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jueves, 1 de septiembre de 2011

¿QUÉ ES LA PASCUA?




Conoce en pocas palabras la historia y significado de la Pascua y la importancia de este tiempo en el calendario litúrgico.

La Pascua Judía.
Originariamente, sin duda, fiesta semítica del retorno primaveral de la vegetación, común a todas las civilizaciones primitivas, la pascua, por la providencial coincidencia de su celebración con la liberación de Egipto, llegará a ser para Israel el memorial de esta liberación (cf. Éx 12 y 2 Re, 23, 21-23). Se supone generalmente que su nombre viene de pasah, "pasar" en el sentido de dispensar (cf. Éx 12, 23), aludiendo a que el Señor pasa sin herir con sus plagas delante de las cases marcadas con la sangre del cordero inmolado por los hebreos. Más tarde, a la idea de este paso del Señor para rescatar a su pueblo de la esclavitud, se unirá la idea del paso del pueblo mismo que se va llevar tras de si fuera de Egipto hacía el país de la promesa, en el que Israel estará en su casa al estar en la casa de su Dios.

Así, en la reflexión religiosa de Israel, la pascua, con el memorial que pervive en su celebración, evocará la intervención redentora típica por la que Dios ha salvado y reconstruido a su pueblo. Habiéndose hecho inseparables la pascua y el éxodo salvador, el retorno del exilio será descrito como un nuevo éxodo, una nueva pascua (cf. Os 2, 16 ss; Is 63, 7 ss).

Cuando reflexionamos el significado de la celebración pascual judía donde Dios salva y reconstruye a su pueblo, vemos claramente una anticipación de la figura del Salvador, del Mesías que viene a salvar a los hombres y a reconstruir el pueblo, instaurando el Pueblo de Dios.

Pascua Cristiana.
En el Nuevo Testamento, san Lucas describirá el anuncio hecho a los discípulos de la muerte de Jesús, en la transfiguración, como su éxodo que debía cumplirse en Jerusalén (9, 31, cf. Jn 13, I al hablar de su paso de este mundo al Padre, en el momento de la pascua). Es probable también que la imagen del cordero inmolado, en Is 53, 7, implicaba desde el principio una referencia pascual. En todo caso, san Pablo describirá la pasión salvadora de Cristo diciendo: "Cristo, nuestra pascua, ha sido inmolado" (I Cor 5, 7).

Así, por una parte, la celebración pascual se convertirá para los cristianos en la celebración de la muerte y de la resurrección del Salvador, y la pascua judía, con todo lo que había significado para los judíos en la primera alianza, será para ellos la fuente principal de su interpretación de la pasión. Ya en la primera epístola de san Pedro vemos superponerse a este tema e1 del bautismo, celebrado de antiguo con preferencia en la noche pascual. Pasado Él mismo de este mundo a su Padre por la cruz, Cristo nos transporta tras Él, no ya simplemente del Egipto material a una tierra prometida que no lo era menos, aunque uno y otra estuvieran ya llenos de evocaciones espirituales, sino "del reino de las tinieblas al reino del Hijo" (Cal 1, 13), que es lo mismo que la entrada en participación de "la heredad de los santos en la luz" (v. 12).

Así el misterio de Cristo, tal como lo explicará san Pablo y como lo celebrará toda la liturgia de la antigua Iglesia, es el misterio pascual, es decir, el que se cumplió en la pascua, que la pascua cristiana conmemora, y que constituye la pascua definitiva de la nueva y eterna alianza.

La parusía de Cristo será finalmente descrita a su vez como el definitivo cumplimiento de esta pascua en la eternidad (cf Lc 22, 16 y Mt 26, 29). (Bouyerdi, Diccionario)

La Pascua en la Iglesia Católica.
La Pascua es la fiesta principal, corazón y punto álgido del calendario litúrgico, la llamada "Fiesta de Fiestas" opaca incluso a la Navidad, pues en si en la natividad nació el Salvador y nos llenó de gozo su venida, aún mayor alegría nos causa el cumplimiento de las promesas de Dios al enviarnos a un Salvador que rescatara a la humanidad entera del pecado.

La fecha de la pascua.
La Pascua cambia cada año debido a la relación que tiene con la pascua judía y las diferencias entre el calendario judío y el nuestro.

Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan (el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía, o sea, el 14 de Nisan, murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el domingo siguiente, que ese año fue el 17 de Nisan.

El calendario judío es lunar, y el nuestro solar, lo cual complica bastante las cosas. Por ejemplo, el calendario tiene 354 días. Para hacer un ajuste, judíos insertan un mes a su calendario, por orden del Sanedrín (no por algún método definido). Esto dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua.

En los primeros tiempos, los cristianos de origen judío continuaron usando el calendario judío para la pascua: El viernes santo lo celebraban el 15 de Nisan y la pascua de resurrección el 17 de Nisan (fuese o no domingo).

En el resto del imperio romano, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo y todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección. Por eso se optó por celebrar La Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana debe observarse en toda la Iglesia. Los ortodoxos celebran la pascua otra fecha porque siguen el calendario Juliano (ortodoxo ruso). La fecha de la fiesta de Pascua católica fluctúa entre el 22 de Marzo y el 25 Abril. En referencia a ella se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico.

