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viernes, 20 de mayo de 2016

La Provincia tendrá hoy su primera beata: María Crescencia Pérez

La Provincia tendrá hoy su primera beata: María Crescencia Pérez



La ceremonia de Beatificación de la Hermana María Crescencia Pérez, tendrá lugar hoy en el Circuito El Panorámico de Pergamino. Será en el contexto de la misa que comenzará a desarrollarse desde las 11:00, presidida por el Cardenal Ángelo Amato, Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos -del Vaticano- en representación del Papa Benedicto XVI. Ayer, desde las 19:30 comenzó la vigilia.
La transmisión televisiva en vivo y en directo (a cargo de Canal 21 del Arzobispado de Buenos Aires) comenzará a las 10:30 y será retransmitida por los canales de televisión que así lo deseen.
Una vez finalizada la celebración de la beatificación (se estima que durará menos de dos horas) los fieles que así lo deseen podrán trasladarse hasta la Capilla del Colegio Nuestra Señora del Huerto (calle Hermana Crescencia Pérez, frente a la Plaza Merced) para venerar a la nueva Beata. Podrán hacerlo a pie por una vía peatonal o en automóvil. Allí, en la puerta de entrada de la Capilla estará colocada una reja, y tras ella se ubicará el féretro (cerrado) que contiene los restos de la Beata.

Buenos Aires
Bajo el lema “Hermana Crescencia, mensajera de Dios y servidora de su pueblo”, la religiosa será beatificada durante la presente jornada. Con este anuncio la Hermana María Crescencia Pérez se transformará en la primera beata de la provincia de Buenos Aires; la séptima beata argentina (siguiendo los pasos de Nazaria Ignacia March Mesa, María Tránsito de Jesús Sacramentado, María Ludovica de Angelis, Artémides Zatti, Laura Vicuña y Ceferino Namuncurá); en tanto que el acto de beatificación será el segundo que se realice en el país (el primero fue en 2007 en Chimpay, Río Negro, cuando fue beatificado Ceferino Namuncurá).
Mañana a las 10:00, se oficiará la misa en Acción de Gracias por la Beatificación de la Hermana Crescencia Pérez en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, el templo mayor de Pergamino, que será presidida por el Obispo Diocesano, monseñor Héctor Cardelli.

Proceso en Roma
En 1986 el entonces Obispo de San Nicolás de los Arroyos, Mons. Domingo Salvador Castagna, inició el proceso diocesano de beatificación de la Hermana María Crescencia Pérez. En 1989 se inició el proceso en Roma y tras el estudio de la vida y virtudes de María Crescencia, el Papa Juan Pablo II la declaró Venerable.
A fines del año pasado, el Papa Benedicto XVI autorizó al Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, promulgar el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de la Sierva de Dios María Crescencia Pérez, religiosa argentina de la Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto.
El milagro reconocido se refiere a una joven víctima de hepatitis A fulminante -Sara Pane- agravada por una diabetes infanto-juvenil, cuya posible y única solución podría haber sido un trasplante hepático que no se realizó. Invocada la intercesión de la Hermana Crescencia sobre una reliquia de la Sierva de Dios, a los cinco días el mal había desaparecido sin que mediara explicación científica.

Cronología de la Causa:
principales hechos

27 de febrero de 1986: el entonces obispo de San Nicolás de los Arroyos, monseñor Domingo Salvador Castagna, inició el proceso diocesano de beatificación de la Hermana María Crescencia Pérez, religiosa de la congregación Hijas de María Santísima del Huerto. En 1989, terminado dicho proceso, fue presentado en Roma, donde se inició el proceso romano.

20 mayo de 1997: fue presentada en el Congregación de los santos la Positio sobre la vida, las virtudes y la fama de santidad de la hermana Crescencia.

23 junio de 1999: el postulador realiza el pedido de abrir el proceso canónico por un presunto milagro atribuido a la intercesión de la Sierva de Dios.

20 abril de 2000: concluye la instancia diocesana, abierta en Buenos Aires el 25 de agosto de 1999 sobre el presunto milagro.

