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viernes, 24 de junio de 2016

Uno a la vez

 Un amigo nuestro fue a caminar al amanecer en una playa de México.
Después de poco tiempo caminando vio a un hombre en la distancia, y notó que el hombre se agachaba, recogía algo de la arena y luego lo tiraba al agua.
Una y otra vez continuaba recogiendo y tirando al mar.
Cuando nuestro amigo se acercó, se dio cuenta de que el hombre estaba recogiendo estrellas de mar que la marea había dejado en la playa, y una por una, las tiraba de nuevo al agua.
Nuestro amigo un poco perplejo, se acercó al hombre y le dijo: “Buenos días amigo … ¿Qué estás haciendo?
“Estoy tirando las estrellas de mar de vuelta al océano. Pues la marea está baja y las olas dejaron las estrellas de mar en la playa. Si no las tiro de regreso al mar van a morir por falta de oxígeno.”
“Entiendo” respondió mi amigo, “pero seguro que hay miles de estrellas de mar en esta playa. No es posible que las devuelvas todas, son demasiadas. Además, probablemente esto está ocurriendo en centenas de playas a lo largo de la costa.”
“¿Crees que tu esfuerzo valga la pena?
Pues no veo que haga mucha diferencia.”
“¡Pero para esa sí hizo una DIFERENCIA!”
El hombre sonrió, recogió otra estrella de mar y lanzándola al agua, respondió:
Por lo que hemos leído sabemos que suelen ser los gobiernos, los ejércitos, las guerras, las grandes potencias e imperios los que cambian la historia y la faz de la tierra.  Por eso a veces nos desanimamos y pensamos: «Bueno… ¿y yo quién soy? ¿Qué puedo hacer?
¡Todo parece tan irremediable e imposible!»
«Por lo visto no hay nada que una persona sola pueda hacer para mejorar las cosas. Entonces, ¿para qué intentarlo? ¿Qué se gana haciendo algo?» ¡Nos sentimos tentados a rendirnos y dejar que el mundo se vaya al infierno, cosa que al parecer merece!
¿Me dices que no podemos hacer un mundo mejor?
¿Es demasiado tarde, demasiado malo, demasiado grande, demasiado difícil?
Es una tentación el querer echar la responsabilidad a los expertos o a aquellos en posiciones de autoridad y dejar de hacer nuestra parte.
Talvez nos parezca complicado o difícil de lograr, pero eso no es excusa para no esforzarnos individualmente y dar de nosotros mismos para ayudar a otros.
Tal como el hombre en la playa,
da una mano hoy…
¡y marca una diferencia!

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pp diferencia07


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