El tiempo de Pascua Explicado.
La pascua se celebra por 50 días. Es la fiesta más importante d ela liturgia. Comienza el Domingo de Resurrección y termina en Pentecostés. La cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo con la liturgia de la Cena del Señor que da comienzo al Triduo Pascual. El Viernes Santo se hace el "ayuno pascual" que se continúa el sábado santo, preparatorio a la gran celebración pascual . El triduo culmina en la Vigilia Pascual del sábado por la tarde.

Los primeros ocho días de la pascua constituyen la octava y se celebran como solemnidades del Señor.

El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para los bautismo en toda la temporada de pascua.

En el día 40 de la pascua se celebra la ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés (la novena original) son días de intensa preparación para la venida del Espíritu Santo.

Referencias tomadas para este artículo: (Bouyerdi, Diccionario)
www.corazones.org
(La Pascua, P. Jordi Rivero
)

¡ALELUYA! CRISTO HA RESUCITADO ¡ALELUYA!
El Domingo de Resurrección nos llama al momento de alegría plena en el Calendario Litúrgico. Reflexiona en torno a este maravilloso momento.

1. Estaban satisfechos los enemigos de Jesús porque creían que todo había terminado. Jesús se había convertido en una pesadilla para ellos. Ahora, ya están tranquilos. También los amigos de Jesús creían que con su muerte había llegado el final. La fe de todos se tambaleó. Sólo María, la Madre de Jesús, se mantuvo firme, sin ninguna sombra de vacilación. La vela del tenebrario que queda encendida después de todas apagadas en maitines. Se lleva detrás del altar y se saca después. Es la fe de María. María Magdalena no hacía más que llorar. Para ella nada tenía ya sentido. Jesús ya no está con ellos. Su cadáver está en el sepulcro. Ella hacía poco tiempo que había derrochado una fortuna para ungirle con perfume. Judas la criticó y Jesús la defendió porque le había perfumado proféticamente ungiéndole para la sepultura. El viernes, a las tres de la tarde, todo se había consumado. José de Arimatea y Nicodemo le amortajaron y le enterraron. María Magdalena quiso perfumarle también, después de muerto, una vez transcurrido el descanso legal del Sábado judío.

2. Cargada iba de perfumes y llorando camino del sepulcro del Jesús que le había cambiado la vida y se la había llenado de alegría. ¡Pero qué impresión tan fuerte cuando vio el sepulcro abierto y las vendas depositadas y plegadas sobre el sepulcro! Juan 20,1.

3. Corriendo ha ido a anunciar lo que ha visto a los Apóstoles. Pedro y Juan escuchan y reciben el mensaje de María Magdalena y van corriendo al sepulcro. "Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó". Sólo en esta ocasión dice el Evangelio que alguien cree en la Resurrección al ver el sepulcro vacío. El evangelista tiene en cuenta que la mayoría de lectores a quienes no se les ha aparecido Cristo Resucitado, han de creer sin haberle visto. Juan quiere demostrar que si él ha creído sólo por haber visto el sepulcro vacío, y antes de sus apariciones personales, no es necesario verle resucitado, para creer en la resurrección.

4. Para él fue un hecho inesperado, insólito, nuevo: "No había aún entendido la Escritura que dice que El había de resucitar de entre los muertos". Los Apóstoles se fueron. Y María se quedó junto al sepulcro, llorando... "Se volvió hacia atrás y vio a Jesús allí de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dijo: "Mujer, por qué lloras? ¿A quién buscas?". -"María". -"Maestro" (Jn 20,11). Cristo se aparece a una mujer, porque como fue una mujer la causa del pecado de Adán, ha de ser una mujer la que anuncie a los hombres la resurrección y por tanto, la liberación del pecado.

5. "Jesús le dijo: (Jn 20,17). María deja alejarse a su Amado. San Juan de la Cruz cantará con voz sublime el alejamiento del Amado: "¿Adónde te escondiste, Amado, - y me dejaste con gemido? - Como el ciervo huiste - habiéndome herido, - salí tras ti clamando - y eras ido".

6. María ha visto el «rostro del Resucitado». Un rostro, que en ocasiones no se contempla suficientemente, a causa de una cierta tradición que concentra en la Cuaresma el «período intenso» de las iniciativas pastorales y de la celebración de los ritos. Una riqueza, que no hay que perder, pero que tiene un inconveniente: de este modo «se tiene la oportunidad de evangelizar y santificar el sufrimiento», pero no se evangeliza suficientemente «la alegría».