Junio de 2000: las actas del proceso diocesano sobre el milagro son transmitidos a la Congregación de la Causa de los Santos, que con el decreto del 7 de junio deliberó sobre su apertura.

16 noviembre de 2001: se emite el decreto de validez sobre el proceso diocesano del milagro.

23 enero de 2004: En la Congregación de la Causa de los Santos se desarrolla el congreso de consultores teólogos, que concluyó con un juicio afirmativo sobre la heroicidad de las virtudes de la hermana Crescencia Pérez.

4 mayo de 2004: los cardenales y obispos reconocieron que la Sierva de Dios ha ejercitado en grado heroico las virtudes teologales, cardinales y anexas.

22 junio de 2004: en el Vaticano el Santo Padre Juan Pablo II firma el decreto que declara la heroicidad de las virtudes de la hermana Crescencia Pérez.

20 abril de 2010: la causa de beatificación de la hermana Crescencia ingresa en la fase conclusiva de mérito.

28 octubre de 2010: la consulta médica aprueba por unanimidad el milagro realizado por la hermana Crescencia.

21 mayo de 2011: la consulta de los Teólogos sobre el milagro de la hermana Crescencia se ha concluido con voto unánime.

8 de noviembre de 2011: la Plenaria de los Cardenales se ha concluido con voto unánime.

19 diciembre de 2011: el Santo Padre Benedicto XVI ha recibido en audiencia privada a su eminencia reverendísima, el cardenal Ángelo Amato, SDB, prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos. Durante la audiencia el Sumo Pontífice ha autorizado la Congregación a promulgar el decreto relativo a un milagro, atribuido a la intercesión de la venerable Sierva de Dios María Crescencia.

La vida
ejemplar de
la Violeta
del Huerto

María Angélica Pérez nació en San Martín, provincia de Buenos Aires, un 17 de agosto de 1897. En 1905 su familia se mudó a Pergamino y dos años después, junto a una de sus hermanas, ingresó al “Hogar de Jesús”. En el Hogar de Jesús Angélica no sólo cursó la Primaria sino que además tomó clases de costura y bordado. Tan buena alumna resultó ser que obtuvo el diploma de Maestra de Labores con un sobresaliente. En este ambiente ella se sentía como en su casa y quería a las religiosas como a su familia.
En esta institución educativa, a cargo de la Congregación de las Hermanas del Huerto, permaneció pupila hasta fines de 1915. Por este entonces la vocación de María Angélica estaba definida. Tal es así que abandonó el Hogar de Jesús para ingresar al noviciado. En ese momento dejó a sus dos familias: a sus padres y hermanos, y a las Hermanas del Hogar. Se trasladaba para cumplir con su gran vocación a la ciudad de Buenos Aires, a la Casa Provincial de las Hermanas del Huerto, en el barrio de Villa Devoto. Era el 31 de diciembre de 1915. Un año después, con la vestición del hábito religioso, comenzó a llamarse Hermana María Crescencia en honor del santo mártir Crescencio.

Cuerpo incorrupto
La Hermana Crescencia, luego de hacer su primera Profesión Religiosa en 1918, es enviada al Colegio del Huerto en la ciudad de Buenos Aires, donde enseña el catecismo y da clases de labores a las niñas pupilas y externas. Siempre pronta para cumplir la voluntad de Dios, es enviada para seguir prestando su servicio en el ámbito asistencial a fines de 1924. Viaja a Mar del Plata, al Sanatorio Marítimo, donde es responsable del cuidado y educación de las niñas con tuberculosis ósea. A partir de ese momento, su compromiso con los enfermos será una constante en su labor, tanto que a consecuencia de ello contrae una seria afección pulmonar.
En Mar del Plata permanece hasta 1928, cuando a causa de este frágil estado de salud sus superiores deciden enviarla a Vallenar (al norte de Chile), donde el clima sería más benévolo. Continúa allí, junto a las Hermanas de la Comunidad, trabajando por y para los enfermos internados en el hospital Nicolás Naranjo.
En Vallenar, Chile, el 20 de mayo de 1932 María Crescencia falleció serenamente y en concepto de santidad tras padecer una gran enfermedad.
Su cuerpo incorrupto descansa en la tumba de la Capilla del Colegio Nuestra Señora del Huerto de Pergamino, por donde diariamente pasan cientos de peregrinos.

