. Tradicionalmente se considera su inicio en la adolescencia de Francisco de Paula, luego de que estuviera un año con los franciscanos (sus padres habían hecho una promesa al santo de Asís de que si les concedía un hijo, lo llevarían a un convento de sus frailes menores). Francisco y unos pocos seguidores construyeron los primeros conventos, muy austeros y penitentes. En 1493 tuvieron la aprobación del papa Alejandro VI. Los mínimos tienen abstinencia total y perpetua de todo tipo de carne, salvo grave enfermedad, por prescripción médica y permiso explícito del superior. Visten de negro (por error les visten en las imágenes de marrón y hasta con cordón franciscano), un corto escapulario dobre el pecho y cíngulo de cinco nudos (las llagas de Cristo). La orden creció muchísmo, pero comenzó a declinar tras la revolución francesa. Actualmente no llegan a 200 frailes.
Enero:
20: Nuestra Señora, la Virgen del Milagro.
Febrero:
3: Beato Nicolás Saggio de Longobardi, religioso.
4: Santa Juana de Valois, reina y fundadora de las Franciscanas de la Anunciata (fue muy socorrida por San Francisco de Paula y amiga suya).
Abril:
2: San Francisco de Paula, Padre y Fundador.
Julio:
4: Beato Gaspar de Bono, presbítero.
13: Santa Clelia Barbieri, virgen fundadora de las Mínimas de la Virgen Dolorosa.
Agosto:
8: Beata Margarita María Caiani, virgen fundadora de las Mínimas Franciscanas del Sagrado Corazón.
Septiembre:
1: Beatos Tomás y Juan Felton, mártires.
2: Beato Carlos Ludovico Hurtrel, mártir.
8: Nuestra Señora, la Virgen de la Victoria.
Octubre:
21: Beato Nicolás Barré, presbítero.
Noviembre:
3: Conmemoración de los Difuntos de la Orden.
*"Deja el amor del mundo y sus dulcedumbres, como sueños de los que uno despierta; arroja tus cuidados, abandona todo pensamiento vano, renuncia a tu cuerpo. Porque vivir de la oración no significa sino enajenarse del mundo visible e invisible. Nada. A no ser el unirme a Ti en la oración de recogimiento. Unos desean la gloria; otros las riquezas. Yo anhelo sólo a Dios y pongo en Ti solamente la esperanza de mi alma devastada por la pasión"
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