El riesgo es que el escenario de los temas de la Pasión prevalezca sobre el de la Pascua, «exultación y fiesta», que en los primeros siglos del cristianismo, antes de la institución de la Cuaresma, representaba el período privilegiado de los sacramentos, la catequesis y la liturgia. «En el mundo de hoy nos damos cuenta cada vez mejor que evangelizar el placer y la alegría no es menos importante que evangelizar el dolor. Se piensa tantas veces que Dios es enemigo de la alegría, que con Dios todo placer, toda fiesta, toda explosión de alegría es pecado. No es verdad. El sepulcro vacío es la imagen de esa irrefrenable aspiración humana al placer, tal y como lo entiende Dios. «La resurrección de Cristo es la máxima afirmación de que el fin de la vida no es el sufrimiento y la renuncia, sino la alegría y el gozo. Jesús ha roto la cadena del placer que genera sufrimiento y la ha sustituido con el sufrimiento que genera placer» (Cantalamessa). «De este modo, la alegría tiene la última palabra, y no el sufrimiento. ¡Tenemos una necesidad enorme de hacer resplandecer ante los ojos de nuestros contemporáneos el rostro del Resucitado!»,

7. Otra vez María en busca de los discípulos. El amor es activo, no puede estar quieto. "Qui non zelat non amat", dice San Agustín. El encuentro con Jesús engendra caminos de búsqueda de hermanos para anunciarle. La experiencia de la belleza y del amor impone psicológicamente la comunicación de lo que se experimenta, de lo que se goza. Por eso sólo puede anunciar a Cristo con fruto, quien ha experimentado su amor. Los apóstoles son testigos de la resurrección porque han visto a Jesús, el que bien conocían, vivo entre ellos después de la resurrección. Vieron que no estaba entre los muertos, sino vivo entre ellos, conversando con ellos, comiendo con ellos. No anunciaron una idea de la resurrección, sino al mismo Jesús resucitado, con una nueva vida, que no era retorno a la mortal, como Lázaro, sino inmortal, la vida de Dios. Ha vencido a la muerte y ya no morirá más.

8. Pedro, testigo de la resurrección, repite una y otra vez: "que lo mataron colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver a nosotros que hemos comido y bebido con él después de la resurrección. Los que creen en él reciben el perdón de los pecados" Hechos 10,34. En consecuencia: "Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, no los de la tierra" Colosenses 3,1.

9. Si María Magdalena se hubiera cerrado en su decaimiento, la resurrección habría sido inútil. María Magdalena hizo, como Juan y Pedro, lo que debieron hacer: salir, abrirse, comunicar. Es el mejor remedio para curar la depresión. San Ignacio aconseja "el intenso moverse" contra la desolación (EE 319). De esta manera, la sabia colaboración de todos, ha conseguido la manifestación de Cristo Resucitado.

10. Proclamemos que "este es el día grande en que actuó el Señor: sea el día de nuestra alegría y de nuestro gozo" Salmo 117. Exultemos de gozo con toda la Iglesia, porque éste es el gran día de la actuación de las maravillas de Dios. "¿De qué nos serviría haber nacido, si no hubiéramos sido rescatados?" (Pregón Pascual).

11. Y así como Cristo ha resucitado, nos resucitará a nosotros. Vivamos ya ahora como resucitados que mueren cada día al pecado. La resurrección se va haciendo momento a momento. Es como el crecimiento de un árbol, que no crece de golpe, sino imperceptiblemente. Tendremos tanta resurrección cuanta muerte. Con el auxilio de la gracia siempre actuante en nosotros. "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu Resurrección, Señor Jesús".

Pascua

El término inglés para Pascua, Easter, según Beda el Venerable (De temporum ratione, I, v), se relaciona con Estre, una diosa teutónica de la luz naciente del día y de la primavera, deidad que, sin embargo, es por lo demás desconocida, incluso en los Edda (Simrock, Mythol., 362); en anglosajón, eâster, eâstron; en el antiguo alto alemán, ôstra ôstrara, ôstrarun; en alemán, Ostern. Abril se llamó easter-monadh. El plural eâstron se usa porque la fiesta dura siete días. Como el plural francés Pâques, es una traducción del latín Festa Paschalia, toda la octava de Pascua. El término griego para Pascua, pascha, no tiene nada en común con el verbo paschein, “sufrir”, aunque se relacionó con él por los escritores simbólicos tardíos; es la forma aramea de la palabra hebrea pesach (transitus, paso). Los griegos llaman a Pascua la pascha anastasimon; al Viernes Santo la pascha staurosimon. Los términos respectivos usados por los latinos son Pascha resurrectionis y Pascha crucifixionis. En los Breviarios Romano y Monástico la fiesta lleva el título de Dominica Resurrectionis; en el Breviario Mozárabe, In Laetatione Diei Pasch resurrectionis; en el Breviario Ambrosiano, In Die Sancto Paschae. Las lenguas romances han adoptado el término greco-hebreo: en latín, Pascha; en italiano, Pasqua; en español, Pascua; en francés, Pâques. También algunas naciones célticas y teutónicas lo usan: en escocés, Pask; en holandés, Paschen; en danés, Paaske; en sueco, Pask; incluso en las provincias alemanas del bajo Rhin la gente llama a la fiesta Paisken y no Ostern. La palabra, principalmente en España e Italia, se identifica con la palabra “solemnidad” y se extiende a otras fiestas, por ejemplo en español, Pascua florida es el Domingo de Ramos; la Pascua de Pentecostés, Pentecostés; la Pascua de la Natividad, la Navidad; la Pascua de Epifanía, la Epifanía. En algunas partes de Francia también se llama Pâques a la Primera Comunión, sea cual sea la época del año en que se administra.