Testimonio

El milagro contado
mediante las palabras
de la protagonista

Los organizadores de la celebración por la beatificación de la venerable María Crescencia Pérez dieron a conocer el relato de Sara Pane, la mujer que vivió el milagro considerado en la causa ante el Vaticano.

De la Redacción de EL NORTE
diarioelnorte@diarioelnorte.com.ar

Los organizadores de la celebración por la beatificación de la venerable María Crescencia Pérez dieron a conocer el relato de Sara Pane, la mujer que vivió el milagro considerado en la causa ante el Vaticano. El testimonio es el siguiente.
“Voy a contar algo que a su sólo recuerdo se me llenan los ojos de lágrimas de agradecimiento a la Sierva de Dios Hermana María Crescencia Pérez.
Hace casi dos años, en tiempo de Pascua de 1998 después de haberme contagiado de hepatitis, como también mi hijo y mi hermano, comencé un período de sufrimiento. Mi hijo y mi hermano llevaron la enfermedad sin complicaciones y en casa. Lo mío, en cambio, requirió una internación de urgencia en terapia intensiva en el Hospital Aeronáutico de Buenos Aires, desde el mismo momento en que se detectó la enfermedad. Esto ocurrió tan lento y tan vertiginoso después, que ya no puedo dejar de mirar la imagen de la Hermana Crescencia que me acompañó en este lago viaje de ida y vuelta”.

Estampita y “diálogo”
“Una mañana, estando siempre en la cama de terapia intensiva, aislada del resto de los otros pacientes, me estaba preparando para una biopsia de hígado, ya que el parte médico del momento daba tan sólo tres días de vida. Tengo entendido por lo que oía, que del resultado de la biopsia los médicos podían evaluar el tiempo de espera para un posible trasplante como único y último recurso que me daban para continuar con vida y tener luego una favorable recuperación y sin peligro de rechazo. En tanto no podía descuidar mi diabetes, enfermedad que padezco desde los diez años.
Esa mañana, en el momento en que abrí los ojos, vi una estampita de la Hermana Crescencia que me había llevado una Hermana del Hospital; comencé a hablarle como quien se eleva a lo más celestial o le habla a una madre. Recuerdo que al sentirme tan mal y como presintiendo mi último fin, pedí con toda el alma por mi salud, sí, pero mucho más por mi hijo, para que me concediera desde el cielo donde ella se encuentra todo lo necesario para que creciera sano y fuerte y llegara a ser hombre de bien”.

Sin necesidad de transplante
“El 2 de abril me trasladaron al Hospital Italiano, donde me practicarían el trasplante. Entendí que mi estado era sumamente grave desde el momento en que me pusieron el trasplante de emergencia nacional y prioridad uno.
Atendida permanentemente por los médicos, pasados dos o tres días, con gran sorpresa de los médicos les dije que tenía hambre. Ciertamente que no querían darme nada pero ante mi insistencia un médico me dio media galletita. Durante el día y luego de la evaluación médica, al ver mi evolución tan favorable, me dieron el desayuno (te con leche y cuatro galletitas de agua).
A partir de entonces mi salud fue mejorando tan rápidamente que el 12 de abril me dieron el alta con gran sorpresa de todos los médicos. Uno de ellos, que debía hacerme el trasplante -que no se hizo- le dijo a mi padre y a mí que era la primera vez que veía que la ciencia y el milagro se juntaban.
Desde ese momento hasta el presente, gracias a Dios y a intercesión de la querida María Crescencia, me encuentro perfectamente bien de salud, salvo mi diabetes que llevo bien controlada. Trabajo, me alimento bien y como de todo sin sentir ninguna molestia”.

