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viernes, 15 de enero de 2016

El Papa pide interrogarse sobre la fe: ¿Me cambia la vida y hace que alabe al Señor?



El Papa en la Misa. Foto: L'Osservatore Romano


VATICANO, 15 Ene. 16 / 05:54 am (ACI).- El Papa Francisco dedicó la homilía en la Misa de la Casa Santa Marta a la fe y la relación que uno tiene con Jesucristo e invitó a preguntarse ‘¿cómo es mi fe en Jesucristo?’.
“¿Creo que Jesucristo es Dios, es el Hijo de Dios?”, señaló. “¿Y esta fe me cambia la vida?”, continuó. “¿Hace que en mi corazón se inaugure este año de gracia, este año de perdón, este año de acercamiento al Señor?”.
“La fe es un don”, manifestó el Papa. “Ninguno ‘merece’ la fe. Ninguno la puede comprar. Es un don. ‘Mi’ fe en Jesucristo, ¿me lleva a la humillación? No digo a la humildad: a la humillación, al arrepentimiento, a la oración que pide: ‘Perdóname, Señor. Tú eres Dios. Tú ‘puedes’ perdonar mis pecados”.
“La alabanza. La prueba de que yo creo que Jesucristo es Dios en mi vida, que ha sido enviado a mí para ‘perdonarme’, es la alabanza: si yo tengo capacidad de adorar a Dios. Alabar al Señor. Es gratuito, esto. La alabanza es gratuita. Es un sentimiento que da el Espíritu Santo y te lleva a decir: ‘Tú eres el único Dios’. Que el Señor te haga crecer en esta fe en Jesucristo, que nos perdona, nos ofrece el año de gracia y que esta fe nos lleve a la alabanza”.
Francisco pidió entender que “Jesús viene a salvarnos de las enfermedades”, pero sobre todo “a salvarnos  de nuestros pecados, salvarnos y llevarnos al Padre”.
“Fue enviado para esto, paradar la vida por nuestra salvación. Y esto es el punto más difícil de entender”. Sucede cuando Jesús se muestra con un poder más grande que el del hombre “para dar ese perdón, para dar la vida, para recrear la humanidad, también sus discípulos dudan”.
Sobre el Evangelio de Marcos que pertenece a la liturgia del día, el Pontífice comentó cómo la gente hacía lo que fuera para acercarse a Jesús en el pasaje de la curación del paralítico en Cafarnaúm. Era tan numerosa la gente que tuvieron que abrir el techo del lugar en el que predicaba Jesús y descolgar al paralítico para que Jesús le curase.
“Tenían fe, la misma fe que la señora que también, en medio de la muchedumbre cuando Jesús iba a casa de Jairo, se organizó para tocar el borde del vestido de Jesús, el manto de Jesús, para ser curada”.
Es “la fe fuerte, valiente, que lleva adelante el corazón abierto a la fe”, sostuvo.
Francisco aseguró que Jesús “da un paso adelante” porque además de curar perdona los pecados. “Estaban allí los que tenían el corazón cerrado, pero aceptaba -hasta cierto punto- que Jesús fuese un curador”. Pero “¡perdonar los pecados es fuerte!”, aseguró reflexionando sobre los comentarios que hizo entonces la gente. “Sólo Dios puede perdonar los pecados y Jesús sabía lo que pensaban ellos y dice: ‘¿Yo soy Dios?’ No, no lo dice. ‘Porque piensan estas cosas? Por qué saben ustedes que el Hijo del Hombre tiene el poder de perdonar los pecados”.
El Papa apuntó que Jesús “comienza a hablar en el lenguaje en el que a un cierto punto desalentará a la gente, a algunos discípulos que lo seguían… Este lenguaje es duro, cuando habla de comer su Cuerpo como camino de salvación”.
El Pontífice pidió al final que el Señor “nos haga crecer en la fe”. La gente “buscaba a Jesús para escucharlo” porque hablaba “con autoridad, no como hablan los escribas”. También porque hacía “milagros”. Pero al final “esta gente, después de haber visto esto, se fue y todos se maravillaron y alababan a Dios”. 

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