LA FIESTA

Pascua es la fiesta principal del año eclesiástico. León I (Sermo xlvii in Exodum) la llama la máxima fiesta (festum festorum), y dice que la Navidad se celebra sólo como preparación para la Pascua. Es el centro de la mayor parte del año eclesiástico. El orden de los domingos desde Septuagésima al último domingo después de Pentecostés, la fiesta de la Ascensión, Pentecostés, Corpus Christi, y todas las demás fiestas móviles, desde la de la Oración de Jesús en el Huerto (martes después de Septuagésima) a la fiesta del Sagrado Corazón (viernes después de la octava del Corpus Christi), depende de la fecha de Pascua. La conmemoración de la muerte del verdadero Cordero de Dios y la Resurrección de Cristo, la piedra angular sobre la que se construye la fe cristiana, es también la fiesta más antigua de la Iglesia Cristiana, tan vieja como el Cristianismo, el vínculo que une al Antiguo y el Nuevo Testamento. Que no la mencionen los Padres Apostólicos y que oigamos hablar por primera vez de ella principalmente por medio de la controversia de los Decimocuartos es puramente accidental. La conexión entre la Pascua judía y la fiesta cristiana de Pascua es real e ideal. Real, puesto que Cristo murió el primer día de la Pascua judía; ideal, como la relación entre modelo y realidad, porque la muerte y Resurrección de Cristo tiene sus figuras y modelos en el Antiguo Testamento, particularmente en el cordero pascual, que se comía hacia el anochecer del 14 de Nisán. De hecho la fiesta judía fue absorbida en la celebración de la Pascua cristiana; la liturgia (Exsultet) canta el paso de Israel a través del Mar Rojo, el cordero pascual, la columna de fuego, etc. Sin embargo, aparte de la fiesta judía, los cristianos celebraban el aniversario de la muerte y Resurrección de Cristo. Pero para tal fiesta era necesario saber la fecha exacta del calendario de la muerte de Cristo. Saber esta fecha era muy sencillo para los judíos; era el día después del 14 del primer mes, el 15 de Nisán de su calendario. Pero en otros países del vasto Imperio Romano había otros sistemas de cronología. Los romanos desde el 45 antes de Cristo habían utilizado el Calendario Juliano reformado; también estaban los Calendarios Egipcio y Siromacedonio. El fundamento del Calendario Judío era el año lunar de 354 días, mientras que los demás sistemas dependían del año solar. Por consiguiente los primeros días de los meses y años judíos no coincidían con un día fijo del año solar romano. Cada cuarto año el sistema judío tenía un mes intercalado. Al insertarse este mes, no de acuerdo a un método científico o una regla definida, sino arbitrariamente, por orden del Sanedrín, una fecha judía lejana nunca puede trasponerse con seguridad a la correspondiente fecha juliana o gregoriana (Ideler, Chronologie, I, 570 y s.). La relación entre la Pascua judía y la cristiana explica el carácter móvil de esta fiesta. Pascua no tiene, como la Navidad, una fecha fija, porque el 15 de Nisán del calendario semítico cambiaba de fecha en fecha en el Calendario Juliano. Puesto que Cristo, el verdadero Cordero Pascual, había sido muerto el mismo día en que los judíos, al celebrar su Pascua, inmolaban al cordero que lo prefiguraba, los cristianos judíos de Oriente siguieron el método judío, y conmemoraban la muerte de Cristo el 15 de Nisán y su Resurrección el 17 de Nisán, sin que importara en qué día de la semana cayeran. Para esta costumbre alegaban la autoridad de San Juan y San Felipe.

En el resto del imperio predominó otra consideración. Cada domingo del año era una conmemoración de la Resurrección de Cristo, que había tenido lugar en domingo. Puesto que el domingo posterior al 14 de Nisán fue el día histórico de la Resurrección, en Roma la fiesta de Pascua fue este domingo. Pascua se celebraba en Roma y Alejandría el primer domingo después de la primera luna llena tras el equinoccio de primavera, y la Iglesia Romana alegaba para esta costumbre la autoridad de los Santos Pedro y Pablo. El equinoccio de primavera en Roma caía el 25 de Marzo; en Alejandría el 21 de Marzo. En Antioquia la Pascua se guardaba el domingo posterior a la Pascua judía (Ver CONTROVERSIA DE PASCUA). En la Galia un cierto número de obispos, deseando evitar las dificultades del cómputo pascual, parecen haber señalado para Pascua una fecha fija del calendario romano, celebrando la muerte de Cristo el 25 de Marzo, su Resurrección el 27 de Marzo (Marinus Dumiensis en P.L., LXXII, 47-51), puesto que ya en el Siglo III se consideraba el 25 de Marzo el día de la Crucifixión (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Esta práctica fue de corta duración. Muchos calendarios de la Edad Media contienen estas mismas fechas (25 de Marzo, 27 de Marzo) por razones puramente históricas, no litúrgicas (Grotenfeld, Zeitrechnung, II, 46, 60, 72, 106, 110, etc.). Los montanistas en Asia Menor guardaban la Pascua el domingo posterior al 6 de Abril (Schmid, Osterfestberechnung in der abendlandischen Kirche). El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana debía observarse por toda la Iglesia. Pero incluso en Roma la fecha de Pascua se cambió repetidamente. Los que continuaron guardando la Pascua con los judíos fueron llamados Decimocuartos (14 de Nisán) y excluidos de la Iglesia. El computus paschalis, el método de determinar la fecha de Pascua y las fiestas de ella dependientes, fue considerado de antiguo tan importante que Durandus (Rit. div. off., 8, c.i.) declara indigno de su nombre a un sacerdote que no conozca el computus paschalis. El carácter móvil de Pascua (22 de Marzo a 25 de Abril) da origen a inconvenientes, especialmente en los tiempos modernos. Durante décadas, los científicos y otra gente han trabajado en vano por una simplificación del cómputo, fijando Pascua el primer domingo de Abril o el domingo más próximo al 7 de Abril. Algunos incluso desean poner todos los domingos en una cierta fecha del mes, vg., empezando el Año Nuevo siempre en domingo, etc. [Ver L. Günther, “Zeitschrift Weltall” (1903); Sandhage y P. Dueren en “Pastor bonus” (Tréveris, 1906); C. Tondini, “L’Italia e la questione del Calendario” (Florencia, 1905).]

