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lunes, 26 de diciembre de 2016

Santa Vicenta María López y Vicuña

Santa Vicenta María López y Vicuña - La vida de Vicenta María López y Vicuña ocupó la segunda mitad del siglo XIX. Sus padres fueron José María López y Nicolasa de Vicuña; nació en Cascante (Navarra) el 22 de marzo de 1847. <BR> <BR> <BR> <BR>Se traslada a Madrid en plena juventud y vive en la casa de sus tíos, Manuel María de Vicuña y Eulalia de Vicuña; son piadosos y están empeñados en realizar obras de caridad con los más necesitados; de hecho, su tío es abogado y no pone peros a la hora de atender gratuitamente causas para defender los derechos de los pobres, mientras que su tía apoya con trabajo y dedicación personal la labor que se lleva a cabo en una vieja casita en la que acogía a sirvientas que se encontraban en necesidad. En ese ambiente familiar sano, mientras estudiaba, Vicenta tuvo contacto con diversas obras de apostolado, participando principalmente en catequesis a jóvenes inmigrantes. <BR> <BR> <BR> <BR>Después de unos ejercicios espirituales, hechos en 1866, se decidió a fundar una institución para el servicio doméstico. <BR> <BR> <BR> <BR>Sus padres no vieron claro el asunto de su vocación con la que se torcían y frustraban las ilusiones que se habían ido forjando con respecto al futuro de su hija. Pusieron todas las trabas y dificultades que estaban en sus manos. <BR> <BR> <BR> <BR>En el quinquenio 1871-1876, vencida la resistencia de sus padres, va poco a poco consolidándose la obra. El 11 de julio de 1876, el obispo auxiliar de Toledo, que pronto será el cardenal Sancha, da el hábito a las tres primeras religiosas. El Instituto crece poco a poco. Después de la fundación de Madrid se hace la de Zaragoza, sigue la de Jerez. El domingo de la Trinidad de 1878 hacen los primeros votos y toman el nombre de Congregación del Servicio Doméstico. <BR> <BR> <BR> <BR>La fundación sigue abriendo casas en Valladolid, Sevilla, Barcelona y la magnífica de Fuencarral, en Madrid. Una mala jugada en la bolsa por parte de su administrador se lleva «un millón de reales» y obliga a Vicenta María a fiarse enteramente de la Providencia. <BR> <BR> <BR> <BR>El apostolado específico con las trabajadoras empleadas de hogar, y en general para la protección, guía y ayuda de las muchachas jóvenes, se extiende a escuelas dominicales y nocturnas, catequesis de niños, formación humana, profesional, etc. <BR> <BR> <BR> <BR>Cuando va a cumplir los 43 años, Vicenta —siempre de talante sencillo y servicial— sabe por revelación que ese es el límite de su vida. Así fue; murió en Madrid, el 26 de diciembre de 1890. <BR> <BR> <BR> <BR>La beatificó Pío XII en el Año Santo de 1950, y la canonizó el papa Pablo VI el 25 de mayo de 1975, día en que se celebra su fiesta. <BR> - Fotolog

Santa Vicenta María López y Vicuña, Fundadora

Santa Vicenta María López y Vicuña, Fundadora
Mayo 25 - Diciembre 26

Martirologio Romano: En Madrid en España, santa Vicenta María López y Vicuña, virgen, que fundó y difundió el Instituto de la Hijas de María Inmaculada para ofrecer ayuda espiritual y material a las muchachas separadas de las familias y dedicadas al servicio doméstico. (1847-1890).


Fundadora de las Religiosas de María Inmaculada
(Cascante [Navarra] 22.III.1847 – Madrid 26.XII.1890)
Santa, fundadora de las Religiosas de María Inmaculada (Servicio Doméstico).

Desde pequeña recibió una esmerada educación humana y cristiana. Su padre, José María López, miembro del Colegio de Abogados de Pamplona, fue su primer maestro. A partir de 1857, con el fin de completar su educación reside en Madrid, con sus tíos maternos D. Manuel María y doña María Eulalia Vicuña. Estos habían iniciado en Madrid una obra apostólica y benéfico asistencial para la acogida y educación de jóvenes sirvientas.

Vicenta María continúa sus estudios en la misma casa de sus tíos a la que asisten profesores particulares. Su tía María Eulalia le elabora una distribución del tiempo, dedicado principalmente al estudio y a las prácticas religiosas. Solía también acompañar a su tía en las visitas al “Asilo de sirvientas”. Estas visitas abren sus ojos a una realidad nueva para ella y son como la semilla de la que brotará su vocación.

Su colaboración e inclinación a trabajar en la obra iniciada por sus tíos van siendo cada vez mayores. A los 17 años, resuelta a dedicar su vida a aquel apostolado y convencida de la necesidad de fundar una congregación religiosa que garantice su continuidad, comunica la idea a su director espiritual el P. Víctorio Medrano SJ. El jesuita aprueba la idea con la consigna de dejar en suspenso la resolución para el porvenir.