Reconocimiento de la
región y la iglesia

“Es un acontecimiento trascendente tanto para la feligresía como para la iglesia argentina. La dimensión es inconmensurable. Hace años que estábamos alertas y expectantes del proceso de beatificación, estamos contentos y emocionados. Para la fe religiosa resulta un acontecimiento sublime. Que Pergamino tenga una hija que haya alcanzado el reconocimiento del milagro y la designación del Santo Padre como beata, es sumamente significativo. Entre San Nicolás y Pergamino se va generar una corriente de peregrinación católica y religiosa”, manifestó el Intendente de Pergamino Héctor Gutiérrez en diálogo con EL NORTE.
En cuanto a si la ciudad recibirá delegaciones de distintas partes del mundo, afirmó: “Sí, de todos los continentes donde las Hermanas están presentes. Para la Orden y la Congregación, ésto es magnifico. Que una Hermana de ellas alcance una distinción de éstas del Santo Padre, las coloca en un rango superior”.
Gutiérrez estimó que esperan la llegada de entre 80.000 y 100.000 fieles.

Virtud de la fe
Por su parte, el jefe de Gobierno de San Nicolás Ismael Passaglia destacó a este medio: “Muy pronto vamos a tener un beata en la región, nos tenemos que sentir orgullos. El sábado (por hoy) iremos desde San Nicolás a Pergamino a acompañar la beatificación, a acompañar a la Diócesis de San Nicolás y a nuestro Obispo Héctor Cardelli. Vamos avanzando hacia la regionalización. María Crescencia es de todos”.
Días atrás, el Obispado de San Nicolás de los Arroyos difundió la homilía que monseñor Héctor Sabatino Cardelli pronunció en ocasión del inicio del Año de la Fe en la jurisdicción eclesiástica. El Obispo reflexionó sobre la parábola del sembrador y las semillas, y exhortó: “Cultivemos como Crescencia la virtud de la fe”.
La Conferencia Episcopal Argentina consideró que la beatificación de la hermana María Crescencia Pérezes un regalo para la Iglesia en el inicio del Año de la Fe y es “una gracia singular para la Iglesia en la Argentina y para las religiosas de la Congregación Hijas de María Santísima del Huerto”. “La Hna. María Crescencia nos muestra que Dios puede y debe ser amado por encima de todo; que Jesucristo es el Único necesario”, marcó.

Sobrino directo
El padre Carlos Pérez, rector del Santuario de María del Rosario de San Nicolás, es sobrino de María Crescencia Pérez. EL NORTE lo consultó respecto de cómo es su experiencia personal sobre este vínculo directo con la proclamada beata.
“No es simple de contestar. Se juntan un montón de sentimientos distintos. Por un lado, una inmensa alegría como creyente, de que haya llegado a los altares. Por otro lado, el parentesco real directo dado que ella era la hermana de papá. Hay un gran afecto hacia María Crescencia que proviene de mi niñez”, indicó y sumó: “Luego, digna una muerte santa, la encuentran incorrupta luego de muchos años, el aroma a violetas que se produce en ocasiones en recuerdo de ella. Todo eso creó un clima en la familia y fuera, de afectuosa cercanía. La vivimos como una tía muy particular, que logró lo más importante que podría haber logrado en la vida, que es la santidad”.
Respecto de las virtudes para imitar de Crescencia, destacó: “Hay un aspecto fundamental es todo santo, que en ella se destacó de modo especial, que es la humildad.
Sola no podía hacer nada, ella podía hacer mucho si se abandonaba a las manos de Dios, con inmensa confianza. La entrega total”.
El padre Carlos Pérez publicó el libro “María Crescencia Pérez. La Violeta del Huerto”. Se trata de una biografía testimonial, cuyos datos fueron recogidos en su mayor parte de la “Positio” (que es la recopilación de todo lo concerniente a su vida y virtudes y que fue elaborada durante el proceso de beatificación a partir de los aportes que se fueron recabando en las declaraciones testimoniales).

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