EL OFICIO Y LA MISA DE PASCUA

Las primeras Vísperas de Pascua se relacionan ahora con la Misa del Sábado Santo, porque esa Misa se celebraba antiguamente por la tarde (ver SÁBADO SANTO); sólo consisten en un salmo (cxvi) y el Magnificat. Los Maitines sólo tienen un Nocturno; el Oficio es breve porque el clero está ocupado con los catecúmenos, la reconciliación de los pecadores, y la distribución de las limosnas, que se daban abundantemente por los ricos en el día de Pascua. Esta peculiaridad de recitar sólo un Nocturno se extendió por algunas iglesias desde la octava de Pascua a todo el tiempo pascual, y pronto a todas las fiestas de los Apóstoles y fiestas mayores similares de todo el año eclesiástico. Esta práctica se encuentra en los breviarios alemanes ya en el Siglo XIX (“Brev. Monaster.”, 1830; Baumer,“Breview”, 312). La octava de Pascua termina con la Nona del Sábado y el Domingo se recitan los tres Nocturnos con los dieciocho salmos del Oficio dominical ordinario. Muchas iglesias, sin embargo, durante la Edad Media y posteriormente (Brev. Monaster., 1830), en el Domingo de Cuasimodo (Dominica in Albis) se repetía el Nocturno breve de la semana de Pascua. Antes de que el usus Romanae Curiae (Baumer, 301) se extendiera por los Franciscanos por toda la Iglesia los dieciocho (o veinticuatro) salmos de los Maitines regulares del domingo se distribuían, tres a tres, en los Maitines de la semana de Pascua (Bäumer, 301). Esta práctica es aún una de las peculiaridades del Breviario Carmelita. El Breviario simplificado de la Curia Romana (Siglo XII) estableció la costumbre de repetir los Salmos i, ii, iii, cada día de la octava. Desde el Siglo IX al XIII en la mayor parte de las diócesis se observaban los dos preceptos de oír Misa y abstenerse de trabajos serviles durante toda la semana de Pascua (Kellner, Heortologie, 17); más tarde esta norma se limitó a dos días (lunes y martes), y desde finales del Siglo XVIII, al lunes solo. En los Estados Unidos incluso el lunes no es fiesta de precepto. Los tres primeros días de la semana de Pascua son dobles de primera clase, los demás días semi-dobles. Durante esta semana, en el Oficio Romano, por costumbre inmemorial, se omiten los himnos, o más bien nunca se introdujeron. El antiguo Oficio eclesiástico no contenía himnos, y por respeto a la gran solemnidad de Pascua y al antiguo cántico "Haec Dies", la Iglesia Romana no tocó el antiguo Oficio de Pascua introduciendo himnos. Por tanto hasta ahora el Oficio de Pascua consiste solo en salmos, antífonas, y las grandes lecturas de los Maitines. Sólo el "Victimae Paschali" se adoptó en muchas de las iglesias y órdenes religiosas en las Segundas Vísperas. Los Oficios Mozárabe y Ambrosiano usan el himno ambrosiano "Hic est dies versus Dei" en Laudes y Vísperas, el Breviario Monástico, "Ad coenam Agni providi" en Vísperas, "Chorus novae Jerusalem" en Maitines, y "Aurora lucis rutilat" en Laudes. El Breviario Monástico tiene también tres Nocturnos el día de Pascua. Aparte de los himnos se omite la lectura breve y las Horas Intermedias no tienen antífonas; el lugar de los himnos, lecturas breves, y responsorios se ocupa por el cántico, "Haec Dies quam fecit Dominus, exultemus et laetemur in ea". Las Misas de la semana de Pascua tienen una secuencia de carácter dramático, "Victimae paschali", que fue compuesta por Wipo, un sacerdote borgoñón de las cortes de Conrado II y Enrique III. El Prefacio actual es una abreviación del largo Prefacio del Sacramentario Gregoriano. El "Communicantes" y el "Hanc igitur" contienen referencias al bautismo solemne de la víspera de Pascua. Dos aleluyas se añaden al "Benedicamus Domino" de Laudes y Vísperas y al "Ite Missa est" de la Misa durante toda la octava. Cada día de la octava tiene una Misa especial; un antiguo misal manuscrito español de 855 contiene tres Misas para el Domingo de Pascua; los misales galicanos tiene dos misas para cada día de la semana, una de las cuales se celebraba a las cuatro de la mañana, precedida de una procesión (Migne, La Liturgie Catholique, París, 1863, p. 952). En el Sacramentario Gelasiano cada día de la semana de Pascua tiene su propio Prefacio (Probst, Sacramentarien, p. 226).