En el mes de marzo de 1868 hace Ejercicios Espirituales en el Primer Monasterio de la Visitación y sale confirmada en su decisión de fundar. En el mes de mayo escribe a sus padres, para informarles de que ya no la retiene en Madrid su educación, sino el seguir la vocación. Sus padres se oponen al proyecto y la obligan a ir a Cascante, donde permanece siete meses.

Regresó a Madrid en febrero de 1869 y se dedicó por completo al desarrollo de la obra a favor de las sirvientas y a la elaboración de las Constituciones y reglas de la nueva congregación. La situación social y política retrasó el momento de la fundación pero Vicenta María con su tía María Eulalia y un pequeño grupo de señoras empezaron a hacer vida de comunidad a partir del 22 de febrero de 1871 en un piso de la plaza de San Miguel, número 8, en el que convivían con las jóvenes sirvientas acogidas.

En julio de 1875, el P. Isidro Hidalgo y Soba SJ se hizo cargo de la dirección espiritual de Vicenta María y sus compañeras. En marzo de 1876, el siervo de Dios, Dr. Ciriaco María Sancha y Hervás fue nombrado Obispo Auxiliar de la Diócesis de Toledo con residencia en Madrid e intendente general de las Órdenes religiosas

La presencia en Madrid del Sr. Obispo Sancha y del P. Hidalgo fue providencial para el impulso definitivo de aquella obra y la fundación del nuevo Instituto.
El 11 de junio de 1876, Solemnidad de la Santísima Trinidad, D. Ciriaco María Sancha impuso el hábito religioso a Vicenta María López y Vicuña y a otras dos compañeras suyas: nacía la Congregación de Hermanas del Servicio Doméstico (el nombre actual de la Congregación, después de varios cambios es “Religiosas de María Inmaculada”). La joven fundadora vivió en aquella jornada la felicidad de ver nacer la nueva Congregación y el sufrimiento que le proporcionaba la negativa de sus padres. Un mes más tarde, el 16 de julio, fueron admitidas otras seis jóvenes.

Santa Vicenta María, respondiendo a la llamada del entonces canónigo del Pilar y más tarde cardenal, D. Antonio María Cascajares, fundó en Zaragoza (7.XII.1876) el segundo colegio para sirvientas. Antes de que se cumpliera un año de la fundación, la Madre Fundadora, abre la tercera casa en Jerez de la Frontera (2.VI.1877)
Las dificultades se van sucediendo, las nuevas vocaciones van llegando lentamente, los medios económicos escasean, Santa Vicenta María se ve afectada por la tuberculosis desde marzo de 1879, pero íntimamente persuadida de que la obra es de Dios y en Él hemos de poner nuestra confianza, no ahorró esfuerzos ni sacrificios en sus tareas de formación de las religiosas y expansión de la Congregación.

A la muerte de su madre, doña María Nicolasa Vicuña (24.XI.1883), traslada a su padre a la cada de Madrid donde vivirá hasta su muerte (5.VIII.1888).


La cuarta casa la abre en Sevilla (14.III.1885) a instancias del jesuita, P. Celestino Suárez en el convento de San Benito cedido por el Sr. Arzobispo, D. Ceferino González y García Tuñón. Tres años más tarde (1.III.1888) inaugura otra casa en Barcelona, gracias al celo y desprendimiento económico de la sierva de Dios doña Dorotea de Chopitea y Villota. La última de las fundaciones, realizada en Burgos (7.XII.1889) la siguió en todos sus detalles desde Barcelona, donde la retuvieron los trámites para la compra de un terreno para edificar la casa.

Postrada en cama por el estado de debilidad a que la había reducido su enfermedad, pronunció la formula de su profesión perpetua el 31 de julio de 1890, a las cinco y media de la mañana. Dos horas más tarde participó en la capilla de la primera celebración de este tipo que se tenía en la Congregación para recibir la profesión de nueve compañeras suyas.

En sus apuntes de Ejercicios de 1868, había escrito “si vivimos bien, la muerte será el principio de la vida”. La última etapa de su vida es de un dolor intenso y continuado, pero también de una serenidad y alegría que encuentran todo su sentido en el sometimiento a la voluntad de Dios: “¿Lo queréis Vos, Dios mío? Pues yo también lo quiero” y “Lo que Vos queráis, Señor, lo que Vos queráis, no quiero anteponer mi querer al vuestro” fueron expresiones que repitió a menudo. Eran las dos menos cuarto de la tarde del día 26 de diciembre de 1890 cuando, después de haber bendecido por primera vez a sus Religiosas, tomó en sus manos el Crucifijo y una estampa de la Virgen y, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro, entregó su espíritu al Creador.

Introducida la causa para su beatificación y canonización (19.II.1915), fue proclamada beata por el Papa Pío XII el 19.II.1950 y canonizada por el Papa Pablo VI el 25.V.1975. Su fiesta litúrgica se celebra el día 25 de mayo.

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