Para tener una idea correcta de la celebración de la Pascua y de sus Misas, debemos recordar que estaba íntimamente relacionada con el solemne rito del bautismo. Los actos litúrgicos preparatorios comenzaban la víspera y se continuaban durante la noche. Cuando la cantidad de personas a bautizar era grande, las ceremonias sacramentales y la celebración de Pascua se unían. Esta conexión se cortó en una época en que, al haber cambiado la disciplina, se perdió incluso el recuerdo de las viejas tradiciones. La mayor parte de las ceremonias se trasladó a las horas de la mañana del Sábado Santo. Este cambio, sin embargo, no produjo una nueva creación litúrgica adaptada al nuevo orden de cosas. Las antiguas ceremonias bautismales se dejaron intocadas y ahora no tienen más razón para su conservación, aparentemente, que su antigüedad. El hueco dejado en los servicios litúrgicos después de que las solemnidades de la noche se habían trasladado a la mañana del Sábado Santo se cubrió en Francia, en Alemania y en algunos otros países por una ceremonia doble que, sin embargo, nunca se adoptó en Roma. Primero, estaba la conmemoración de la Resurrección de Cristo. A medianoche, antes de Maitines, el clero en silencio entraba en la iglesia a oscuras y transportaba la cruz desde el sepulcro al altar mayor. Luego se encendían las velas, se abrían las ventanas, y se celebraba una procesión solemne con la cruz por la iglesia, el claustro, o el cementerio. Mientras la procesión iba del altar a la puerta, se cantaba la hermosa antífona, "Cum Rex gloriae", la primera parte en voz baja (humili ac depressâ voce), para simbolizar la tristeza de las almas en el limbo; desde Advenisti desiderabilis los cantores elevaban sus voces como muestra de alegría, mientras los acólitos hacían sonar las campanillas que llevaban. El texto completo de esta antífona, que ha desaparecido de la liturgia, sigue:

Cum rex gloriae Christus infernum debellaturus intraret, et chorus angelicus ante faciem ejus protas principum tolli praeciperet, sanctorum populus, qui tenebatur in morte captivus, voce lacrimabili clamabat dicens: Advenisti desiderabilis, quem expectabamus in tenebris, ut educere hac nocte vinculatos de claustris. Te nostra vocabant suspiria, te large requirebant lamenta, tu factus est spes desperatis, magna consolatio in tormentis. Alleluja.

Cuando volvía la procesión, en muchas iglesias se cantaba en la puerta el "Attollite portas" (Sal. xxiii), para simbolizar la entrada victoriosa de Cristo en el limbo y el infierno. Después de la procesión se cantaban los Maitines. En siglos posteriores el Santísimo Sacramento tomó el lugar de la cruz en la procesión. Esta ceremonia se celebra aún, con la aprobación de la Santa Sede, en Alemania en la víspera de Pascua con ceremonias más sencillas, en forma de devoción popular.

Segundo, la visita al Sepulcro. Tras la tercera lectura del Nocturno dos clérigos, representando a las santas mujeres, iban al sepulcro vacío donde otro clérigo (el ángel) les anunciaba que el Salvador había resucitado. Entonces los dos llevaban el mensaje al coro, donde dos sacerdotes, representando a Pedro y Juan, corrían a la tumba y, al encontrarla vacía, mostraban al pueblo la tela en la que el cuerpo había estado envuelto. Luego el coro cantaba el "Te Deum" y el "Victimae paschali". En algunas iglesias, vg., en Ruán, se representaba también la aparición de Cristo a María Magdalena. De esta solemne ceremonia, que se remonta al Siglo X, se desarrollaron las numerosas obras de Pascua. (Nord-Amerikanisches Pastoralblatt, Octubre de 1907, p. 149, tiene un largo artículo sobre estas dos ceremonias). Las obras teatrales de Pascua al principio solo utilizaban las palabras de los Evangelios y el "Victimae paschali"; en el curso de su desarrollo se convirtieron en dramas normales, en versos latinos o en lengua vernácula, que contenían el regateo entre el vendedor de ungüentos y las tres mujeres, el diálogo entre Pilatos y los judíos pidiendo soldados para guardar el sepulcro, la competición de Pedro y Juan corriendo a la tumba, el Salvador resucitado apareciéndose a Magdalena, y el descenso de Cristo al infierno. Hacia el fin de la Edad Media el tono de estas obras teatrales se volvió mundano, y estaban llenas de largos discursos burlescos de comerciantes de ungüentos, judíos, soldados, y demonios (Creizenach, Gesch, des neuen Dramas, Halle, 1893).

La procesión combinada con las solemnes Segundas Vísperas del Domingo de Pascua es muy antigua. Hay gran variedad en la forma de solemnizar estas Vísperas. El servicio comenzaba con los nueve Kyrie Eleisons, cantados como en la Misa de Pascua, a veces incluso con el correspondiente tropo lux et origo boni. Después del tercer salmo todo el coro iba en procesión a la capilla bautismal, donde se cantaban el cuarto salmo, el "Victimae paschali", y el Magnificat: de ahí la procesión se desplazaba a la gran cruz de la entrada del santuario (coro), y de allí, después de que se cantara el quinto salmo y el Magnificat, al sepulcro vacío, donde acababa el servicio. Los Carmelitas y un cierto número de diócesis francesas, vg., París, Lyon, Besançon, Chartres, Laval, han conservado, con el permiso de la Santa Sede, estas Vísperas solemnes desde la reintroducción del Breviario Romano. Pero se celebran de manera diferente en cada diócesis, muy modernizadas en algunas iglesias. En Lyon, el Magnificat se canta tres veces. En Colonia y Tréveris las Vísperas solemnes de Pascua se abolieron en el Siglo XIX (Nord-Amerikanisches Pastoralblatt, Abril de 1908, p. 50). Mientras que el Rito Latino sólo admite conmemoraciones en Laudes, Misa, y Vísperas desde el Miércoles de la semana de Pascua y excluye cualquier conmemoración en los tres primeros días de la semana, las Iglesias Griega y Rusa trasladan los Oficios de los santos que tocan (cánones) de Maitines a Completas durante toda la octava, incluso el Domingo de Pascua. Después de la Anti-pascha (Domingo de Cuasimodo), los cánones y otros cánticos de Pascua continúan en todo el Oficio hasta el día de la Ascensión, y los cánones de los santos sólo ocupan el segundo lugar en Maitines. También los griegos y rusos tienen una procesión solemne, antes de Maitines, durante la cual cantan ante la puerta de la iglesia el salmo lxvii, repitiendo después de cada versículo la antífona de Pascua. Cuando sale la procesión, la iglesia está a oscuras; cuando vuelve, cientos de velas y lamparillas de colores se encienden para representar el esplendor de la Resurrección de Cristo. Después de Laudes todos los que están presentes se dan unos a otros el beso de Pascua, no excluyendo ni siquiera a los mendigos. Uno dice: “Cristo ha resucitado”; el otro contesta: “Verdaderamente ha resucitado”; y estas palabras son el saludo de los rusos durante el tiempo de Pascua. Una costumbre similar se adoptó, por influencia de la corte bizantina, en Roma durante una época. El saludo era: Surrexit Dominus vere; R. Et apparuit Simoni. (Maximilianus, Princ. Sax., Praelect. de liturg. Orient., I, 114; Martene, De antiq. Eccl. rit., c. xxv, 5.) La Iglesia Armenia durante todo el periodo de Pascua a Pentecostés celebra solo la Resurrección con exclusión de todas las fiestas de los santos. El Lunes de Pascua celebran el día de Todos los Santos, el sábado de la misma semana la Decapitación de San Juan Bautista, el tercer domingo después de Pascua la fundación de la primera iglesia cristiana en Sión y de la Iglesia en general, el quinto domingo la Invención de la Santa Cruz en Jerusalén, luego el jueves la Ascensión de Cristo, y el domingo posterior la fiesta de la gran Visión de San Gregorio. Desde Pascua a la Ascensión los armenios nunca ayunan ni se abstienen de carne (C. Tondini de Quaranghi, Calendrier de la Nation Arménienne). En el Rito Mozárabe de España, después del Padre Nuestro el día de Pascua y durante la semana el sacerdote entona la palabra "Regnum" y canta "Vicit Leo de Tribu Juda radix David Alleluja". El pueblo responde: "Qui sedes super Cherubim radix David. Alleluja". Esto se canta tres veces (Missale Mozarab.). En algunas ciudades de España antes de salir el sol salen dos procesiones de la iglesia principal; una con la imagen de María cubierta con un velo negro; otra con el Santísimo Sacramento. Las procesiones caminan en silencio hasta que se encuentran en un lugar predeterminado; entonces se quita el velo de la imagen de María y el clero y el pueblo cantan el “Regina Coeli" (Guéranger, Kirchenjarh, VII, 166). Para el santuario de Emaús en Tierra Santa, la Santa Sede ha aprobado una fiesta especial el Lunes de Pascua, "Solemnitas manifestationis D.N.I. Chr. Resurg., Titul. Eccles. dupl. I Cl.", con Misa y Oficio propios (Cal. Rom. Seraph. in Terrae S. Custodia, 1907).



Pascua en el Antiguo Testamento

La fiesta de la Pascua vincula al Antiguo y al Nuevo Testamento

Hay una continuidad histórica y religiosa entre La Pascua judía y la cristiana ya que Cristo murió el primer día de la fiesta judía de la Pascua, que celebra la liberación por mano de Dios del pueblo judío de la esclavitud de Egipto.

Tiene además un profundo simbolismo ya que la muerte de Jesucristo cumple la Antigua Ley, sobre todo en lo referente al cordero pascual que los judíos comen la noche víspera del 14 de Nisan. Cristo, es inmolado el mismo día de la pascua judía, en que se inmolaban los corderos en el templo. Jesús es el Cordero Pascual que nos libera del pecado. Por eso nuestra pascua, como la judía recuerda el paso de Israel por el Mar Rojo, el cordero pascual, la columna de fuego que guiaba a Israel, etc. Pero ahora con un significado mas completo.

La fecha de la Pascua

Muchos se preguntan ¿por qué la pascua cambia de fecha cada año?. La razón es la conexión entre la pascua judía y la cristiana y la diferencia entre el calendario judío y el nuestro.

Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan (el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la pascua (la última cena) según la costumbre judía, o sea, el 14 de Nisan, murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el domingo siguiente, que ese año fue el 17 de Nisan.

Pero es muy difícil pasar una fiesta antigua del calendario judío (lunar) al nuestro (solar). El calendario judío es lunar (tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos intercalan un mes a su calendario, no según un método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín. Esto dio lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua. Los judíos cristianos continuaron usando el calendario judío para la pascua: El viernes santo lo celebraban el 15 de Nisan y la pascua de resurrección el 17 de Nisan (fuese o no domingo).

En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús históricamente resucitó el domingo y todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección. Por eso se optó por celebrar La Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. La Iglesia Romana se basa en la autoridad de San Pedro y San Pablo. Pero no todos los cristianos celebraban el mismo día la pascua. Por otra parte, ya desde el siglo III se consideraba que, según el calendario romano, Jesús murió el 25 de Marzo y resucitó el 27 (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Algunos obispos celebraban esas fechas fijas. El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana debe observarse en toda la Iglesia. Los ortodoxos celebran la pascua otra fecha porque siguen el calendario Juliano (ortodoxo ruso). La fecha de la fiesta de Pascua católica fluctúa entre el 22 de Marzo y el 25 Abril. En referencia a ella se calculan las otras fiestas movibles del calendario litúrgico.

La temporada de la Pascua

Siendo la fiesta más importante de la liturgia, la pascua se celebra por 50 días, desde el domingo de Pascua hasta Pentecostés. Según la liturgia actual, la cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo con la liturgia de la Cena del Señor que da comienzo al Triduo Pascual. El Viernes Santo se hace el "ayuno pascual" que se continúa el sábado santo, preparatorio a la gran celebración pascual . El triduo culmina en la Vigilia Pascual del sábado por la tarde.

Los primeros ocho días de la pascua constituyen la octava y se celebran como solemnidades del Señor.

El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para los bautismo en toda la temporada de pascua.

En el día 40 de la pascua se celebra la ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés (la novena original) son días de intensa preparación para la venida del Espíritu Santo.


Pascua Judía. Pascua de Cristo


Para comprender mejor la Pascua que celebramos los cristianos, conviene recordar brevemnte la Pascua Judía.

Pascua Judía:
El Libro del Éxodo narra las penurias que el pueblo de Israel pasaba como esclavo en Egipto y cómo Dios llama a Moisés para que lo libere, prometiéndole una tierra próspera y fértil que Él les daría en propiedad si los israelitas decidieran dejar la seguridad y la esclavitud de Egipto. Después de muchos problemas, los hebreos emprenden el camino por el desierto hacia la "tierra prometida".

Los Judios celebran solemnemente cada año la Pascua, recordando el acontecimiento histórico de su liberación de esclavitud y los acontecimientos portentosos que el Señor realizó para liberarlos. La palabra "pascua" significa "paso".

* El paso del Señor por Egipto, sacrificando a los primogénitos egipcios y "respetando" las casas de los israelitas que estaban marcadas con la "sangre del cordero", que habían sacrificado por instrucciones de Moisés.

* El paso del pueblo, de la esclavitud de Egipto a la libetad del camino hacia la tierra prometida.

* El paso del pueblo por el Mar rojo, que Dios había abierto para que escaparan de los egipcios que los perseguían y que Dios cierra para ahogar ahí a los soldados y al faraón.

La Pascua que vivió aquel pueblo, anuncia la Pascua definitiva que vivirá Jesús para liberar al hombre de la esclavitud del pecado.

Pascua de Cristo:
El evangelio nos habla de la pascua de Cristo y los evangelistas presentan dos puntos de vista distintos, que se complementan
: san Juan nos dice que la Pascua de Cristo coincide con su muerte en la cruz. Para él, Jesús sustituye la inmolación del cordero con su propia inmolación en la cruz. Los otros tres evangelistas nos presentan la Últina Cena como la Pascua celebrada por Cristo, en la que sustituye la cena pascual por la cena Eucarística.

Para San Juan, la pascua de Cristo es su paso de este mundo al Padre, por eso presenta a Jesús como el "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1,29). Une la muerte de Cristo con su glorificación: la Pascua es muerte que lleva a la Resurrección. La hora de la crucifixión es llamada "su hora"(cf. Jn 12, 23-33)

Los otros evangelistas, por su parte, insisten descríbiendo detalladamente, que Cristo celebró la Pascua con la institución de la Eucaristía (cf. Lc 22,8.15; Mc 14, 12-16) Hablan de la muerte de Cristo en función de la "remisión de los pecados" (cf. Mt 26, 28;Mc 14, 24; Lc 22,20). Y hablan también de una muerte que realiza una Nueva Alianza.

La Pascua de Cristo consiste, por lo tanto en su inmolación al Padre, que Juan contempla en su momento real y en la instutución de la Eucaristía, que los evangelios sinópticos contemplan en su momento sacramental, éstos insisten en el signo,aquél en la realidad significada.

En Cristo encontramos el "Cordero inmolado"; el paso de Dios entre los hombres; la humanidad liberada de la esclavitud del pecado para pasar a la Patria prometida, la Nueva Alianza fundada en el amor.



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